Mi primita Tita
El descubrir sexual de mi primita
Fue hace muchos años, yo aun estaba en el colegio, tiempos hermosos que no volverá, tiempos que no había internet, los niños jugábamos por horas en la calle. Quizás muchos me van a juzgar, pero yo también lo era. Mi madre no trabajaba, se quedaba en casa todo el día y cuidaba todas las tardes a una prima chica, que tengo, que vivía en el mismo barrio, cuando mi tía salía a trabajar. Prácticamente se crio con nosotros, era parte de la casa, ya que incluso estando mi tía en casa, igual “Tita” , como todos le decían llegaba a mi casa, era como una hermana chica.
Yo la verdad no la tomaba mucho en cuenta, era menor que yo como por 4 años. Cuando era niña si, jugaba con ella, la tomaba en brazos, la entretenía, pero después ya más grande no, me aleje un poco de ella, aunque siempre estaba ahí. Era muy baja de estatura, aparentaba siempre menos edad, delgada, digamos bastante flaca, rostro inocente, ingenua como ella sola, llegando hacer tonta. A veces la ayudaba con alguna tarea o la cuidaba cuando mi madre salía, hacíamos cualquier cosa, por lo general ver televisión. Ya después mi madre consiguió un trabajo y me quedaba solo con ellas todas las tardes , hasta que llegaba mi tía a buscarla, que por lo general era cuando ya estaba oscureciendo.
Yo comencé a ver un interés de Tita hacia mí, como que yo le gustaba, pero para mí, me era completamente indiferente, una mocosa de 18 años , incluso me molestaba esa atracción de ella hacia mí, la encontraba ridícula, amor de niña, al punto que a veces , era cortante con ella, hasta la trataba mal y ella dele con buscarme , atenderme, en especial cuando veíamos televisión, nos tapábamos con una manta , ella me abrazaba y yo la corría.
Una tarde, ambos solos en casa, mi papá había arrendado una película en VHS , con calificación para mayores, nada del otro mundo , era la película “Atracción Fatal” , de Michael Douglas, pero en esos tiempos ver una película para mayores de 18 años , era como algo prohibido, aunque ahora la den en televisión abierta.
Cerramos las cortinas, colocamos la película y nos acomodamos en el sofá para verla. Cuando ya la película comienza las escenas de sexo ( no explicito ) , mis hormonas de 18 años , quedaron completamente alborotadas, con unas ganas de haberme corrido una paja ahí mismo. La tenía parada, y me la tocaba disimuladamente bajo el cobertor, con mi primita al lado, abrazándome, cuando en eso se me ocurrió decirle que mejor nos acostáramos en el sofá. Colocamos un cojín de almohada y ella se acostó delante de mí, dándome la espalda, colocándome su culito justo sobre mi verga. Me apegue bien a ella y disimuladamente me la empecé a puntear. Se sentía tan rico, que no paré durante toda la película, a veces acomodándonos más, donde más la apretaba, sintiendo más rico aun y ella no ponía reparo, no decía nada , no sé si me abra sentido o no , pero no me detuve hasta que termine eyaculando dentro de mi ropa.
Desde esa tarde, mi prima pasó hacer parte de mí descubrir sexual y yo de ella. Comencé a tocarla más, le tocaba las piernas, inventaba juegos donde había mucho contacto físico, las inocentes luchas terminaban siendo un descarado frotamiento contra su delgado y pequeño cuerpo, o la hacía sentarse en mis piernas para hacer tareas , donde disimuladamente le tocaba el culo o las piernas , etc. Y ella, en vez de asustarse o poner algún reparo, yo creo le gustaba, se sentaba solita y se movía cuando estaba encima mío. Me di cuenta que tan tonta no podía ser, que era seguro que me sentía cuando se sentaba sobre mi o cuando luchábamos, donde me metía entre sus piernas y me la punteaba descaradamente que a ella le gustaba. Hasta que una tarde que estábamos como siempre solos en casa, yo más caliente que de costumbre, queriendo llegar mas allá, le pregunté si ya se había besado con algún chico y me respondió que no. Le pregunté si quería aprender hacerlo, que yo podía enseñarle, pero que no podía decirle a nadie, que tenía que ser nuestro secreto y me dijo que sí.
Nos besamos por primera vez en mi cuarto. Esa primera vez, no la toque más de la cuenta, pero si la abrace muy fuerte y me restregué contra ella. Después nos acostamos en la cama y continuamos besándonos. La coloque encima mío y aunque me daban ganas de tocarla, me contuve, pero si me la puntee hasta que conseguí acabar. Los días siguientes fueron mejores aun. Nos besábamos en mi cama, y comencé a meterle mano, agarrándola del culo. Al principio se asustó un poco, pero me dejaba hacerlo. Luego me dejo tocarle los pechos y unos días más, con solo un poco de insistencia, me dejo besarle los pechos, diminutos sí, pero igual ricos. Le enseñe que el hombre era feliz acabando, que me encantaba que me dejara tocarla y apretarla, que sentía muy rico, ella también me confesó que le gustaba que la tocara , que se sentía mujer, pero que no le fuera a pedir que lo hiciéramos, porque eso no lo haría por ningún motivo. Yo sínicamente le decía que no, pero que igual hacerlo con ropa era rico. Prácticamente hacíamos el amor con ropa, juntábamos nuestros sexos y nos rozábamos fuertemente. Ser dejaba tocar sin problemas, lo colocaba de boca en la cama, de espalda detrás de ella , hasta de perrito la colocaba , agarrándola de las caderas tal como si me la estuviese cogiendo y no la soltaba hasta que me iba cortado. Ella también acababa, en especial cuando le tocaba su sexo fuertemente.
Ella me decía que le gustaban mis besos y yo le decía que me hacía sentir hombre, que me excitaba, pero siempre recordándole que tenía que ser nuestro mas sagrado secreto. Con calma conseguí que me tocara por sobre el pantalón, en un principio no quería, pero luego aceptó. Con mucha timidez al principio y muy suave, yo le tomaba la mano y se la ponía en mi verga y ella me la apretaba, sintiéndose delicioso. Ya después ella misma lo hacía sin que yo se lo pidiera y me tocaba hasta hacerme acabar. Yo le decía que me fascinaba sentir su mano ahí, que notara como me ponía cuando ella me tocaba y ella que le gustaba hacerme sentir bien. Después le dije que me encantaría que me la tocara directamente sin ropa, me decía que no, que le daba vergüenza, pero con solo un poco mas de esfuerzo, conseguí mi objetivo. Luego de besarla un buen rato , chuparle los pechos me la saqué y le pedí por favor que me la tocara. Los dudo solo un poco, pero accedió. Con su pequeña mano, me la acariciaba con mucha suavidad, mirándomela absorta en lo que estaba haciendo, preguntándome si me dolía o si me gustaba y otras preguntas ingenuas. Pero le gustaba, mas cuando me hacia acabar y yo me retorcía de placer, dándole infinitas gracias por sacarme mi lechecita.
Todos los días terminábamos en lo mismo, besos, nos tocábamos, me dejaba chuparle los pechos y terminaba por masturbarme, algo que paso a gustarle mucho. No se detenía hasta que me hacia acabar y luego jugaba con mi semen, riendo infantilmente
Conseguir que me la mamara, me costó mucho mas. No quería hacerlo, le daba vergüenza, le daba asco, sabiendo que por ahí salía la orina y miedo a que fuera a eyacular en su boca, como muchas veces, pero casi suplicándole, conseguí que me diera unos besos ahí y después que la chupara, jurándole que jamás acabaría en su boca, aguantándome hasta el último minuto avisándole, donde ella rápidamente la sacaba de su boca y terminaba masturbándome. Ya después lo hacía sin problemas, incluso le gustaba mucho hacerlo, sabía muy bien cómo hacerme gozar, hasta ella misma me lo proponía.
Habían pasado unas semanas y todo excelente, mi primita resultó ser muy caliente. Le gustaba que hiciéramos cosas, que la tocara y ella tocarme a mí. Era como hacer el amor, pero con ropa, ya que podía hacerle de todo , pero no me dejaba sacarle la parte de abajo. A sus pechos podía acceder fácilmente, tocarla por fuera no había problema , restregarme con ella , le encantaba. Llegue a meter mi mano dentro de su pantalón por la parte de atrás, pero cuando llegaba a su sexo, no me dejaba, no quería perder la virginidad, según ella, pero el que la sigue la consigue, hasta que en un momento de calentura y algo más de fuerza, logre llevar mi mano ahí y la hice gozar como nunca. Ya de ahí a cogérmela, era solo un trámite, mas cuando al otro día, vino con solo una falda cortita, seguramente para estar mas cómoda.
Apenas quedamos solos, la lleve a mi cuarto, la acosté en la cama y nos besamos como todos los días, metiéndole mano de inmediato. Sentía la carne de sus nalgas directamente en mis manos, corriéndole el calzón a un lado, tocándola con mis dedos. Ella gozaba de mis caricias, sentía como apretaba sus nalguitas y se apegaba más a mí. Solo se preocupo cuando de un tirón le baje los calzones hasta sus muslos. Trataba de subírselos, pero yo no la dejaba, le decía que era justo que me dejara mirarla, como ella lo había hecho conmigo, le daba vergüenza, hasta acepto.
Conseguí sacarle los calzones y ver su conchita, exquisita, rosada, con unos pelos que recién le estaban apareciendo. Luego de tocársela, cuando estábamos mas que calientes, le dije que me dejara darle un beso ahí, como solo había visto que se hacía en revistas porno. Estaba nerviosa y dudosa, pero aceptó mi propuesta. Se estremeció al sentir mi boca en sus genitales y comenzó a gemir de placer. No duré mucho, lo reconozco, tuve que parar a los pocos minutos y seguir tocándola con mis dedos, ya que incluso unas gotas de semen se me llegaron a salir del gusto de hacer mi primer sexo oral. Incluso quiso devolverme el favor con su boca, pero le pedí unos minutos que estaba demasiado excitado y no quería acabar aun.
Continuamos tocándonos, ella casi desnuda, solo con su falda y yo desnudo de la cintura hacia abajo. Volví al ataque y mis labios nuevamente en su sexo, con ella de espaldas, piernas abiertas, gozando de mi lengua. Era tan rico hacerlo, mi leche amenazaba con salir por mas esfuerzo que hiciera, hasta que no pude evitarlo, fue demasiado para mí y acabe sobre la cama mientras se la comía. Como ya no había vuelta atrás, me dedique solo a comérsela hasta que sentí que me apretaba la cabeza con sus piernas, acariciándome más fute la cabeza, frotándose más fuerte , donde me di cuanta que la había hecho acabar.
Fue realmente exquisito, su sabor, sus quejidos, me sentía tan bien. Comentamos lo que habíamos hecho, me confesó que le había gustado muchísimo, que jamás había sentido de esa manera.
No sé porque nos vestirnos nuevamente, vergüenza seguro, pero lo buenos de esas edad, que al poco rato yo estaba caliente de nuevo y terminamos en lo mismo, alternando ahora entre sexo oral para mi, y luego yo a ella.
Ya de ahí nuestros encuentros se tornaron más fogosos aun. Terminábamos completamente desnudos, entregándonos placer en esas tardes de colegio. Yo tenía claro que si me la cogía podía quedar embarazada, por lo que ni siquiera lo intentaba, aunque me moría de ganas. Conseguir un condón en esos tiempos, a mi edad, era una misión imposible.
Hasta que llegó el día, ambos desnudos en la cama, besos, chupadas, masturbaciones mutuas , mi prima restregándose contra mí. Solo habíamos llegado a rozar nuestros sexos, pero no hubo penetración, pero esa tarde estábamos más calientes que nunca, y cuando la tenía con las piernas abiertas, frotándonos nuestros genitales, fue ella la que me pidió que se la metiera.
Fue imposible negarme, era ya demasiado sufrimiento para ambos. Apunté mi verga a su rosada y virgen conchita, y muy suavemente se la fui metiendo. MI primita ponía cara de dolor, pero se aguantaba. No podía creer lo que estaba pasando, al fin iba yo también a perder mi virginidad, un sueño. Comencé a metérsela y a sacársela muy despacio, muy lentamente, una para no causarle dolor y otra para no correrme, estaba muy caliente y no quería acabar dentro de ella. Poco a poco la conchita de mi prima , muy apretada al principio , se fue dilatando, mi verga entraba con mayor facilidad , sintiendo un placer de otro mundo. Ya estaba hecho, mi verga había entrado por completo, la deje dentro, casi sin moverme para poder aguantar y luego sacarla un poco para volver a meterla. Me la estaba cogiendo, me estaba cogiendo a la pequeña Tita, que a pesar que le dolía, me decía que le gustaba.
Habrán sido 5 minutos ( con suerte ), cuando ya no pude aguantar más y acabe en su estomago, dejándole su pequeño cuerpo lleno de semen. A pesar de haber sido precoz al eyacular, mi prima lo gozo, diciéndome lo mucho que le había gustado.
Conversamos mucho, le dije que había sido mi primera mujer y ella, para que decir, era obvio. Confabulamos que lo seguiríamos haciendo y que por ningún motivo podíamos contarle a nadie, que debíamos ser muy precavidos y que jamás tendría que acabar yo dentro de ella.
Ya de ahí, nos colocamos expertos. Todos los días y varias veces. Yo aprendí a durar mucho mas y hacerla gozar como todos un hombre. Tita gozaba como una mujer grande, se quejaba, me pedía más y más y yo caliente se lo daba, siempre con el cuidado de no acabar dentro de ella. Ni siquiera respetábamos los días en que ella andaba indispuesta , daba lo mismo. Juntos aprendimos hacer de todo, casi por instinto, menos el sexo anal. Aprendió a tragar mi leche, algo que me fascinaba y a ella también, acababa sentada en mi boca, cogíamos como conejos. Todo iba de maravillas, hasta que al año, pasó lo que tenía que pasas , quedó embarazada …
Un verdadero desastre, el apocalipsis. Mis padres casi me mataron a golpes, los de ella igual. Separé a ambas familias y obviamente no vi más a Tita. Mi tía la llevo donde una señora a que le hiciera un remedio casero y aborto. Después la internaron en un colegio de mojas fuera de la ciudad y tiempo después mis tíos se fueron de la ciudad.