Mi profe, mi primer amor... (Continuación) Parte I

Romanticismo y acción combinados...

Antes de seguir voy a contarles un poco sobre mi. Actualmente tengo 21 años, soy de estatura media, y rellenita, abrazable como me gusta decir a mi. En aquella época tenía rastas en todo mi pelo, de múltiples colores  y del lado derecho mi amada rapada, siempre me gustó jugar mucho con mi pelo. Ahora sí, continuemos.

Puesto que no quedaban muchas personas de las que me apeteciera saber algo para lanzarle la pelotita, se la lancé a la profe y pregunté

-Cómo le gusta relajarse cuando está cansada? Con quién vive? Tiene mascotas?

Ella sonrío extrañada y mientras tomaba la pelotita dijo

-Cuando estoy cansada no hay nada mejor que un buen baño y masajes para despejar, vivo sola y tengo dos gatitos, Ludovico y Simón.

Bueno el juego siguió su curso, cuando terminamos hablamos un poco de cómo serían las clases y finalmente terminó la hora.

Todos salimos al recreo y la profe se fue, el resto del día transcurrió con normalidad, salvo por Ari que insistía en preguntarme por qué le había tirado la pelotita a la profe, y por qué le había preguntado esas cosas.

Hasta el momento nunca me había cuestionado el tema de mi sexualidad, siempre me consideré una chica muy abierta a la que no le asusta ningún sentimiento, pero nunca dije nada respecto al tema, más que nada por mi familia, ellos son muy cerrados, jamás entenderían.

En mi mente cada vez estaban más presentes los ojos y la sonrisa perfecta de Samantha, debo admitir que más de una vez imaginé como sería tener una relación con ella, incluso llegue a fantasear, pero nada más que eso, pensaba que sería una locura y que ella nunca se fijaría en una chica como yo, ni siquiera estaba segura de que se fijara en una mujer.

Aunque algunos de los chicos más grandes del instituto, que la habían tenido en cursos anteriores decían que ella era lesbiana, que ella misma lo había dicho en una clase, pero yo en realidad no creía mucho eso.

Los días fueron transcurriendo con normalidad, así pasaron dos o tres semanas aproximadamente. Samantha no salía de mi mente nunca, las clases con ella eran las mejores, yo aprovechaba para grabar en mi mente cada momento y luego recordarlo.

Me empezaba a dar cuenta que no sería fácil sacar a Samantha de mi mente, así que ilusa yo decidí engancharme con una chica de otra clase llamada Marta, pensado que así podría reemplazar a la profe y olvidarla, pero nada salió como esperaba, de hecho cada vez que besaba o rozaba la piel de Marta imaginaba que era Samantha. Manteníamos nuestra relación en total secreto, nadie lo sabía, me aterraba muchísimo el hecho de que mi familia pudiera enterarse. Decidí seguir unas semanas así, convencida de que lograría quitar de mis pensamientos a la profe y enamorarme de Marta. Pero no, todo lo contrario.

Así que un día tomé coraje y le dije toda la verdad a Marta, que no podíamos seguir porque no era de ella de quien yo estaba enamorada sino de otra persona, que había intentado de todas las formas posibles para mi olvidarme e intentar que lo nuestro funcionara pero que era imposible.

Ella con los ojos llenos de lágrimas me dijo

-Estás enamorada de la profesora verdad?

Yo respondí algo nerviosa

-De qué hablas? De qué profesora?

-De Samantha, vamos no te hagas la tonta?

-Estás loca? De dónde sacaste eso?

-Se nota en como la miras, además más de una vez cuando nos besábamos me has dicho Samantha y no Marta.

Yo me limité a bajar la mirada y murmurar

-Perdón

-No te perdono nada, te juro que esto no va a quedar así, vas a sufrir tanto o más que yo, todos se van a enterar de que sos una lesbiana asquerosa y que estás enamorada de tu profesora.

-Por favor Marta, no seas así, dije mientras intentaba agarrar su brazo para tranquilizarla.

-No me toques, ya dije lo que tenía para decir dijo mientras se echaba a correr.

Ese día luego de lo que sucedió no entré más a clase, me quedé en una especie de plaza que hay a una cuadra del liceo, esperando que fuera la hora de la salida para irme a mi casa. Tenía 3 horas aún para que eso sucediera.

Mis lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas mientras recordaba lo que había pasado anteriormente, estaba muy acurrucada en un banco llorando, cuando de repente una voz que se me hizo muy conocida me interrumpió diciendo

-Hola Natalia, estás bien?

Levanté la mirada y efectivamente esa voz la conocía muy bien, era Samantha

No podía hablar, simplemente dije que si con la cabeza

-No me mientas, mira cómo estás, te molesta si me siento acá contigo?

Moví mi cabeza diciendo no mientras bajaba los pies del banco para que se pudiera sentar. Limpió el banco con sus manos y se sentó.

-No me queres contar qué te pasa? Por qué estás así? Ya sé que soy tu profesora, pero eso es dentro del liceo, acá afuera podes tenerme confianza y contarme lo que sea que te voy a entender, dale, te va a hacer bien hablar con alguien y desahogarte.

-Me da vergüenza, dije mientras me secaba un poco las lágrimas, además usted no me entendería jamás

-Naty, no me trates de usted que no me gusta, dale que vas a ver cómo te entiendo, no seas tonta, no tenes que sentir vergüenza por nada

-Peeero…

-Dale Naty, confía en mí

-Es que... dije mientras las lágrimas empezaban a correr otra vez por mis mejillas

-Puedo abrazarte?

Dije que si con la cabeza y ella me abrazó, fue un abrazo muy tierno, realmente me sentí protegida rodeada por sus brazos, estuvimos así varios minutos hasta que yo logré calmarme bastante. Nos apartamos y me miró muy fijamente, yo bajé la mirada, no podía resistirme a esos hermosos ojos verdes que me miraban.

-Querés ir a mi casa a merendar y hablamos tranquilas? Vivo a pocas cuadras de aquí. Prometo no hacerte nada malo dijo mientras sonreía

-Me encantaría, pero tengo que volver a casa, mis padres se preocuparían

-Podes llamarlos y decirles que te quedas un rato más porque tenes que ir a lo de una amiga o algo a hacer un trabajo para mañana, que sino la profe de música te mata y te baja la nota, dijo entre risas.

-No estoy segura

-Dale, te va a hacer bien hablar con alguien, y si no queres hablar por lo menos te despejas un rato

-Bueno, dije y saqué mi celular

Hablé con mi madre, la cual me dijo que no había problema, que ella y papá se irían a la casa de unos amigos a pasar la tarde y cenar, así que probablemente cuando regresara no estuvieran, que me preparara cualquier cosa para cenar y que me cuidara.

-Samantha, me dijo que no hay problema, vamos entonces?

-Genial, te gusta caminar o vamos en taxi?

-Vamos caminando, me gusta más

-Genial a mí también

Caminamos las siete cuadras hasta su casa hablando de cosas muy triviales, hasta que llegamos, por fuera era una casa muy bonita, tenía un jardín bastante amplio con muchas plantas al frente de la casa.

-Bueno, aquí es. Pasá y sentite como en tu casa.

-Vale

Entramos y me dijo que dejara mis cosas cosas en el salón que ella se dirigiría a la cocina, que luego fuera, y así fue

-Que querés merendar? Café, té, chocolatada, leche?

-Lo que sea, me da igual

-No, dime tú

-Pues un té estará genial

-Bueno y sacó una caja de madera llena de distintos tipos de té y me dio a elegir mientras ponía el agua a calentar.

Elegí uno de manzana y canela, ella tomó uno de vainilla y guardó la cajita.

-Estas galletitas te gustan dijo mientras señalaba una lata

-Sí, son mis favoritas

-Que bueno! Queres merendar en el patio del fondo o adentro?

-Prefiero el jardín

-Genial dijo y empezó a llevar las cosas para poner la mesa mientras yo la ayudaba, bueno, el agua ya estaba lista así que la llevamos a la mesa junto con los sobres de té y dos tazas.

-Bueno, sentate y merendemos dijo

Yo obedecí y así lo hice

-Y ahora me vas a contar o te sigue dando vergüenza? Dijo mientras reía

-Me sigue dando vergüenza dije algo apenada

-Vamos, no seas tonta, qué puede ser tan malo como para darte  vergüenza?

-Estemm… Conoce a Marta, la chica de bachillerato científico?

-Sí

-Pues, ella y yo… Bajé la mirada, me quedé colorada y en silencio

-Ella y tú?... Qué?

-Nada

-Son novias?

Mi cara fue de absoluta sorpresa

-Lo éramos… Cómo lo supo?

-Simplemente lo intuí, como te daba tanta vergüenza. Y terminaron y estás así por eso?

-Algo así…

-Cómo que algo así? Ella te dejó entonces?

-No…

-Y entonces?

Suspiré…

-Terminé con ella porque no es de ella de quien realmente estoy enamorada, y ella me dijo que se encargaría de contarle a todos que era lesbiana y quien me gustaba. Los ojos se me llenaron nuevamente de lágrimas

-No llores que no es nada malo. Realmente te gustan las chicas?

-Peero… Sí

-Y entonces cuál es el problema en que se sepa?

-Que mis padres nunca lo entenderían

-Eres su hija, tarde o temprano lo entenderían.

Yo simplemente moví los hombros…

-Te puedo contar un secreto?

-Sí, dije extrañada

-Cuando tenía tu edad estaba exactamente igual que tú, aterrada porque mis padres supieran quien era realmente, pensaba que jamás me comprenderían, un día me descubrieron, y si bien les tomó algo de tiempo aceptarlo, lo hicieron, y al día de hoy es algo muy natural para ellos.

-En serio?

-Sí, en serio!

-Así que usted también es … me daba miedo decirlo

-Lesbiana?

-Sí

-Pues sí, me gustan las chicas

-Ahhh dije algo confundida

-Y continuando con lo tuyo, cuál sería el problema en que la chica que te gusta se enterase?

-Jamás sería correspondida, y me da muchísima vergüenza, ni siquiera tiene mi misma edad, seguramente lo tomaría muy mal

-Y cómo sabes todo eso si no lo has intentado? Que importan las edades? Son solo un número! Venga díselo tú, seguramente sea más bonito a que se lo diga Marta.

-No, usted no sabe por eso me está diciendo todo esto

-No me trates de usted, ya te dije

-Bueno, vos no sabes por eso me decis eso

-Tengo más experiencia que tú, nadie puede enfadarse porque estés enamorado de ella, eso es algo que no se elige, simplemente sucede…

Mi mente iba a mil por hora, no sabría si sería buena idea decírselo, pero decidí armarme de valor y hablar

-Pues, es que..

-Venga, habla sin miedo Naty

-Es que de quien estoy enamorada… estaba super nerviosa y no me salían las palabras

Ella lo notó y dijo,

-Querés otro té? O ir a conocer mi cuarto, que tengo varias guitarras que te podrían gustar?

-Mejor las guitarras dije

-Bueno, seguime

Subimos la escalera y nos dirigimos a lo que sería su cuarto. De pasada me iba mostrando todo el resto de su casa. Era muy bonita, con muchas cosas en madera, lo que daba un aspecto elegante con un toque rústico.

Llegamos a su cuarto, estaba bastante oscuro, ya que las ventanas estaban casi cerradas del todo, dijo que le gustaba así, con poca luz, había un olor a vainilla muy rico, supuse que de la vela que estaba encendida.

Me dijo, mira allá están todas las guitarras, anda mirando si queres que yo mientras voy a buscar algo. Y así fue, estaba admirando las guitarras cuando de repente siento que se enciende la música y comienza a sonar ‘Víveme’ de Laura Pausini

-Te gusta?

-Sí, me encanta

-Bueno, no me terminaste de decir de quién estás enamorada?

-Estemm..

-Dale, sin miedo!

-De ti

-De mí qué?

-Que estoy enamorada de ti!

-En serio?

-Sí, dije muy nerviosa.

-Me tengo que ir, seguramente mis padres me estén esperando.

-No es así, dijiste que ellos saldrían y que lo más probable que no estuvieran cuando regresaras. Por qué huyes?

-Porque tengo miedo?

-De qué?

-De mí

-De ti?

-Sí, de no poder contenerme contigo

-Y quien dijo que quiero que te contengas?

Levanté la mirada y observé como me miraba fijamente a los ojos mientras sonreía y comenzaba a acercarse a mí. Bajé la mirada bastante confundida. Ella continuó acercándose hasta quedar a muy pocos centímetros de mí, levanto mi cabeza con su mano y me miró a los ojos.

-Y qué pasa si yo te digo que a mí también me pasan cosas contigo?

-No juegues conmigo, eso es imposible

-Por qué imposible?

-Porque soy una niña

-No eres una niña, eres una hermosa casi mujer, que desde el momento en que la vi y me tiró la pelotita supe que sería muy especial para mí, me enamoré con simplemente verte, con tu actitud, con esas rastas de colores tan particulares, con ese cuerpo que sabes muy bien cómo llevar, con escucharte cantar, con esos ojos café que parecen tener magia e hipnotizarte. Sino por qué crees que te invité a mi casa y todo? Porque me preocupo por ti, porque me gustas…

-Hablas en serio?

-Muy en serio, me gustas de verdad

Al decir eso, ambas cerramos los ojos y nos fundimos en un beso muy tierno y cómplice, nos besamos una y otra vez. Yo aún no podía creerlo.

-Ven, dijo señalando la cama, vamos a sentarnos y ponernos cómodas

Yo la seguí y ambas nos sentamos en la cama, continuamos besándonos, pero ahora un poco más apasionadamente, sus manos acariciaban mi cuello mientras, y las mías estaban sobre su pierna derecha.

Saludos, y espero sus comentarios, Naty♥.