Mi puta Lily

Mi esposa ya no es aquella mujer recatada, al menos ante su amante, pues la ha pervertido, y goza con una buena verga adentro.

Mi puta Lily

Nunca pensé que saber que mi esposa coge con alguien que tuvo que ver conmigo, me excitara tanto, pero lo que menos quiero es que ella sepa mi doble vida. Por eso me alejé de Oscar, la persona que la atiende sexualmente.

Ella ha cambiado totalmente, casi no hablamos, y llega muy tarde a casa. Rara vez tenemos intimidad, pero cuando lo hacemos, cogemos muy rico, sé que ella imagina a su amante y lo desea en esos momentos, yo me excito más porque he visto que Oscar se la coge de la manera más pervertida y a ella le encanta. Conmigo todo es normal, pero si anda caliente, me exige que me la coja por el ano, y que me venga en su boca, y eso, antes no me lo pedía.

Hace unos días precisamente, se me ocurrió comentarle que ya no sabía nada de Oscar, noté su sorpresa, no esperaba que dijera eso, y como si el comentario le fuera indiferente, dijo que no se acordaba de él. Algo le provocó el comentario porque la notaba inquieta, y haciéndome el dormido, sentí que se masturbaba. Mi verga se empezó a parar, pues mi esposa es de las pocas que me excitan. Simulé no darme cuenta pero me puse boca arriba, ella dejó de darse dedo, y se volteó pero yo me acerqué a su trasero.

Al sentir mi verga en sus nalgas empezó a moverse, se puso boca abajo y me senté en sus nalgas, las acaricié para calentarla más, al pasar mis dedos por su panochita, me di cuenta que no hacía falta, estaba muy mojada, usé sus jugos para lubricar su ojete, lo sentía muy diferente, algo abierto, pues no recuerdo habérmela cogido por el culo antes que Oscar. Siempre argumentaba que era sucio y que le dolía, pero a su amante le dio el culo sin pensarlo y sin miedo. Me doy cuenta que mi esposa es capaz de hacer lo que su matador le pida, y la entiendo porque yo gocé de ese hombre, de esa verga deliciosa aguantadora.

Mientras la masturbaba, pensé en algo diferente, se me ocurrió preguntarle si le gustaba el tamaño de mi verga, (que no se compara con la del otro), me dijo que estaba bien, que era feliz así. Empecé a cogérmela empinada, ella movía sus nalgas exageradamente.

La verdad, noto su vagina más amplia, Oscar me dice que tiene perrito, y dice que es algo así como lograr apretar la verga con sus músculos vaginales, pero conmigo no lo hace, tal vez el tamaño de mi pene no permite que lo apriete.

Mientras me la cogía, se me ocurrió decirle que me gustaría tener una verga muy grande para satisfacerla, decía que así estaba bien, que todo estaba en la mente, en la imaginación. Le pregunté que si quería que usara mi imaginación, y ansiosa respondió que sí.

Sin perder tiempo corrí a la cocina, y regresé con un pepino enorme, en la oscuridad ella no lo veía, pero me esperaba en la misma posición.

La empiné más para que sus nalgas las levantara, empecé a lamer su culo, abrí con mis dedos su panocha y empecé a meterle el pepino, para mi sorpresa ella pedía que lo metiera más y sin miedo, obedecí y se la metí más de la mitad, sus movimientos gemidos y gritos aumentaron, me sorprendía lo bien que recibía el pepino, me calenté tanto que deseaba metérmelo yo, y pensé que luego lo tenía que hacer.

Sus movimientos descontrolados casi me hacían soltar el pepino, lo afiancé para no hacerlo, ella misma sacó de su bolso un lubricante, creo que de lo caliente que estaba ni cuenta se dio de lo que hacía, porque sacar un lubricante vaginal del bolso, es una prueba de que se la coge otro, fuera del matrimonio, me hice el tonto, Ella se embarró en su culo, sacó el pepino de su concha y me lo pidió para lubricarlo, luego se empinó más, se abrió las nalgas y pidió que se la metiera por ahí. No fue difícil, sentí como su culo se abría ante la verdura gruesa y dura como una verga enorme, ella gemía, y no de dolor sino de gusto.

Cuando ya la tenía casi toda adentro, dejé de empujar, pues no quería que se le fuera todo el pepino, porque me daba miedo que se le quedara por completo. Ella confiaba en mí, y cuidaba que gozara sin lastimarla.

Me parecía increíble ver como su culo podía tragarse tanto pepino, y es que aunque Oscar la tiene muy grande y gruesa, ese pepino lo superaba. Lily empezó a girar más su trasero, sus dedos estaban ocupados en su clítoris, se masturbaba de lo lindo, como nunca lo hace, gritaba que se venía, y me di cuenta que su orgasmo fue casi eterno, y yo estaba a punto de eyacular sin siquiera tocarme. Creí que ella se vendría y ya, pero se acostó boca abajo y me acercó a ella, empezó a mamar mi verga como pocas veces, noté que ahora es una experta en sexo oral. No aguanté tanto y le dije que se quitara para venirme, sabía su respuesta y no me soltó, provocó que me viniera en su boca, desesperada comía mi semen, me dejó exhausto, y satisfecho. Pero al final, se volteó y simuló dormir, yo hice lo mismo, y así me di cuenta que no quedó satisfecha porque volvió a masturbarse.

Al dia siguiente llamé a la oficina de Oscar para saludarlo, y me dijeron que tenía dos semanas de viaje, comprendí porqué la actitud de mi mujer, tenía varios días de no verlo, pero me pregunté; Si Oscar no estaba en la ciudad, ¿con quién se ve cuando llega tarde?. Cuando logré contactar a Oscar, me habló de mi esposa, me preguntó si quería saber más, le respondí que si. Me dijo que de tanto preguntarle con insistencia, ella le confesó lo que yo nunca hubiera imaginado; habló de varias aventuras que ella había tenido, cuando éramos novios, que incluso la mañana del día de nuestra boda, su jefe de trabajo la llevó a un hotel, y otras sorpresas más, que lejos de molestarme, me estaban excitando.

Y que su nuevo jefe, la tiene como asistente, cuando ella es laboratorista, que muy seguido le da "asistencia sexual".

Yo creía que mi ex amante le había abierto los ojos para saber disfrutar el sexo, pero no era así, sólo despertó a la puta que había guardado para casarse conmigo. Por eso Oscar no tuvo dificultad en acostarse con ella.

Toda una aventurera resultó la mojigata de mi mujer. Está pasando por una etapa de actividad sexual, o la está retomando y sabe gozarla. Lo que ella no sabe es que si me lo confesara, se lo permitiría, pero como les he dicho, prefiero dejarlo así, para que no descubra que a mí también me encanta la verga, y que como ella he gozado, como una puta, mi puta Lily.