Mi primo y yo II

Luego de haber tenido un primer encuentro, el segundo deja con más dudas.

  1. Toda la tarde hasta la noche no las pasamos viendo películas de cualquier tipo. Intentamos ver otra película de terror a media noche, pero al instante nos aburrimos y decidimos apagar el televisor. Nos quedamos charlando un rato sobre los ligues de mi prima Elena, y sin darme cuenta mi pierna estaba arrimada con la de David. Intenté no darle mucha importancia al principio, pero si debo resaltar que por alguna razón me estaba dejando algo inquieta. Luego de apagar todos los teléfonos y de que ya no quedara algún rastro de luz en la habitación, el sueño empezaba a reinar en nosotras excepto en David.

Estaba a punto de caer rendida cuando siento cómo una mano recorre mis muslos. Al principio creí que había sido por equivocación sin embargo al dejar que pasara el tiempo pude confirmar de que no era por accidente. David, mi primo, me estaba acariciando la entrepierna, buscando mi coño por encima de la fina tela de los shorts. Estaba pasmada. Sentía miedo y al mismo tiempo morbo,

¿Qué me pasaba? ¿Por qué me costaba decidir entre lo que era moralmente correcto y las ganas de saber ¿qué pasaría después si lo dejaba?. En este caso no estaba en posición para reclamarle algo. Yo había empezado este peligroso juego y lo había provocado. Podía sentir sus dedos arder por encima de la tela, queriendo tirar de ella para alcanzar mi sexo. Pero La parte de mí que aún tenía cordura, hizo que me girara dándole la espalda para que no pudiera tocar aquello tan íntimo. Como si eso no le fuera suficiente, al ver que no tenía acceso a mi entrepierna fue abriéndose paso por mi vientre y mis caderas hasta llegar a los pechos. Bfff como me estaba poniendo el niño este.... agarró cada pezón, apretándolos entre sus dedos, amasándolos a su antojo. Odiaba admitirlo, pero me estaba calentando y mucho. Me giré de nuevo para quedarme frente a él esperando su próximo movimiento. A los pocos minutos Sentí sus labios gruesos como devoraban los míos. Me sentía bastante extraña percibir su aroma, sentir sus manos recorriéndome era escalofriante, una nueva sensación de la que no quería salir.

Horas despues soy consiente de que me había quedado dormida, unos tenues rayos de luz hacen que mis párpados se abran de golpe. Al ver que aún era bastante temprano me incorporo nuevamente en las sábanas intentando buscar el lado frío de la almohada. Cierro los ojos de nuevo pero siento cómo algo duro empieza a restregarse descaradamente con mis nalgas Como si no le importase un mañana. Claramente era mi primo de nuevo.

<<¿Acaso el no duerme o qué?>>

. Sin darme oportunidad de reclamarle, agarra mis caderas y me acerca más a él, esta vez sintiendo todo su sexo en su esplendor, piel con piel, mis nalgas contra su duro pedazo de carne enredado entre mis shorts. Ahora empezaba a debatir si esto era moralmente correcto. Tenía que actuar porque era la adulta entre los dos, pero, ¿porqué no era capaz de hacer algo?

Sentía como frotaba su miembro y me sorprendió aún más sentir como su miembro palpitaba en mis nalgas y si mis sentidos no me fallaban, también era bastante grande. Pero el pánico y el miedo pudieron conmigo simulando que me despertaba mientras el se hacía el dormido. Me levanté de la cama para mirar disimuladamente hacia atrás y confirmar de que se estaba haciendo el dormido, y luego de ello, abrí la puerta cuidadosamente sin hacer ruido para dirigirme al lavabo.

-Dios Dios DIOS.- dije susurrando para mi misma sentándome en el borde del báter.

<<¿Pero qué coño me pasa?>>

¿Porqué él? De todos los hombres existentes en ese planeta y Justo tenía que manosearme él.

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Ya, pero aunque lo provocara no era para que me manoseara ¿o si? Y mucho menos que intentara meterme su verga!

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¿Es un buen punto, pero qué hago ahora?

¿Voy y lo enfrento?

Debería intentar hablarle cuando esté solo?

Todo un mar de pensamientos cruzaron por mi cabeza llevándome a la nada. Quería enfrentarlo, pero algo en mí no me dejaba hacerlo, me pasé toda la tarde intentando evitar sus miradas ya que me sentía incomoda, aunque poco después mi primo hacía algunos comentarios para que no hubiese tanta tensión, como si no hubiera pasado nada.

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O eso Pensé.

esta misma noche cayó sumándonos a los tres nuevamente en la misma cama.

Esta vez utilicé otro tipo de pijama. Unos pantalones grises (tipo chándal) de algodón y una camisa negra de mangas largas, se podía decir que era muchísimo menos accesible, pero aún podía manosearme las tetas cosa que estaba haciendo en estos momentos. Igual que la Noche anterior no tuvo disimulo.