Mi profesora de gimnasia (2)

Nuestro amigo acaba con su particular venganza y se siente satisfecho... aunque la historia no termina como le gustaría.

Mi profesora de gimnasia

Cap. II

Realmente debe estar agotada, porque noto como le tiemblan los músculos de los brazos y las piernas. La tendré un rato más así, para que luego le sea completamente imposible intentar escapar de mi.

Esta vez doy la vuelta al otro lado del banco, y me acerco a su pecho. Con el dedo índice recorro toda su pierna izquierda desde el tobillo en lo alto de la percha hasta el bajo vientre, lentamente. Con la otra mando empiezo a acariciarle un pecho suavemente. El sudor de su cuerpo me ayuda a deslizarme sin problemas y jugar con su pezón, duro como una roca. De nuevo empieza a retorcerse, a pesar del cansancio. La estoy pendiendo muy caliente, mucho, pero no dejo que llegue a ninguna parte… debe sufrir, como ella hace conmigo en clase.

Mi mano sigue subiendo y bajando por su pierna, parándose cada vez más rato en su coño, jugando con su clítoris, introduciendo dos… y hasta tres dedos en su muy mojado coño; sólo lo hago una vez, lo justo para que su excitación llegue al límite y vuelva a calmarse. Sustituyo mis dedos por mi lengua para seguir trabajando su pecho, mientras que con la otra mano repito el proceso sobre el otro pezón. Niké está completamente entregada, sin posibilidad alguna de moverse, masturbada a cámara lenta y excitada cada vez con más intensidad en sus más que mojados y duros pechos.

Ha llegado el momento de soltar su mordaza, necesito su boca, la misma que me deja en ridículo delante de los demás, la misma que me vuelve loco cuando cuenta hasta diez cuando hacemos los ejercicios… ahora tendrá otra utilidad mucho más productiva. Le desato el short y le quito el calcetín de la boca. Ella empieza a toser, intentando humedecer los labios de nuevo con su lengua. Tose y respira profundamente.

  • Oye, no se quien eres… pero por favor, suéltame o…. – calla de golpe, no sigue hablando, porque de nuevo mis dedos se introducen en su coño, y esta vez me entretengo más de la cuenta. Los muevo y rozo su clítoris con toda la intención del mundo.

  • Hummmmmmm no… por favor…. No pares, no me dejes otra vez a medias noommmmmmmm, sssssssi, si…. Sigue por favor – No para de mojarse los labios, pero se desespera cuando vuelvo a sacar mis dedos completamente húmedos.

  • Por favor, no sigas….. no me dejes así…. Me duelen los brazos y las piernas… no, no… - empieza a llorar de desesperación, pero todavía no es suficiente, no he terminado aún.

Le suelto las muñecas y la sujeto, ya que no tiene fuerza para mantenerse por si sola. Sus tobillos siguen atados a la barra superior. Apoyo su espalda sobre el banco y vuelvo a atar sus manos a la espalda. Ahora puede descansar un poco, ya que está apoyando el peso sobre el banco. Sin dejarla reaccionar paso una pierna al otro lado de su cuerpo y me siento sobre sus pechos. Le sujeto la cabeza por el pelo y la empiezo a atraer hacia mi… hacia mi polla. Inicialmente se resiste, pero se da cuenta que no tiene mucho donde escoger, por lo que capta rápidamente cual es su misión y empieza a chuparme la polla. Primero no pone mucho entusiasmo, pero cuando empiezo a dejar todo mi peso sobre ella, entiende que debe esmerarse más y me la chupa como una profesional… mmmmmmmm, si…….. sabía que la muy guarra sería una experta haciendo esto, lo sabía… ooooooooooh, si……….mmmmmmmmm. La agarro de los cabellos con las dos manos para intensificar el ritmo…… ya me llega, si……. Hummmmmmmmmmm lo noto, siiiiiiiisisisisiiiiiii ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAgh… joder, que gusto!!! Le lleno la boca de mi semen, y la sujeto para que se lo trague todo; tiene que hacerlo, si no quiere ahogarse. Te está bien merecido por guarra, por déspota, por humillar a la gente.

Cuando noto que ya estoy listo, me levanto y la dejo respirar. Se pone a toser, con restos de semen en la boca, pero no tiene ánimos ni para decirme nada, ni insultarme. Aprovecho este momento para soltarle las piernas y sentarla en el banco, de cara al otro lado. De nuevo le ato las muñecas a la barra superior y queda de espaldas a mi, con la cabeza caída hacia delante, su brazos extendidos hacia arriba, bien separados, y sus piernas separadas, tal cual la he dejado yo; no tiene fuerzas ni para ponerse más cómoda, dudo que la sangre le esté fluyendo todavía como debería.

Mientras toma conciencia de su nueva postura, yo me siento detrás de ella, ya que mi polla vuelve a estar a punto. Me pego bien a su espalda y la abrazo, quiero sentir su cuerpo pegado al mío. La empiezo a besar el cuelo, a lamer su sudor, rico elixir que me hace enloquecer. Le separo el pelo y le beso la oreja, le lamo el lóbulo lentamente… se está pendiendo a tono otra vez, vuelve a excitarse como antes; noto como su coño se humedece cuando mi mando vuelve a acariciarlo. Instintivamente separa sus piernas, para que la toque, para que la masturbe. De nuevo su respiración se agita y su cabeza cae hacia atrás.

  • Por favor, jodido cabrón, fóllame de una puta vez, ya no puedo más, mi cuerpo está destrozado, estoy agotada y me siento más caliente que una perra en celo… por, por, por favor…. Acaba de una vez esta agonía, ¡¡¡No puedo más!!!

Sigo acariciándola por todo el cuerpo, sus piernas, su pecho, su vientre, su coño ardiente…. Entonces la separo de mi, de mi pecho, de forma que su culo queda hacia fuera. Ella se resiste; como no puedo mantenerla separada, cojo uno de los cordones de sus zapatillas y le ato un extremo al cuello y otro al banco de delante, quedando totalmente inmovilizada por sus brazos en alto y su cabeza hacia delante… ahora su culo es mío, solo mío.

  • ¡NO, no, no, que haces, joder, no, no, mi culo no, soy virgen, cabrón, ni se te ocurra, noooooooo!

En cuanto la punta de mi polla apunta hacia su trasero, se calla en seco, se da cuenta que va en serio. No quiero que grite, porque a pesar estar solos, siempre nos podría escuchar alguien por alguna galería de los lavabos. Con una mano le tapo la boca para callarla, con la otra apunto a su culo y empiezo a penetrarla, lentamente…. También quiero que sufra ahora, que no la sienta de golpe, si no poco a poco, como le voy llenando las entrañas. Mi polla va avanzando lentamente, ella se retuerce pero tiene muy pocas posibilidades de movimiento. No le queda más remedio que sentir como le rompo el culo mientras ella no puede hacer nada, ni siquiera sentir el placer de un orgasmo.

Una vez la tengo hasta el fondo, empiezo a sacarla y meterla, primero lentamente, pero luego mucho más rápido; noto que ella empieza a gemir a través de mi mano, pero no se la quitaré, no quiero sorpresas. La visión de su espalda justo delante de mí, musculosa, brillante, sus brazos tensos, sus músculos tirantes, sus piernas bien separadas… me vuelven loco, hasta el punto que no puedo más y acabo corriéndome en su culo, se lo lleno por completo; suelto un grito que, inevitablemente se me escapa, pero dudo que pueda reconocerme por eso.

Cuando he terminado me levanto y la dejo allí, atada, esperando su recompensa que no va a llegar nunca, aunque… tengo una idea, una idea para humillarla aún más. Doy la vuelta al banco me pongo justo al otro lado. Ella sigue con las manos atadas a la barra superior y con el cuerpo inclinado hacia delante por el cordón que la sujeta al otro banco. Entonces le suelto una mano, la derecha (ella es zurda) e inmediatamente me siento en la otra hilera de bancos, justo donde me había sentado antes. Ella duda unos segundos, pero acaba acercando la mano a su coño y se empieza a masturbar como una loca. Se está masturbando delante de su secuestrador, de su verdugo, del tipo que la ha humillado y violado en el vestuario, pero le da igual, no puede más y necesita llegar al orgasmo.

A los pocos segundos llega a su… ¿Merecido? Orgasmo con un grito suave, ya que no tiene fuerzas ni para gritar. Acto seguido deja caer su brazo por en medio de los dos bancos y pierde el conocimiento, está extasiada.

Yo aprovecho para vestirme y largarme de allí, sin que se de cuenta, dejándola medio atada. Con la mano que tiene libre podrá desastarse y volver a su casa. Cuando llego yo a la mía, me doy una ducha satisfecho de haber cumplido mi venganza. Me siento bien, porque considero que le he dado su merecido, a esa engreída. Espero que a partir de ahora nos trate a todos con más respeto.

..

A los dos días, volví al gimnasio como si nada. Ella estaba allí, con ojeras, como si llevara dos días sin dormir. Tan solo dirigía las clases, no participaba en ellas. Mi sonrisa de satisfacción podría haberme delatado, pero me daba igual, la satisfacción lo valía todo.

Al terminar la clase me llamo y me dijo: - Bueno, Oscar, sólo quería decirte que siento haber sido tan dura contigo, y que a partir de ahora intentaré darte un trato especial, para compensarte. De momento acepta esto como adelanto.- Me dio un beso en la mejilla y se fue. Por un momento no supe que decir, pero me fui a mi casa la mar de contento, Al llegar a casa abrí el sobre y me quedé helado: Era un análisis de ADN donde decía que la señorita tal y tal había sufrido una agresión sexual por parte de un individuo que respondía a los datos de…. ¡Joder, era mi nombre… la muy puta había descubierto que yo la violé! Me quedé de piedra, blanco como la cera. El expediente iba adjunto con una nota, que me decía "Querido, no te he denunciado a la policía, ya que este análisis me lo hizo una amiga de confianza. Te espero mañana a las 19 en mi casa para ‘discutir’ el asunto y ver de qué forma puedes compensarme. No faltes a la cita, por tu bien. Un beso, Niki".