Mi primo fué mi primer amante parte 1

Hice el amor con mi primo en casa de mi abuela

Desde adolescente me había caracterizado por ser una niña muy seria, todo lo que pensaba y quería decir, solo quedaba en mi mente. A mis 18 años no había tenido novio. Mi primer beso fue con mi mejor amigo y jugando a la botella. Jamás había tenido un beso real. Siempre supe que era diferente. Comencé a explorar mi cuerpo. Recuerdo muchas veces sentir esa necesidad de deseo allá abajo y calentarme leyendo relatos eróticos. Una noche, leyendo un relato que trataba sobre un primo y su joven prima, me empecé a calentar. Mi mano bajó hacia mi parte íntima. Deslicé mi mano por debajo de los calzones y me comencé a tocar despacio. Sentía un cosquilleo cada que pasaba mi dedo por un punto medio. Nunca había hecho tal cosa. Esa noche me sentía diferente. Otras noches después de leer, simplemente me sentía sucia, esa noche quería más. Metí un dedo por mi recta vagina y sentí mas calor. Curiosa, me llevé el dedo a mi boca, para probar mi propio sabor, me sentía perversa. Imaginaba que ese dedo era el de mi primo y que ese sabor era el mío. Que él me martillaba con sus dedos sin parar. Juro que esa noche casi gritaba de puro placer, de no ser por mi hermana que estaba en la litera de arriba, me contuve.

Días después, no me podía concentrar en la escuela. En todo lo que pensaba era en llegar a mi casa, comenzar a leer relatos eróticos y tocarme. Comencé a vestirme más provocativa, a peinar mi largo cabello café y a vestir ropa ajustada. Toda mi familia decía que me veía mayor. Los muchachos de la escuela volteaban a verme cada que pasaba. Yo sentía sus miradas hacia mi grande trasero. Un día después de salir de la escuela, mi mamá nos llevó con mi abuela, a mi hermana y a mí porque tenía que ir a una diligencia. Ese día estaba mi primo Hugo. Siempre me gustaba verlo. Tenía brazos musculosos, abdomen marcado y piernas fuertes. Creo que practicaba algún deporte. Nunca había pasado nada entre él y yo. Solo platicábamos de series y cosas de la escuela. Él tenía ya casi 19 años en ese entonces. Ese día, sentí una mirada diferente de parte de él. Cuando llegué, me abrazó muy fuerte. Mis pezones, inmediatamente se erizaron al contacto con su piel. Rápidamente me quité de ese abrazo. Toda la tarde me entretuve viendo la televisión con mi abuela para no hablar con él. Dieron las 5 pm y mi abuelita se paró para ir a la tienda. Nos dijo que la ayudáramos a sacar unas cajas de un viejo cuartito de herramienta. Mi primo y yo fuimos. Como las cajas estaban muy arriba, acerqué una silla para subirme.

Mi primo me sostenía de la cintura para que no me fuera a caer. Como era mucho más alto que yo, estábamos ahora a la misma altura. Sentí en ese momento, que estábamos muy cerca. Para agarrar bien la caja, me incliné y mis nalgas rozaron su paquete escondido. Él, en lugar de retirarse, se pegó más a mí. Yo repetía lo mismo, solo para saber qué haría. Cuando le dí la caja para que la bajara, me soltó. Yo me disponía salir del cuarto, cuando sentí una mano en mi cintura. Era él. Me dio la vuelta y recuerdo que me empujó suavemente contra un estante. Yo estaba sin palabras. Tenía cara demoniaca y a mí me asustaba y excitaba a la vez. Pasó su mano por mi pierna, por mi cintura, hasta rozar mi pecho y tomarme la mejilla. Se acercó completamente y me comenzó a besar. Yo ya no sabía si irme o continuar con la insinuación. De tan caliente que andaba, yo también comencé a besarlo. Puse mis manos en sus musculosos brazos y lo acerqué más a mí. El me tomo por las piernas y me cargó. Estábamos besándonos como locos. Tomé valentía y metí mis manos en sus pantalones. Él inmediatamente dio un brinco y me miró. Yo lo miraba también. Mientras intercambiábamos miradas, yo movía y mano con su pene. Le hacía cosquillas en la punta con mis dedos. Para que se excitara más, saque mi lengua y se la pasé por su labio inferior. Con eso, él cambió completamente. Se sentó en una silla que estaba cerca de nosotros y me llevó con él. Yo estaba encima de él, moviéndome de un lado a otro.

Sentía la necesidad de quitarme la ropa. Me paré y ante su mirada fija, me quité los pantalones y la blusa, quedando en ropa interior. Él rápidamente se paró y se quitó los pantalones y la camisa. Quedaba solo su calzoncillo. Ante mi vista que le decía que se lo quitará, accedió a mi petición interna. Su enorme pene erecto salió hacia mi vista. Yo me quede sin palabras. Hugo se sentó y me llevó con él en la silla. Yo sentía su pene casi en mi vagina. Cuando me quitó el sostén y comenzó a chupar mis senos, yo no podía más. Pasaba su lengua en mi pezón y la movía con rapidez. Al mismo tiempo me metía los dedos en la vagina y yo chillaba del placer. Sin darme cuenta yo le pedía que me la metiera, así de caliente estaba. Me paró e hizo a un lado mi calzón. Volvió a sentarme y esta vez, me dijo que iba a meter su miembro. Yo no alcancé a responder, cuando sentí un leve pinchazo en mi entrada. Solo había metido la punta. Le dije que parara. Yo sola empecé a metérmela a sentones lentos. Cuando estuvo toda dentro de mí, hice una pausa. Estaba esperando un dolor horrible de la primera vez, como en los libros de 15a20. Él no se aguantó y con sus manos en mi trasero, comenzó a moverme de arriba a abajo. A mí me dolía, pero a la vez me gustaba. Hugo me lamía mis pezones y me la metía muy duro. Con una mano me callaba, yo casi estaba gritando. Olvidaba que mi hermana estaba adentro. Hugo me volteó y quedé de espaldas a él. Yo comencé a darle tremendos sentones. Ya sentía arder mis nalgas. Como en algunos videos porno que había visto, cambié de posición y puse mis manos al piso. Mi primo me taladraba y yo sentía aún más rico.

Él se paró, Yo estaba en el suelo. Me puso de perrito y comenzó a taladrarme ahora sí en serio. Yo no podía con el placer. Él tomaba mis caderas y bombeaba sin parar. Yo ya estaba toda sucia del polvo, pero no me importaba. En un momento, él se retiró y eyaculó fuera de mí. Cuando recobramos la postura, me ayudo a cambiarme. Me daba dulces besos y yo lo abrazaba. No quería separarme de él, pero mi abuela no tardaba en llegar. Salimos Y cada quién regreso a sus actividades.

CONTINUARÁ