Mi profesora: un oral en el salón. Parte II

Alguien se había percatado de que había tenido sexo con la profesora...

Me dio dos orgasmos seguidos… y con espasmos en mi cuerpo la besé e inicié a quitarle su ropa. Su chaqueta fue la primera en caer. A ese punto ya estaba sedienta de ella y quería probarla, quería más… Pero una bocina de otro coche me interrumpió. Asustada, me escondí: el piloto de otro coche era nada menos que mi compañera de universidad. Otra chica bastante guapa. Me atraía demasiado, pero nunca me había animado a decírselo. En el auto la acompañaban nuestras compañeras de trabajo.

Mónica bajó del otro lado para que nadie me viera al percatarse de lo ocurrido. Escuché como antepuso una excusa de que se había averiado la camioneta. Aproveché la distracción para vestirme apresuradamente.

Bajé inmediatamente, no sin antes asegurarme que todo estaba en su lugar. Actué como si todo estuviera normal, pero noté que la piloto me vio con enfado y aceleró el coche sin dejar que la saludara.

-Vámonos antes de que sospechen algo- le comenté resignada.

-Ya me harás lo que quieras-. Subimos al coche y condujo hasta el lugar de mi trabajo.

-No puedo creer que hayas roto mi ropa interior-

-Te ves mejor así- se relamió los labios.

-¡Justo cuando traigo falda!- seguí quejándome. Aparcó el auto en la entrada de la escuela y me besó largamente.

-Nos vemos después- dijo para luego besarme introduciendo su lengua dentro de mi boca.

-Entré al salón y mis estudiantes no estaban. Estaba por protestar, pero entró mi compañera, Beatriz, la misma que manejaba el coche que interrumpió mi momento con Mónica.

-Vaya, pensé que no llegarías-

-¿Por qué no habría de hacerlo? Siempre cumplo-

-Bueno, después de tu escena…- palidecí cuando lo dijo.

-No entiendo de qué hablas, ¿dónde están mis alumnos?- traté de cambiar de tema.

-Los llevé al patio para que hicieran un torneo, pues, como te dije, pensé que no llegarías…-

-Nunca deberías dar nada por sentado-

-¿Ni siquiera lo que vi hace rato?-

-¿Qué viste?-

-A ti follando con la profesora de literatura- dijo segura.

-¿De qué hablas? ¿Sabías que una acusación así puede hacerla perder el trabajo?-

-Sé lo que vi. A mí no me engaña tu cuerpo… tus gestos…- se acercaba cada vez más a mí, tanto que me hacía retroceder. No pudo terminar porque escuchamos unos pasos apresurados que se aproximaban al salón. Ella se separó rápidamente. Eran mis estudiantes, pero Beatriz se tomó la molestia de adjudicarse mi cargo y los mandó a continuar con su torneo deportivo. No entendía por qué lo había hecho.

-¿Sabías que siempre tuve la fantasía de follar en un salón de clases?- dijo una vez que mis estudiantes se habían retirado.

-Eh… no, pero supongo que ya te sientes libre de ser soez conmigo, ¿no?-

-Si no lo hago ahorita que tu cuerpo grita por sexo, no va a pasar nunca—dicho esto, pegó sus labios con los míos en un beso apasionado.

-Siempre te he tenido ganas…- me fue besando el cuello y mordiéndolo con fuerza. Ya estaba segura que si Mónica no me dejó marca, estaba segura que Beatriz sí lo había hecho.

-¿Ah, sí? ¿Desde cuándo?- pregunté dejándome llevar. No estaba convencida de hacerlo, pero ella sabía dónde tocarme para excitarme y no poder parar.

-No digas más, solo quiero follarte aquí y ahora- mientras me besaba, bajó su mano y la metió debajo de mi falda…

-Uhm, a la zorrita la dejaron sin bragas, eh…- comentó tan soez que me prendió más de lo que ya estaba. Tocó mis senos sin ningún tapujo, los apretó y desabrochó mi blusa, pero no completamente, sino hasta que pudo apartar el brasier y sacarme los senos para que se exhibieran ante ella. Los chupo y mordió con ganas, ella realmente me hacía sentir una zorra… y me encantaba…

-Ven siéntate- señaló la silla que estaba frente al escritorio del salón. Ella inmediatamente se metió debajo del mismo. Cabe mencionar que ese escritorio era algo grande y estaba totalmente cubierto, por lo que nadie vería a mi compañera.

-Vas a querer gritar de lo fuerte que te voy a chupar…- me abrió de piernas y comenzó a hacerme un oral tan rico que no sabía si podía controlar mis gemidos. Ella continuaba besando mi sexo, metiendo su lengua y con sus dos manos apretaban mis senos. Me sentía una cualquiera en una salón de clases… yo no paraba de gemir, era magnífico como me chupaba mi sexo, como me tenía… a su merced.

-No sabes las ganas que tengo de tomarte una foto en esta posición…- comentó entre suspiros… Y era cierto, cualquiera que nos viera, se excitaría con una escena tan caliente como la que teníamos. Siguió lamiendo y haciendo su sexo tan suyo que me dio uno de los mejores orgasmos que he tenido… mientras me estaba recuperando, tocaron la puerta. Inmediatamente me arreglé, pero me di cuenta que Beatriz no salió del escritorio. Me puso su saco en mis piernas, a modo de que quien se asomara, no viera absolutamente nada. No me dio tiempo a protestar que la directora había entrado al salón.

-Buenas tardes, profesora- saludó cortésmente.

-Buenas tardes, directora-

-Sabe que usualmente no subo a los salones, pero me llamó la atención que precisamente sus estudiantes están afuera en el patio-

-Sí, es verdad…- Beatriz comenzó a chuparme mi sexo sin importarle nada. El acto me sorprendió tanto que mi gemido se hizo presente, pero este lo disimulé como un quejido.

-¿Está usted bien?- preguntó notablemente preocupada. Si ella supiera que alguien me estaba haciendo un oral debajo del escritorio… nos correrían del trabajo a las dos.

-Verá… no me he… sentido muy bien…- dije con dificultad.

-Oh, ¿por eso sacó a los alumnos a divertirse?- preguntó interesada.

-No, eso es parte de… un proyecto. Usted sabe… lo cumplida que soy- quería gemir con fuerza.

-¿Un proyecto?-

-Ya lo verá, se lo aseguro- era tan buena mintiendo que ahora tendría trabajo extra, pero todo estaba valiendo la pena.

-¿Sabe dónde está la profesora Beatriz?-

-Sí, sí… fue por medicamento… para calmar…- tenía tantas ganas de decirle que estaba en mi entrepierna.

-Oh, ya veo. ¿Sabe qué? Hoy me encargo de su grupo, vaya con un médico a revisarse-

-¿De verdad? No… quiero… causarle molestias… directora-

-Bueno, mientras viene platíqueme de ese proyecto que está pensando- en ese momento no pensaba nada, hacía esfuerzos de sobremanera para no gemir ni gritar, pero me estaba costando. Pero le empecé a inventar el inicio del supuesto proyecto… Hasta que sentí que estaba a punto de venirme, podía sentirlo y Beatriz no paraba. Disimuladamente jalé a Beatriz del cabello fuertemente para que se separara de mi sexo por un minuto.

-¿Cree que pueda ir a asomarse de Beatriz? Ya tardó bastante y… ya no aguanto más el dolor-

-Claro, profesora. Deme unos minutos- y se retiró. Una vez que cerró la puerta, quité el saco que la cubría.

-¿Qué haces, perra?- le reclamé a Beatriz. Ésta se echó a reír. La besé con lujuria y volvió a mi sexo. Me tocó los senos otra vez y mi orgasmo terminante se hizo presente. Gemí con ganas.

Nos arreglamos rápidamente, justo antes de que la directora entrara.

-Oh, profesora. No la vi llegar-

-Subí demasiado rápido. En la farmacia me recomendaron que la llevara al médico para que le dieran un diagnóstico más acertado- esta mujer era tan buena mintiendo que hasta me sorprendía en ocasiones.

-Está bien, vayan- le agradecimos a la directora y salimos de la escuela. Bien, ahora tenía que desquitarme y aprovechar el permiso.

-Ya estamos afuera, ¿a dónde vamos?- preguntó Beatriz.

-A tu departamento. Quiero follarte en él- respondí tranquilamente. –Y no sonrías, que en serio me voy a vengar de lo que me hiciste hoy-

-¿De lo lindo que te hice el oral?- pregunto con supuesta inocencia.

-Me rogarás que pare y no lo haré- dije.

-No, guapa. Eso lo rogarás tú- dijo sin que yo pudiese entender. Sabía que algo tramaría…

Continuará…