Mi profesor

He suspendido un examen y mi profesor me cita en su despacho para contarme que tengo que hacer para subir nota...

Todo empezó cuando recibí un e-mail de uno de mis profesores de la universidad, donde me comunicaba que quería verme al día siguiente en su despacho porque había suspendido su examen y quería hablar conmigo, para comentarme porque me había suspendido y que podía hacer para subir nota. Me sorprendió mucho haber suspendido, porque era una chica muy estudiosa, y el examen me había ido de maravilla, y me pasé la noche preocupada casi sin dormir, y pensando que me iba a pasar todo el verano estudiando.

Por la mañana, cuando me levanté, seguía pensando en el correo de mi profesor, y cada vez lo entendía menos, porque lo normal hubiese sido que yo, al ver que había suspendido, pidiera revisión de examen, y no entendía a que venía tanta molestia. Además casi ni me conocía, porque había ido poco a su clase, la verdad es que cuando me envió el correo yo estaba convencida de que no sabía a quien se lo escribía, y pensaba que lo había hecho con todos los alumnos que habían suspendido.

Era un hombre de unos 48 años (yo tenía 22), alto, moreno, muy serio y bastante antipático, de esos que nunca saludan cuando te ven por los pasillos de la universidad, y no muy atractivo, pero tenía fama por su enorme paquete, que se le marcaba llevase los pantalones que llevase.

Me duché y me vestí. Me puse una falda negra, larga, y una camiseta roja, ajustada, con un buen escote que dejaba bastante al descubierto mis pechos, que no son pequeños (105 de sujetador). Me tomé mi café y me fui para la universidad pensando en qué era lo que tendría que hacer ese verano para subir nota. Llegué puntual, a las 10 de la mañana, y llamé a la puerta de su despacho, me hizo pasar en seguida.

Hola Laura – me dijo con rostro serio.

Hola – dije yo sorprendida de que supiera mi nombre -. Buenos días.

Noté como sus ojos se clavaban en mi escote, pero pensé que eran imaginaciones mías, porque no era un hombre que tuviera fama de ligar con las alumnas. Encima de la mesa tenía mi examen, aparentemente si corregir, y eso me sorprendió.

Habrá recibido mi correo, ¿no? – me dijo – Ha hecho usted un examen muy por debajo de su nivel, y no me ha quedado más remedio que suspenderla.

¿Debajo de mi nivel? – dije yo algo indignada. ¿Qué sabía él sobre cuál era mi nivel? – Debe puntuarme como al resto de la clase, ¿qué significa que estoy por debajo de mi nivel?

Creo que usted es una buena estudiante, y tendría que esforzarse más.

Había algo en aquella cita que no me cuadraba, y me estaba poniendo algo nerviosa. Notaba que sus ojos estaban cada vez más fijados en mi escote, tenía la sensación de que me desnudaba con la mirada, y tengo que reconocer que esa sensación no me disgustaba del todo, al contrario, la imagen de ese hombre mirándome fijamente me estaba excitando, sobre todo cuando pensaba en lo que decían de su paquete

Estuvo enseñándome lo que había hecho mal del examen, y lo que tenía que hacer para subir nota, y cuando me levanté para marcharme se levantó él también, me acompañó hasta la puerta, y cuando iba a salir noté su mano en mi culo y me susurró al oído que le ponía muy cachondo y que llevaba todo el curso esperando ese momento. Yo me quedé paralizada, no sabía si quedarme allí o marcharme corriendo, pero no me moví, y él empezó a meter su mano por debajo de mi camiseta, buscando mis pechos. Los apretaba con fuerza, y yo estaba cada vez más caliente. Me quitó la camiseta y el sujetador y me estuvo sobando las tetas un rato, mordiéndome los pezones, lamiéndome, y me dijo que des de que me había visto el primer día de curso había deseado follarme. Yo no dije nada. Me desabrochó la falda y me quedé solo con un tanguita negro, me puse de rodillas y le desabroché los pantalones, se la iba a mamar a mi profesor, estaba como loca. La tenía enorme. Entonces se abrió la puerta, era Lorena, una profesora joven, mulata, con un cuerpazo impresionante, y unos pechos más grandes que los míos, y me excitó que nos viera, pero todavía me excitó más ver como cerraba con llave y se desnudaba y empezaba a tocarme las tetas mientras yo se la mamaba al profesor.

El profesor me levantó y me sentó encima de la mesa, y entonces Lorena empezó a comerme el coño, que a esas alturas ya estaba completamente mojado, y tuve mi primer orgasmo, me ponía muy cachonda estar con otra mujer. Entonces ella se tumbó en el suelo, y yo me arrodillé para devolverle el favor, estuve jugando con mi lengua entre los labios de su vagina, lamiendo su clítoris, mientras la oía gemir de placer. Mi profesor me apartó de ella y me tumbó en la mesa: "te voy a follar puta" me dijo. Y empezó a meterme su enorme polla. Y entonces tuve otro orgasmo. Cuando estaba a punto de correrse se apartó y se corrió sobre los pechos de Lorena, que seguía tumbada en el suelo, masturbándose mientras veía el espectáculo, y yo limpié el semen de los pechos de Lorena con la lengua. Lorena y yo seguimos jugando un rato delante del profesor, hasta que él estuvo a punto para follarme otra vez, esta vez por detrás.

Cuando salí del despacho me parecía que flotaba, todo olía a sexo y estaba un poco avergonzada por lo que había hecho, pero muy satisfecha, porque además me había aprobado el examen con matrícula de honor. Des de aquel día seguimos quedando de vez en cuando, sobre todo mi profesor y yo, sin Lorena, aunque alguna vez hemos quedado las dos solas para jugar