Mi querida cuñadita
Lo que ocurre cuando mezclamos alcohol, morbo y pasión.
MI QUERIDA CUÑADA
Por Toni
Hola a todos, espero os guste mi relato, el cual espero sea el primero de muchos ya que modestia aparte, mi vida sexual, en los últimos años, a experimentado una grata e incomprensible mejoría.
Mi nombre es Toni, y en este relato voy a variar los nombres de los demás protagonistas ya que lo que os relato a continuación, no es sino un hecho totalmente real.
Soy un hombre, normal pero lo que las mujeres suelen definir como atractivo, me gusta la vida sana, el deporte, pero sin excesos, también me gusta mucho la fiesta, el alterne .etc. Estoy casado desde hace 8 años con una hermosa mujer de 26 contando yo con 34 años.
Considero tanto a mi mujer como a mi mismo personas normales pero he de decir que de vez en cuando y con ocasión de alguna que otra fiesta hemos perdido tanto ella como yo un poquito los papeles, al tiempo que hay que decir que nuestra vida sexual es verdaderamente inmejorable, fantástica.
Sin mas y esperando sea suficiente la introducción para irnos conociendo paso a relatar mi experiencia.
Todo ocurrió un fin de semana en el cual habíamos quedado mi mujer y yo en salir de fiesta con su hermana Rocío y con el poco avispado de su marido, Luis. El una persona sin espíritu, un tanto simplón por no llamarlo tonto, en cambio mi cuñadita es un encanto, tiene mal carácter pero un físico que hace que cualquier hombre a su paso tenga que volver la cabeza. Posee un encanto natural y un cuerpo a sus 22 años impresionante, grandes pechos, con marcados y enormes pezones y uno de esos culitos que dejan maravillado a cualquiera.
Salimos de fiesta los cuatro por un pueblecito cercano al nuestro y paso lo normal, cerveza en en el aperitivo, vino durante la cena, algún que otro licor en la sobremesa, tengo que decir que bebimos en exceso lo cual hizo que relativamente temprano, y sin salir a marcarnos los bailes ansiados, nos fuimos a mi casa, donde poco antes habíamos decidido que por prudencia y en evitación de hechos desagradables en la carretera con alcohol al volante pudiesen ocurrir.
Note que mi cuñada se emocionaba y se alegraba mucho, sobre todo después de que su poco listo maridito, mencionase que en cuanto llegase a casa se iría directamente a la cama, y que nosotros nos quedásemos viendo una peli o haciendo lo que nos viniese en ganas (ni el se imaginaria lo que ocurriría una hora mas tarde).
Asi ocurrió, llegamos a casa y las chicas se pusieron un pijama cada una, eso si, las muy cachondas decidieron ir marcando pezón ya que ninguna se puso sujetador lo que dio origen a alguna que otra picara broma por mi parte, doblemente intencionada, la cual fue correspondida tanto por mi mujercita como por mi cuñada, mientras tanto y tal y como había asegurado mi cuñado Luis, este se fue a la cama de invitados y mi mujer, mi maravillosa cuñada y yo, nos pusimos a ver la televisión, mientras nos servíamos para fin de fiesta una botella de un maravilloso cava catalán. Los efectos no se hicieron esperar.
He de decir que yo conocedor de que tampoco calzo de polla nada mal me puse un pantalón de pijama sin ropa interior, lo que hacia que esta se notase como si nada llevara puesto, eso, añadido a la excitación de ver a dos mujeres impresionantes con un buen par de tetas y bastante cachondas hizo que se me hinchase un poquito, lo cual no vino mal para las consiguientes bromitas de mi mujer.
La muy putita de ella me dice: oye nene, ¿que te has propuesto que te follemos las dos esta noche? ¿A ver si te crees tu que por que esta es mi hermana no se echaría de buena gana eso de debajo del pantalón a la boca? La pobre no es de piedra, a lo que yo respondí: pues dile a la golfilla de tu hermana y aplícatelo tu también, que no hay cosa que mas cachondo me ponga que el veros las tetas sin sujetador a las dos, asi es que, a joderse los tres.
En un principio ahí quedo la cosa pero me puse a jugar con el mando a distancia a sabiendas que en algún que otro canal de los que tengo saldría alguna peli porno o como mínimo erótica, lo cual seria decisivo, como bien acerté.
Haciendo como el que no se da cuenta deje puesta una película de hentay, genero al que yo no soy muy aficionado pero que a mi mujer le encanta. Pronto empezaron las bromitas, y el cava ya había hecho estragos.
Mi mujer que estaba sentada en el mismo sofá que yo, comenzó a tocarme la polla suavemente con los pies, con disimulo para que su hermana no lo viese, ingenua de ella, su hermanita no quitaba ojo pero eso si, muy disimuladamente. Yo no tarde en acercar la mano a su culito y ladearle mínimamente el pantalón del pijama e introduciendo la mano lo justo para notar que su coñito estaba completamente mojado, como en pocas ocasiones había visto, por lo que comencé a acariciarle el clítoris, el cual estaba muy duro y eréctil.
Tanta fue la excitación que comenzó a gemir al tiempo que mi cuñadita se hacia la sorprendida por lo que estaba viendo ya que poco a poco habíamos desistido de disimular, por lo que mi mujer le dijo: Rocío, tu ya eres mayorcita y sabes de lo que va esto, es mi marido y puedo hacerlo y si a el no le importa, me gustaría chuparsela ahora mismo, necesito metérmela en la boca, a lo que la lista de mi cuñada le contesto: si a vosotros no os importa a mi tampoco, pero yo no voy a acostarme aun, esperad que vea si mi marido esta completamente dormido, volviendo a la sala de estar asintiendo con la cabeza y diciendo, este no se entera de nada, esta como muerto, y le he cerrado la puerta.
En un rápido movimiento mi mujer invirtió la posición que tenia en el sofá y puso su cabeza sobre mi polla la cual ya había manchado con líquido seminal el pijama sacándola rápidamente y comenzando a mojarse con la leche los labios al tiempo que comenzaba a tragarse mi enrojecida e enorme polla, como si su garganta no tuviese final.
Jamás había sentido excitación parecida, mi mujer chapándome la polla y mi cuñada mirando con los ojos fuera de las orbitas al tiempo que se relamía los labios deseosa de participar en aquella maravillosa mamada que me hacia su hermanita.
Poco a poco Rocío comenzaba a meterse la mano bajo el pantalón del pijama y sin quitar vista de la escena comenzó a masturbarse con una mano mientras que con la otra se pellizcaba los pezones por lo que la puta de mi mujer y hermana suya, la invito a participar, pero eso si, haciéndole hincapié en que tenia que estar segura de lo que hacia, además de saber guardar el secreto. Ni tan siquiera respondió, directamente se sentó junto a mi y, allí estaba yo, con dos mujeres impresionantes, una de ellas chapándome la polla y la otra bajándose el pantalón y el tanguita para mostrarme su depilado, y estrechito coño, no haciéndola esperar y comenzando a acariciar suavemente su vulva y clítoris, la pobre temblaba como un perro muerto de frío, pero temblaba de placer, de gozo y yo lo sabia. Yo hacia un verdadero esfuerzo mental para no correrme pero ellas tardaron menos de lo que yo esperaba, las dos se corrieron casi simultáneamente, pasados escasos tres minutos.
Mi mujer la invito a chuparme la polla a lo que ella accedió inmediatamente al tiempo que ella acariciaba y chupaba los pezones a su hermana, lo cual hizo que alucinara, quedándome absorto ante la imagen y teniendo que pedirles que pararan puesto que notaba ciertamente que mi polla explotaba, a lo que mi mujercita dijo: oye, nene, hoy puedes llenarnos de leche a las dos, ¿te apetece?, a lo que le conteste, mira nena tumbaros las dos en el sofá que vais a ver si me apetece o no.
Dicho y hecho las dos se acostaron una junto a la otra y poniéndome encima de ellas, me vacíe por completo, jamás en la vida me había corrido asi, me temblaba todo, llegando a soltar un gemido bastante fuerte mientras descargaba cantidades ingentes de leche sobre las tetas y caras de las dos hermanas, pudiendo ver como las dos se relamían y pasaban sus lenguas por los blancos chorros que colgaban de sus labios.
Después de eso, y mientras me recuperaba, nos besamos los tres al tiempo que les daba las gracias por haber hecho realidad el sueño de cualquier hombre, llegando mi cuñada a insinuar que le apetecía dormir con nosotros, recibiendo negativa por nuestra parte ya que su marido no se había enterado y debía de ser asi.
A la mañana siguiente, risas, miradas encontradas, roces en las estrechuras de la cocina, y como no, la ilusión de repetir la fiesta lo antes posible, idea que se encontraba en las cabezas de los tres. Cómplices y familia.