Mi primito

No siempre todo resulta como uno lo planea, factores ajenos nos llevan a hacer cosas impensables o no presentidas.

MI PRIMITO

No siempre todo resulta como uno lo planea, factores ajenos nos llevan a hacer cosas impensables  o no presentidas.

Mi nombre es Joaquín, en esa época contaba con casi 21 años, soltero había tenido varias novias a pesar de mi corta edad. Pero voy al relato de lo que me sucedió en esa época, fui invitado por mi tía, hermana de mi padre a pasar unos días en su estancia en la provincia de Buenos Aires, esta como a 400 kms de donde vivíamos. Dado la distancia teníamos poca relación, nos veíamos esporádicamente, tenía dos hijos una mujer de casi mi edad llamada Lola y el varón Damián  de 14 años aproximadamente, a los que hacía bastante que no veía.

Un sábado llegué  a su  estancia, muy imponente y grande., por supuesto con piscina, cancha de tenis y todo aquello necesario para pasarla muy bien.

El capataz de mi tío vino a buscarme a la terminal, después de 20 minutos de recorrida llegamos a la estancia. Ahí estaba mi tía y mi primito para recibirme, mi tío regreso por la tarde, y mi prima estaba en Buenos Aires estudiando la que venía cada 15 o 20 días.

Me llamo la atención Damián, mi primo tendría 7 u 8 años la última vez que lo vi, realmente un chico muy bonito, con su pelo largo lacio de un castaño claro, prácticamente de mi misma altura, pero bastante más delgado.

Me abrazo, con mucha alegría y daba la sensación que nos conocíamos desde siempre, sientes ese calor al recibirte con total regocijo. Almorzamos, me mostro el establecimiento y por la noche tuvimos una pequeña reunión, con amigos de la familia, donde lo pasé muy bien.

Si bien contaban con muchas habitaciones Damián insistió en que durmiésemos en la suya,  me pareció que era una buena idea, así nos conocíamos bien y charlábamos de todo un poco.

Si bien la reunión termino cerca de la medianoche, nos fuimos a dormir y estuvimos hasta cerca de las 3 de la mañana hablando de miles de cosas.

Estaba cansado, así que me dormí rápidamente. A la mañana siguiente mi primo me despertó, me dio la sensación que me había tocado mis genitales, pero como estaba bastante  dormido no lo podía determinar.

Desayunamos y fuimos a cabalgar por el lugar, hicimos pileta y por la tarde jugamos un par de partidos al tenis en  mi tío también participo, realmente lo estaba pasando de maravillas.

Después de la intensa actividad de ese domingo cenamos como a las 8 pm, y nos fuimos a la habitación. Damián insistió en ver unos videos porno que tenia escondidos, los vimos y realmente eran muy buenos y excitantes.

Mi primo se percato de mi estado de excitación, y en un par de ocasiones me toco, como al pasar. En ese momento lo miré, y noté que de tener Damián, algo abultado en sus pechos, parecería una mujer, su pelo, su rostro algo aniñado  y hasta su esbelta cintura que hacia resaltar su culo, determinaban rasgos bastante  femeninos. Por supuesto que fueron unos segundos que esa comparación pasó por mi cabeza.

En un determinado momento le dio por tirarme unas almohadas, he iniciamos una lucha campal, por supuesto después nos entablamos en una lucha cuerpo a cuerpo, en donde trabamos de quitarnos mutuamente las pocas prendas que teníamos puesta. Gradualmente se fue transformando en un juego más bien sexual, donde Damián intentaba quitar mi slip, ese contacto físico llego a estimularme, entre los videos y eso estaba algo alterado.

Si bien yo era más fuerte, traté de no aprovecharme de esa diferencia física, así que permití que lo hiciese, viendo mi leve erección, la lucha continuo, yo estaba desnudo a lo que aprovecho a tocarme sin disimulo mi verga,  hasta llegar a aferrarla  firmemente con su mano.

En ese momento, sin pensarlo demasiado lo giré abruptamente mientras lo sujetaba con mi mano en el cuello, le saque su slip, quedando su blanco y delicioso culito a la vista de mis ojos.

Sin pensar demasiado, mientras lo sujetaba con una mano, tomé el tronco de mi verga para metérsela sin cortesías.

Cuando mi primo me dice

“No, por favor, no, no “

Ahí reaccione, y a pesar de mi loca excitación, me detuve en mi intención, diciéndole

“Discúlpame, por favor”

Me sentí muy mal por lo sucedido, así que lo abrace,  y acaricie su cabeza.

“Olvídalo, está todo bien, yo fui el culpable de esta situación” me contesta, dándome un beso muy cerca de los labios.

Seguía desnudo, aunque mi erección había desaparecido, cuando la toma dulcemente con su mano, y me dice:

“Quieres que te aplaque?. En realidad he sido, quien te ha puesto en este estado “”

“No estaba bien, primo” Le digo

“En serio, no tengo problemas, en hacerlo”. Me contesta, a la vez que sigue manoseando mi verga, ya empezando a erguirse

“Seguro?”,le pregunto,  mientras su mano me va agitando mas mi aparato.

Sin decir más nada, me tiró en la cama, mientras con sus dedos baja el prepucio para dejar el glande aflorando, que rápidamente se fue humedeciendo con el pre semen que comencé a provocar.

Su dedo rozaba mi glande, que no tardó en alterar mis hormonas, siguió efectuando ese palpamiento, hasta que notó mi alteración, ahí su mano apreso el tronco de mi aparato, para agitarlo levemente.

“Te gusta?” me dice

“Si, mucho”

Su rostro tan femenino, y su mano tan deliciosa, hicieron que acabase, eyaculando un chorro, que alcanzo a su rostro. Mientras aplacaba mi agitación por mi convulsión, me beso en la boca.

Me sentí algo incomodo, por la situación vivida y por mi reacción, al tratar de penetrarlo, además ese beso hizo que mi cabeza girase a mil, por otro lado trataba de entender la situación, fue su reacción calmar mi estado sin contacto físico, a lo que me pareció que había sido lo correcto. Realmente nunca había tenido una relación sexual de este tipo, y debo aclarar que me gustó.

A la mañana siguiente le levanté para ducharme y quitar el pegote de mi semen seco, me extraño, por Damián no estaba, al salir de la ducha entraba mi primo con el desayuno.

“Papá y mamá, se fueron al pueblo, así que lo traje para tomarlo en la cama”

Desayunamos, sin hablar del tema de la noche anterior, no podía dejar de mirarlo, había modificado su peinado, el short corto que dejaban ver esas piernas sin vello y una musculosa muy holgada, que lo asemejaba a una mujer.

Realmente mi primo me había alterado, a lo que traté de contenerme, no quería malos entendidos o posibles problemas, además tenía catorce años.

Esa noche fuimos temprano a la habitación, yo había tomado un poco más de lo acostumbrado, así que apenas cenamos nos despedimos y nos fuimos a acostar.

Apenas llegamos me senté en la cama, se acercó Damián y me pregunta

“Estas bien? Con cara de preocupado

“Si, si, lo estoy” le digo

En ese momento con su lindo rostro muy cerca de mi cara, no me pude contener y lo besé a lo que reaccionó de la misma manera, su lengua la introduzco en mi boca, con desesperación, a los pocos minutos nos quietábamos la ropa mutuamente en una desesperación total.  Ahí lo vi desnudo por primera vez, llamándome poderosamente la atención su destacado aparato.

Era como una contradicción tener tendencia homosexual con ese armamento, por supuesto eso no quiere decir nada, pero……

No tardé demasiado en excitarme, pero tenía mis dudas como reaccionaria Damián, no sabía si exponerme o ver como se desarrollaría. Continuamos acariciándonos y besando, cuando intenté girarlo para penetrarlo, a lo que nuevamente se negó. Pero esta vez me hizo levantar, se arrodillo frente a mí, y me mamó intensamente, mientras se masturbaba.

Felizmente acabe en su boca, y noté que se tragaba parte de mi semen, se paró y me  besó con sus labios húmedos por mis fluidos. Realmente no sabía cómo reaccionar, pero dentro de todo me había vuelto a aplacar mi calentura.

A la mañana siguiente, me propone andar a caballo, salimos cerca de las 9 am, ya el sol empezaba a apretar, después de más de 1 hora de cabalgar, me comento que había un montecito cerca y un rio,  ideal para darnos un chapuzón.

Llegamos al lugar, muy arbolado y un rio que lo cruzaba, que no era muy profundo ni caudaloso, nos quitamos la ropa y nos metimos con slip. El agua estaba bastante fría pero, dado el calor que había, estaba deliciosa.

Jugamos en el agua con una pelota que había traído mi primo, nadamos un poco y realmente la estábamos pasando muy bien.

Salimos del agua, comimos unos sándwiches, y nos tiramos a descansar. No sé si dormí, pero en un momento abro los ojos y y Damián, estaba de costado con esos slip que resaltaban sus cachetes, con su cintura acotada que no dudé en que desde atrás mantenía la figura femenina. Me quedé pensando en lo de la noche anterior, cuando la mano de mi primo me toca para decirme de ir al agua de nuevo.

Estuvimos un buen rato, cuando salimos del agua corrimos a tirarnos un rato al sol, que aun estaba bastante fuerte.

Damián se quitó su slip, diciéndome

“La pondré al sol para que se seque”

Asentí con la cabeza, mientras miraba discretamente su verga, no sé si me atraía, pero no dejaba de llamarme la atención.

“Sácate, el slip, vamos si no, no se secara”

Volví a negarme, así que se acerco e intento bajarlos, así entablamos una lucha, riéndonos, aprovechando  mi primo para tocarme. En toda esa  refriega, termino sacando mi prenda. El calor, los pensamientos, la riña parecía haber afectado a mi sexo, que estaba algo erecto.

“Hum, parece que te has puesto algo acalorado” me dice, mientras lo mira, y termina agarrándolo.

Me quedé quieto, sin decir nada, pero en cuanto su rostro estuvo cerca del mío, lo besé, eso pareció encenderlo más, porque se prendió febrilmente, para hacerlo más intenso.

No dejaba de besarme, manteniendo mi verga muy erecta, aprisionada por su mano. Si bien no esperaba esta reacción, no pude contenerme, así que continuamos con ese toqueteo tan excitante.

La boca de Damián, no tardo demasiado en amantarse con mi febril miembro, me encantaba ese sexo oral, aunque no deseaba terminar de esa forma. Mi mente enfocaba a otra cosa, aunque no quería ser demasiado tosco. Así que decidí de mi primito, tomase la delantera, tocaba su miembro que estaba muy erguido. Cuando después de rato ese juego sexual, parecía llegar a su culminación, por tanto manoseo y chupadas, Damián se retiro de arriba mío para colocarse boca abajo, a mi lado, mientras su mano tomaba la mía.

No quería apresurarme, así que acaricie su espalda y glúteos, pero al rato me dice:

“Hazlo con tus dos manos”

Por supuesto que me monté sobre sus nalgas, para continuar con las  caricias, apoyando mi verga entre sus glúteos. Me fui corriendo y acomodando, hasta ponerlas entre sus piernas. No parecía mi primo molesto por mi cauteloso progreso, que parecía relajado a la espera de algo más. El perfil de mi primo estaba radiante, como descansando a la espera de algo. Lo besé en el cuello, mientras mi aparato estaba resguardado entre sus piernas.

Su mano apretó mi verga, como en señal de algo, así que abrí sus cachetes para ver su ano rosado, aparentemente presto a ser perturbado. Puse mi índice en su boca, un par de veces humedeciéndolo con su saliva. Así que lo dirigí a su abertura, circundando su borde, que una exclamación de su parte, dio como aprobada la intervención.

Con total sutileza, fui introduciendo mi dedo, exclamando ante cada centímetro que iba introduciendo. Ese juego previo me había estimulado muchísimo, pensé que si esta vez me rechazaba, lo haría a la fuerza. Cuando sentí mi dedo ser oprimido por su esfínter. Tomé mi verga llevándola a la boca de mi primo, para su lubricación, que sin mayores problemas la chupó lo suficiente para tener un rápido desplazamiento.

Lo besé previo al acontecimiento, respondiendo de una manera muy delicada, notando su  agitación tensión por la que estaba pasando.

Con verga en mano lo acerqué a su ano, oprimiendo mi glande en su abertura algo estrecha, que tardaba en ceder, empuje algo mas entrando la cabeza de mi aparato, Una exclamación de dolor partió de la boca de Damián, sin dejar de acariciarlo un tramo más de mi verga iba abriendo camino. No dejando de quejarse por el dolor, mientras un nuevo empujón, hincó aun más, produciendo una nueva exclamación, que sin esperar a que finalice,  introduje la totalidad. Un nuevo grito y algunos gemidos, delataban el dolor que le estaba suministrando, me quedé quieto sin sacarla, apreciando las dilataciones de su recto.

Aparentemente ese momento, hizo que su recto se fuese amoldando a mi aparato, me encantaba habérselo introducido, no estaba hasta el momento demasiado arrepentido. Empuje algo más hasta que mis testículos chocaban en su entrepierna. Sin intentar contenerme, inicie una serie de impetuosos bombeos, sintiendo como clamaba mi primito, contrayendo su mano contra el borde de la manta que nos contenía. Parecía lloriquear, pero a pesar de eso, no hacia ademán de que frenase en mis envestidas.

Cada vez que lo penetraba parecía que su conducto se contraía contra mi verga, que aceleraba mi orgasmo.

En mis últimos empellones lo tome fuertemente de la cintura, mientras mi cuerpo producía como una descarga eléctrica, para que inmediatamente eyaculase mi esperma, para ser depositada en el interior de Damián. Caí sobre su espalda toda sudorosa, besando su cuello y acariciando su cuerpo.

Cuando se giró vi sus ojos algo llorosos, en ese instante llegué a arrepentirme, temiendo que lo habría dañado.

Lo abrace fuertemente, y le pregunté si estaba bien.

“Si, pero algo dolorido” me contesto. Vi que no había vestigios de haber acabado. Pensé que debía de compensarlo en algo, así que lo senté a mi lado y tomando su sobresaliente verga, lo masturbe. Cuando comenzó a convulsionarse, lo besé, sin cesar de de manipular su miembro erecto.

Después de su evidente eyaculación me beso agradeciendo lo que le había hecho. Regresamos a la estancia algo tarde, cenamos y nos fuimos a la cama, yo estaba exhausto y mi querido primito igual. Si bien hubo poca intención de reanudar alguna actividad sexual por su parte, tampoco hice nada para continuarla. Al día siguiente regresaba, esa era mi última noche

A la mañana siguiente cuando me desperté, mi primo se quitó su slip pasándose a mi cama, no tardé en estimularme ante sus caricias, tocadas y besos. Esta demostraba que le había gustado esa intervención anal, que no dejó de alegrarme. Si habíamos iniciado un juego previo, unos golpes en la puerta detuvieron nuestra intención.

Fuimos a desayunar algo temprano dado que me iba cerca del mediodía. Mi tía me dice

“Porque no te quedas algunos días más, Damián esta tan contento contigo, que te agradecería si lo haces”

“Bueno, no quiero importunar demasiado, me siento  muy agrado con mi primo” mientras lo miro, viendo sus ojos brillosos de la emoción.

“Está bien me quedo, llamare a casa para avisar”

Ese día nos quedamos en la estancia disfrutando de la piscina, jugamos unos partidos de tenis, no paso más nada, aunque en nuestras mentes había otras cosas.

Esa noche nos quedamos hasta cerca de las 10, llegamos a la habitación, y Damián me beso, toco su bulto que parecía bastante crecido. Comencé a desnudarlo lentamente, a pesar de la escasa iluminación, veía a su miembro que  permanecía algo flácido, pero muy seductor.

Lo toqué un poco, mientras besaba sus rígidas tetillas, las succioné desplazando mi boca, mientras mi lengua iba humedeciendo su tierno abdomen, me detuve en su sexo ya mas erecto, besando su contorno. Aunque nunca lo había practicado, sentí una poderosa seducción de llevarlo a mi boca. Así que sin pensarlo, lo mamé con todo mí ser, mientras mi primo me miraba fascinado, denotando un rostro de placer. Estuve bastante proporcionándole ese primerizo sexo oral. Cuando supuse que estaba a punto, me levanté, alzando sus piernas a la altura de mis hombros, observando su aro rosado como frunciéndose.

Sin quitar mis ojos de los suyos, me preparé para la parte final, apunte con mi glande a su orificio renal, y sin demasiado preámbulo, lo inserté abruptamente, para iniciar un bombeo  rápido y continuo.

Mientras no dejaba de mirar el rostro de Damián, con su boca abierta, y una respiración entrecortada, denotaba  el placer que le estaba proporcionando.

Su mano comenzó a agitar   su aparato, y yo a aumentar mi ritmo, estaba en un estado de total éxtasis, sintiendo que estaba cerca de mi orgasmo, y además el estado de paroxismo al que estaba llevando a mi dulce primito. Nuestra eyaculación fue casi simultánea, con gemidos y hasta gritos contenidos, mientras evacuaba en su recto, Damián derramaba su leche en su pecho.

Apenas pasamos por eso me tiré sobre el humedeciendo mi pecho con su esperma, mientras me besaba y abrazaba de una manera exasperada, mientras trataba de calmar su agitación.

Después de un rato me dice:

“Tú has sido el primero en penetrarme, pero ya había tenidos unos encuentros con uno de los peones de papá. Que a pesar que quiso metérmela, no acepté. Me agrado lo que me hiciste aunque la primera vez me dolió bastante pero la segunda me encantó”

No le dije nada, solo lo besé, si bien me sentía algo culpable, eso me alivio un poco,  pero por otro lado me alegraba de que esa relación fuera una nueva experiencia para ambos, y haber sido quien fuese el que desfloro a mi primito. Esa noche, tuvimos un par de encuentros más, teniendo la misma intensidad que el primero.