Mi Profesor de Química

Como la química se convirtió en mi materia favorita...

Las cosas entre mi primo y yo marchaban sobre ruedas, ya teníamos cierta rutina para nuestros encuentros sexuales, que dicho sea de paso eran unas sesiones extraordinarias. No lo hacíamos tan seguido como hubiésemos querido, a lo sumo 3 veces a la semana. Pero a pesar de que me gustaba estar con él, empecé a buscar en la Universidad a alguien que me gustara tanto como mi primo para llenar esos días en los que no podía estar con él.

Así, que un día en mi clase de química reparé en el profesor. Él era bastante elegante, de buen porte y su pelo ya pintaban algunas canas. La verdad que al inicio de clases no le había prestado mayor atención de la que se le presta a un profesor de muy buen ver, pero que al fin y al cabo es un profesor. Sin embargo, ese día estaba particularmente atractivo.

Me encapriché con él y, a medida que pasaban los días, empecé a fijarme en el profesor, él tenía pequeñas atenciones conmigo, y eso que yo no era la más guapa del salón, más bien soy bastante normalita. En fin, el profesor se hizo buen amigo de todos los de mi grupo y así resultó invitado a la celebración del cumpleaños de mi Amiga Romina.

Esta fiesta fue por todo lo alto, y había que ir de gala. Por supuesto fueron todos los de mi grupo con ganas de pasarlo genial, en especial yo, sobretodo después de haber visto llegar a mi profesor. El siempre fue muy correcto, se acercó a nuestra mesa y nos presentó a su esposa, una señora bastante atractiva para ser sincera, y a sus hijos, que por cierto no estaban nada mal, estuvo charlando con nosotros un rato más y se despidió diciéndonos que bailaría una pieza con cada una de sus hermosas alumnas en cuanto su esposa se lo permitiera, todos le reímos el comentario y ellos se retiraron a su mesa. La fiesta estaba muy bien y nosotros estábamos pasándola bomba. De vez en cuando echaba un ojo hacia donde el profesor estaba y lo veía pendiente de lo que acontecía en nuestra mesa, aunque bailó una que otra pieza con su esposa, no sé acercó a invitarnos a bailar como había dicho cuando llegó.

Él estaba vestido muy elegante y yo no me quedaba atrás, tenía puesto un vestido negro de caída muy suave y tirantes muy finos, estaba hecha toda una tentación.

Yo estaba en grupo hablando cerca de la pista, cuando sentí que alguien me tocaba el hombro, cuando me giré para ver quien era vi que era mi querido profesor de química, me tomó la mano y sin decir nada me llevó a la pista. Una vez en la pista él me abrazó y soltó un suspiro muy profundo y me dijo:

No sabes lo ansioso que estaba de que llegará este momento.

¿Por qué? – Le pregunté yo.

Si te lo digo te puedes molestar conmigo.

Por supuesto que no, profesor, dígamelo, yo quiero saber.

Quería que llegara este día para poder invitarte a bailar y así poder hacer lo que estoy haciendo, es decir, abrazarte y poder oler tu aroma.

¡Vaya!, parece que yo le gusto mucho, profesor. Lo que no entiendo es el por qué.

No veo porque no me puedes gustar. Eres joven, llena de vida, alegre y tiene una mirada sensual y pícara que me vuelve loco y una boca llena con labios provocativos no sabes las veces que me he tenido que contener en clase para no acercarme a ti y besarte.

Profesor, la verdad es que me halaga mucho gustarle a un hombre maduro como usted.

Me sonrió y me apretó un poco más, la música se fue haciendo más lenta e íntima y hasta bajaron las luces de manera que quedó casi en penumbras el salón de baile. Tan pronto esto sucedió, mi profesor me acercó más a él y mi cuerpo quedó literalmente pegado al suyo. Empezó a acariciarme con la mano que tenía en mi espalda, muy suavemente, la subía y la bajaba lentamente, hasta que llegó a mis caderas y a medida que hacía esto yo sentía que su entrepierna iba aumentando de tamaño, y por instinto empecé a mover mis caderas de manera que lo frotaran.

¿Quieres que salgamos un momento al jardín? - Me preguntó con la voz un poco ronca

¿Crees que sea buena idea? - Le pregunté.

Una cosa era dejarme manosear por él en la penumbra y otra muy diferente era estar a solas y expuestos a que nos descubrieran. Eso era peligroso tanto para él como para mí, por aquello de la ética y todo el rollo de la Universidades y de que un educador no se puede liar con un (a) alumno (a). Aunque para ese momento ya estaba excitada por el bulto que había estado frotando con la parte baja de mi cuerpo.

No pasará nada que no quieras, pero necesito besarte y si lo hago en la pista, nos pueden ver y eso sería un problema para los dos. Será que no quieres seguir con lo que empezamos con el baile? - Me preguntó.

Claro que quiero, y claro que quiero que me beses, es solo que aquí hay mucha gente. ¿Y si nos buscan? ¿Además, dónde metiste a tu mujer?

Todos están bailando, nadie se darán cuenta, tus amigos pensarán que andas por ahí y mi mujer la envié a casa con mis hijos. Ellos mañana salen de viaje y no se querían desvelar demasiado. Yo me quedé solo para poder estar un rato contigo y poder hablarte en un sitio diferente al aula de clases. Vamos un momento al jardín, por favor.

Me decía todo esto mientras empujaba sus ingles contra las mías y me tomaba de la cintura mientras nos movíamos a ritmo de la música. Ya sentía mis pezones duros, y la verdad si que quería seguir. Giré mi cabeza y me fijé en las demás parejas, todas estaban abrazadas, algunos hasta se estaban besando aprovechando la oscuridad, entre ellos varios de mis compañeros de curso. Entonces me decidí y le dije:

Vamos

Me tomó de la mano y salimos al jardín, nos alejamos hasta que la música se escuchaba lejana. Entonces paró de repente entre unos setos y me abrazó con fuerza y sin decirme nada me besó con fuerza, como desesperado y yo me dejaba hacer. Me recorría el cuerpo con sus manos, como si no supiera donde tocar primero, hasta que se decidió por mis pechos y me los apretó suavemente. Se separó de mi boca y me dijo:

Te quiero besar los pechos ¿Me dejas?

Claro profesor, haga lo que guste.

Que linda eres, te quiero comer toda, déjame hacerlo, por favor.

Tome de mí lo que quiera, solo no me rompa el vestido, por favor.

Uhmm, que rico, déjame que te lo quite.

Me abrió el cierre y bajo los tiros del vestido y mis pechos saltaron libres y mis pezones erectos fueron engullidos por su boca hambrienta. Mientras me comía las tetas me terminó de bajar el vestido, estaba como loco y yo sentía sus manos por todo mi cuerpo. El dejó mis tetas un rato y empezó a besar mi abdomen hasta llegar a mi ombligo, lo besó y siguió bajando hasta posar su boca sobre mi pubis cubierto solo por mis bragas.

¿ Puedo quitártela? - Me preguntó, mientras veía fijamente mi entrepierna.

Claro, profesor.

Me la quitó y me hizo abrir un poco las piernas.

¿Eres virgen? - Me preguntó mientras metía uno de sus dedos entre mis labios vaginales.

Ohhhh, No, hace poco que dejé de serlo, Uhmm.

Entonces ya has probado las delicias de la carne, ¿Quién fue el afortunado de ser el primero en poseerte, pequeña?

¿Para qué quieres saberlo? Solo interésate por lo que estamos haciendo ahora y hazme gozar, Uhmm que rico mueve sus dedos, profesor.

Te gustas que te coja con los dedos?

Síiiiii.

Le dije entre suspiro. Luego sacó su dedo y lo metió en su boca como probando mi sabor y enseguida abrió más mis piernas y empezó a comerme el coño. Ahí estaba yo, desnuda, de pie y mi profesor agachado entre mis piernas comiéndose mi sexo completamente vestido y arrancándome grititos de placer. Sentía mis piernas de gelatina y un calorcillo recorriendo todo mi cuerpo.

Uhmm, si me sigues comiendo el coño así me correré en tu boca. - Le decía mientras me sujetaba de su cabeza para no caerme.

Hazlo, quiero tomarme todos tus jugos, que rico, Uhmm.

Siiii, Ohhhh, lo haces muy bien, desde hoy serás mi profesor favorito, chúpame, Uhmm, cómete todo mi coño, Uhmm, estoy por correrme, que rico, ahhhhhh.

Entre un suspiro y otro me corrí en su cara, mientras él me apretaba fuerte como si quisiera llegarme muy adentro mientras yo tenía mi orgasmo. Luego me recostó de la hierba y se bajó los pantalones y su ropa interior (de hecho fue lo único que se quitó)

Quieres más, nenita?

Sí, profesor, quiero saber todo para poder complacerlo. – Le decía mientras abría más mi piernas para que viera mi coño bañado de su saliva y mis flujos.

No tenemos tiempo para enseñarte, pero no te preocupes, ya me estás complaciendo con solo dejarme disfrutar de tu cuerpo, que rica tetas tienes, son grandes como me gustan a mí y tienes un coñito estrecho y muy, muy caliente. No sabes como te he deseado durante todo este tiempo. -- Me decía mientras se pajeaba y se acercaba hasta mí.

Chúpamela, nena, sácale la leche a tu profesor.

Tomé su verga y la metí toda en mi boca. No era muy larga, pero si gorda y estaba durísima.

Uhmm, que rica, Uhmm, que verga tan gorda y dura, Uhmm, está deliciosa me la comeré toda.

Sí cómetela toda muñequita, ohhhh, siiii, así que bien mamas, se ve que has hecho tu tarea con tus amiguitos, no pares, no pares, que boca tan caliente, que lengua de zorrita caliente tienes.

Estaba como loco, me agarraba las tetas y me pellizcaba los pezones y me decía cosas obscenas.

Uhmm, que rico mamas, se ve que te aplicabas en los juegos con tus amiguitos. Uhmm, ven levántate, nenita y ponte de espalda.

¿Qué vas a hacer?

No te preocupes que te va a gustar.

Diciendo esto me ayudó a levantarme y me puso de espalda a él y me indicó que me sostuviera de los setos. Así lo hice e inmediatamente empezó a besarme la espalda y a apretarme las nalgas, me recorrió la espalda con su boca hasta llegar mis glúteos y me dio pequeños mordiscos, luego se irguió y me abrió las nalgas y empezó a sobarme con la punta de su pene duro la entrada de mi ano y luego lo baja hasta la entrada de mi sexo y mi clítoris, me metía solo la cabeza y la retiraba y volvía a sobarme la raja húmeda y mi clítoris ya duro como piedra y lo subía otra vez hasta mi ano.

Uhmm, sigue no te pares, cójeme ya. Cójeme duro, clávamela de una sola vez.

Quieres que te coja, ricura?

Síiiii, métemelo todo, no importa que me duela. Quiero que me cojas.

Si, me gusta que me lo pidas, desde ahora solo serás mía, solo conmigo, podrás hacer esto, ricura.

Dicho esto me agarró firmemente por las caderas y me lo clavó de una vez. La verdad fue que me dolió un poco, pero yo estaba tan excitada que no me importó, solo pensaba en lo rico que se sentía tener un pedazo de carne tan gorda saliendo y entrando de mi coño húmedo. Estaba en el cielo y gritaba de puro placer. Me estuvo bombeando con mucha fuerza hasta que no pudo más y se corrió dentro de mí. Y yo sentía que me iba cuando sentí su esperma caliente bañando las paredes de mi vagina.

Lléname toda, profe, ahhh que verga más rica, siii, Uhmm

Uhmm, que rico, eres divina. Quiero cojerte toda la noche, ricura. Pero debemos volver a la fiesta, ya ha pasado casi una hora.

Y dicho esto, sacó su pene de mi coño aun chorreando semen, yo no me resistí y me agache a lamerlo. Estaba rico y yo enardecida no dejé ni una gota. Cuando terminé me ayudó a levantarme y con una sonrisa pícara empezó a recoger nuestra ropa y de su pantalón sacó un pañuelo y con él me limpió la cara y la entrepierna, luego me ayudó a vestir, se puso su ropa interior y su pantalón y en silencio nos dirigimos de vuelta a la fiesta. Cuando llegamos ya estaban tocando música más alegre y nos colamos hacia una esquina de la pista y comenzamos a bailar como si nada. El acercó su boca a mi oreja y me dijo:

Gracias por hacer mi fantasía realidad y dejarme disfrutar de tu joven cuerpo. Nunca lo olvidaré.

Yo tampoco, profesor, fue demasiado rico y si a usted le parece bien, lo podremos repetir en alguna ocasión.

Claro nena, pero ahora es hora de que vayamos a nuestras respectivas mesas.

Así que cuando terminó la pieza, me acompañó a mi mesa y se despidió de mí con un “muchas gracias por bailar conmigo y nos vemos en clase el lunes”

Desde ese día fui una excelente alumna y Química se convirtió en mi materia favorita.