Mi primo, otra vez, me rompió toda
El ruido de la cama me preocupaba, dejaba caer todo su cuerpo contra el mio para repetirlo una y otra vez, por suerte estaban todos en el jardín y no debería escucharse, o eso esperaba.
Como les conté anteriormente, seguí teniendo sexo con mi primo unos días mas.
Una vez que se fue de nuestra casa, no lo vi mucho mas, solo contadas ocasiones en reuniones familiares, donde tuvimos encuentros muy cortos e intensos, como el cual les estoy por contar, prefiero contarles este último que es bien reciente y aún siento la pija de mi primo dentro mio.
Como todos los últimos años, junto a mi familia pasamos la navidad y año nuevo en la costa, mas precisamente, Mar del Plata. Mi papá compró una casa y desde ese momento pasamos las fiesta ahí.
En una casa de dos plantas, tipo duplex, bastante cómoda y amplia, varios miembros de la familia suelen venir a pasarlo con nosotros, algunos se quedan en la casa y otros alquilan un departamento u Hotel cerca. Por lo que las reuniones familiares, son muy concurridas, y suele ser un quilombo de gente.
Por suerte este año vino mi primo favorito, el que me rompió mis orificios por primera vez y me convirtió no solo en mujer, si no en flor de puta, amante de la pija.
Nos saludamos, yo estaba muy emocionada, no pude disimularlo, el se mostró muy tranquilo como si fuese un familiar mas, cosa que me molestó, me sentía especial por lo que habíamos hecho varias veces, pero por dentro lo entendía, todos pensaban que eramos unos primos mas que nos veíamos cada tanto, como familiares lejanos.
Pasé toda la noche mirandolo, esperando cruzar una mirada, pero el desgraciado, ni se gastó en mirarme, por dentro pensaba si ya se había cogido a otra de la familia, y solo era un polvo mas de su pasado.
Llegó las 12 de la noche, brindamos en el jardín trasero, ya varios estaban en un estado de ebriedad, yo, muy aburrida, subí a mi cuarto y me recosté, se escuchaba el ruido a voces, golpe de copas y demás ruidos molestos.
En eso, siento que entra luz a mi cuarto, tenía los ojos cerrados, pero igual me di cuenta. Alguien entraba sigilosamente. No pude ver quien era porque cerró rápidamente la puerta y la oscuridad volvió. Por dentro solo esperaba que fuese mi primo, que venia a llenarme de leche. Por suerte, era el, solo murmuró y lo reconocí.
Hola, .......................... llegué a decir y me metió la mano en boca para callarme.
No hay tiempo putita, callate la boca. Me dijo en voz baja pero autoritariamente.
Obedecí, sus manos buscaron mi cintura desabrocharon mi short de jean corto y me lo bajó junto con mi tanga rosada, me dio vuelta en el aire y me puso boca abajo contra la cama, de la cintura para arriba y mis piernas quedaron colgando, apenas podía tocar el suelo con las puntas de mis dedos de los pies.
Sentí sus dedos entre mis nalgas, estaban húmedos, se los habia chupado, un dedo entro en mi ano y lo hundió fuerte, me hizo gritar, no tanto del dolor si no mas por la sorpresa, sin decirme nada, me tomo de mis cabellos y me hundió la cara contra el colchón para ahogar mis gritos. Dos dedos estaban violando mi ano, dedeandome por dentro, sintiendo mi interior, sus dedos se abrían dentro de mi culo, dilatándomelo por la fuerza, sacó los dedos de golpe, ya mi ano se sentía abierto, no mucho pero estaba listo para comerse la pija de mi primo.
Con su mano izquierda hundía mi cabeza en el colchón, trataba de girar mi cabeza apenas para poder respirar por la nariz pero me costaba mucho, me faltaba el aire, sabía que podía respirar apenas, pero tenía la sensación de ahogarme, no paraba de moverme para zafarme, pero era en vano, puso mis piernas entre sus piernas, la cabeza de su pija tocaba mis nalgas mientras se acomodaba, sentí un escupitajo, seguido de sus dedos tocando la entrada de mi ano, salivando mi orificio, las puntas de sus dedos se metían en mi anito que estaba a punto de ser penetrado por su pija.
Su cuerpo se terminó de acomodar, la punta de su cabeza contra mi ano, sin darme cuenta, sin tiempo para reaccionar, algo se abrió por mi culo y el cuerpo de mi primo impactó mis nalgas, me había penetrado en limpio, de una vez, me entró toda su pija, me sentí rota por dentro, no podía entender como entró tan fácilmente, el hijo de puta, sacó la pija y la volvió a meter devuelta, dejándome en shock, no dejaba de pensar lo que había costado las primeras veces metermela por el culo, ahora, me lo había atravesado hasta el final sin esfuerzo, el dolor estaba, pero entró sin problema.
El ruido de la cama me preocupaba, dejaba caer todo su cuerpo contra el mio para repetirlo una y otra vez, por suerte estaban todos en el jardín y no debería escucharse, o eso esperaba.
- Ahhhhhhhhhhhh, hija de puta estas muy cerradita, me encanta puta de mierda. Murmuraba.
Si no fuese porque hundió mi cabeza contra la cama, mis gemidos y gritos los hubieran escuchado a varias cuadras, quería soltarme y gritar como puta. Desahogarme de placer y dolor.
- Ahhhhhhhhhhh, me vengo puta, te lo voy a llenar todo de leche, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, si, puta de mierda, comete la pija, siiiiiii, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
Se corrió dentro de mi culo, fue una cascada de leche, podía sentirlo dentro mio, todo su semen pegajoso y tibio llenándome por dentro.
Respiraba muy fuerte, su cuerpo empapado de sudor, mojó mi cola y piernas. Tardó unos minutos hasta normalizar su respiración, sin salir de encima de mi cuerpo, su pija ya estaba casi flácida, la sacó de mi culo y sentí caer restos de su leche en mis nalgas. Yo estaba boca abajo con mi concha empapada de mis jugos, muerta de cansancio, el dolor me anestesió y me dejó rendida.
Se limpió la pija con el acolchado. Se acomodó la ropa.
Y murmuró: - Ya vuelvo, aparezco un poco abajo para que no vean que desaparecí y vuelvo. Esperame aca.
Me tapó con el acolchado, y salió muy lentamente, y cerró la puerta sin hacer ruido.
Sin moverme demasiado, con mi mano derecha toqué mi cola, mis nalgas estaban bien separadas, y mi ano bien pegajoso y abierto. Me metí dos dedos en el culo y los saqué bien mojados y los lamí, pude saborear el semen de mi primo, me sequé bien los dedos con mi lengua y volví a meterme los dedos en mi culo para seguir disfrutando la leche de mi primo.
Pensé en dormir hasta que vuelva mi primo, pero me preocupaba que entre alguien mas y me vea recostada, con el culo roto.
Me levanté, y literalmente caí de rodilla en el piso, sentí una puntada, difícil de identificar, no sabía si el dolor venía de adentro de mi culo o del estomago, era un dolor muy agudo. Me subí el short y la tanga, y caminando como pude, doblada fui hacia el baño que estaba a unos metros, apretando mis nalgas.
Por suerte no me crucé con nadie, cerré la puerta del baño, me bajé el short y la tanga y me senté en el inodoro, sentí un chorro de liquido que cayó en el agua, y me dio un poco de alivio, pero no mucho.
Me levanté para mirar, y me sorprendió la cantidad de leche que había salido de mi culo, con algo de sangre. Cuando me lamí los dedos con semen, sentí un gusto metálico, pero lo que menos pensé que me había hecho sangrar el orto.
Me limpié bien con papel, y me quedé sentada, en esa posición me sentía cómoda sin dolor, me quedé con el celular haciendo tiempo, sin darme cuanta había pasado casi una hora, hasta que golpearon la puerta, me quede muda, y volvieron a golpear.
-Ocupado, dije.
-Soy yo boluda, respondió mi primo.
Destrabé la puerta y se metió a las apuradas y volvió a trabar la puerta.
Sin decir nada, se desabrochó el pantalón y sacó su pija, me la puso en la boca sin poder reaccionar, la apretó contra mis labios, hundió un poco mas, abrí mi boca y su verga entró en mi.
Ya me había tragado media pija, con sus dos manos me tomó por detrás de la cabeza, y me hundió contra su cuerpo, salivando a mas no poder y con arcadas de por medio me fui tragando toda su pija, hasta que mis labios tocaron su cuerpo, tenía toda la verga bien adentro hasta mi garganta, me ahogaba, pero no la sacó ni un milímetro, al principio quise hacerme que podía con su pija, pero me faltó el aire y me asusté, se la mordí apenas y sacó su miembro, solo la cabeza estaba en mi boca, solo unos segundos, pero tome aire profundamente, y su verga me volvió a ahogar hasta el fondo, solo la sacaba unos cm. y me la volvía a meter, no paraba de lagrimear, y de tener arcadas, pero quería hacer algo aparte de ser un agujero para penetrar, e hice algo que me enseño un vecino de 53 años, que se la suelo chupar todas la semanas.
Saque mi lengua, y cada vez que me metía la pija a fondo acariciaba sus huevos, no me era tan fácil, como cuando se la hacía a mi vecino, la de el media unos 12 cm y la de mi primo unos 18 cm o por ahí, y mas gruesa, pero le fui lamiendo los huevos y pareció disfrutarlo por como cambiaron sus gemidos.
Con toda su verga en mi boca, y mi nariz contra su abdomen, llegó el momento de tomar la lechita tibia del primo, sus manos apretaron mi cabeza contra su cuerpo, y un chorro de leche salto y recorrió mi garganta, costó que baje, pero me la pude tragar toda, hasta llegar a mi estomago.
Tenía la pija hecha pelota, se la veía lastimada, muy irritada, como mi culo pensaba, no sabía si fue culpa de mis dientes o de la violencia como la que me rompió el culo y la boca.
Me besó, no lo vi venir, primero los labios y luego su lengua entro en mi boca buscando mi lengua, nos besamos un minuto, tal vez dos, fue raro, no esperaba ese beso, quizas le daba morbo de sentir su semen en mi boca o tal vez solo fue un beso de despedida y nuevamente se acomodó la ropa y me dijo:
- Me voy primita, hasta la próxima.
Miró antes de salir por si había alguien y me quedé sola en el baño.
Me quedé un rato, esperando que mi ojos llorosos, no estuvieran tan rojos, me lavé la cara y los dientes y me fui acostar. No saludé a nadie.
Me desperté a las horas en la oscuridad de mi cuarto, con mi vagina bien mojada, mi hermano ya estaba durmiendo en la cama a unos metros, no pude resistirme y me metí un par de dedos en mi concha húmeda, dandome placer, mordiendo mis labios hasta que me corrí, empapando mi tanga y las sabanas, tan solo a unos pasos de mi hermano.
Me quedé mirandolo, como dormía, sin pensar nada, hasta que perdí el conocimiento.
Esa mañana me levante toda adolorida, con la voz tomada apenas podía hablar con mucha tos y ni hablar del dolor que tenía en mi culo.
Pero, por supuesto, lo volvería a hacer.