Mi primo, su novia y la cuarentena (II)

Mientras ella cocinaba, él cierra la puerta, desnudo, y se acerca a hablar conmigo.

Al día siguiente mi primo entró en el salón donde yo estaba tomando el desayuno junto a su novia, la saludó con un beso, y se paró justo al lado de la mesa. Todos mirábamos hacia la tele hasta que me di cuenta lo cerca que estaba el paquete de mi primo de mi mano.

Se le notaba perfectamente la línea del prepucio. Piensa, me dije, tengo que hacer algo para notarla. Cogí la mantequilla con la excusa de recolocar después mi mano más cerca de su bulto, y la puse en el borde de la mesa. Entonces esperé hasta que él se acercó lo suficiente que pude notar levemente su prepucio. Él parecía no darse cuenta, ensimismado en la tele y con la taza de cereales que le tapaba la vista hacia abajo.

Muy discretamente moví mi meñique y pude notarla un poco más, blanda y gorda. Se me pusieron los pelos de punta por si se daba cuenta. Por lo que decidí quedarme quieto a ver si él hacía algún movimiento más. Su despiste mirando hacia la tele hizo que se apoyase completamente contra la mesa (o lo que él pensaba que era la mesa), y en ese momento podía notar todo. Mientras con la otra mano me tuve que agarrar las polla por debajo de la mesa.

La situación duró pocos segundos pero se me hicieron eternos, positivamente hablando, ya que me caía la baba sobre los cereales.

Al acabar de desayunar vino a mi habitación y me pregunta:

  • ¿Quieres que hagamos algo de ejercicio casero los tres?

  • ¡Sí, claro! – Me pareció una idea buenísima.

  • ¿Y tienes algo de ropa de deporte? Porque yo no tengo nada.

  • Sí, mira, pruébate esto.

Le di unas mayas de licra que me quedaban algo grandes y dijo - Voy a probármelas.

Giré mi cabeza para darle un poco de intimidad ya que se iba a quitar el pantalón de pijama y no llevaba camiseta, por lo que iba a quedarse completamente desnudo.

En el momento en que estaba desnudo decide hablarme (será cabrón), por lo que tuve que girar mi cabeza de nuevo hacia él muy nervioso.

-        Espero que me entre, porque tengo bastante más culo que tú.

Mis ojos se me fueron hacia su polla, que colgada flácida pero gorda. En unos segundos reaccioné y subí la mirada hacia sus ojos, que estaban mirando en mi dirección todo el tiempo, por lo que se tuvo que dar cuenta de que le miraba el rabo.

  • Parece que no sólo más culo que yo. - Le solté sin saber cómo.

Echó una carcajada sin importarle mucho y me volvió a preguntar:

  • Y tú, no te quedes ahí pasmado, ¿no te vas a poner nada?

Tragué saliva y reaccioné, poniéndome a buscar entre los cajones.

  • Sí, tengo esto para mí y esto para dejarle a tu novia. Para ella es mucho más fácil ya que somos de la misma talla.

Mi primo se acercó al espejo acomodándose sus partes por dentro de la licra. Menudo culo musculado que le hacía. Me moría por tocárselo.

Salí de la habitación para dejar que su novia se cambiase, y mientras esperaba fuera escuché unas risitas como si estuviesen jugando. Que celoso me tenía la muy puta.

Cuando salen de la habitación su novia parecía ruborizada y él con una sonrisita me guiñó el ojo a la machito como comentándome lo buena que estaba ella.

Miré hacia su paquete y lo tenía muy morcillón dentro de esa licra. Él vio que le miraba y con cara de –Ups, sorry. – Se metió la mano dentro y recolocó su polla.

Empezamos a hacer ejercicio mirando un video de un entrenamiento que conocía mi primo. El primer ejercicio fue cardio, por lo que nos pusimos a botar y os juro que era un auténtico escándalo la manera en la que cambiaba de un lado para otro la polla de mi primo dentro de esa licra. Claramente aún estaba morcillona, y el efecto de verle sin camiseta le daba aún más morbo.

Cuando empezamos con las sentadillas mi primo no apartaba su mirada de las tetas de su novia, se notaba que le ponía muchísimo.

Al acabar de entrenar mi primo dijo:

  • ¡Primero en la ducha!

Su novia y yo empezamos a preparar la comida, y cuando escuché que cerraba el grifo de la ducha dije:

  • Voy a ir yendo a la habitación para acabar antes con las duchas.

Segundos después de entrar en la habitación sale mi primo de la ducha con la toalla a la cintura.

  • Ey primo. Buen entrenamiento eh. Qué a gusto me he quedado con la ducha.

  • Sí, hay que repetir. –Dije sin mirarle.

Yo mientras doblaba mi ropa encima de la cama haciendo tiempo. Cuando mi primo se soltó la toalla para secarse el pelo volvió a hablarme, por lo que levanté mi vista y pude admirar durante 20 segundos su enorme polla entera para mí. Mi primo se tomó su tiempo secándose la cabeza haciendo un espectáculo maravilloso. Saqué mi móvil del bolsillo y le tomé una foto sin que se enterase.

Mi primo se dirigió a la cocina mientras aún se secaba diciendo:

  • Mmm cariño que bien huele.

  • Anda, no vayas desnudo por la casa que no estamos solos ni es tuya. – Se quejó ella.

  • Que va…. Pero si no pasa nada. – Y levantando la voz me preguntó: - ¿A que a ti no te importa primo?

A lo que yo grité – ¡No escucho nada!

Mi primo se acercó al baño contándome que a ella no le mola que ande desnudo, mientras yo me rio desde la ducha. En esto él se acerca al retrete, agarra su polla, y empieza a soltar un chorraco enorme de meo. Yo no quitaba ojo desde la ducha mientras me enjabonaba. Que cabrón, que desinhibido era, me ponía malísimo. Me quería tocar ahí mismo pero ella esperaba para la ducha.

En cuanto salgo de la ducha, entra ella, mientras mi primo había tomado el relevo en la cocina. Yo, que nunca ando desnudo por mi casa, decido ir al salón-cocina a secarme donde él estaba cocinando desnudo. En un espejo de reflejo podía ver su casa para comprobar si me miraba, pero como era de esperar, ni se inmutó con mi desnudez, y siguió concentrado en la comida.

Me acerqué entonces a donde él estaba para oler la comida mientras posaba mi mano sobre su espalda. Que suave estaba el cabrón, me encantaba tocar su piel. La polla se me empezó a poner dura detrás de él mientras miraba su tenso pectoral y brazo revolviendo las verduras mientras silbaba.

Me alejé un poco y le hice otra foto desde atrás con su culo al aire y cocinando, mientras me agarro la polla haciéndome una paja. A los 2 minutos escucho como su novia sale de la ducha, por lo que me enrollo corriendo con la toalla y me agacho haciendo que buscaba algo bajo la tele.

Ella se acerca a él con la toalla aún en la cabeza, le da un beso, y pregunta:

  • ¿Cómo van esas verduras? ¿Y te parece normal cocinar desnudo? – Le dice mirandole de arriba a abajo.

Me fui corriendo a la habitación y él apareció segundos después. Cierra la puerta tras de sí y entonces me susurra:

  • Oye lo siento. - Dice mientras se tumba sobre la cama dejando su polla completamente expuesta hacia mí. - Ella a veces es un poco repelente, lo sé. No es tan natural como nosotros en nuestra familia.

  • Nada… no te preocupes. –Dije mirándole a la cara intentando evitar su polla.

  • Además tú te estás portando muy bien acogiéndonos aquí. Y supongo que ella está un poco incómoda en la casa de un desconocido por muy primo que seas.

  • Bueno, por una parte es normal. – Se me iban los ojos a su polla.- Ninguna de nosotros nos esperábamos esta cuarentena.

Se le notaba notalmente cómodo conmigo y no parecía notar, o al menos le parecía normal, que le mirase de vez en cuando.

Me senté entonces a su lado en la cama, con él al lado, a modo de charla. Mientras él me comentaba cosas de ella, yo miraba de reojo su miembro. Me encantaban estos momentos con él desnudo por muy hetero que él fuera.

Se levantó de la cama y vio mi móvil en el suelo, con la foto que le hice abierta. Entonces cambió su mirada hacia mí contrariado.