Mi pueblo

De como se pobló el pueblo de Wilkinson, Missisipi.

CAPITULO 1. LAURA. El inicio

Mi historia empieza cuando papá y mis tíos decidieron buscar fortuna en la colonización de Estados Unidos. Esto es por allá en el año de 1860.

Carretas llenas de niños y hombres, pocas mujeres ya que el promedio de vida para ellas se extendía a unos 35 años, llenaban los paisajes agrestes de la región de lo que hoy es Missisipi. Grandes extensiones de tierra, abundantes ríos, frondosos árboles. Nuestros padres decidieron que seria un buen lugar para empezar y, abandonando a la caravana, nos instalamos en un pequeñísimo poblado llamado Wilkinson, en honor al cacique del pueblo. Doroteo Wilkinson. Hombre grande, rudo, viudo con tres hijos adolescentes echo un vistazo a las carretas llena de críos y previno a nuestros padres del costo que tendríamos por vivir en sus tierras.

No teniendo mayor posibilidad, nuestros padres estuvieron de acuerdo en pagar los impuestos establecidos y establecerse en la comarca.

Así, no establecimos en tres rudimentaria casas, colocadas en semicírculo que constaba de tres cuartos cada una, una cocina al centro del semicírculo que era comunal. Inmediatamente mi padre y tíos empezaron a desmontar una gran parcela para empezar la siembra, ayudados por mis hermanos y primos varones.

Al haber muerto nuestra madre y tías, las chicas mayores eran las que estaban encargadas de la alimentación y limpieza de nuestra casa, así como del cuidado de las más pequeñas.

Es obvio señalar que en aquellos tiempos la vida era muy difícil para todos, los hombres trabajaban de sol a sol, con apenas pequeños descansos. Mucho trabajo, poco rendimiento, a veces con pérdidas e impuestos por pagar, así como el vivir tanta gente en una sola casa de cuatro habitaciones hacia aquello aun más difícil.

Todas estas condiciones fueron el detonador para lo que sucedió a los pocos meses de establecernos y continuo durante muchos años.

Cierto día, llegó Doroteo Wilkinson a cobrar los impuestos a nuestra casa. En ese momento ni papá, ni ningún varón se encontraba en la casa. Todas las chicas estábamos ocupadas en algo. Yendo al río a traer agua, lavando ropa, limpiando una parcela para hacer un huerto. Dentro de casa se encontraba mi prima Laura, haciendo limpieza de la casa. Al saber que ni papá ni mis tíos se encontraban Doroteo entró y se instaló cómodamente a esperarlos. Laura, mientras tanto, prosiguió con sus quehaceres con la vista fija de Doroteo sobre su cuerpecito. Al poco rato al acercarse Laura cerca de Doroteo para limpiar una zona de la sala, Doroteo la jaló y la sentó sobre sus rodillas.

Eres muy bonita ¿ Sabes ?

Gracias - ,contestó Laura muy amablemente pero nerviosa ante la proximidad de ese desconocido

¿ Cuantos años tienes ?

Once, le contestó

Una chica menuda, con cuerpecito delgado, blanca de piel y ojos grises, cabello castaño claro…. Si era una muñequita. Mi prima, con nervios y miedo en la cara quiso levantarse del regazo de ese hombre gordo y grande

¿ Sabes ? yo te puedo dar golosinas, y hasta una muñeca, siempre que me trates bien – Le dijo zalameramente Doroteo a mi prima que a cada momento se ponía más nerviosa y se revolvía inquieta sobre el regazo del hombre.

Ante la mención de golosina y la muñeca mi prima empezó a prestar atención, quedándose quita donde estaba sentada.

¿ y como debo tratarlo?

Es muy fácil, ven – le dijo

y poniéndose de pie y jalándola de la mano salieron de la casa con rumbo a un boque que había en la parte trasera de la casa, lejos de miradas indiscretas.

Ya adentrados en el bosque el hombretón se sentó bajo un gran ciprés y sentó a la niña enfrente de el. Inmediatamente empezó a pasar las manos por los costados de la cría. Mi prima solo se quedaba quieta esperando a ver como era portarse bien con el. Doroteo de un movimiento rápido le quito el vestidito que cubría el enjuto cuerpo de Laura, deleitándose primero con la vista y luego con las manos con la blanca y suave piel de niña. Sus manos fueron a parar a los pequeños senos de Laura, apenas en crecimiento, y con dedos rugosos y llenos de callos empezó a sobarle los pezoncitos. Siguió acariciando, luego con el dedo índice y pulgar apretaba el botoncito hasta obligarlos a quedarse erectos, tal cual pequeñísimos penes erectos.

Ante esta visión Doroteo no perdió tiempo y bajando su cabeza se apoderó de los pequeños pezoncitos, primero pasando la lengua sobre ellos, luego con círculos y finalmente chupando y mamando con fuerza. La fuerza de la succión hizo que Laura pegara un brinco y empezara a quejarse de dolor, a lo que Doroteo, por supuesto, hizo total caso omiso de ello.

Cansado de chupar Doroteo se bajó los pantalones hasta las rodillas, dejando su verga a la vista. Laura impresionada y asustada por esa visión quiso salir corriendo, pero Doroteo no pensaba dejar tan apetecible bocado de forma tan fácil. Agarrándola de los cabellos la obligo nuevamente a hincarse frente a el y con un brusco movimiento le bajo la cabeza hasta tener la pequeña boca infantil pegada a su verga.

Esto es lo que tienes que hacer, puta. Abre la boca y métete la verga en ella

No, no, no, no

O lo haces o peor te va a ir.. Acuérdate que tu papá y hermanos están viviendo de mi generosidad o quieres que tu papito se muera??

No, por favor que me esta haciendo?

Te voy a hacer una puta, aquí no hay viejas y hace rato que me muero por culiar a una vieja. EMPIEZA A MAMAR!!

Y de un fuerte empujón, enterró media verga en la boca de la pequeña, sujetándola fuertemente del cabello, empezó a mover la cabecita de Laura hacia atrás y adelante, dándole instrucciones sobre como quería que le mamara la verga.

Laura, llorando por el dolor con que la sujetaban del cabello y haciendo vanos intentos por soltarse, no tuvo más remedio que empezar a mamar.

Con que se te ocurra morderme, te tumbo los dientes de un golpazo. Usa los labios y la lengua, pasa la lengua sobre todo el palo, HAZLO!!! Si, así, aaahh, si, chupa la cabeza de mi verga, solo con los labios, si, chupa, chupa, mamalo, mamaaaaahhhh eso es, ahora entiérrala hasta la garganta y mueve la lengua alrededor, no se te ocurra vomitar porque te hago que te lo tragues, pendeja…. Sigue chupando, mueve la cabeza arriba y abajo, eso es, así, ves como si eres buena mama vergas??

Ahora voy a soltar caramelo, quiero te lo bebas todo y no desperdicies nada… ya verás que te gusta

Ante esto, la enorme verga de Doroteo empieza a soltar fuertes chizgazos de leche en la garganta de la pobre cría, quien no teniendo mas remedio, ya que Doroteo la tenía bien sujeta de la cabeza y no permitía que se levantara, empezó a tragar las grandes cantidades de leche que de la verga salían ocasionando arcadas y ahogos en la garganta infantil.

Una vez terminada la corrida, Doroteo nuevamente obliga a la pequeña a limpiar su verga, ya flácida, con la mano en el cabello de Laura empieza a subir y bajar la pequeña cabeza hasta tener bien limpio su garrote.

Ya terminada la limpieza, Doroteo se empieza a vestir nuevamente y le dice a la pequeña

Tu papá tiene una mina de oro contigo, pequeña… ya verás como lo hago rico.. Ven vamos a hablar con tu padre.

Ante estas extrañas palabras nuevamente la tomó de la mano y se encaminaron a la casa. Al llegar tanto papá como mis tíos, hermanos y primos se encontraban comiendo en una gran mesa instalada en el patio.

Llegando hasta allí, Doroteo les habla a mis tíos y a mi papá. Alejándose unos metros de la gran mesa, Doroteo se dirige a mi papá, quien es el mayor, y le dice que tiene un negocio que proponerle.

Se que han estado batallando mucho para deshierbar el terreno para la siembra, se también que no tienen ganado, ni huerto, ni dinero y ya es tiempo de pagar los impuestos para que se queden aquí- Dijo Doroteo

Había pensado en pedir una prorroga hasta la primera cosecha – contestó mi padre – para poder pagar los impuestos, si usted nos diera oportunidad hasta con intereses lo pagaríamos

No, si no pagan se largan – Contestó tajante Doroteo – a menos…..

Si? – dijeron ansiosamente mi padre y tío Pedro.

Se habrá fijado que por aquí no hay viejas y ustedes tienen una buena cantidad de ellas

Tanto papá como mis tíos mostraron cara de perplejidad al no entender la insinuación que Doroteo hacia.

OH, vamos hombre. – continuó con impaciencia - Este pueblo está en crecimiento. No hay viejas y somos hombres. Quiero coger y ustedes tienen muchas viejas. A cambio del perdón del impuesto de este trimestre y una vaca, quiero coger a Laura, todo el tiempo que yo quiera. Para esto ella deberá venir a mi casa y estarse una temporada allá.

Pero todas ellas son unas niñas!! – Exclamó tío Pedro.

Bah!, dentro un año o menos deberán empezar a engendrar bastardos, mismos que servirá para echarles una mano en el campo y empezar a poblar el pueblo– Contestó Doroteo

Además – añadió antes de que pudieran interrumpirlo – deben de pensarlo mejor. Aquí hay mucho ranchero solo, pocas viejas y pagarían muy buen dinero por una buena cogida. Tienen hasta mañana en la mañana para darme respuesta. O pagan los impuestos y se quedan o me doy el gusto de la chicuela y ustedes obtienen una prorroga de tres meses mas una vaca.

Ante lo cual se dio media vuelta y se marchó.

Los tres hombres se quedaron pensando y platicando que podían hacer. La respuesta fue simple y rápida. No podían hacer nada excepto lo que Doroteo les había propuesto. Ante lo que tío Pedro llamó a Laura y le dijo que hiciera un alijo de ropa ya que iba a estar una temporada fuera de casa.