Mi profe

Las fantasías a veces se hacen realidad

Todas hemos fantaseado alguna vez con tener un lío con un profesor. Mis fantasías comenzaron con uno de mis profesores, estaba en la mitad de los 30, media algo más de 1,80, era profesor de educación física, no estaba cachas pero no tenía mal cuerpo... era un poco “fofisano” como se dice ahora. No solo atraía a las alumnas, también a las madres que cuando le veían se les escapaba alguna sonrisita.

En aquel entonces no pasó nada, yo terminé el colegio, la universidad y me puse a trabajar. Recordaba a mi profesor con cariño pero el calentón ya había pasado.

Un año decidimos quedar los compañeros de clase en vernos en la fiesta de nuestro antiguo cole, la hacían a principios de junio, con el buen tiempo y pensamos que sería una buena idea vernos todos y hablar de lo que nos había pasado estos años.

Yo tenía recién los 40, me acababa de separar y me pareció buena idea ir para despejar mi mente.

No me puse nada especial, unos vaqueros ajustados, una blusa y unos zapatos bajos. Iba a una fiesta en un colegio no ha buscar ligue en la discoteca.

Pues allí que nos vimos, empezamos a hablar de nuestras vidas, trabajos, familias... fue una gran alegría reencontrarnos de nuevo. A algunos la vida les había tratado muy bien, a otros no tanto, reímos, lloramos... en fin nos emocionamos.

Ya caída la tarde mis compañeros se fueron yendo y me quedé con otra amiga, estábamos hablando cuando detrás de mi una voz nos saludó, al darme la vuelta le vi, era J. La vida no le había tratado mal, ahora tenía el pelo casi blanco, pero seguía teniendo el mismo cuerpo y la misma mirada dulce. Nos saludamos con dos besos inocentes. Mi amiga me dijo que se tenía que ir, nos despedimos y me quedé hablando con mi profe.

J -¡Qué alegría verte M.! Ha pasado mucho tiempo. Te veo estupenda.

M -Muchas gracias, tú no has cambiado nada.. ja ja ja

J- Quita quita, los años no perdonan. Ya me gustaría estar como hace 25 años...

M -Si claro, para volver locas a las alumnas y a las madres, o te crees que no te ponían ojitos... (le dije mientras le guiñaba el ojo)

J. me devolvió el guiño “Pues ya ves, ahora estoy divorciado y no ligo... je je”

Yo le contesté que eso era porque no quería, y que quizá buscaba en el lugar incorrecto.

Nuestras miradas se cruzaron, hubo un momento de silencio hasta que J. Lo rompió y dijo “tengo que preparar la mesa de los premios que damos al final de la fiesta, ¿me echas una mano?”

“Por supuesto, incluso las dos si tú quieres” mientras sonreía picara.

Nos metimos dentro del colegio y fuimos al gimnasio para coger las mesas, estaba todo desierto, las monjas estaban en su casa y lo único que se oía era el eco de nuestra voz.

Llegamos donde estaban las mesas, eran unos pupitres escolares, había varios juntos.

“¿Estas son las que tenemos que llevar? Dije mientras me giraba hacia él.. no me dio tiempo a terminar la frase cuando sus manos sujetaron mi cabeza y comenzó a besarme con pasión. Madre mía qué bien besaba, era dulce, salvaje... hacia mucho tiempo que nadie me besaba así. Mi excitación fue en aumento de manera vertiginosa.

Movió una de sus manos hacia mi cintura mientras yo ponía las mias en su pelo...

Bajó la otra también a mi cintura y me sentó sobre una de las mesas, se metió entre mis piernas y comenzó a desabrocharme la camisa... no soy una mujer de grandes pechos, pero los tengo bien puestos, sus manos agarraron mis tetas y las sacaron del sujetador.

“Ummmm qué tersas tienes las tetas, me encantan” me dijo mientras comenzaba a succionarlas.

“Que polvo tienes J. Ahora y hace 25 años”

“El polvo te lo voy a echar yo a ti hasta que gimas pidiendo que pare”

Desabrochó mi pantalón a la vez que yo hacia lo mismo con el suyo, llevaba unos bóxer apretados y se le marcaba un paquete de tamaño considerable. De un tirón me arrancó las bragas y de un empujón me metió su polla dentro, yo me quedé sin respiración por un momento, y el aprovecho para seguír comiéndome la boca al tiempo que comenzaba a meter y sacar su verga de mi coño empapado.

“Qué coño más rico tienes, cómo me estás poniendo...” empujaba cada vez con más fuerza, la mesa empezaba a balancearse y yo estaba al borde del orgasmo. Cuando notó que mi vagina empezaba a tensarse, colocó una de sus manos en mi boca y con embestidas secas y duras empezó a correrse al tiempo que lo hacía yo “esto era lo que querías, ¿no? Que te follara tu profe... pues lo has conseguido...”

Fue un polvo maravilloso, nos volvimos a vestir y cogimos la mesas. Las bragas me las guardé en el bolso que llevaba. “Me debes unas bragas” le dije. El sonrió y con mirada pícara me contestó “la próxima vez que nos veamos te las doy” yo le sonreí.

Sacamos la mesa al patio y se repartieron los premios, la fiesta ya tocaba a su fin, y ya me estaba preparando para irme, J. Se acercó para despedirse, me agarró de la cintura con fuerza y me dio dos besos rozando mis labios. “Espero que nos veamos pronto M.” Mientras yo le daba un papel con mi teléfono le contesté “Depende de cuanto tardes en llamarme” me di la vuelta y me fui camino al coche.

No llevaba ni cien metros cuando recibí una llamada de un número que no conocía.

“¿Diga?”

“¿Te viene bien ahora? Preguntó J. Al otro lado del teléfono”

“Por supuesto, te espero”

Fue una noche maravillosa, salimos a cenar y luego fuimos a su casa, estuvimos toda la noche follando, hablando, besándonos....

A la mañana siguiente, cuando me iba para mi casa me dijo “ siempre me pareciste una chica genial, pero ahora lo sé... me gustaría volverte a ver”

Y así llevamos 6 meses viéndonos, no solo para follar sino como pareja, es una relación seria y como siempre decimos, durará lo que tenga que durar y mientras disfrutaremos el uno del otro.

A veces las fantasías se vuelven realidad, aunque tarden un poco.