Mi primo el del pueblo- 2
De cómo me vuelvo la mujer de mi primo.
Recibir ese trato, dolió; pero yo nunca he sido de las que se deja tan facilmente, así que cuando mi prima me dijo que salieramos con su novio a conocer el pueblo, le dije que sí sin dudarlo. Eran como las 7pm cuando mi primo asomó su cara de perrito regañado por el cuarto y me preguntó si iba a salir, mi respuesta fue un tajante: ¿tú qué crees?. Era un juego peligroso de orgullo que me estaba matando, pero es que él no podía ignorarme toda la tarde y pretender que yo esté para él enseguida se le antoje.
La cuestión es que en 40 minutos ya habíamos recorrido todo el pueblo y al final mi prima me usó de tapadera para irse a un motel con su novio. No la culpo, mi tía solía ser muy estricta. Eran al rededor de las 9pm y yo estaba comiendo algo en la plaza del pueblo cuando entra una llamada de mi primo:
-¿Tú dónde mierdas estás? te he buscado por todo el puto pueblo y no apareces por ningún lado.
Su modo de hablarme hizo que se me subiera la sangre a la cabeza - me ignora y luego me exige ¡bah!- así que le colgué luego de decirle: Estoy en un lugar al que no quisiste traerme, con personas que evidentemente no son tu. Cuando sepas cómo hablarme, puede que te responda. Nos vemos en la casa, primo .
Mi prima se dio el banquete de sexo puesto que apareció a las 10:30.
Al llegar a la casa, mi tía me dijo que iba a dormir en el cuarto grande con Cristian, Mile y ella -es necesario explicar que en esa casa sólo habían dos habitaciones, a pesar de ser una casa muy grande- pero que esa noche ella iba a dormir con su novio que había llegado de visita, por lo que seríamos Mile y yo en una cama y Cris en la otra.
Yo me coloqué un pijama de blusa de tirantes y short super corto blanco y sin ropa interior, así que se me marcaba TODO. Podía sentir la mirada penetrante de mi primo sobre mi cuerpo, sin embargo me hacía la desinteresada. Fue tanta la faena de mi prima que cayó rendida en unos minutos, mas yo no corrí la misma suerte por estar pensando en el idiota que yacía en la cama de al lado. No se cuanto tiempo pasó, pero cuando estaba cayendo en los brazos de Morfeo, sentí unas manos temblorosas acariciar mi rostro, instintivamente traté de separarme pero la voz de mi primo me susurró al oido que por favor habláramos. Acepté no sin antes hacerme un poco la dificil, no exageré porque ¡vamos! hay que saber los límites para no ser fastidiosos.
Nos fuimos a la cama de él y allí se disculpó conmigo diciéndo: "es que cuando te vi tuve que tomar todas mis fuerzas para no correr y besarte ¡imagínate! mi mamá se hubiera vuelto loca y te hubiera devuelto a la ciudad". Pude seguir haciendome la digna pero es que tener a mi lado al causante de mis mayores fantasías y no hacer nada por orgullo, como que no iba conmigo. Quedamos en la posición de cucharita y lentamente su mano, que minutos antes había colado sobre mi abdomen, empezó a ascender hasta posicionarse sobre mi seno derecho. era evidente su nerviosismo porque su mano estaba fría y temblaba, y yo no me quedaba atrás porque estaba haciendo uso de los ejercicios de respiración que había aprendido en mis clases de canto para no temblar en demasía. Sentir el primer beso en mi cuello a la vez que él pellizcó un poco mi pezón fue el detonante para que yo me estremeciera echando mi culo hacia atrás y dándome cuenta de la gran erección que él ya tenía. Me hice la valiente y con mi mano derecha tomé su cuello y giré para estampar mis labios con los suyos, el beso empezó un poco tímido pero no tardó en volverse fogoso. Yo estaba tan en las nubes que no sentí en qué momento dejó de jugar con mis senos, volví en mí cuando di un respingo al sentir una mano fría descendiendo por mi zona V. La yo pudorosa se fue a la mierda dejando en su lugar a la yo que quería más, así que lentamente abrí mis piernas como bienvenida.
- mmm, esto se siente mejor de lo que se veía - susurró contra mis labios al momento de pasar su dedo entre mi rajita. - Mira cómo estas de mojada.
Mi voz como que se fue con la yo pusorosa porque quise decirle tantas cosas y sólo atinaba a respirar agitadamente.
Él no dejaba de besarme mientras con su mano jugaba con mi intimidad, y yo, no se si por el momento o por la espectativa, estaba que me corría. Introdujo un dedo en mi interior a la vez que rozaba mi clítoris con otro, yo me retorcía y solo gemía: ¡mnh! ¡mnh!. Se separó de mí y se posicionó entre mis piernas de rodillas, con sus manos tomó el borde de mi short y lo bajó, pero para sacarlo completamente tuvo que alzar mis piernas para unirlas, por un momento creí que las iba a volver a poner en la misma posición pero supe que estaba equivocada cuando las alzó más dejándo a su vista mi chocha y mi ano. se acercó y olfateó cual perro en calor y empezó a lamer mi concha, nunca me lo habían hecho y creo que debido a eso hoy día amo el sexo oral, sus labios comían mi concha como si fuera una pepa de mango, y yo sentía su saliva correr hacia la entrada de mi ano. Ese hombre hacía magia con su lengua, mordía mis labios vaginales y succionaba con ansias, introdujo su lengua en mi interior y yo olvidé que mi prima dormía en la otra cama porque gemí un fuerte ¡ahh! lo volvió a hacer un par de veces y luego fue a la entrada de mi ano. Yo no sabía que aquello se llamaba beso negro pero por Dios que me gustaba, sentía corrientazos en mi interior que me hacían retorcerme, no aguanté y deshice su agarre se mis pierns y me abrí para él, eso lo enloqueció, parecía sediento tomando de mi fuente y yo sentía como corrían fluidos. Cuando introdujo un dedo en mi interior, me dolió un poco. Se suponía que no debía pasar porque no era virgen pero fue un gran incentivo para él, quien dejó a un lado el oral para acomodarse sobre mí, y mientras nos uníamos en un beso, fue hundiéndose en mi interior lentamente. sentí como me partía en dos y mi alivio fue enterrar mis dedos en su espalda. Dolía mucho más que la primera vez, pero al tiempo sentí el placer que nunca había sentido. Empezó a moverse lentamente, nunca dejó de besarme. Estaba apoyado sobre mí pero sin lastimarme y dejando el espacio para que su mano jugara con mis pequeños senos, una vez pasó el dolor y creció el placer, sus embestidas aumentron el ritmo, se volvió a poner de rodillas pero sin salir de mi interior y separó más mis piernas, lo sentí más adentro y mis gemidos salían más alto ¡ahh! ¡uff! ¡ohh! eran tan fuerte sus embestidas que sus testitulos sonaban contra mis nalgas y yo sentía que su verga me llegaba hasta el hombligo, empezó a estimular mi clítoris mientras sus embestidas eran más fuertes y ahí sentí que no me quedaba mucho tiempo, me iba a correr y el lo notó porque empecé a temblar. uno, dos, tres empujones más y las convulsiones llegaron solas. No sabía yo que correrse era tan genial, y al parecer no solo para mí porque cuando él sintió como me contraía por dentro, sacó su verga de mi interior y se corrió sobre mi abdomen con un gruñido.
Me limpió con su sábana y se acostó al lado mío extendiendo su brazo como mi almohada, nos besamos y nos llenamos de promesas. Cuando nos hubimos repuesto de nuestros orgasmos, tuve que pasarme a la otra cama porque Morfeo ya me estaba llamando y temía quedarme dormida y que mi tía nos viera. No sé si Mile se dio cuenta o si estaba tan agotada por su propia faena que ni se enteró, pero hasta la presente sigue sin importarme.
Si alguien me hubiera dicho que correrse era tan delicioso, tal vez no hubiese esperado 3 años despues de desvirgarme para volver a tener sexo. Valió la pena esperar, y lo volvería a hacer si me garantizaran el mismo placer que experimenté en los días siguientes.