Mi profesora: una buena recompensa. Parte IV

Le preparo una rica recompensa a mi profesora, sin saber que era ella quien me sorprendería...

Estaba tan nerviosa que apenas si toqué la puerta de aquella oficina.

-Adelante- se escuchó decir desde dentro. Abrí cautelosa, como queriendo escapar de ahí, pero a la vez aferrándome al aroma de mi profesora…

-Oh, eres tú, ¿segura que no estás ocupada?- dijo con un deje de molestia.

-Lamento no haber llegado ayer a la cita…- contesté un poco culpable.

-¿Y qué? ¿Quieres que te perdone? ¿Así, tan fácil?- sonrió pícara. Si la conocía, sabía lo que quería y no me haría del rogar para dárselo.

-No esperaba que fuera fácil… profesora- en ese momento cerré las cortinas de la oficina de Mónica y me coloqué frente a su escritorio. Ese día había decidido usar un largo abrigo, el cual lo abrí frente a ella: llevaba un baby doll negro que hacía resaltara mi figura. Esta prenda tenía de la parte de arriba encaje, por el que se notaban mis senos ansiosos…

-Vaya…- suspiró Mónica.

-¿Te gusta lo que ves?- pregunté sensualmente.

-Tú misma sabes la respuesta…- sonrió satisfecha y se levantó de su silla.

-Pero, no creo que quieras hacerlo aquí en tu oficina… tu reputación intachable…- dije irónica. En eso, Mónica me agarró con fuerza de la cabeza, sometiéndome en su escritorio.

-Me gusta como gimes, te igualas a una perra en celo que quieren que la follen-

-Uhm…- ella sabía exactamente qué decir para calentarme.

-¿Ves? Te prendes rápido cuando te toco toda… cuando te hablo así… cuando te trato mal…- habló tan sensual que comenzaba a humedecerme.

Me dio una nalgada, seguida de otra y otra, hasta dejarme su marca en mis nalgas. Me agarró de las tetas, apretándolas a su antojo. Me volteó para quedar boca arriba y me las chupó con necesidad.

-Sigue así… uhmmm…- mi calor se encendía más. Mientras me chupaba una teta, llevó su otra mano a mi sexo, tocándolo suavemente, recorriéndolo con sus dedos y lubricándolo con mis propios jugos. De un momento a otro, se separó de mí, y sacó un consolador bastante grande… Dios… jamás había intentado meterme un juguete. Mónica parecía tranquila: se quitó su pantalón rápidamente, hasta quedar desnuda de la parte de abajo. Su sexo me llamaba tanto… quería lamerlo, chuparlo, meterle la lengua… pero parecía que Mónica tenía pensado otra cosa.

-Voltéate- dijo con voz dura. Más parecido a una orden. Lo hice inmediatamente así que mis senos tocaban el escritorio, mientras mis piernas se encontraban estiradas, y mi culo levantado a su merced.

-Esto va por dejarme plantada ayer y venir con marcas hasta mí- palidecí cuando dijo lo último. Había olvidado maquillarme para ocultarlas.

-Pero es que…- no dejó que terminará porque me metió de una todo el consolador.

-Oh, dios…- grité. Creo que a ella no le importaba que nos oyera alguien. Una vez que lo tuve adentro, ella no se movió. Esperó hasta que me acostumbrara, mientras tocaba mi entrepierna y mis senos. Pero no tardó tanto en volverse a mover, metiendo y sacando el bendito consolador. Yo gemía ya de gusto y de tanto placer.

-Así, perra, gime todo lo que quieras, no me voy a detener- dijo con voz sensual.

Yo no podía contestar, estaba demasiado entretenida. Mónica aumentó su velocidad, partiendo mi sexo de las estocadas que estaba recibiendo. Cada vez lo movía más rápido. Agarró mi cabello y me lo jaló, ahora sí parecía una perra en celo. Quería verme en un espejo, de tan solo imaginarme como me veía, me excitaba aun más…. Mónica ya estaba por llegar a su punto, yo ya me había corrido dos veces de lo caliente que me ponía, pero estaba por llegar al tercero…

-uhm, qué rica estás- dijo ella perdida en su placer. Me comenzó a dar de nalgadas mientras aumentaba más su velocidad, su orgasmo era inevitable.

-Deja las sutilezas y sígueme cogiendo- al parecer mi franqueza la excitó más que comenzó a moverse como loca, hasta que se vino deliciosamente y los gritos fueron cesados con una mordida en mi hombro.

Sin duda, si estuviéramos en un mejor lugar, esto no acabaría aquí. Tenía todo el cuerpo adolorido y rojo, pero con una sonrisa de satisfacción.