Mi programa

Un machito suburbano, una tía obesa, un programa de televisión y un animador demasiado sexy, demasiado caliente y muy disimulado.

Nunca en mi puta vida (con perdón de la palabra) había pisado un estudio de televisión. Me pareció extraño estar rodeado de tantas luces de colores, tantos focos enceguecedores, tantas cámaras y decorados brillantes. Encima nos pusieron un maquillaje en la cara para que la piel no brillara. .. Pero al rato me acostumbré y me dije "Exequiel este es tu lugar pibe, esta es la tuya."

Fue el día que debutamos con mi tía y mis primos como participantes en "La casita de tus sueños" un programa de entretenimientos, de un canal de Buenos Aires, donde se espera que el público haga cualquier cosa, menos entregar el culo, por lo menos que yo sepa, para ganarse el primer premio: una casa prefabricada de madera y fibrocemento chiquita y modesta pero casa al fin. "Venga, participe y gánese una casa "Dulce-Celina", la mejor de la Argentina. Así decía la propaganda.

Yo fui acompañando a mi tía Elisa Petronila del Carmen Formento, la viuda de mi tío Angel, y madre de sus cuatro criaturas: ella necesitaba la casa, porque estaba viviendo en una pocilga precaria y que se caía a pedazos. La tía Elisa es para mí como un tesoro nacional: muy gorda, muy simpática, muy pobre, pero generosa, noble, alegre. Ella ama a la vida y a la gente y yo que la quiero con toda el alma, no pude negarme a ayudarla.

La tía Elisa siempre fue mi debilidad. Adoro cada uno de sus ciento veinte kilos de humanidad. Ella fué la primera teñida de rubio platino de mi familia, (el segundo fui yo) la primera que se hizo un"piercing"( en la lengua) y un tatuaje ( de El Llanero Solitario), la única que ama el rock pesado, y que está a favor de la liberación de la marihuana aunque ni la conoce. Ella es punk, medio pistolera, lanzada, atrevida, efervescente. Ha sido enfermera, comadrona, curandera, tarotista, bailarina de tango de salón, y también peluquera y cosmetóloga. Pero la vida ha sido medio cruel con ella, y la suerte muy esquiva.

Entre otras "virtudes", la tia tiene antecedentes policiales por agresión a su padrastro (ella lo molió a golpes cuando el tipo quiso violarla a los 14 años), y además de todo eso, es mi única aliada, mi mejor amiga, mi compinche. El día que le dije que me gustaban los hombres, me dijo, "choca los cinco" (estrechame la mano) a mí también me gustan".

Elisa se quedó viuda, jóven o como dice ella, antes que le llegaran los calores (la menopausia) y si bien es cierto que le hicieron fama de puta, porque se comenta que a veces levanta tipos por los bares y las bailantas, lo hace de calentona, de vital y sanguínea que es, pero en el fondo, y después de todo, es decente y honrada. Asi por ejemplo si te roba unos pesos, siempre te los devuelve y te pide perdón. Si te putea (tiene boca muy sucia, Dios la guarde), al rato se retracta muy finamente. Si se le escapa un gas, pone desodorante o prende un sahumerio… Si te cuenta una mentira, luego confiesa que no es cierto. Yo la adoro. ¿Será porque es tan loca como yo?

Ella siempre fue muy buena onda conmigo y eso que el Angel mi tío, que en paz descanse, era un vago borrachin y mal entretenido que la maltrataba a diario, la mataba a golpes.pateándole los riñones, arrastrándola de los pelos, y otras dulzuras varias, hasta que un día, por razones que nunca fueron aclaradas, el tio "estiró la pata" y pasó al otro mundo, para alivio de la pobre mujer y sus sufridos cuatro hijos ..

Un dia fui a la casa de la tía a tomar mate, y ella como siempre me esperaba con bizcochitos de grasa, y sus bromas y chistes de siempre. Esa tarde me habló de acompañarla para participar en "La casita de mis sueños" el más famoso programa de la televisión conducido por una pareja muy popular (Celeste Piña y Maxi Antúnez).

Vos me tenés que ayudar Principito - me dijo la tía muy excitada mientras con grandes aspavientos y falso pudor, se sacaba una miguita de pan criollo de su profundo escote. - Sos mi único pariente que aprobó la secundaria: y tenés mucha cultura, mucho roce, mucha distinción, que no parecés de esta familia. Además sos tan lindo – agregó la gorda para convencerme.

Tía no sigas que me voy a creer Brad Pitt o Lorenzo Blum, pero ¿Qué querés que haga? – Pregunté imaginándome a Maxi Antúnez, el famoso animador del programa, con su piel bronceada por el sol y sus dientes tan blancos y relucientes en sus sonrisas de publicidad de pasta dental.

Acompañame al programa , asi me gano una casa, y puedo ir a vivir dignamente con mis hijos, al terrenito de Pontevedra, lo único que me dejó el vagabundo de tu tio, Dios lo tenga en la gloria y no lo deje volver- dijo la gorda con demasiada franqueza.

Yo no se si estoy en condiciones, pero yo te quiero ayudar tía por vos y por tus chicos. Era evidente que no podía negarme ¿Cómo no hacer lo imposible porque la única persona decente de mi familia, pudiere conseguir un lugar digno donde vivir, con sus hijos ?..

Además yo estaba re caliente con Maxi Antúnez, el conductor de televisión de moda, la cara más fotografiada de la perfumada farándula argentina. Considerado por la revista TV Rating como el hombre mas sexy del país, se me paraba la verga con solo verlo. La sola circunstancia de poder verlo de cerca, conocerlo, tocarlo, olerlo, me volvía loco.

Mi amigo, Robertito, mas conocido en el ambiente como la Angelina Jolie por sus ojos gatunos, rarezas de todo tipo, y putón relajado, me bajó a la tierra con su acostumbrada acidez:

Pero Principito (todos me dicen así porque con mi larga cabellera ondulada rubia parezco la ilustración del personaje del libro de Saint Exupery.), ni te hagas ilusiones, Maxi es hetero eso es seguro, y por ahí es mataputos, además dicen que se la mueve (coge) a la Celeste Piña.

Dejame al menos que lo vea, que le estreche la mano, a veces es bueno soñar con imposibles.

Soñar no cuesta nada papito, me dijo la Angelina, observándome con sus ojos felinos maquillados pesadamente estilo Elizabeth Taylor en Cleopatra- pero el flaco ese (Antúnez) no te va a dar ni la hora.

Yo me prometí a mi mismo que Antúnez me iba a tener en cuenta y por eso apenas lo vi le pregtunté qué hora tenía. El me miró primero indiferente y más tarde muy correctamente me dijo:" hora de echarse un buen polvo" y me guiñó el ojo. Con eso me mató.

Me pareció tan fino y delicado, que ahí me tuve que contener para no decirle cosita rica y estas cosas que le decía en mis ensueños cuanto me hacia la paja pensando en él.

Pasamos el difícil "casting" entre un montón de familias de todo tipo, aguantando la lluvia mientras hacíamos la fila la primera mañana, los empujones, la chusma como diría El chavo del ocho, Finalmente tras varias pruebas, la Húngara una de las productoras nos dijo abiertamente. "Uds dos (mi tía y yo) hacen una pareja muy mediática, ella con perdón de la palabra una hiperobesa extrovertida y jovial y vos con esta pinta de galancito hermoso y encima tus primos tan menuditos con tanta cara de hambre y necesidad agregó. Se van a conquistar al público. No lo pensé en ese momento por el emoción de resultar elegidos, pero más tarde me dije, nos eligen porque vamos a dar lástima… El público quiere reir con la gorda y llorar con sus hijos, y yo, yo ¿qué soy , una cara bonita ?. Mejor que eso, un sujeto andrógino teñido y medio lumpen de algun suburbio lleno de barro. Muy mediático. Todo sea por la casa para la gorda.

La Hungara era la productora estrella del programa, y nos eligió tambien, creo yo, porque se calentó conmigo, o sea que se engañó totalmente la pobre mina. A mi no me gustan las mujeres y aunque ella fuera Britney Spears y no una vieja arrugada y pintarrajeada como es, no me movería un pelo.

Después de aquel encuentro, con mi adorado Maxi Antúnez, todo fue más profesional: algún ensayo del programa, fotografías promocionales, videos de propaganda, y luego prepararnos el vestuario para participar en el programa de preguntas y respuestas.

De noche, en la soledad de mi cuarto, revivía los momentos vividos, aquel único diálogo con Maxi, fuera de las cámaras "hora de echarse un buen polvo" aquel guiño seductor y me volvía loco de deseo. Recordaba sus ojos grises, su piel siempre bronceada, sus labios carnosos y rosados, su voz, esa voz que me hacía poner al palo, erecto,una voz que parecia salirle del pecho, escurrírsele entre los abdominales de gimnasio, las piernas fuertes, el sexo, su piel , su sudor .

Nuestro equipo "Los Formento" por el apellido de nuestra familia, competía con un grupo de mujeres de toda edad que conformaban el equipo contrario "Las Palmieri".

Tia Elisa con sus gorduras a la vista, amplios escotes, brazos con grasa colgante, vincha en el pelo platinado largo y ondeado, aros enormes y collares multicolores se convirtió inicialmente en lo más popular del show, deslumbrando con su risa, sus contestaciones, su desenvolura., su picardía. Sus hijos y yo, en cambio un poco por timidez, permanecíamos al menos al principio, medio en las sombras con muy bajo perfil.

La conductora, Celeste Piña, solía presentar a mi tía como la comandanta de los Formento, y a mi como el sobrinito fachero (lindo). Maxi Antúnez me miraba pero muy al pasar, cuando su compañera halagaba mi vanidad. El parecía ocuparse más de nuestros contrincantes, las Palmieri

La cámara se divertía en mostrar los 120 kilos de mi tía, y en menor medida mis ojos: "Maxi fijate que lindos ojos tiene el sobrino……..." decía la conductora y Maxi asentía mirándome.

Ante similar comentario unos minutos después, Maxi para hacerse el gracioso, agregó "Si, Exequiel hasta tiene club de fans y todo". Quienes serían esos fans, me pregunté y si eso era mentira, ¿por qué lo decía? .

Yo no me atrevía a preguntar nada. Con el correr de los programas, me dí cuenta que el me miraba más, especialmente en los cortes publicitarios del programa, y era una mirada extraña: parecía hablarme con los ojos y yo entendía palabras, frases, comprendía silencios, y antes de desviar la mirada, le decía algo con mis ojos, una especie de respuesta corta a sus pedidos, a esos mensajes codificados, tan secretos que me enviaba.

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Cuando nos encontrábamos por los corredores del canal de televisión, lejos de las cámaras, el me saludaba con una sonrisa y yo devolvía el saludo pero la sonrisa no me salía. Estaba electrizado. El tipo mas hermoso del planeta me prestaba atención, por ahí gustaba de mi Por ahí la fama de heterosexual era eso, pura fama, puro cuento y el tipo era tan puto como uno. Todos los artistas o son gays o bisexuales, me engañaba. Pero también podía ser mi imaginación calenturienta. El era un macho hecho y derecho y yo un putito de suburbio que se ilusionaba vanamente. ¿Y si Maxi fuera gay, porqué se tendría que fijar en mí? Y si lo era ¿porqué no me hablaba?

¿¿¿ Pensaria que yo era hetero??? Ay madre Isolina de los santos inocentes¡¡¡

Nunca me había pasado algo así en la vida. En mi barrio, los encuentros entre hombres eran disimulados, ocultos, subrepcios, en las sombras. Todo era secreto, breve, tapado. En el baño sucio y mal oliente de la estación de ferrocarril, solían juntarse los hombres mas diversos: el dueño de una ferreteria, el encargado del quiosko de golosinas, el ayudante de peluquería muy afeminado, algunos peones ferroviarios, un padre de familia, el peón del taller mecánico, el hijo del dueño de la funeraria, el marido de la mucama del escribano, y una serie de muchachos anónimos que ser acercaban desde no se de dónde, para encontrar en las sombras un instante de placer, un momento siempre demasiado corto, siempre vivido con temor a ser descubiertos, para que sus cuerpos cantaran las calladas canciones censuradas del amor que no osa decir su nombre.

Yo estaba acostumbrado a ese ambiente sórdido, donde los cuerpos anónimos se juntan por casualidad, sin siquiera conocerse. Yo estaba muy al tanto de ese círculo silencioso y silenciado del amor o mejor del sexo clandestino entre machos.

Nada me había preparado para esta pasión que sentía, en un ambiente completamente distinto, en dónde casi nadie era anónimo, y en el que los hombres se permitían mirar a otros hombres sin pudor, sin disimulo, sin miedo. Y me asusté. Me dije a mi mismo que si quería ayudar a mi tía, tenía que bajar un cambio (disminuir las revoluciones de mi motor de combustión rápida), aminorar la marcha, callar, olvidarme de eso que sentía por Maxi Antúnez.

¿Sabés que sos Exe? Sos un puto enamoradizo, me dijo la Angelina Jolie, te inventaste miradas que no existen, empezaste a creerte tu propia fantasía. Mirá si ese bomboncito del Maxi te va a dar la hora….

Si , la hora de echarse un buen polvo, respondí yo, recordándo aquella primera vez que Maxi me dirigió la palabra y me guiñó un ojo..

Sos incorregible. Estas más loco que una cabra, Principito avivate, me dijo Angelina corrigiendo con la mano su flequillo rebelde.

Mi amigo tenía razón. Yo debería dedicarme a ganar la casa para mi tía y no a coquetear con un animador que me parecía que me seducía vaya a saber porqué. Me imaginaba que hay hombres seductores, que necesitan gustar tanto a las mujeres como a los hombres y que Maxi Antúnez era uno de ellos.

Por las noches, cuando mis primos se dormían y la tia Elisa apagaba la luz, yo revivía los momentos vividos en el programa. Repasaba cada pregunta, cada respuesta, cada instante de interacción con Maxi, cada mirada, cada palabra intercambiada. Yo contestaba todas las preguntas del concurso, y acertaba la mayoría. Mi tía hacia como que pensaba pero en realidad ella esperaba que yo hablara. Y cuando yo contestaba, acertadamente Celeste pedía un aplauso y Maxi asentía con su cabeza. Yo me moría de ganas de que Maxi me prestara un poco de atención, quería estar con él, abrazarlo y besarlo. Pero nada

Metía mi mano derecha en mi boxer y me pajeaba despacito, despacito, apretando aquella pija mía tan olvidada y tan caliente, y cuando acababa largos chorros sin destino, me quedaba muy quieto, temblando, con lágrimas en los ojos, hasta que me dormía. ¿Qué me estaba pasando?

Decían que en las mediciones del rating mi imagen de jovencito rubio y atractivo levantaba los números de audiencia: las adolescentes miraban el programa por verme aparecer y de mero participante me convertí en atracción del programa. Me filmaban en casa, jugando al fútbol con mis primos, bañando al perro, eligiendo la ropa para ir a bailar. Las revistas empezaron a hablar de aquel ignoto participante que habia deslumbrado con su apostura y con sus conocimientos a la teleaudiencia. Me buscaron una novia que en realidad nunca lo había sido.

En cada programa, Celeste me interrogaba sobre mis gustos, sobre como tenía una figura tan atlética, que tipo de shampoo usaba, parecia que la mujer quisiera retenerme en pantalla, porque mi cara en la TV sumaba televidentes. Mis contestaciones eran sobrias, sus preguntas sugestivas, formuladas con coqueteria y desenfado. Yo solía ruborizarme y miraba a Maxi que bajaba la mirada y fingía no verme o leer algun papel del guión del programa.

En uno de los últimos días que participamos, se presentó un club de fans de Exequiel Formento, El Principito, cuya presidenta era una chica muy bajita casi enana que junto a otra algo más alta traían un enorme cartel que decia "EXE TE QUEREMOS". Un productor discográfico me ofreció grabar un disco, y el dueño de una firma de modelos incorporarme a su "staff " y hacer una campaña de publicidad de unos equipos deportivos.

Mi tía estaba cada vez mas nerviosa y preocupada por esta atención inesperada que había comenzado a tejerse a mi alrededor. Ella quería su casa, y yo le había prometido ayudarla. Finalmente conseguimos el objetivo, y resultamos ganadores por muy poca diferencia por el voto del público.

La gorda lloraba, lloraba y bailaba, feliz de conseguir un techo para ella y sus hijos, se abrazaba con todo el mundo, reía, aceptaba los "flashes" de todos los fotógrafos, ella era después de todo la ganadora de una casa "Dulce Celina, la mejor de la Argentina". El estudio de TV se llenó de papel picado, mis primos deliraban de alegría, y yo también, pero en el fondo sabía que se había terminado un sueño. La tia Elisa me abrazaba y me besaba, los hijos me palmeaban y yo lloraba, lloraba como la gorda, pero mi llanto no era en el fondo de alegría.

Cuando el programa terminó y Elisa, con un enorme ramo de flores entres sus rollizos brazos, aceptaba gustosa la requisitoria de los medios gráficos, sonreia a los fotos, prevenía a los chicos que se comían todos los sandwiches servidos por la producción, me fui escabullendo de la gente, silenciosamente, tratando de alejarme de tanto gentío y de tanto ruido. Me fui sin saludar, huyendo del revuelo , de la fama efímera, y de alguien que amaba , sin despedirme,sin brindar por aquella victoria conseguida, había cumplido mi misión , mi promesa, reparado la conducta de mi tio, devuelto con creces el cariño y la bondad de mi gorda tía Elisa, pero estaba triste.

"Puto, enamorarte de alguien que nunca te daría ni la hora. Un galán famoso, a cuya suela nunca podrias llegar, calentarte con ese bomboncito que se cogía a todas las mujeres lindas que se le ocuriera, si serás trolo, maricón, no te das cuenta que el mundo no es como vos crees que es….."

Crucé la plaza, estaba muy oscuro y sentí frio, un frío que no tiene nada que ver con la temperatura. Estaba desnudo, me había despojado de la última esperanza, con la piel en carne viva y en jirones. Maxi Antúnez ya era un recuerdo.

Crucé la avenida y casi me atropella una motocicleta japonesa de alta cilindrada. Caí al pavimento pero no estaba muy golpeado. El de la moto se bajó, y cuando se quitó el casco metálico, y yo abrí los ojos me dí cuenta que era Maxi Antunez.

¿ Que mirabas pelotudo (tonto) me preguntó asustado ?

Me llevó al Hospital, y se quedó conmigo mientras me sacaban unas placas, casi no dijo palabra pero estaba preocupado, pálido, serio. Cuando horas después me dieron de alta, el me entregó un casco y me dijo "veni conmigo".

Abrazado a su cintura, a su pecho, con mis piernas rodeando su cuerpo, dolorido por los golpes, con mi corazón batiendo a mil kilómetros por hora, y mi larga cabellera apretada por su casco, recorrimos la ciudad , desafiando al viento y al frío y sin decir palabras. Tan mal no estaría yo, porque el solo hecho de ir apretado a su cuerpo, sentir el olor y la tersura del cuero de su chaqueta, el perfume de su piel, la fuerza de sus músculos, me hizo parar el pito como nunca. Tenía la pija dura y apretada al pantalón y de tan dura y apretada me dolía. Creo que el notó mi excitación, cuando frenó en una esquina cercana a su casa. Cuando bajé de la moto y esperé que abriera la puerta. Lo miré y crei ver que el también tenía la pija al palo, bien marcada en su bragueta, pero no dije nada.

En su piso, encendió las lámparas, el estéreo, las estufas, se sacó los zapatos, la chaqueta, el casco, se arremangó la camisa y me dijo:

Andá a pegarte una ducha caliente. Te va a ayudar con los dolores- me dijo Y me alcanzó las toallas, el jabón de tocador, el shampoo, y una bata.

Gracias - le dije sonrojándome mientras me dirigía al baño impecable que quedaba a la derecha.

Abrí la ducha, regulé el calor del agua y me desnudé lentamente, mientras escuchaba el ruido del agua saltando sobre la bañera y a lo lejos la música del estéreo que todo lo invadía,. Cuando la temperatura me pareció adecuada entré en la ducha y comencé a enjabonarme lentamente. El cuerpo me dolía y dolería aún más, más tarde, pero el suave perfume del jabón, la ducha en medio del vapor del agua caliente me llevó a un estado de plenitud, de serenidad, de abierta cachondez. Me acaricié el pecho, las nalgas, las piernas, la pija , las bolas, los brazos y me imaginé a Maxi otra vez en la moto, con mi cuerpo pegado al suyo, con el olor de su chaqueta, con el calor de su piel , la fuerza de su abdomen de atleta, sus brazos musculosos, y su culito pegado a mi cuerpo . Cosita linda. Hora de un buen polvo, tiene un club de fans, si es fachero………Su voz, esa voz que le salía de las entrañas con una carga fascinante de masculinidad…..Cosita linda, papito, mi vida……Mi mano recorría mi piel, apretaba mi verga, rodeaba mis huevos llenos de leche, acariciaba mi cuerpo dolorido y lastimado

Comencé a pajearme casi sin querer, producto de la excitación de todo lo vivido ese día y del hecho ineludible que estaba a solas con él, y que sólo nos separaba el cerramiento blindado de la ducha y la puerta del baño. Cosita linda, mi vida, como te quiero abrazar y besar. Y el ruido del agua ensordecía mi lamento, mis gemidos, el llamado terrible de mi deseo.

No lo vi entrar, es más , pensé que era mi fantasía de puto enamorado la que me jugaba una mala pasada, cuando sentí su cuerpo desnudo abrazado al mío, cuando vi sus ojos encendidos de deseo, cuando percibí su respiración entrecortada y comencé a acariciar su cuerpo, su cuerpo prohibido, su cuerpo vivo, su piel caliente y ardida por la pasión, sus manos recorriendo mis flancos, mis honduras, mis estrecheces, apretando mi pija como si fuera una tabla de salvación para un náufrago. Lamí su boca por primera vez y su aliento sabía a miel y a menta, azucar y ron, leche y vainilla, calentura . Besé sus labios y el devolvió los besos con agitación, cerrando los ojos, y yo los tenía bien abiertos como para convencerme que todo aquello era verdad.

Su pija era gruesa, gorda, dura infinitamente fuerte, su glande era un hongo abierto que parecía inmenso , sus huevos colgaban y el gemía mientras yo apretaba sus joyas , sus bellas joyas que se deshacían de placer en mis manos.

El tambien acarició mi verga y mis huevos, como quien toma posesión de una propiedad largamente anhelada, y en su vaivén involuntario reconoció mi calentura, percibió mi entrega, y redobló sus besos, metiendo su lengua en mi boca hasta encontrar la mía , y fueron besos únicos e irrepetibles, los de la pasión aún no consumada.

Lo di vuelta y me maravilló la belleza de su culo, dos pompas de jabón iguales y levantadas separadas por una raya oscura , culo de melón redondo, culo suave y lampiño y carnoso, y besé esas nalgas hermosas, una a una en toda su extensión y me extasié en su orto perfecto, comiéndolo como nunca lo había hecho antes, dejando que mi lengua lo penetrara sin piedad, lo dilatara con insistencia, y cuando ese hoyito perfecto se abrió definitivamente para mi, y su cuerpo se entregó a mi pija enorme y dura, acerque mi cuerpo al suyo, y fui entrando en su culo, muy lentamente , mientras surraba en sus orejas, aquel abra cadabra que tanto me había excitado: Hora de echarse un lindo polvo. Mi cosita linda. El solo sintió la fuerza de mi pija suburbana abriendo caminos al andar en su culo maravilloso, pero nunca vió el guiño que le pegué en el espejo.

galansoy

A mis lectores de todas partes que tanto me acompañan, este nuevo relato que escribo en las visperas de una cirugía. Espero les guste, y me acompañen en este momento de prueba, con sus comentarios y valoraciones. Besos de g.