Mi primita Sara
Cuando mi primita pequeña se vino a casa una temporada mi tranquilidad y mi cordura se acabaron al mismo tiempo...
Acababa de preparar mis cosas para el fin de semana fuera, mientras mi mujer hacia lo mismo con sus cosas. Estaba dividido, siempre era agradable ver a mis padres, pero odiaba las bodas, no lo que implicaban como muchos ya que yo no tenía mala experiencia en eso. Ya llevaba diez años casado con Susana y no nos iba mal. Odiaba la parafernalia de las bodas.
Salimos a las siete de casa y esperaba llegar a las nueve por ahí a casa de mis padres, como vivíamos lejos aprovechábamos en irnos el viernes y así nos quedábamos hasta el domingo.
Susana se durmió a mitad del camino y tras mirarla pensé en lo acertado de haberla conocido y haberme casado con ella. Era una mujer estupenda y lo que más me gustaba de ella era su independencia, esa era sagrada al igual que la mía.
No nos atosigábamos, cada uno tenía sus espacios libres del otro. Ella tenía su trabajo y sus compañeras al igual que yo. Aunque salíamos en parejas también disfrutábamos de cosas por separado. No me gustan para nada esos matrimonios que lo hacen todo juntos, creo que eso quema a la pareja y más que unirlos los separa.
Nosotros casi nunca peleábamos, si es cierto que ambos éramos más bien fríos y también es cierto que jamás sentimos esa pasión arrolladora que parece consumirte según dicen. En contrapartida nos llevábamos estupendamente.
Si es cierto que a veces, sobre todo en la cama echaba de menos esa pasión que te desborda, pero tampoco puedo quejarme del sexo, ya que era continuo y bueno, aunque como os dije sin estridencias, a nuestro gusto. (Que equivocado estaba)
Llegamos a casa de mis padres y ambos nos recibieron encantados, dentro mis tíos también cenaban con nosotros. La noche estuvo muy bien, ya al final de la misma mis tíos comentaron si podríamos ayudarles a encontrar una habitación para Sara, durante tres meses iba hacer unos cursillos en la uni cerca de donde nosotros vivíamos.
Sara era mi prima pequeña, con la que no tenía mucho trato ya que por edades apenas coincidimos. Primero por mis estudios y luego por mi boda. Además me parecía una niña insufrible, entre sus padres y los míos la habían mimado en exceso.
-Podría quedarse en casa –dijo Susana sin pensarlo- verdad cari?
-Por mi… -dije resignado-
No me hacía gracia, además llevaba con la tontería tres o cuatro años sin verla, Susana la vio hace unos meses en otra celebración a la que no acudí por estar fuera.
-De verdad nos haríais ese favor? –dijo mi tía extasiada-
-Claro tía, no te preocupes –no podía negarme, adoraba a mis tíos-
Al día siguiente en la boda, estaba en la barra y me fije en como una chica y el novio hablaban acaloradamente, aunque disimularan se notaba que había familiaridad entre ellos.
Más tarde decidí investigar por mi cuenta y salí del salón buscando un baño. Me metí en uno de la planta de abajo del hotel y al final de un largo pasillo.
Estando dentro de uno de los reservados se apagó mi luz y en ese momento entro alguien, mire por la rendija y la vi. Era la chiquilla de la barra, detrás de ella apareció el mismísimo novio que empujándola hacia los lavabos empezó a besarla.
-Te deseo, no puedo evitarlo.
-Lo nuestro se acabó hace tiempo
-Uno más
Y de repente le dio la vuelta, subió su vestido y bajo sus braguitas, para en medio minuto penetrarla. No hubo caricias ni besos. Aun así ella gemía de placer a cada embestida, mientras mi polla crecía al ritmo de ellos.
La estuvo penetrando más de un cuarto de hora cambiando de postura varias veces, para al final acabar corriéndose en sus tetas después de una buena mamada por parte de esa chiquilla espabilada como pocas.
Necesite otros diez minutos para tranquilizarme antes de regresar y me quede helado cuando se giró y vi a la chica del baño.
-Hola Gustavo
La mire sin saber muy bien de que me conocía y casi me caigo de culo al oír a mi tía decir.
-Gustavo ya no te acuerdas de Sara?
Esa mini diosa era mi prima repelente de coletas y aparatos en los dientes?
Pues sí, pensé mientras esos labios gorditos del color de las fresas maduras me estampaban dos sonoros besos. La evité el resto de la noche, cada vez que la miraba la recordaba gimiendo mientras el novio se la follaba. Me negué hasta a bailar con ella, hasta que no me quedo otra y la saque medio obligado por mi madre mientras oía las risas de mi mujer y mi tío que bailaban divirtiéndose por ahí.
Nada más sentir su cuerpo pegado al mío me arrepentí de estar ahí.
-Me parece que no soy buena pareja lo mejor sería que lo dejáramos
-Por qué primito pareces incómodo.
Pasaron por nuestro lado la parejita formada por mi mujer y mi tío bailando entre risas cuando me dijo Sara:
-Cambia esa cara o no entenderá nadie porque me esquivas y por qué estás tan incómodo a mi lado. Piensa que ellos no me han visto follar en el baño. –Soltó sin más-
-Como sabes que estaba allí?
-Qué más da lo sé y punto
-No te da miedo que me chive?
-No, como taparías que en vez de pararlo te quedaste tras la puerta media hora disfrutando del espectáculo empalmado?
-Como sabes cómo estaba?
-Porque te vi salir y aun lo estabas fuera del baño. Vi como hacías tiempo en el pasillo antes de subir.
Era cierto en el baño no se bajaba por las visiones y tuve que salir al pasillo para olvidar lo que acababa de ver y relajarme.
-Por cierto primito sé que estabas porque te vi entrar, en todo momento supe que mirabas y eso fue lo que más me excitó.
Me dejo en la pista, ni cuenta de que la canción hubiera acabado. La seguí y mire su culo redondo y bien puesto, aunque si no lo estaba a los diecisiete…
El domingo regresamos a casa y una semana después mi tranquilidad se terminó. Desde el primer momento Susana y Sara se llevaron de maravilla, hasta pasaba más tiempo en casa.
No fue hasta dos semanas después, cuando empezó todo.
Por la mañana al levantarme nos cruzamos en el pasillo, ella iba en bragas y una camiseta y la recrimine, no sin antes mirar sus largas y torneadas piernas.
-Sara podrías vestirte para ir por la casa?
-Tanto te molesta? –Dijo insolente-
No le conteste la mire y me metí en el baño. De nuevo nos encontramos antes de salir por la puerta.
-Hasta la noche primito –me dijo sacándome la legua entre sus bonitos labios-
Su descaro de nuevo me excito y enfadado y di un portazo. Todo el día pensé en ella, en su frescura, en sus labios, en el sonido que hacia al correrse… no sé qué me estaba pasando, era mi prima y además una niña y yo no era de esos que se excitan con las chiquillas, siempre las preferí casi de mi edad y hasta mayores.
Durante toda la semana cada vez que nos quedábamos solos Sara me hablaba al oído, se pegaba a mí y se insinuaba sin vergüenza. Cada mañana me despertaba y lo primero que veía eran sus piernas y el principio de sus coloridas braguitas. Además siempre antes de irse me sacaba la lengua cosa que me ponía aún más a cien.
Una noche mientras Susana leía una revista yo terminaba la cena, Sara vino a ayudarme y como siempre por casa solo llevaba una camisola de tirantes, no era excesivamente corta pero se pegaba a cada curva de su cuerpo. Volví a empalmarme.
-En que piensas primito? –Me pidió mirando mi pantalón con descaro-
Estaba amasando la base de la piza con las manos llena de masa cuando ella poniéndose a mi lado me acaricio sobre el pantalón.
-Sara, para que crees que estás haciendo?
-Déjame Gustavo solo quiero tocarla un poco, no seas borde primito.
-Estate quieta, deja de hacer eso –dije sintiendo como crecía bajo su mano-
Entonces Sara metió su mano dentro del pantalón de mi pijama y me agarro la polla poniéndose detrás de mí empezó a meneármela lentamente.
-Que grande y gorda es primito, me encanta tu polla.
-Basta Sara por favor
Moví las caderas intentando zafarme pero eso solo incremento su movimiento y sentía aún más su mano pajeándome con descaro.
-Sigue con la piza
Me dijo al oído rozándome con su lengua, esa condenada chiquilla sabía lo que estaba haciendo, movía su mano por toda la base de mi polla y pasaba la palma por el capullo hinchado arrancándome un jadeo involuntario.
-Ves primito como te gusta?
Apretó más fuerte y metió la otra mano que fue directa a mis huevos, los sopeso y luego les daba pequeños tirones que me llevaban al paraíso. Mientras sus labios calientes y húmedos besaban mi nuca, mi cuello y volvía a mordisquear mis orejas. Mis puños se clavaron en la masa mientras sentía como crecía lentamente el orgasmo ella también lo noto por mi respiración acelerada y justo cuando estuve a punto paro. Casi grite de pura desesperación, cuando ella retiro la mano y se apartó, al momento entro Susana.
-Qué tal va la piza?
Pegue mis caderas a la encimera para que no notara mi erección, seguí amasando furiosamente mientras ella cogía una bebida y Sara fregaba unos vasos.
Mi polla palpitaba cuando Susana salió de nuevo y Sara me miro acercándose.
-Sigo primito? Quieres que haga que te corras?
Me dijo de nuevo al oído pegando sus tetas a mi espalda, el deseo me mataba y simplemente asentí con la cabeza. Entonces Sara metió de nuevo su mano aun mojada y agarrando fuerte mi polla que no había perdido un ápice de erección, la meneo con dureza y cuando la otra mano mojo mis huevos calientes y llenos de semen de tantos momentos acumulados me corrí en su mano, sentía mi semen saliendo a borbotones y resbalar por mis muslos mojando mi pantalón, mientras luchaba por no gemir mientras me corría como nunca.
Luego sin perder su insolencia se rio y me saco la lengua mientras sacaba la mano de mi pantalón llena de mi semen, a continuación lamio sus dedos sin dejar de mirarme. Me pareció tan golfo y morboso que volvía a estar excitado.
Tuve que ir a limpiarme y a cambiarme para la cena, después de la cual me acosté el primero.
Me despertaron unos sonidos raros y fui al salón y vi a Sara de rodillas en el sofá, ella me vio y de repente oí a Susana jadear, entonces me di cuenta de lo que pasaba mire el reflejo en la tele y vi las piernas separadas de Susana y la meno de Sara entre ellas. Sara masturbaba a mi mujer que jadeaba. Me sonrió y luego le dijo a Susana.
-Ven a mi cuarto
-Y si se despierta?
-Cerraré y le diremos que me probaba algo.
Salí rápido por el pasillo y con la puerta entreabierta las vi pasar. Sara cerró y luego abrió sin hacer ruido. La muy puta sabía que miraría.
Vi como tumbaba a mi mujer en la cama y le quitaba las bragas, mientras Susana sumisa se entregaba a ella. Separo sus piernas y bajo su cabeza empezando a lamer su sexo, Susana daba pequeños gritos de placer. Mi polla apuntaba ya al techo mientras ella se retorcía con la lengüecita de mi prima.
-Te gusta Susana?
-Me comes el coño como nadie, sabes que me encanta desde el primer día que nos vinos
Me quede alucinado esas dos follaban desde que se conocieron y yo sintiéndome culpable por mi paja, mientras la golfa de mi mujer agarraba a mi prima del pelo para que lamiera bien su coño.
Se corrió dos veces más mientras yo miraba extasiado.
-Ahora me toca –dijo mi mujer-
Y quitando las braguitas de Sara empezó a lamerle ese coñito que poblaba mis sueños, la chupaba como yo anhelaba hacer y Sara se corrió.
Me fui a mi habitación y me di la vuelta para que no notara mi excitación, oí como tomaba su pastilla y cuando se tumbó intente tocarla fingiendo medio dormir. Ella me aparto la mano y me dijo.
-No cari acabo de tomarme la pastilla para dormir.
Me levante cabreado a beber y al volver Sara estaba en la puerta de su habitación.
-Que quieres? –le pregunte enfadado-
-Estas enfadado conmigo?
-Déjame en paz Sara, que quieres volverme loco?
-Me gustaría volverte loco y que me follaras
-No te basta mi mujer?
-No es lo mismo, prefiero tu polla.
-Vete a la cama
Ella se dio la vuelta y me quede mirando su culo, meneaba las caderas y se giró a sacarme la lengua como siempre y no pude más. Di dos pasos y me plante ante ella, la cogí de la nuca y devoré su boca, la chupe y la mordí con tanta rabia como deseo, ella no solo no escapo sino que gimió bajo mis labios.
Puse mis manos en sus hombros y el empuje, ella se arrodillo y pronto saco mi polla, la cogió de la base y se la metió en la boca. Con una mano me la meneaba mientras su lengua recorría toda mi polla antes de metérsela en la boca y succionar. Madre mía como la chupaba la niña.
En menos de cinco minutos jadeaba apoyado en la pared en el pasillo de mi casa a punto de llenar la boca de esa niña de semen.
La cogí de la nuca y la empuje más justo antes de correrme, me corrí en su garganta, en su boca y ella lamia con avidez sin dejar escapar una sola gota.
Metí mi polla limpia en mi pantalón y me fui a la cama dejándola allí de rodillas, no se quejó, no dijo nada ni cuando la mire antes de entrar en mi habitación.
Necesitaba más, quería más. Pero no con Susana en casa.
Al día siguiente como cada día Susana salió primero y ella ya vestida estaba a punto de salir para la universidad cuando me desperté.
-Buenos días, ya me iba -me dijo sin más-
En dos zancadas más estuve a su lado, ella entreabrió la puerta y yo la cerré.
-No –le dije-
-Porque, aun sigues cabreado?
-No, sigo cachondo y necesito follarte
Ella se fue a su habitación sin decir nada y yo la seguí. Allí dejo la bolsa que usaba y poco a poco se desnudó ante mi atenta mirada.
-No vas a decir nada? –le pedí-
-Fóllame Gustavo
La cogí de la mano y subiendo una pierna a la cama, se la metí desde atrás. Ella chillo y yo también al sentir su estrechez, su calor, la manera en la que su vagina apretaba mi polla. La cogía de las caderas y le daba fuerte. Subí mis manos y agarre sus tetas tiesas, redondas y suaves como la seda. Mi polla no entraba del todo pero ahora no soportaría más profundidad.
Ella jadeaba a cada arremetida de mi polla y eso que solo metía media. Sentí como se tensaba justo antes de sentir como mi polla se mojaba con su orgasmo.
La senté en la cama y separando sus piernas me arrodille a lamer su lindo coñito, que sabía a gloria. No deje de succionar hasta que volvió a correrse en mi boca jadeando como una posesa.
Luego agarre mi polla y la pasee por su humedad, la lleve a la entrada y de nuevo la penetre muy despacio, sintiendo como se abría, como me acogía en su interior.
-Que rico, me siento tan llena. –Dijo ella entre suspiros-
-Tu sí que estas rica primita, que coñito tienes
-Deseaba tanto tenerte dentro
-Y yo estar cariño, me moría por follarte desde esa boda
Cuando estaba a punto de volver a correrse se la saque y la levante de la cama, me senté a los pies de la cama apoyando la espalda en ella y Sara poniendo un pie a cada lado bajo clavándose mi polla, yo la cogí del culo y le dije:
-Muévete puta, clávate bien mi polla
Apoyo las rodillas y se balanceaba sobre mi polla cuando tras hacerla lamer mi dedo, busque su ano y empuje un dedo de un solo golpe ella chilló de dolor pero siguió moviéndose, yo empecé a penetrar también su culo con ahora dos dedos mientras mi polla acariciaba su vagina, ambos enloquecíamos por instantes.
-No aguanto más, dónde puedo?
-Donde quieras, por cierto tu dedo… me encanta, es la primera vez
Añadí otro y empuje con fuerza, me encantaba ser el primero en su culo y ya soñaba con un día follárselo con mi polla.
-Estas protegida?
-Si aunque también es mi primera vez a pelo, quiero sentir tu semen primito, tu si
Uff eso termino de lanzarme, no pude retenerlo más cuando note sus espasmos empuje mis dedos y mi polla y empecé a descargar mi semen en su vagina, ella chillaba como loca.
-Que rico sentirlo primo, que rico
Cayó sobre mí casi sin sentido tras nuestros larguísimos orgasmos. Mi polla aun palpitaba en su coñito. Ninguno se movió hasta que tiempo después nos duchamos y volvimos a follar… ni me reconocía.