Mi primeras aventuras de exploración
Mi segunda confesión; poco a poco iré narrando todo lo que me sucedió de pequeña en cuanto al sexo se refiere. Como les pude relatar mi primera experiencia ha sido con un primo teniendo yo solo seis años aunque eso estaría en los no consentido prefiero que sea en confesiones pues conservo en mi intimidad de todos aquellos sucesos que viví desde muy pequeña.
Hoy confieso como desde aquella primera vez mi curiosidad fue aumentando hasta tal punto que buscaba momentos para que pasaran ciertas cosas; con solo ochos años ya mi curiosidad sobrepasaba el límite de lo que se consideraría normal, habían ciertos chicos que me llamaban la atención un poco mayores que yo, en especial un chico que vivía frente de mi casa . A mí siempre me han gustado los juegos y mas lo que son populares de mi país, acá en VENEZUELA se juega mucho al escondido donde un grupo se esconde en diversos lugares mientras el líder cuenta hasta cierta cantidad de numero para luego buscar a cada integrante hasta encontrarlos a todos, cabe destacar que a mí me gustaba jugar de noche en la oscuridad más difícil de ver algo o encontrar en ese caso. La primera vez que paso algo estaba el chico que me gustaba casualidad que nos escondimos en el mismo lugar detrás de unos arbustos no muy altos pero si frondosos de tal manera que quedamos de pie esperando el si mediar palabras aprovecho para pegarse hacia mi estando el detrás yo no le dije nada, poco después comencé a notar como su pene tomaba forma y eso me gusto él a ver que yo no decía nada siguió hasta presionar fuerte entre mi glúteos su glande y como yo tenía pantalón corto podía sentirlo muy bien. Aprovecho y me tomo de la cintura y comenzó a acariciarme desde mi cintura hacia abajo en ese momento sentimos que venía alguien yo salí corriendo, ese día no jugué mas pero lo días siguientes aprovechábamos y jugábamos todos los días siempre comenzaba igual al escondernos juntos el frotaba en mi su pene hasta que pocos días después me dice al oído que se lo toque yo le decía que no aunque en el fondo si quería al final cedí y se lo toque con mi dedos acariciaba suavemente su pene era delicioso sentir ese roce de piel.
Seguían pasando los días y para cada día un paso mas allá se daba hasta que un día el me propone tocarme mi vagina yo no quería eso duro varios días hasta que había pasado alrededor de una semana en la cual le dije que si el siempre igual frotaba su pene en mi trasero poco a poco me tomo por la cintura y me acariciaba desde mi cintura hasta mis muslo hasta llegar a la entrepierna sobre mi ropa eso me gustaba mucho todas esas nuevas sensaciones me dejaba llevar por el momento, muy suavemente fue introduciendo su mano dentro de ropa hasta llegar a tocar todo mi ser acariciaba suavemente mi labios superiores hasta que poco a poco fue abriéndose paso entre ellos llegando a tocar mi clítoris me sentía en las nubes, el introdujo toda su mano hasta acaricia por completo mi sexo, mientras me acariciaba él seguía frotando su pene ya erecto en mi y con una respiración entre cortada hacia un poco de presión en mi vagina lo que me asusto un poco le dije que parara y salimos de nuestro escondite.
Durante poco más de dos meses seguimos con el juego del escondido y cada vez que podíamos quedarnos solos repetíamos las caricias hasta que llego un momento en el que ya nadie quería jugar y tuvimos que parar nuestro juego privado durante todo ese tiempo nunca nos besamos y eso si que fue extraño.
Pasado el tiempo alrededor de dos años de esa experiencia de caricias, comenzó el juego con otro vecino como quince años mayor que yo que también en ciertas ocasiones me tocaba mi vagina y yo disfrutaba muchísimo de esas sensaciones que recorrían mi cuerpo.
Cuando tenía entre los diez y once años solía ir de vacaciones a casa de una tía tenía varias primas todas adultas con niños pequeños y solo un primo mayor que yo por cuatro años con él me seguí aventurando en el juego de las caricias pero fuimos un poco mas allá con mi primo en la parte trasera de su casa por primera vez deje que alguien del sexo masculino observara mis partes intimas y de hecho hacíamos la acción de estar teniendo sexo rozando nuestros sexos el uno con el otro estando de pie ya sea que frotara su pene en mi vagina o en mis nalgas, las sensaciones era placenteras y eso era lo que más me gustaba. Después de eso nunca volvió a pasar nada con el pero eso queda en mi memoria y siempre recuerdo esos momentos.
Muchas experiencias de masturbación he tenido pero ninguna como la que paso años más tarde con mi hermano mayor pero esa es una historia que quedara para un próxima confidencia…