Mi profesor de matemática
Me enamoré desde que lo concí, mi amiga lo tuvo primero, hasta que con el tiempo gozamos los tres en una noche inolvidable.
Mi profesor de Matemática
Lo conocí cuando postulé al Instituto, en la fecha del examen de ingreso, el cuidaba en el aula que me tocaba, me dio la impresión que era un amargado, era muy alto, casi un metro noventa, pelo largo, lacio y ralo.
Sus ojos eran claros, labios muy finos y no le gustaba hablar. Muy serio él, como para no intentar hacer trampa en el examen, después cuando ingresé me di con la sorpresa que iba a ser mi profesor de matemática, ya estaba más afable, se mostraba a veces de buen humor, de un humor muy fino, le encantaba hacer amistades con jóvenes, él tenía en ese entonces 35 años y dos hijos. Yo establecí una amistad muy buena con una chica de mi edad, 18 años, muy buena y un poco sufrida, tenía un hijo de meses de nacido, por lo que su cuerpo era de una mujer madura, tenía un buen trasero y senos grandes, era provocativa, usaba unos calzoncitos diminutos que se notaban en los pantalones y vestidos que usaba muy apretados, eso más la reputación de madre soltera, la hacían ver como una mujer fácil, o creo que era fácil y mis ojos de buena amiga la veían simplemente como una mujer liberal y desinhibida.
En una oportunidad con unos tragos encima me confesó que el profesor de matemática la traía loca y que había soñado que le hacía el amor en el campo, tragos más tarde me dijo con mucha firmeza que el profe tenía que ser suyo. Yo no podía competir con ella, todavía era virgen y sólo me masturbaba pensando en él. Ella empezó a desarrollar sus estrategias, insinuaciones van, provocaciones vienen, una tarde ella conociendo su rutina de fines de semana, lo esperó por un camino donde en horas de la mañana el se dirigía a su chacra en un moto grande y vieja que tenía. La llevó, después me contó, y en la casa de campo ella lo besó y se le entregó, él sorprendido, nunca lo había hecho con una alumna no pudo consumar, se sintió mal, le juró que era la primera vez que le pasaba esa experiencia disfuncional, ella, lejos de retirarse se empecinó en que tenía que estar con el.
En una oportunidad se encontraron en una actividad económica, una fiesta para captar fondos para un partido político, ella había ido con su padre que pertenecía a esa agrupación, resultó que el padre tenía cierta admiración por el profesor, que era ingeniero y poeta. En el transcurso el padre le "presentó" al profesor, quien después del incidente del campo la evitaba y hasta le tenía cierto temor. El profesor le contó que estaba solo, su mujer había viajado de vacaciones, tragos después, ella se retiró y lo esperó en la esquina de su casa, cuando se recogía un poco mareado se dio con la sorpresa que mi amiga le estaba esperando sentada en su vereda muerta de cansancio por lo tarde de la hora, pero con las mismas ganas de entregarse a su profesor. No le quedó otra alternativa que hacerla pasar, por el temor que algún conocido lo vea con la chica.
Entrando a la casa el lo primero que hizo es ir al baño y ella entró al dormitorio, fue fácil para ella desvestirse, el vestido era suelto y corto, de una tela muy fina, no usaba sostén y se quedó en una tanga roja, cuando entró en el dormitorio la encontró como una aparición y sin mediar ninguna palabra la envistió, la besó frenéticamente y ella comenzó a sacarle la camisa, el con mucha torpeza se quitaba los zapatos mientras ella le mordisqueaba las orejas y la nuca, le besaba la espalda mientras el se zafaba del pantalón, cuando lo vio en calzoncillo se dio cuenta que esta era la noche deseada, mostraba una erección descomunal, se bajo el interior y la empujó de espaldas y como temiendo que se le bajara la erección la penetró con fuerza, ella alcanzó el primer orgasmo en esa arremetida torpe, el ya seguro encontró el ritmo, el alcohol y su experiencia amatoria y sintiendo que dominaba la relación hizo que le pusiera candencia, paró el movimiento y frenando el goce de ella, se retiró puso música suave, bajó la luz y se acostó al lado mirando al cielo le dijo: te saliste con la tuya, ahora vas a gozar como nunca has gozado, te vas a acordar toda tu vida de este momento. Ella pegándose a su hombro con los labios secos por el orgasmo alcanzado en tan breve tiempo, le dijo que le disculpase, la interrumpió besándola en la boca, no más palabras, le dijo, no más palabras, goza mi cielo, acariciándole la cara la empujó levemente hacia abajo, ella entendiendo comenzó a besarle el pecho, el seguía acariciándole la cara, lo vas a chupar mi vida, le dijo con voz ronca, ella le contestó que no sabía hacerlo, la verdad que nunca lo había hecho y que recién conocía el orgasmo, el hijo lo concibió con dos acostadas con su enamorado de la secundaria.
Llegando a su vello púbico, olió su sexo, le pareció un olor agrio, una mezcla de orines y secreciones hormonales y palpitante como estaba se lo llevó a la boca sintiendo sus dedos que le acariciaban su sexo por atrás, sintió su dedo juguetear alrededor de su ano y la llenó de jugos, se sintió en el cielo, nunca le había gustado tanto el sexo, encontró el compás y trató de no hacerle doler con sus dientes al inmenso miembro que entraba y salía de su boca, el con la otra mano le acariciaba ahora el pelo y seguía ahora jugueteando con su clítoris. Después de un buen rato la acostó de espaldas y comenzó a besarle todo el cuerpo, cerrando los ojos sentía sus besos en sus rodillas subiendo por sus muslos, presintiendo lo que seguía abrió las piernas, el con paciencia empezó a succionarle la ahora mojada vulva, se entretuvo en su clítoris, se sentía muy bien, en el cielo, empezó a moverse frotándolo con esa lengua experta en esas labores, el ahora le apretaba los senos con las dos manos, muerta de placer levanto sus pies y los colocó en sus hombros, no dejaba de succionarle el clítoris cuando llegó al segundo orgasmo, largo, muy largo, parecía una eternidad.
El se dejó mojar casi toda la cara, saboreando esos jugos, se deshizo del enredo y se puso a su costado, la trajo hacia su pecho y la acostó encima suyo, ¿te gusta mi amor? Le preguntó al oído, si tu me alocas, la calló con sus labios, la abrazó fuertemente y empezó a bajar las manos a sus glúteos, ella empezó a acomodar su sexo para la penetración, no pudo aguantar y con su mano lo colocó en la puerta, se sentó por que empezó a empujarle el pecho, quedó sentada con el miembro grande introducido hasta la mitad, la incomodidad y el poco dolor se fue perdiendo cuando lo tuvo todo adentro suyo, quería besarle para completar la dicha, pero el la detenía con la mano en el pecho, goza mi amor, le dijo despacio, y le cogió las manos y se las llevó a sus senos, quería que ella sola se acariciase, lo hacía sólo por complacerle, ya que se sentía rara, al comienzo, pero con los movimientos, sentía que no eran sus manos y se apretó fuerte sus senos, ahora la atrajo hacia si y empezó a besarla, sus nalgas empezaron a elevarse un poco, el ahora las acariciaba con una mano con la otra la seguía abrazando, empezó a juguetear con su ano que estaba completamente húmedo, mientras ella aceleraba el ritmo del mete y saca, ahora gimiendo como nunca lo había hecho.
Goza mi amor, goza, le decía al oído y ella sentía el dedo que le profanaba su rico trasero, nunca imaginó que le gustaría tanto y empezó su tercer orgasmo, con sacudidas espectaculares, sentía que todo su cuerpo sudaba y comenzó a gritar mientras el la levantaba con las envestidas, y cuando estaba cayendo el se la introducía con más fuerza, ella empezó a llorar de felicidad, sus lagrimas se mezclaban con el sudor que bañaba sus cuerpo, el ahora le decía al oído: ¿Quieres más mi amor?, ella contestaba: por favor, por favor, sin saber si pedía más o quería que terminara, el dejó de moverse enterrándole todo su longitud y sintiendo que le ajustaba espasmódicamente y apretándose fuerte como nunca, sintiendo que se le iba la vida en el orgasmo más largo y hermoso de su vida, que rico, que rico, era lo único que salía de su boca. ¿Quieres más mi amor? Soy tuya hazme lo que tu quieras, le contestó jadeante. Voltéate, ahora te lo voy a meter por atrás, sin perder tiempo, se dio vuelta, dispuesta a que su hombre le desflorara el culo, empezó a besarle la espalda mojada de sudor, con las manos en sus caderas le subió un poco el trasero que se veía enorme, colaborando e imaginando lo que quería, se apoyó en sus rodillas y sacó todo lo que pudo las nalgas, abrió las piernas dejando al aire sus dos orificios muy mojados, el empezó a meterle el dedo por su vulva, empezando a moverse, ahora le coloca el glande en la puerta de su ano, espera resignada la introducción que es dolorosa y lenta como una eterna agonía, sintiendo como ese miembro enorme y muy duro le profanaba sus carnes por una vía que para ella había sentido que era prohibida, cuando le introdujo la mitad el se quedó quieto, cogiéndole las caderas, le preguntó: ¿te gusta?, ella en respuesta empezó a retroceder para tenerla toda dentro, que consiguió al instante, ahora le metía la lengua a la oreja, despertándole un gusto indescriptible. Dime que te gusta, mi amor, si, dímelo, ahora le ordenaba, sintiendo que era su dueño le contestó con voz trémula, si me gusta mi amor.
Dime que eres mi perrita, la otra orden, había perdido el control y así cogida como estaba, sintió que verdaderamente le pertenecía, si soy tu perrita. Que rico culo tienes mi amor, dime que este será solamente mío, de nadie más, ¡dímelo! ¡Dime que soy el primero!, tu eres el único, le contestó con sinceridad, moviendo el culo y gozando como nunca, tu eres el único mi amor tu eres el único, dueño de todo, empezó a moverse frenéticamente, ahora con mucha fuerza se lo metía tratando de que le duela, dominante como nunca le dijo ¿Quieres más? Ella, sintiéndose morir le dijo: si más, más, golpeándole y haciendo un ruido chasqueante se la introducía sin parar acelerando el ritmo, la tumbó quedando acostado encima sintiendo ahora más apretado su ano y sintiendo que ahora los gritos de ella eran de dolor, le susurró: voy a acabar, ella abriendo las piernas quiso unirse al gusto y aún con el fuerte dolor que le causaba el enorme y duro miembro empujaba para atrás ahora aullando como una perra sintiendo que este orgasmo era con una mezcla de dolor y entrega para que su dueño terminara, sintiéndolo más duro que nunca con una mano le atrajo su cabeza a su oreja le dijo dejando de aullar: que rico eres mi cielo, que rico eres papi, ahora sintió que una leche viscosa le llegaba a los intestinos, oyéndolo pujar y sintiendo que se relajaba encima suyo, todo mojado, se sentía inundada de placer.
Con todas esas sesiones de sexo entre ellos, me conformé a saber que nunca iba a ser mío. Pasó el tiempo, ingresé a una Universidad, dejé inconclusa mi carrera tecnológica y mi enamoramiento platónico hacia mi profe. Al medio año de estar en la Universidad, conocí a mi primer amor, me le entregué, la primera vez fue muy rápido no gocé, pero lo amaba, después fuimos encontrando un buen ritmo sexual, me hacía terminar, me hizo conocer nuevas formas, me introducía su miembro por todos mis orificios, acababa en mi boca, nos hicimos unos golosos, hasta que se terminó, conocí un vecino de la edad de mi padre, que tenía una familia muy bonita, pero nos hicimos amantes por un tiempo, allí supe que siempre era atraída por hombres mayores y prohibidos.
Un día después de una reunión social con mis compañeros de trabajo, me encontré con mi amiga la amante de mi querido profe, estaba mareada, nos abrazamos, se alegró y me llevó a su apartado y, ¡sorpresa! Estaba con el profe. El se sintió un poco avergonzado, ella me dijo que estaba regia, ella seguía atractiva y sensual. Me contó bajito que le había dicho a Walter, así se llamaba el profe, que yo había estado enamorada de él. Seguimos tomando, el me sacaba a bailar y notaba que me miraba con mucha atención, buscaba agarrarme las caderas, las manos, me hacía rozarle mis senos y me hablaba al oído, pasando un par de horas me invitaron a su casa, tenían un depa pequeñito, pocos mueble y una cama inmensa, tenía buen olor, era su nido, destapó unas cervezas, comenzaron a besarse, yo me hice la dormida y empezaron a amarse, le quitó el vestido y empezó a besarle los senos, le bajó su tanguita y yo super excitada sentía como me mojaba, él le ordenó que me llevase a la cama, ella un poco temerosa me llevó yo me dejé llevar, el ahora le dijo que me besara, ella cumplía, comenzó a meterme su lengua, mientras el me desvestía, comenzó a lamerme toda yo le facilité, abrí las pernas y saboreaba mis jugos con delicia, bajaba de vez en cuando y me emtía la lengua al ano, ella seguía acariciándome los senos y besándome con ternura, se dio cuenta que estaba gozando, el ahora nos miraba con las manos en la nuca y su miembro bien erguido, ella me jaló hacia el, empezó a chuaparle esa hermosa herramienta, las dos nos turnábamos y el gozaba mucho, hizo que me sentara, sintiendo como centímetro a centímetro era toda mía, le pedí que me la metiera por atrás, me di la vuelta y vi como mi amiga se masturbaba viendo como el me la introducía despacio, acabé así, con unas embestidas brutales, no me interesaba, verle la cara, me lo imaginaba como lo vi y me gustaba la primera vez en el instituto, así me gustaba y me estaba haciendo gozar hasta la locura, acabó dentro mío sentí que me inundaba llegando aun orgasmo perfecto, inovidable.