Mi puta vida (biográfico 13)

Como festejamos el resultado de las elecciones con mis ocasionales amigos.

El departamento de Tino estaba en el último de un edificio de 10 pisos. Tenía un balcón terraza divino desde donde se veían las barrancas. Era grande y se notaba que era producto de mejores años. También se notaba la falta de muchos cuadros, por la marca que habían dejado en la pared.

–¿Que les parece, nos quedamos aquí? –dijo Tino señalando el gran living con cómodos sillones que seguramente habían visto varias veces lo que ibamos a hacer ahi.– Si alguno quiere intimidad, tiene el dormitorio, el baño está al lado y en la cocina la heladera está provista de gaseosas. Bebidas alcohólicas hay en el bar, no abundan pero algunas hay. Aquí hay forros –dijo poniendo varias cajas sobre la mesa ratona.

Todos nos dimos por enterados y Tino bajo las luces, lo que le dió al ambiente un clima muy especial. Era evidente que tenía experiencia en este tipo de festicholas.

Puso una música incitante y dijo:

–Bueno, todo ok, empecemos.

Letizia empezó a desnudarse al ritmo de la música. Siempre me consideré atropelladora pero Letizia era mucho más rápida que yo.

En un minuto estaba desnuda y bailando mientras toqueteaba a los chicos. Tenía un buen cuerpo y movía las tetas y el culo con intencionada gracia. Enseguida se empezaron a notar los bultos a través de los pantalones.

Note que Nicolás se sentía incomodo cuando ella le manoteó la pija incitandoló a sacarla.

–El chico es para mi –dije mientras me lo llevaba al dormitorio.

Solos el me reconoció que nunca había estado en una fiesta de sexo.

Me fuí desnudando y desnudandoló a él. Ya desnudos le agarré la cabeza apoyandola en mis tetas, comenzó a chuparmelas con avidez.

Estiré mi mano para agarrarle la pija y la encontré dura y firme.

Se la empecé a mamar y se fué relajando.

Me acomodé para que me chupara la concha. Lo hizo torpemente pero puso voluntad.

Dandomé vuelta se senté sobre su pija y fuí bajando hasta que la tuve enterrada totalmente en mi concha. Lo cabalgué suavemente pensando en no hacerlo acabar, porque sino iba a perder toda la confianza en él que estaba logrando.

–¿Querés hacerme el culo? –le pregunté casi metiendolé la lengua en el oído. Sentí su estremecimiento y me dijo:

–Si.

Me acomodé en cuclillas para que él pudiera ver como me entraba su pija. Cuando la tuvo toda metida en mi orto comenzó a bombear con entusiasmo.

–Despacito Nico, sino vas a acabar en seguida ¿que apuro tenés?.

Bajo el ritmo, me la metía hasta que chocaba con mis nalgas y la sacaba hasta que sólo me quedara adentro la cabeza. Sentía su jadeo y sus gemidos de placer por sobre los míos.

No tenía la pija grande pero era suficiente para hacerme gozar con su roce. Acabe ayudada por mis dedos masajeándome el clítoris. Al sentirme acabar perdió el control y el también se derramó con tan mala suerte que la pija se le salió regandomé con leche toda la espalda y las nalgas. Me di vuelta y lo pajié hasta que paró de acabar. Cayó rendido.

–Que buen polvo, ¿te gustó? –le dije

–Me encantó, yos una yegua infermal. Nunca… bueno está bien que cojí poco, pero nunca me garché a alguien como vos… tan… tan

–¿puta? –dije, tratando de ayudarlo.

–No, tan grandota. Sos totalmente fellinesca. ¿Lo conocés a Fellini?

–Si. Gracias, es un honor la comparación. ¿A quien te hago acordar, a la Sarracena?

–No, a la cigarrera de Amarcord.

Me reí. En realidad el personaje era bastante más grande que yo, al menos a lo ancho.

–Vení, vamos que hacen los chicos.

Cuando entramos Letizia se la estaba arreglando bastante bien con José y Tino. La poronga de José entraba y salía en su concha mientras la de Tino lo hacía en su culo.

–Vení, vení… –le dijo desesperada a Nicolás y lo acomodó para poder chuparle la pija.

Verlos así me calentó y comencé a tocarme. Al verme haciendome la paja Tino salió del orto de Letizia y Nicolás ocupo, ya con la pija dura, su lugar. El vino y me empezó a mamar la concha lamiendomé desde el ojete hasta el clítoris.

Tino si era un avezado chupador de conchas, me hizo acabar dos veces y cuando estaba chorreando flujo en cantidad me ensartó su pija hasta los huevos. No la tenía larga pero si gorda. Pensé en el culo de Letizia que hasta hacía un rato la había tenido adentro, debía tener una super dilatación.

A mi me costó tragármela pero en cuanto se acomodó bien mi orto se relajó totalmente y tuvimos una linda culeada.

Al final del garche se sacó el forro y me baño la cara con la leche que brotaba de su pija fuertemente pajeada.

Me intrigó la resistencia de José que seguía garchandosé a Letizia con todo impetu. Nicolás había acabado y controlaba la cantidad de leche que había en el forro. Por la cara parecía sorprendido.

–Hay guachito, acabá que no resisto más… por favor acabá –le decía Letizia a José. Se la sacó y quitandosé el forro se pajeó hasta que acabó en sus tetas. Era interminable, calculo que derramó al menos un cuarto litro de sémen.

Mientras seguía recibiendo los chorros que salían de la pija de José Letizia exclamó:

–¡¡Parala José, parala… que me inundo!!

Todos lanzamos una carcajada y la pija de José, al fin, paró de largar leche.

–Pero loco, ¿trabajás en La Serenisima? ¡¡Que manera de largar leche!!. –le dijo Letizia en tono de broma.

–Lo que pasa es que vos me recalentas y cuando más caliente estoy, más acabo.

–Entonces con la gorda –dijo acercandosé a mi– ¿cuanto acabas? ¿te calientan estas tetas? –le decía a José mientras me las acariciaba.– A mi me vuelven loca. –me las empezó a chupar mordiendomé suavemente los pezones.

–Torta, torta, torta… –dijeron a coro Tino y José ante la atónita cara de Nicolás que miraba como Letizia y yo nos trenzabamos en un beso de lengua.

Nos tiramos sobre la alfombra mezclandonos en un 69 intenso. No se si ya les comenté que a mi me gusta más como me mama la concha una mujer. El hombre desconoce ciertos recovecos que sólo la lengua de una igual sabe incentivar.

Los chicos, sentados a nuestro alrededor, observaban en espectáculo mientras se pajeaban suavemente. Nícolás, cuando vió a Tino y José hacerlo, los imito.

Letizia la mamaba bien, me hizo gozar dos veces antes de que yo lograra producirle un orgasmo.

Yo estaba arriba y en un momento sentí que una pija se apoyaba en el agujero de mi orto y presionaba por entrar, le dí cabida. Era José con la pija tan dura como si recién empezara.

Letizia se salió de abajo mío y comenzó a chuparles la pija a Tino y Nicolás que seguían pajeandosé. Los sentó juntos y se metía en la boca alternadamente las porongas de ambos.

José seguía serruchando en mi culo. Le sugerí que la cambiara a la concha, pero me dijo que quería acabar en mi culo. Con su mano me empezó a pajear y enseguida tuve el primero de una larga lista de orgasmos.

Realmente José era un superdotado, no de tamaño, sino de aguante.

Yo también le tuve que pedir que acabara porque me estaba quedando sin fuerzas y temía desvanecerme.

El forro estaba lleno de leche y rebasaba saliendo por arriba a pesar del anillo que apretaba la pija de José.

–¡¡Que hijo de puta!! –dijo Tino– ¡¡¡Que manera de acabar!!! Che, ¿no tendrás dos próstatas?

Nos reimos los tres. Letizia tenía la boca llena con la pija de Nicolás y éste estaba demudado acabandolé en ella.

Nos sentamos rendídos, eran las diez de la mañana.

–Hora de desayunar –dijo Tino.

–Yo necesito dormir –dijo Nicolás.

–Anda, tirate un rato, pero en el cuarto de servicio, por si necesitamos el dormitorio.

Nicólas se fue a dormir y nosotros a la cocina, preparamos un suculento desayuno con tostadas, manteca y mermelada.

–¿Nos vamos a tirar un rato? –me dijo Tino cuando terminamos.

–Dale, ¿ustedes no se ofenden? –les dije a los otros.

–Anda tranquila gorda, que yo tengo que descubrir como éste hace para acabar tanto–dijo Letizia.

Ya en el dormitorio Tino me dijo:

–Te quería tener toda para mi solo. –y me empezó a besar.

Yo le respondí el beso metiendolé profundo la lengua en su boca, también quería tenerlo para mi sola.

Nos echamos un polvazo completo. Mutuas mamadas, bombeo en concha, bombeo en culo y mamada final con acabada abundante en mi boca. Completito y de primera.

–Ya estoy diez puntos de nuevo. ¡¡Que polvo, Ofelia!! Sos infernal

Yo también pensaba que había sido una gran cojida. La mejor del año desde la ida de Quico a España.

Tendidos descansando, comenzamos a hablar de nuestras cosas.

–¿No me digas que sos fotógrafa? -exclamó cuando le dije en que trabajaba.– Pero a vos te manda el cielo. ¡¡¡Además de cojer como los dioses, sos fotógrafa!!!!.

–Si, loco, ¿que tiene que sea fotografa?

–Es que necesito un fotografo bueno, ¿vos sos buena?

–Soy mejor fotógrafa que puta.

–¡¡Entonces debes ser maravillosa!!

Me contó que tenía unos interesados en comprarle la fábrica:

–De afuera lógicamente porque aquí nadie tiene un mango.

Necesitaba hacer un relevamiento e inventario fotográfico de todas las instalaciones y las máquinas del establecimiento.

–No te preocupes por la guita, cobras seguro contra entrega, porque se encarga la consultora que esta haciendo las gestiones. Te doy la dirección y vos arreglas directamente con ellos. Yo sólo puse la condición que el fotógrafo lo elegía yo porque tiene que ser de mi confianza.

–Pero escuchame, recién me conocés y ni siquiera viste una foto mía, ¿de que confianza me estás hablando?.

–Gorda, yo percibo mucho a la gente, es un don que tengo. ¿Vos te pensás que si no fuera así iba a traer a cuadro desconocidos a mi casa? Y fijate, son todos de primera, parece que hace tiempo que nos conocemos. Además si me decís que fotografias mejor que cojes, ¿que carajo más necesito ver?. ¿Dormimos un poco?, la verdad, no doy más.

Nos dormimos, pero antes pensé que si salía este trabajo, de acuerdo a lo que me había contado Tino, podía patear alegremente a Esteban que ya me tenía saturada con sus trabajos y más que nada, con sus… ¿polvos?