Mi profesora de Arabe

La compañía multinacional en la que trabajo me traslada por necesidades de trabajo a Marruecos lugar en el cual recibo clases de árabe para adaptarme mas al país y cual es mi sorpresa cuando mi profesora, preciosa hembra de ojos verdes, tez blanca, pelo negro y cuerpo lleno de curvas me hizo perder la cabeza y mi matrimonio. Nunca me arrepentí de ello aunque los problemas que me acarrearon fueron infinitos en aquel país extraño, hasta tal punto que tuve que cambiar de identidad, domicilio y dejar de verla habitualmente.

Era mes de Septiembre y de mala gana hacía la maleta en Madrid. Mis vacaciones tan esperadas habían sido canceladas por orden del manager general de la multinacional en la que trabajaba desde mi salida de la universidad, por esa razón y por ser la primera empresa que me dio una oportunidad me debía a ellos pero los extremos nunca son buenos y en este caso me quedaba sin vacaciones para ser destinado obligado a Marruecos por un período indefinido que en todo caso no sería inferior a tres años. Justificaron que yo fuera el señalado por las increíbles dotes en ingeniería, idiomas y ser el último en incorporarse al grupo empresarial.

El vuelo fue placentero, otra cosa no puedo negar. Volaba con una compañía marroquí y la verdad que me motivo bastante ver que sus azafatas no llevaban velo y lucían esplendida sonrisa, piernas bronceadas y la falda corta.

Me hospedé en un hotel de Rabat, el Hilton concretamente y ahí permanecí durante dos semanas hasta que encontré un apartamento muy bonito, pequeño, pero acogedor junto al gran zoco. Era un edificio de tres plantas y dos viviendas por cada una de ellas, con lo cual en menos de una semana todos los vecinos me conocían como el Español.

La empresa tenía muchos retos por realizar pero el calor, el polvo del desierto, el estar siempre sudado y pendiente de cambiar de camisa cada dos por tres me deprimía en ocasiones.

Esa noche decidí salir a tomar una copa, reto casi imposible porque mi residencia se encontraba en zona musulmana a la máxima expresión asi que valiente de mi tome un taxi y pedí que me llevara a la zona turística, ahí pude beberme media botella de whisky, charlar con un par de extranjeras maduras en busca del jovencito marroquí que las hiciese recordar años jóvenes y cenar como Dios manda, un buen bistec español.

La mañana se presentaba relajada, era sábado y decidí no ir a la oficina. Mientras tomaba el café de la mañana y unas tostadas con hommos (puré de garbanzos) observe en el periódico un anuncio donde aseguraban que aprenderías árabe en apenas unos meses y asistencia a domicilio.

Telefonee y una mujer amable en inglés me informó de las horas disponibles y el precio y concretamos una primera cita en una cafetería para ver el programa, necesidades del aprendizaje y establecer un horario de estudio y clases.

En el café Al Mandoloun apareció ella. Me había tocado la lotería. Esperaba una mujer seria, cincuentona, arrugada o seria y me encontré con una hermosa sunní de ojos verdes sonriente, tez blanca, pelo largo, con un perfecto inglés y que por momentos me recordaba a la actriz americana angelina jolie, cosa que con el tiempo le confesé y jamás olvidará.

Tras concretar las clases, el primer día fue un lunes en mi casa como se había acordado en torno a las 8 de la tarde y puntual como un reloj se presento con su carpeta, libros y vestida de manera demasiado elegante a mi juicio para impartir una clase.

Comenzamos con el Alifato (Abecederio árabe) y fumabamos Narguile o Sisha como lo conocen en el país ( los burdos cachimba pero mejor no uses esta palabra porque les ofende).

Olía a vainilla. Sus uñas eran largas y pintadas con encanto. Era elegante, firme, buena docente y seria cuando debía serlo, así como me recompensaba con una sonrisa y la exclamación en árabe "Mabruk" (Felicidades) cuando era capaz de leer una frase o escribir una palabra correctamente.

Ya eran cinco las clases que llevábamos y ese día estaba especialmente cariñosa. Me dijo que su familia había viajado al sur del país a ver a su familia de la montaña y estaba sola una semana. Mi mente se nublo imaginando lo que sería estar con ella a solas una semana….

Me tomó la mano dos veces para indicarme como hacer los trazos de la m, que se me hacía un poco difícil. Su piel era suave y fresca. Ella notó que temblé de emoción y la miré a los ojos. Por un momento se hizo un silencio, me miro con esos ojos verdes grandes y profundos, su blusa blanca con bordados árabes estaba desbotonada hasta su canalillo y la verdad que no la había prestado atención pero en ese momento, la desnudé con mis ojos. Sonrió de nuevo y se levantó. Caminaba a mi espalda y me pidió que recitará en voz alta el alifato entero mientras me corregía. Al momento sentí sus manos en mis hombros y me dijo que tenía que estudiar más que seguía con errores desde la primera clase y el árabe requiere mucha constancia.

Zeina, así era como se llamaba, me dijo que me notaba los hombros tensos y que en todo trabajo había que hacer un "Break", un descanso y me pidió permiso para prepararme un té de jazmín a lo que acepté sin duda alguna. Me senté en el sofá de piel y aparcados quedaron los libros sobre la mesa de estudio mientras servía el té con la elegancia que la caracterizaba. Luego me dijo que cerrara los ojos y me dijo un masaje en los hombros mientras susurraba una canción antigua en bereber, bueno eso luego me aclaró. Pensé que estaba en el cielo.

Era la primera vez desde que me había casado en el año 2006 en que otra mujer distinta de mi esposa me tocaba y daba un masaje y eso se me hacía excitante. Mi familia permanecía en Madrid ya que la decisión de no perjudicar el colegio de los niños y el trabajo de Ana, mi esposa era lo principal. Lo mío era pasajero y las combinaciones con Madrid son diarias y a precios muy asequibles así que decidimos estar separados por un tiempo.

Zeina, quién se había desabrochado un botón mas de la camisa, por lo que adiviné se sento a mi lado y hablaba conmigo sobre la vida y la familia y cada vez que sorbía el té pasaba su lengua por sus labios y a mí me estaba matando…..yo estaba caliente como el pico de una plancha…jajajaja..

Se acercó más a mí y me preguntó cómo eran los españoles….y ese fue el momento en que aproveché para acercarme también y sugerirle que se lo podía demostrar. Se acercó mas a mí y me besó. Exclamó algo en Arabe con el tiempo logré entender que suspiró "por fin" confesando que se moría por besarme.

En un minuto la tenía sobre mis piernas sentada mirando mi rostro y con su blusa desabrochada. Cerraba sus ojos y me pedía que la besara los pechos con fuerza. Eran grandes, muy grandes pero firmes, operados pero preciosos. Me pidió permiso para tocarme mas…y yo sorprendido de la petición y exceso de educación la supliqué que lo hiciera. Al parecer en su cultura la mujer es la sumisa y el hombre el que lleva las riendas en esos momentos.

Me sacó el pené casi sin darme cuenta y ladeando su melena con elegancia lo abrazó con sus uñas y me dio una mamada que jamás había recordado recibir. Me miraba y hablaba en árabe. Me moría por penetrarla, asi que la desnude de manera un poco ruda y ella se sorprendió por mi cambio de actitud….madre mía…llevaba ropa de interior que bien podía ser de una mismísima prostituta….morada y con encajes y muy mínima. Luego supe con el tiempo que la mujer árabe viste en su interior los mejores encajes para su hombre y esta vez no podía ser menos.

La comí su coño con ansia. Afeitada totalmente, me pedí en ingles que la follara ya, que no podía mas y ahí mismo la penetré sobre la alfombra del salón. La puse a cuatro patas y al principio ofendida dijo que eso no lo permitía su religión que era mala suerte pero mas rudamente la dije que confiase en mí y se relajó casi hasta el éxtasis. Sin ayuda de gel lubricante, nívea, saliva o líquido alguno….la metí mi polla por el culo de una ensartada…..y grito como jamás había oído a nadie…me insulto en árabe pero detra de ella ya….me pedía mas….y repetía una y otra vez "Al jandulilah" (Alabado sea Dios…)

Le mordí los pezones, la llené de semen por sus pechos, la follé por el culo varias veces..hasta logre que se masturbara delante de mi varias veces, al principio avergonzada por tal experiencia pero luego con el arte de una modelo porno. Se metió una berenjena, me comió la polla varias veces bebiendo todo mi jugo….y me repetía que no quería que se acabara nunca ese momento. Por fín había conocido el sexo de verdad lejos de la precariedad y sumisión que resulta ser la relación entre ambos de su cultura donde del misionero no pasan y ella no tiene ni voz ni voto.

La aseguré que eso sólo había acabado de empezar y que la esperaban muchas mas lecciones de cómo se folla en mi país y de cómo es un español.

(continuará)….