Mi profesora de aeróbic

Nunca me imaginé que ese culito que veía moverse en clase iba a ser con el que tuviese mi primera vez lesbica.

Nunca me había animado a ir a clases de aeróbic porque no me llamaba en absoluto la atención aunque el día que la vi cambió todo. Soy una chica menudita y joven. Para los que no me conocéis y me animé por eso de mantener un buen cuerpo… Por aquel entonces yo tenía novio y la vida más o menos resuelta con él pero apareció aquella mujer con ese culito que sólo una profesora de aeróbic puede tener. Resultaba algo hipnótico seguir la clase y no podía parar de mirarlo. Mucho más cuando teníamos que levantar la pelvis… no paraba de imaginármela cabalgando sobre mí con una polla de mentira. Creo que cada día volvía a casa más excitada.

Al acabar la clase nos íbamos a duchar y un día me retrasé en entrar al vestuario. Me desnudé para entrar en la ducha y desde detrás de una de las puertas de las duchas asomó su rubia cabeza empapada:

-Ayúdame con el agua caliente, por favor, que no la logro poner.

Enseguida fui hacia allá y se la intenté arreglar aunque tenía claro que no tenía ni idea de lo cómo se hacía… la verdad es que me moría de ganas de verla desnuda. Estaba empapada y notaba cómo mi clítoris se iba haciendo cada vez más grande y se mojaba. Miré su coño rubito y sentí unas ganas tremendas de lamerlo; miré sus tetas tan blancas, con los pezones rosados… y me vio:

-¿te gustan mis tetas?-dijo resuelta-A mi me encantan.Tócalas

Cogió mi mano y algo descolocada aún noté cómo su pezón se hacía cada vez más pequeño y más duro.

-He visto cómo me miras el culo en clase-dijo sonriendo.

Al igual que hizo antes, puso mi mano en su culo y fue entonces cuando me cogió por la cintura y me besó. Yo me aparté:- no soy lesbiana-le dije.

-Yo tampoco-me contestó y me volvió a besar. Hace días que te observo, que pienso en lo que pasa por tu cabeza y que me excito pensándolo. Vamos a dejar que las cosas pasen por una vez.

Me sentí avergonzada pero no quería dar marcha atrás.

Acercó su mano a mis tetas y las chupó mientras el agua caía sobre nosotras, luego la puso sobre mi coño y empezó a acariciarlo. –Eres una perra-Le dije. Ella me miró, me besó de nuevo y se agachó para lamerme. Mi clítoris estaba a punto de explotar. Toqué su coño: estaba muy mojado y le metí un dedo, otro… ella correspondió metiéndome uno por el culo: -¿Quién es la perra ahora?- a la vez que le metía meno sin parar. Sentía mi coño lleno con sus dedos que jugaban con él sin piedad. Entonces tomó el bote de gel y me lo metió:-las putitas deben estar limpias. Notaba el frasco frío recorrer mi interior y deseé que me lamiese. Ella tomó mi cabeza y me dijo que me agachase y comí su coño. Era la primera vez que lo hacía: recorrí sus labios con mi lengua chupando su jugo. Entonces me indicó que me levantase y me pidió que me pusiese a cuatro patas. Ella se agachó y empezó a comerme el clítoris de una forma que me resultaba imposible

de creer. Era la sensación más caliente de mi vida. Ya no podía aguantar más y estallé en un sonoro orgasmo que debió oírse en todo el vestuario. No quise pensar que hubiese nadie… Al acabar salió de la ducha y se empezó a vestir sin mediar palabra. Yo salí al poco. Me sentía algo aturdida aún cuando se acabó de peinar, se giró y me dijo:

-Nos vemos el jueves en clase.

Nunca más volvimos a hablar de aquello. Fue como un fantasma, como una fantasía secreta. Como si no hubiese pasado nada… Y yo nunca, hasta ahora, lo había contado a nadie. Gracias por ser mis confidentes.