Mi primo reynaldo, el camionero y yo

Descubrí a mi primo metiéndose una zanahoria en el culo y luego le metí mi verga. A los pocos días en un baño conocimos a un camionero con la pija en forma de banana y allí mismo tuvimos una fiesta los tres.

MI PRIMO REYNALDO, EL CAMIONERO Y YO

En otras oportunidades conté algunas de las aventuras que tuve con mi primo Reynaldo, hoy quiero contar otra de esas "travesuras" de adolescentes.

En las vacaciones de verano, como tantos años me quedaba en la casa de mis abuelos, un día de mucho calor salí a dar una vuelta y como no encontré nada interesante volví para darme una ducha y tomar algo fresco que me sacase la sed.

La casa estaba cerrada, se notaba que no había nadie allí, por eso ni bien entré me desnudé y me dirigí al baño para darme una ducha que me refrescase un poco.

Como venía encandilado por los rayos de sol no me di cuenta de que la luz del baño estaba encendida, entré y me di un susto bárbaro, no porque Reynaldo estuviese en bolas tratando de secarse sino porque no había advertido que alguien estaba allí.

Al verme me dijo:

-Llegaste justo !! Vení chúpamela un poco que estoy muy calieeeeeente!

Y era cierto!! porque con una mano sostenía la toalla mientras que con la otra trataba de meterse los dedos en el culo pra pajearse frotando la toalla en su pija al mismo tiempo que sus dedos le estimulaban el recto.

No tuvo que repetirme la oferta, yo estaba desnudo igual que él, mi verga estaba dura como la suya, por eso me metí bajo la ducha y dejé que el agua mojase mi cuerpo mientras él me decía que no quería bañarse de nuevo que saliese y que se la chupase.

Al acostumbrarse mis ojos al la luz del baño vi que Reynaldo sacaba algo de su culo, no eran precisamente sus dedos como yo había pensado, sino una zanahoria totalmente húmeda por la crema con que él la había untado antes de metérsela.

Después de que el impacto de ver como había quedado la zanahoria con el calor de su recto, nos miramos y nos pusimos a reir muy fuertemente.

Nos hicímos más compinches después de que descubrí que a él tambien le gustaba recibir... ya que conmigo lo único que se animaba a hacer hasta ese fatídidco día eran unos interminables 69 en los cuales no solamente nos chupábamos las vergas sino que íbamos más allá, hasta la bolas y nuestros culos eran lamidos y succionados por nuestras lenguas de adolescentes ansiosos que quieren gozar, gozar y gozar sin importar como, pero lo importante era gozar con algo que nos excitase al máaximo, pero esas lamidas no pasaban de allí salvo que en algun momento en que no podíamos aguantar más nos metíamos dedos escarbando el interior de nuestro orificio posterior produciéndonos unos orgasmos increíbles para unos jovencitos como lo éramos en ese entonces.

Reynaldo se agachó hacia adelante porque le pedí que me dejase ver el agujero que le había quedado al quedar su culo vacío porque la zanahoria la había tirado en el inodoro.

Mi verga estaba totalmente enjabonada porque al inclinarme para verle el agujero me retiré de la ducha y el agua al dejar de caer sobre ella, quedó en mis manos cubierta con la espuma del jabón y dura como una piedra.

Aproveché y se la mandé por ese agujero que invitaba a todo, ante sus protestas y quejidos de dolor en dos o tres metidas y sacadas le mojé todo el agujero con mi leche que empezó a salir a borbotones sin darnos tiempo a buscar una posición más cómoda.

Reynaldo quedó de verga dura porque no había gozado nada ni yo tampoco por lo rápido que sucedió todo, una vez que mi verga se redujo en tamaño y dureza él me dio la vuelta y con él mismo método del jabón se embadurnó toda su pija queriendo metérmela inútilmente porque mi ano estaba muy cerrado.

La espuma del jabón por la acción del agua de la ducha se disolvió yéndose por el resumidero, dejando ante mi vista y mis manos una verga a punto de explotar, sin perder más tiempo terminó dentro de mi boca, la cual le hizo una rápida mamada logrando que en pocos segundos que su pija vertiese el contenido de sus vesículas seminales sobre mi cara y cuello.

Una tarde andábamos dando vueltas por la playa de Piriápolis donde vimos unos cuerpos espectaculares que nos hicieron excitar muchísimo, unas vergas que aparentaban ser muy apetitosas para cualquier catador, pero lamentablemente como no estábamos en una playa nudista teníamos que imaginarlas por los contornos que formaban en las telas mojadas de los pantalones de baño de los señores que disimuladamente acomodaban esos armatostes a un lado de sus cuerpos.

Al rato Reynaldo me invitó a ir a un kiosco a comprar algo frío para calmar nuestra sed, pero justo al lado de ese lugar hay un restaurante de esos de la carretera, donde sirven comida y además uno se puede bañar.

Mientras Reynaldo elegía algo para beber, le dije que iba a orinar y que enseguida volvía.

Mientras orinaba entraron dos tipos, uno de ellos se puso a orinar en un mingitorio cerca del mio y el otro le dijo que se iba a bañar porque no aguantaba más el calor, que fuese al restaurante y pidiese cervezas que lo alcanzaba allá.

Ni me miraron, se notaba que eran camioneros que habían hecho un alto en su camino y pensaban descansar allí.

El que se fue a duchar era gordito de unos cuarenta años, con un bigote enorme que le cubría su labio superior bajándole por los costados, ademá tenía barba de un par de días, no vi más porque desapareció camino a las duchas mientras tanto su compañero se sacudió la verga. fue al lavabo a lavarse las manos y luego se fue.

Con lo caliente que había quedado en la playa al ver tantos cuerpos inalcanzables, no reparé en que me podía meter en un lío, seguí al tipo a las duchas y pude ver como se quitaba toda su ropa porque ni se molestó en cerrar la puerta, quedando desnudo ante mi vista y mi verga totalmente parada.

Desde donde yo estaba oculto podía ver perfectamente su piel muy blanca, salvo los brazos y el rostro que los tenía completamnte tostados por el sol, esa blancura de la piel resaltaba admirablemente entre los vellos muy negros que cubrían gran parte de su anatomía.

Aunque estaba de espaldas a mi no podía verle el culo porque estaba oculto entre un matorral de pelos negros que cubrían un par de nalgas muy blancas por las caules algún vello negro se escabullía entre su raya ocultando un agujero que quien sabe como sería, deseaba verle la verga pero al darse vuelta me decepcioné porque su pija era bastante pequeña y curva asemejándose a una banana...

Al ver todo ese espectáculo mi verga que ya estaba parada terminó por emitir una gran cantidad de líquido preseminal contra mi estómago por eso decidí desnudarme y hacer la pantomima de que yo me iba a duchar en otro de los gabinetes que había por allí.

El tipo se dio cuenta de que alguien había por allí porque sintió el ruido del agua que empezaba a caer sobre mi cuerpo, en ese momento estaba muy ocupado enjabonándose las bolas y la verga pero igual levantó la mirada viéndome a mi que provocativamente me enjabonaba la verga que estaba muy dura.

Siguió mirándome sin cerrar su cortina y me dijo:

-Compañero como se le puso la pija!! Seguro que por allí vio a alguna muchacha que lo dejó en ese estado!!!

Sin contestarle nada caminé hasta donde él estaba y corrí las cortinas, yo pensaba mamársela a él pero el camionero me ganó de mano, se agachó y se puso a acariciármela con la mirada y luego con sus manos para terminar besándomela antes de guardarla dentro de su boca..

Me quedé muy asombrado porque aunque su banana no me entusiasmaba demasiado, algo tenía que chupar dado que mi calentura era muy profunda y necesitaba descargar mis vesículas seminales de cualqeuier manera conocida o desconocida.

Empecé a metérsela lo más profundo que su garganta me lo permitía, por suerte tenía una boca carnosa y bien entrenada para las chupadas de verga, mi pija estaba deleitándose con lo caliente que era su saliva y con los pelos del bigote que me hacían cosquillas todo alrededor de tronco.

Al mismo tiempo que chupaba se pajeaba con una mano mientras que con la otra jugaba en mi culito juvenil tratando de meterme algun dedo para hacerme suspirar y gemir muy bajito por lo bien que me estaba sintiendo al ser agasajado por mis dos lados.

Sus pesados huevos muy redondos golpeaban su mano cada vez que con ésta llegaba hasta el final de su verga y ellos quedaban en contacto con ella, el recorrido era corto porque no tenía gran cosa pero como era muy gruesa él tenía que hacer fuerza para que su mano la cubriese en su totalidad.

Estábamos en eso cuando abrieron las cortinas y vimos a mi primo Reynaldo que me había venido a buscar porque como yo no aparecía por el restaurante había pensado que me había sucedido alguna cosa.

-No te asustes es un amigo mío.

Le dije eso para calmar al tipo, pero Reynaldo ni corto ni perezoso sacó su verga y se la ofreció al camionero diciéndole:

-Hoy es tu día de chupadas, tomá chúpame la mía también.

-Los dos tiene buenos ejemplares de verga!!!

Exclamó el camionero muy asombrado y se puso a chupar la pija que le ofrecía Reynaldo, haciendo tanto ruido que supongo que de afuera podrían sentir el escándolo de las chupadas que estaba hciéndonos el tipo.

La verga de mi primo es de muy buen tamaño y calidad por eso se perdía en la boca del tipo pero al estar toda dentro sus pelos negros se enredaban con los del bigote del camionero y era muy difícil poder distinguir cuales eran los de cada uno.

Reynaldo le agarraba la cabeza con las dos manos, lo sostenía mandándole toda la verga hacia dentro cogiéndole la boca con una rapidez increíble pero cuando el tipo podía zafarse un poco la sacaba para escupir el exceso de saliva entreverada con precum y al mismo tiempo tomaba aire, para luego lamerme la mía y meterla en su boca muy lentamente.

Mi primo se dio vuelta e hizo que le chupara su peque¤o culo peludo y gemía al sentir la boca tragándose su agujerito.

Reynaldo se sostenía en mi y gemía diciéndome que le metía hasta los bigotes adentro. El camionero se puso de pie con una mano le tocaba las tetillas y con la otra se ponía sus dedos adentro del culo, luego se ubicó atrás y como luchando le hacía andar la pija por la raya del culo hasta que de a poco fue entrando en el culito casi nuevo de mi primo.

Reynaldo se agachaba hacia adelante separando las piernas sacando el culito hacia atrás ofreciéndoselo al camionero para que lo penetrase con la banana, muy lentamente apoyó su verga en el agujero de mi primo y se la fue metiendo ante los gemidos de dolor y placer que profería la garganta de Reynaldo mientras avanzaba esa pija por su canal.

Cuando Reynaldo sentía que los pliegues de su ano y luego su intestino se iba separando para dar paso a la verga del camionero profería grititos más agudos al mismo tiempo que le pedía que se la metiese toda para que su ano se acostumbrase a tenerla dentro, para luego comenzar con los vaivenes del mete y saca.

Pronto la pija del tipo desapareció en el culo de mi primo y de mi vista porque este lo agarró de la cintura comenzando un mete y saca que los hizo gemir muy fuerte al mismo tiempo que las sacudidas y los bombeos dentro de su recto avanzaban en profundidad y en rapidez.

Al sentir mucho placer dentro de su recto Reynaldo comenzó a masturbarme, yo hacía rato que estaba caliente y ese gesto motivó el climax que me animó a soltarme de la mano de mi primo pra ir a ubicarme detrás del caminoero.

Traté de encontrar su aguejro pero tenía tantos pelos que lo ocultaban de una manera tan increíble que mis dedos nerviosos no lo podían encontrar, pero por suerte el se dio cuenta de mis intenciones ayudándome a encontrar su agujero demostrándome con ese gesto que no me rechazaba.

Con su mano como guía pude ir metiendo uno, leugo dos y cuando llegué a tres mi saliva corría por entre mis dedos tratando de introducirse en es ano peludo al mismo tiempo que empujaba su verga dentro del intestino de mi primo.

Deseperado por el placer que le estaban dando mis dedos al distender las paredes de su recto me gritó casi en un gemido ahogado.

-Métemela ya!!! No aguaaaaaantooooo máááás...!!!

Quien diría que con ese aspecto de macho recio acostumbrado a conducir por todas las rutas del país y quizás del exterior este tipo tuviese un hoyo tan enorme, visitado quien sabe por cuantas vergas, porque para tener el ano en esas condiciones el tipo tenía que haberse tragado infinidad de pijas desde su juventud.

Su culo parecía una concha por lo calentito y húumedo que estaba y con cada centímetro de mi verga que le entraba él lo aflojaba más y más para permitirme que se la metiese toda hasta la raíz.

El se excitó mcuhísimo cuando mi verga le llegó al final y acometió contra mi primo con unas metidas violentas que nos hiceron gemir muy fuerte a los tres.

Estuvimos un buen rato metiéndonos verga, mientras Reynaldo era pajeado por las manos del camionero pero en un momento se puso a temblar y descargó su crema de leche dentro del agujerito de mi primo haciéndome expulsar la mia dentro suyo porque los reflejos de la expulsión de su semen hicieron que el esfínter de su recto se contrajese mordiéndome la verga y obligándome a llenarle el interior de su ano con mi leche.

Su verga se salió del culito de Reynaldo porque el tipo no daba más de cansancio y excitación, pero yo tenía más para descargar y seguí dándole sin control mientras mi primo mi miraba asombrado com diciendo: "de donde sacaste tantas ganas de coger a este tipo".

-Dámelo a mi!!, Mirá como tengo la pija!! Estoy por acabar y quiero hacerlo dentro del que me cogió!!!

Reynaldo gritó todo eso mientras tironeaba de mi para que le dejase el sitio libre detrás del camionero.

Yo ya había acabado y mi verga se estaba bajando, casi se había salido del culo del camionero por eso me hice a un lado y le cedí el sitio para que él también pudiese gozar por la pija como ya había gozado con el culo, lo golpeó con fuerza hasta que el tipo le pidió por favor que se la sacase porque no aguantaba más tantos golpes contra las paredes de su recto que estaban muy irritadas por tantas fricciones que le habían hecho nuestras verga en ese rato que estuvimos en esa ducha.

Gozaron como locos mientras yo que estaba detrás de ellos acariciaba el culito de mi primo y venía como se escurría por allí la leche que el tipo le había depositado un rato antes, pero ahora se estaba saliendo mojándole el aro plegado de su ano y chorreando hacia sus piernas.

Cuando mi primo le sacó la verga chorreante, oímos a alguien que lo llamaba desde la puerta del baño.

El camionero se apresuró a contestarle que se secaba y ya salía, que lo esperase en el camión porque se había hecho tarde.

Nos dio las gracias por el buen rato que había pasado, que hacía tiempo que no lo cogían de esa manera tan prolongada y cosas por el estilo nos dijo para dejarnos satisfechos en nuestra vanidad.

Salímos de ese baño con nuestras vesículas seminales vacías, mi primo con el culo tan lleno que por un par de días no quiso ni que se lo tocasen porque lo tenía muy inflamado, pero como el mio estaba en buenas condiciones se lo tuve que dar a él para que gozace y me hiciese disfrutar a mi, de su verga tan rica.

OMAR

Como siempre espero comentarios en: omarkiwi@yahoo.com