Mi primito prueba mi cuerpo

La necesidad y falta de sexo me llevó a involucrar a mi primito.

Hola a todos. Mi nombre es Carolina. Hoy vengo a platicarles sobre una nueva e inesperada experiencia que mi propia necesidad me llevó a vivirla. Ya tengo tiempo de no volver a publicar algo interesante sobre mi vida sexual, y esta vez vengo con algo que aún no logro superar, y que incluso me atrevería a revivirlo a pesar de que no debería hacerlo.

Este viernes 10 de Noviembre tuve la tarea de cuidar a mi primito Luis.  Es un chico aplicado, listo, es tranquilo, y pues amigable se podría decir. Lo normal. En el aspecto físico no es feo. Aunque aún esta en su etapa de desarrollo, no va por mal camino. A comparación de mis 20 años, ya no luce tan niño. Y a estas alturas del partido, y así como son las niñas de ahora, quiero creer que ya no es tan inocente que digamos. Y bueno, como sus papás tuvieron que ir a ver a un amigo familiar al que iban a operar para ese día, me pidieron que si les hacía el favor de cuidarlo. Aunque también tengo mis deberes escolares, no era problema encargarme de él. Al llegar de la escuela, ya que va y regresa sólo, me saludó y se dirigió a la cocina para beber un poco de agua. Yo estaba en la mesa adelantando una investigación.

-          ¿crees que lleguen hoy?, me preguntó mientras sostenía el vaso.

-          No lo sé, la verdad. ¿Por qué?

-          No, nada más pregunto.

Se encerró en su cuarto. Continué haciendo mi tarea. Media hora después escuché unos gemidos. Dos seguidos para ser exactos. Me detuve y traté de escuchar bien. Nada. Me levanté de la silla y me acerqué a su puerta apoyando la oreja derecha sobre la madera. Nada. La curiosidad por saber, me incitó a salir al patio y ver por la ventana de su cuarto. Aunque tenía una cortina blanca, se formaba una abertura que separaba las dos. Lo vi. Dios, estaba viendo pornografía. Por un momento me sorprendió, pero por otra parte lo entendía. Está en la etapa de experimentar y conocer. Estaba recostado sobre su silla. En el video era una chica de al menos 20 años brincándole a un chico de su misma edad en el sofá. El chico le chupaba las tetas. Se las jalaba. Lo miré a él. Estaba muy atento. Su mano derecha estaba apretando su entrepierna. Sin duda, estaba excitado. Se empezó a desabrochar su pantalón. Se lo bajó siguiendo de su bóxer. Dios mío, su miembro salió de un brinco. La tenía muy parada. Aunque es un adolescente, tenía un pene de tamaño decente. Se le veía como de 12 centímetros. Se sentó y se empezó a masturbar. Lo hacía lento y a la vez rápido. Me mordí los labios al ver semejante escena. Apreté mi entrepierna. Me estaba excitando ver a mi primo masturbándose. No podía verlo. Entré a la casa y me senté. Estaba sin nada que pensar. Mi cabeza aún tenía esa imagen. Me desabroché el pantalón y me metí la mano. No podía aguantar mucho, así que hice lo mismo. Empecé a acariciar mi vagina. Mi dedo medio frotaba mi clítoris.

-          Sii!!, dije en voz baja.

Abrí la boca y saqué la lengua y comencé a lamer en el aire. Cerré mis ojos e imaginé que estaba lamiendo un miembro.

-          No, no, dije arrepintiéndome de dicho acto.

Retiré mi mano y me volví a abrochar. Me froté la cara para olvidar todo. Salió.

-          ¿Qué tienes?

-          ¿eh?, nada, nada, respondí mirando a su entrepierna.

Aparté la mirada y la enfoque en la lap.

-          ¿Qué te falta?, preguntó.

-          Este…un concepto.

-          Ah bien.

-          Si.

Caminó. Vi que volvió a entrar a la cocina.

-          Ocuparé tu computadora, le avisaba caminando a su recámara.

-          No, no, no, espera!!, decía apresuradamente.

Caminé rápido hasta sentarme en su silla y abrí la ventana que tenía minimizada. Se abrió el video pausado que estaba viendo. Mis ojos se agrandaron. Quería reírme pero no lo hice.

-          ¿que estás viendo, Luis?

Lo volteé a ver. Se agarraba la cabeza y con cara de apenado.

-          Pues…

-          ¿te masturbas?

-          No!!! Como crees!!

-          ¿no?.

-          En serio.

Le di PLAY al video. Ahora la chica estaba recostada en el sofá y el chico la penetraba por el culo. Gemía con ganas la tipa. Tan sólo ver esos segundos mí excitación volvió en un parpadeo. Reí.

-          Ya cierra eso, me ordenó.

-          Tú lo estás viendo, ¿no?.

No sabía que decir. Lo había atrapado, y era justo lo que quería. Miraba a todas partes acepto a mí. Miré a su entrepierna. Se le formaba un bulto.

-          Te estabas masturbando, ¿verdad?

-          No!! En serio!!

-          A ver ven.

-          ¿Qué?

-          Que vengas, le ordené.

Se acercó lentamente. Al pararse frente a mí, le empecé a desabrochar el pantalón.

-          ¿Qué estas haciendo? Oye!!

-          Cállate!!

Le bajé el pantalón y la parte de adelante de su bóxer estaba algo grande. Lo miré y sonreí.

-          ¿de que te ríes?. A ver ya!!

Se agachó para subirse el pantalón pero no lo dejé. Le bajé el bóxer. Su miembro salió de un brinco casi golpeando mi rostro.

-          Nooo!!! Espera!!!

Lo tomé de los brazos para que no se moviera. Dios mío. Si la tenía rica. Le bailaba de un lado a otro. Sonreí.

-          Caro, suéltame!!

-          Tranquilo, cálmate!!

Quería grabarme bien su verga. Me mordí los labios.

-          ¿te digo algo?, le pregunté.

-          ¿Qué?

-          Se ve que sabe rica.

-          ¿Qué cosa?

-          ¿te la han chupado?

-          …no.

-          ¿puedo?

-          ¿Qué?.

Si esperar a que accediera, abrí la boca y atrapé su glande y me incliné hacia adelante para que me entrara un poco más.

-          Mmm!!!, reaccioné cerrando los ojos.

-          Caro.

Lamí su punta y comencé a succionar.

-          Aaahhh!!!

Solté sus brazos y apoyé mis manos sobre su cintura para acercarlo a mí. Me entro su pene a mi linda boca.

-          Ssii!!!

Abrí los ojos y me la saqué.

-          ¿te gusta?, le pregunté mientras lengüeteaba su glande..

-          Ajá.

Su rostro me decía que lo disfrutaba. Apreté su verga con mi mano derecha dejando libre su punta y la lengüetee.

-          Sii!!! Que rico!!

-          Está rica, primito. Sabe bien.

-          Si!!

Se la dejé cubierta de saliva. Mientras volvía a lengüetear su glande, me encargué de desabrocharme el pantalón. Me quité las zapatillas y el pantalón. Me quedé sentada con solo el calzón. Se que le gustaría hacer lo que le iba a pedir puesto que no soy fea y no tengo mal cuerpo. Soy delgada, trasero parado, piel blanca y aparte me rasuro muy bien para la ocasión.

-          Ven, agáchate.

Me hizo caso sin ningún problema.

-          ¿alguna vez has probado una vagina?

-          …no.

-          Pues es tu día de suerte, le contesté dandole un beso en su boca.

Me recosté sobre la silla, que más que nada era un sillón de escritorio. Muy cómodo, la verdad. Abrí las piernas y las colgué en los brazos del sillón, quedando bien abierta.

-          Acércate, ven, lo llamé estirando la mano.

Avanzó un pasó con su rodilla.

-          Pon tu cara aquí. Huele.

Respiró mi vagina. Aunque tenía el calzón, eso no impedía que pudiera oler mi aroma íntimo.

-          Huele raro.

Junté las piernas y me quité el calzón y las regresé nuevamente a su lugar. No dejaba de verme.

-          ¿Qué pasa?, ¿te gusta?

-          ¿eh?

Puse mi mano sobre mis pliegues y los acaricié. Mis dedos jugaban mis cueritos. Estiré el brazo izquierdo y lo acerqué a mi entrepierna.

-          Ven, te voy a enseñar.

-          …ajá.

Saca la lengua. Lo hizo. Ahora pásala por toda esta parte, le señalé con mi índice derecho. Resbaló suavemente su lengua sobre mis arrugados pliegues hasta llegar a mi clítoris. Dio, mordí mis labios.

-          …muy bien. Hazlo de nuevo.

-          Te sabe ácida.

-          Tú hazlo, ándale.

Lo volvió a repetir.

-          Sii!!! Esoo!!

Apreté los dedos de los pies. Su punta de la lengua lamía mi clítoris.

-          Vamos!! Tu sigue, vas muy bien.

No podía mantener los ojos abiertos. Siguió lamiendo. Justo a punto de terminar, le pedí que lamiera un poco más arriba.

-          Más arriba, más arriba. Lame aquí, aquí, le señalé mi clítoris.

Comenzó a lengüetear mi clítoris.

-          Rayos, sii!!! Sii!! Que rico!!! Sigue!! Sigue lamiendo!!

Dios mío, lamía muy rico mi puntito. Me ponía estúpida del placer. Mis manos vagaban por todo mi cuerpo. Apreté su pelo.

-          Que rico!!! Aaaahhh!!! Dioss!!!

No paraba de lamer.

-          ¿te gusta?, le pregunte muy excitada.

-          Si.

-          Si!! Sigue!! Chupa!!!

Su rica lengua jugaba con ese punto sensible de mi cuerpo.

-          Oye…

-          …si.

-          ¿alguna vez…te has lamido el trasero?

-          …¿eh?...si. Si lo han hecho.

-          ¿puedo hacerlo?

No creí que fuera capaz de preguntarme eso. Incluso que lo pensara hacer, pero estaba tan excitada que acepté su idea.

-          Pues...¿ya lo has hecho?

-          No. Pero…quisiera intentarlo.

-          ….está bien. Si.

Continuó lamiendo mi clítoris y poco a poco fue bajando acariciando mis pliegues con la punta de su lengua. Siguió bajando hasta llegar a mi agujerito apretado. Lo lamió.

-          Luis.

-          ¿Qué?

-          Nada, nada.

Separé un poco más las piernas. Cubrí mi vagina con mis dedos y empecé a rascarme mientras él se ocupaba de mi culo.

-          Mmm!! Chúpalo.

-          Te sabe raro.

-          ¿si?. ¿A que?

-          No se…como ácido.

-          Tú sigue, le dije jalándolo del pelo hacia mi trasero. – lame, agregué.

Resbaló su linda lengua en mi agujero. Lo lamía con delicadeza. Sentía rico. Aunque no era el placer que siente uno cuando le lamen la vagina, me agradaba tener su lengua ahí. Quité las piernas de los brazos del sillón y me volví a sentar. Me apartó. Me incliné hacia él y le di un beso en la boca.

-          Acuéstate.

Lo hizo tranquilamente aunque un poco nervioso. Al ver que tardaba lo empujé y me subí sobre él. Me senté sobre su pecho sin dejar caer todo mi peso sobre él. Miré su cara. Al apoyar mis rodillas sobre la colcha, separé más las piernas y acerqué mi rajita a su cara.

-          Chúpala.

Me miraba mientras lamía mi vagina. No podía negarlo, me encantaba. Parecía que ya lo había hecho antes. Incluso se lo pregunté.

-          Ya lo habías hecho antes, ¿verdad?

-          No.

-          ¿No?

-          En serio.

-          No te…creo…aaahhh!!! Que rico.

No podía estar tranquila ante ese placer que su lengua creaba en mí.

-          Sigue!! No te detengas!!

Tomé sus manos y las puse sobre mi colita.

-          Tócame. Agárrame el culo.

Me tomó la palabra y empezó a manosearme. Amasaba mis nalgas.

-          ¿te gustan?

-          Si. Están lindas.

Me reí. Me bajé de él y me di la vuelta tomando la posición del 69.

-          Mmmm que rico, dije al agarrar su miembro.

Abrí la boca y empecé a comer.

-          Aaahhh!! Prima!!

-          Me gusta tu pene.

-          ¿Por qué?

-          Porque sabe rico. Y tiene un tamaño decente.

-          ¿si?

-          Ajá.

Lengüeteé su punta. No cabe duda que me encanta chupar. Estaba dura y bien parada. Había alcanzado un tamaño ideal para meterlo en mí. Escupí el pene y avancé casi montándome en él. Froté mi vagina en su miembro y la metí sin dejar pasar más tiempo.

-          Aaahhh!!!

Gimió al meterme su pene.

-          ¿te gusta?

-          …si.

-          ¿Qué sientes?

-          Muy rico.

Empecé a saltar.

-          Dios!!! Aaahhh!!! Prima!!!

-          ¿Qué?

Mientras le saltaba el pito, me toqué. Cubrí mis nalgas con mis manos. Me masajeaba el culo. Me entraba y me salía su pene. Se había endurecido más. Lo miré y tenía los ojos entrecerrados. Estaba muy excitado. No había duda de que sentía mucho placer.

-          Caro!!

-          ¿Qué?

Estaba tan excitado que no podía hablar bien. Me bajé de él y me recosté.

-          Ven, lo llamé estirando el brazo izquierdo.

Se subió sobre mí.

-          Métemela

-          ¿si?

-          Si.

Agarré su pene al ver que no actuaba y me la metí.

-          Aaahhh!!!, gimió.

-          Que rico, dije.

-          Caro.

-          ¿Qué primo?

-          Siento muy bien.

-          Si, yo también. Sigue metiéndola. Vamos, empújala hasta adentro, que no te de miedo.

-          Está…bien. Aaahhh!!!

-          Sii!!! Métela toda!!

-          Aaahhh!!! Se siente…muy bien!!

-          Sii!! Rico!! Si lo haces bien, dejaré que lo vuelvas a hacer.

-          ¿si? Aaahhh!!!

-          Si.

Conforme fue penetrándome, su ritmo fue aumentando hasta tener el control.

-          Que rico lo haces. Sigue!!

-          Prima!!

-          Vamos!! Sigue cogiéndome!!

-          Sii!!

Su pene entraba y salía de mi conchita. Lo hacía tan rico. Acaricié su rostro, su pelo, su cuello. No paraba de cogerme. Le gustaba mucho metérmelas.

-          No le digas a nadie de esto, por favor, le pedí.

-          …no.

-          Promételo.

-          Lo prometo.

-          Esta bien. Entonces sigue.

Cerraba sus ojos cada vez que metía su rico miembro. Disfrutaba metérmelo. Agarré su cara y la acerqué a la mía.

-          Chupa mi lengua, le ordené sacándola después.

Lo hizo. Atrapó mi lengua con su boca y la succionó. La chupaba. Me retiré para que soltara mi lengüita y le sonreí.

-          Prima, aaahhh!!!

-          ¿Qué primito?

-          Siento…que me saldrá eso. Aaahhh!!!

-          ¿tu semen?

-          …si.

-          Tranquilo, tranquilo. Sólo eyacula.

-          ¿si?

-          Si!!

-          Pero…eso es malo.

-          No, no es malo.

-          Es que eres mi prima. Y…podría embarazarte.

-          Tu tranquilo, no pasará eso. Solo termina adentro.

-          Aaahhh!!!

Lo abracé para evitar que no se quitara.

-          Ya!! Ya terminaré!! Aaaaaaaahhhhh!!!! Siiiii!!!!!

-          Que rico, primito!! Sigue!!! Eyacula todo lo que quieras!!!

-          Aaahhh!!! Dios!!! Se siente…súper rico!!!

-          Que bueno que te guste!!! Vamos!!! Llena mi vagina!!

Sus gemidos me fascinaban. Me excitaban cada vez más. Su semen rodeaba mis paredes vaginales. Era un chico muy inocente. Fue mi víctima. Al acabar de bombear mi concha lo fui soltando poco a poco. Su respiración era entrecortada. Cansada. Tomé su rostro con mis manos y lo miré.

-          ¿te gustó?, le pregunté.

-          …sii. Fue…muy rico.

Sin decir nada, lo volví a abrazar.

-          Gracias. Yo tan bien sentí rico.

Sonó el teléfono. Me levanté desnuda a contestar.

-          Hola.

-          Hija, soy yo.

Era mi tía, mamá de Luis.

-          Hola, tía, ¿Qué pasó?.

-          Me parece que regresaremos mañana, ¿crees apoyarnos quedándote con Luis?. Te lo agradeceríamos muchísimo.

-          Si, tía. No hay problema. Yo me quedo.

-          Muchísimas gracias. De cenar solo dale un vaso de leche, él se hace un sándwich. Cena lo que quieras, estás en tu casa.

-          Muchas gracias, tía. Y no te preocupes, yo lo cuido bien.

-          Gracias, hija. Cuídense. Hasta mañana.

-          Nos vemos, tía.

Colgué y corrí en dirección a la recamara. Al entrar, salté sobre él.

-           Tengo buenas noticias.

-          ¿Qué pasó?

-          Solo estaremos tú y yo. Tus papas llegaran mañana.

-          ¿en serio?

-          Sí. Así que podremos hacer lo que nos plazca, dije levantando las cejas y sonriendo.

-          Jajaja. ¿Cómo qué?

-          Ya surgirá algo.

Bajé la mirada a su entrepierna y su verga estaba semi erecta. Tragué saliva y me agaché lentamente hasta que mis labios tocaron su punta. Abrí la boca y empecé a limpiarla. Estaba brillosa cubierta de semen y de mis fluidos. Le sabia acida y cremosa. Se recostó. Seguí chupando con toda tranquilidad. Mamaba su pene con gusto. Al terminar me limpie la boca y me metí a la cama.

-          ¿ ahí te vas a quedar?

-          ¿Cómo dices?

-          Metete conmigo, ven. Apaga las luces.

Me obedeció y decidimos dormir juntos. Le di la espalda y tomé su mano.

-          Abrázame.

Su cuerpo desnudo se pegó al mío, metiendo se verga bien parada entre mis muslos, y nos dormimos.