Mi primera vez y mi hermano 4

Entendí lo que quería, llevé mis manos a su....

Hola, aquí les traigo otro día más en mi vida y de lo que pase con mi hermano. Espero les guste y lo disfruten tanto como yo en su momento. Ya les conté, como perdí mi virginidad con mi hermano, a mis 19 años. Luego en mi segundo relato, les describí lo que sucedió al siguiente día de desvirgarnos. También les conté, el cómo después, nos precipitamos y lo hicimos por primera vez por mi ano, cosa que fue muy dolorosa para mí. Pues déjenme narrarles lo que paso luego de ese doloroso encuentro.

Después de hacerlo, me dolía mucho mi agujerito, ese día me costaba mucho sentarme, inclusive el caminar me molestaba. Después de ese día, no volvimos hacerlo, pues yo estaba muy molesta con él, por cómo había sido algo brusco.

Las vacaciones terminaron lamentablemente, las clases comenzaron. Yo era la primera en llegar de la escuela a la casa, varias veces cuando él llegaba me buscaba, pero yo no dejaba hacerlo nada. El viernes de esa semana estuve a punto de caer, pues ya sentía ganas de hacerlo. Cuando el llego, yo estaba viendo la tv, se acercó como todos los días y me abrazo, aun sabiendo que todos los días lo había rechazado, e incluso ignorado, saco una rosa de su mochila y la coloco en mis piernas, me pidió nuevamente disculpas y trato de darme un beso, lo cual yo voltee la cara, a lo que termino dándomelo en la mejilla, lo cual aprovecho para besarme el cuello y subir a mi oreja, diciéndome que lo sentía mucho y que aria lo que yo quisiera para que lo perdonara, siguiéndome besando estuve a nada de decirle que me tomara en ese momento, que me poseyera y penetrara ahí mismo, pero reaccione y me levante bruscamente dejándolo ahí, pues soy un poco orgullosa jeje.

Me fui a mi cuarto y me encerré ahí, cuando reaccione, que la rosa de seguro había quedado tirada cuando me levante, pero no pensaba salir, además, había quedado caliente y sentía como en mi interior necesitaba sentir su pene taladrándome hasta mis entrañas, si salía terminaría cediendo.

Me quite rápidamente la blusa y baje mi short, no traía sujetador, así que me quede solo con mi calzoncito, me recosté en la cama, lleve mis manos a mis pechos y comencé a jugar con ellos, cerraba mis ojos, mordía mi labio y mis manos estaban descontroladas masajeando mis senos, apretándolos, después, baje una de mis manos hacia mi conchita, comen a tocarme por encima de mi calzoncito, en mi mente, imaginaba que era mi hermano, quien estaba jugando con mis pechos y mi conchita. Quite mi calzón, el cual ya estorbaba, toque directamente mi conchita que se estaba comenzando a mojar, llegue a mi clítoris y comencé a jugar con él, con mi mano hacia círculos sobre él, lo cual me provocaba una gran sensación y mucha excitación, tome mi botoncito entre dos de mis dedos y lo comencé a jugar, me sentía caliente, ya me había acostumbrado a tener sexo y estar una semana sin hacerlo, vaya que tocarme estaba liberando mis deseos. Mi otra mano seguía en mi pecho, jugando con él.

Comencé a pasar mis dedos desde donde inicia mi rajita, hasta donde termina y casi llegar a tocar mi anito, regresaba lentamente y así, iba y venía poco a poco mi mano. La lleve a mi boca para echarles un poco de saliva y nuevamente regresar a mis otros labios que pedían volviera a jugar con ellos. Así lo hice, esta vez entre la saliva y lo que ya estaba comenzando a lubricar se sentía un poco más babosa mi conchita y mis dedos se movían con mayor facilidad, comencé a incrementar el ritmo, esa sensación me encanto aún más, que con mi otra mano rosaba mi pezón frenéticamente. Mis dos manos se movían al unísono, de vez en cuando se me escapaba uno que otro gemido. Pero es que el placer que sentía era mucho, frene mi mano ya me estaba cansando, mi respiración estaba un poco agitada y regrese a jugar con mi clítoris en lo que recobraba un poco el aire, con mi dedo medio comencé a jugar con mi clítoris, con la yema del mismo dedo lo rosaba, hacia círculos por encima y alrededor de él, se sentía muy rico, mi cadera brincaba de repente cuando la sensación era mucha, como si de una pequeña convulsión en esa zona se tratara.

Mi cuerpo se sentía muy bien, mis caderas seguían moviéndose hasta que me deladie un poco y junte mis dos piernas tratando de que mis labios vaginales chocaran entre ellos, quede casi en posición fetal, quería apretar todo mi cuerpo. Volví a recobrar la postura quedando acostada nuevamente sobre la cama, esta vez al llevar mi mano a mi conchita fui a meter dos dedos dentro de ella, comencé a pensar que era el pene de mi hermano y así fue como fui incrementando la velocidad, mis caderas se movían, cuando metía mis dedos, movía mis caderas hacia arriba como tratando de que llegaran lo más profundo posible. Con mi otra mano, como pude trataba de tocar mi clítoris para más placer, estaba en la gloria, mis gemidos de vez en cuando escapaban haciendo ver que estaba disfrutando yo misma de mi cuerpo, hasta que no aguante más y sentí como mi vagina convulsionaba lo cual era señal de que había terminado algo tan rico. Termine tan feliz y relajada, que quede bien dormida.

Así llego el bendito fin de semana, sabadito lindo y querido. Me puse una blusa rosa con mi brazier blanco, con una falda rosa algo corta y abajo solo mi calzoncito, sin short, cuando bajé él estaba desayunando. Abrí el refrigerador inclinándome un poco de forma que no se viera demás, pero si lo excitara, sentía su mirada, pero él no decía nada. Me senté, me serví cereal y no intercambiamos palabras, algo raro pues, aunque yo casi no le dirigí palabra en toda la semana, él siempre me trataba de pedir disculpas o hacerse el gracioso para que le perdonara. Después del desayuno recogí la mesa y me puse hacer el quehacer y el seguía sin hablarme, cosa que ya no me gusto.

No me quedo más remedio que hablarle. Le dije, oye y ahora porque tan cayado o es que ahora te aras el digno y el enojado para que yo sea la mala del cueto. Me regreso a ver y me dijo, no tiene caso que te insista ya vi que no me perdonaras, ayer ni siquiera te importo la rosa que te regale, te levantaste y la pisaste. Al verlo note como que sus ojos se le empañaron a lo que miro hacia otro lado, se levantó de donde estaba y se fue a su cuarto.

Yo no sabía que eso había pasado con la rosa y me sentí culpable, no pensaba llegar tan lejos, había sido un accidente. Fui a su cuarto, toque y entre, él estaba acostado. Le pedí disculpa por lo de la rosa y le dije que no vi cuando la pise, que eso no fue mi intención y que si me disculpaba con eso quedábamos a mano. Que mejor diéramos borrón y cuenta nueva.

Él se acomodó y se sentó sobre la cama, me miro y me dijo, es que me has tenido castigado toda la semana, ya no sé qué hacer para que me disculpes, si quieres no lo vuelvas hacer conmigo, pero por lo menos discúlpame y háblame como antes. Yo sonreí y le dije, no seas tonto claro que quiero volverlo hacer contigo, es solo que ese día si te excediste, me estaba doliendo un buen y tú no fuiste cuidadoso, pero mira para que veas que soy buena hermana dejémoslo así, como si no hubiera pasado, borrón y cuenta nueva, pero si vuelve a pasar olvídate que alguna vez paso o volveremos a hacerlo, entendido. El solo atino a contestar con un sí, pues cuando iba a decir más palabras le tape la boca con mi mano, me acerque para plantarle un beso (en realidad ya tenía ganas de hacerlo y una semana de abstinencia ya me había desesperado, no fue suficiente tocarme jeje).

Me separe de sus labios solo un momento para quitarme la blusa y mi falda, de inmediato nuevamente besarnos, rápido paso sus manos hacia mi espalda y desabrocho mi sostén, para dejarlo caer y comenzar a jugar con mis dulces volcancitos que tanto le gustaban, me comenzó a besar la mejilla, paso por mi oído, mi cuello, hasta bajar y comenzar chupar cual bebe mis senos, jugaba con su lengua mi pezoncito haciéndome sentir cosquilleo y placer, pero yo ya quería sentir su herramienta en mi cajita y lo empuje sobre la cama, le quite la playera, volvimos a besarnos, para luego desprenderlo de su short y quitarle por último el bóxer de soldadito que traía, su pene rápidamente salió de su trinchera, lo tome con la mano y comencé a pajearlo salvajemente, para después llevarlo a mi boca y succionarlo literalmente, mi hermanito comenzaba a gemir y escucharlo me encendía mas, lleve mi mano a mi vagina para masturbarme y aunque estaba un poco incomoda una se las ingenia para tocarse, sentí como mi vagina ya estaba algo mojada.

No quise esperar más ya habría otro momento para mamadas y jueguitos sexuales, fui al cajón donde guarda los condones, saque uno y se lo puse lo más rápido posible, ya quería sentirlo dentro y así fue, me subí sobre el de frente, hice aun lado mi calzoncito con una mano, con la otra coloque su pene bien erecto en la entrada de mi vagina, lo clave de un solo golpe bajando mis caderas, suspire cuando lo sentí hasta el fondo, por fin volvía a entrar en mí, por fin sentía nuevamente ese trozo de carne que nos hace feliz a las mujeres.

Comencé, con mis movimientos, subía y bajaba, sobre su pene, lleve mis manos a mis pechos y comencé a jugar con ellos, me sentía muy cliente, mi hermano tomo mis caderas y empezó a ayudarme con el sube y baja, paraba de vez en cuando para hacer movimientos circulares con mis caderas, era excitante ver su cara cuando arqueaba su cuerpo hacia atrás, con los movimientos que yo hacía, ya poco a poco el comenzaba a mover sus caderas también tratando de penetrarme aún más, cosa que me encanto y el escuchar el cómo chocaban nuestros cuerpos, el sonido de cada envestida más me excitaba.

Después de unos minutos de mucho frenesí, deje caer mi cuerpo sobre el suyo quedando mis senos aplastados al caer sobre él. Ya mis movimientos eran menos y más lentos estaba un poco cansada y mi respiración algo agitada, sentí como agarro mis nalgas, las apretó, me dio una buena nalgada con sus manos en cada nalga, otra vez las volvió a apretar, pero esta vez al apretarlas, las separo un poco, y por fin volví a hablar, diciéndome, querías hacerlo verdad ya no aguantabas, una vez diciendo eso, empezó a bombearme, cosa que me encanto, le dije si hermanito dame, ya quería sentirte dentro de mí, no pares dame más, si, anda dame, me encanta.

Sus manos marcaban el ritmo, prácticamente me estaba taladrando, yo estaba a su merced, rendida sobre su pecho. Bajo un poco el ritmo y ahora me alzaba con sus manos para después, atraerme hacia debajo de un solo golpe y el alzar su cuerpo tratando de atravesarme lo más posible. Chocando fuerte nuestros cuerpos, apretando mis nalgas para otra vez subir y hacer que mi cuerpo callera de un solo golpe, cosa que me hacía gemir. Como pude me incorpore un poco, lo regrese a ver, una sonrisa pícara teníamos ambos. Nos fundimos en un frenético beso, comencé a mover mis caderas en forma circular, pues él ya había parado un poco las embestidas.

Me dejo de besar para pedirme que me levantara, que cambiáramos de posición, quedamos hincados sobre la cama frente a frente, nuevamente nos fundimos en otro beso, sus manos recorrían mi cuerpo, bajaban a mis nalgas y jugaba con ellas, las apretaba.

Dejo de besar mis labios, para recostarme sobre la cama, agarro mis pechos los beso y así fue bajando besando mi estómago, mi ombligo, se topó con mi calzoncito, el cual quito rápidamente, para volver donde se había quedado, llego hasta mi conchita, sentí su respiración cuando acerco su cara, comenzó a succionar mi clítoris, metió dos dedos en mi rajita, arqueé mi cuerpo cuando sentí esa gran sensación, mis manos fueron a mis pechos como por inercia, me puse a jugar con ellos a apretarlos mientras se encargaba de mi conchita con su boca y sus dedos. Me estaba dando mucho placer.

Dejo de chupar y meter sus dedos, se acomodó, llevo su mano a su pene lo coloco en la entrada de mi conchita y me la metió de golpe, yo solo gemí del placer que me hacía sentir el tenerlo nuevamente dentro de mí, el metía y sacaba su pene, yo coloqué mis piernas alrededor de él y las cruce como impidiendo que se saliera o escapara hasta darme todo el placer que merecía.

Incremento sus embestidas, se sentía muy placentero, yo solo le pedía más que no parara, ya no aguantaba y termine viniéndome, sentía como mi vagina se contraía, estire mis pies y apreté mis dedos, vaya que fue muy bueno, mis caderas se movían como queriendo zafarme de su pene, mi mente estaba en otro planeta, me estaba viniendo y me penetra, un momento sublime muchas ganas reprimidas las cuales estallaron en ese momento. El siguió con lo suyo, siempre me dijo que le encantaba porque apretaba mucho su pene cuando yo me venía.

Estaba a su merced nuevamente, estaba cansada y rendida, me puso boca abajo sobre la cama, coloco una almohada debajo de mi haciendo que mis nalgas quedaran a mejor altura, coloco su pene y nuevamente comenzó a darme duro, estaba diciéndome que le encantaban mis nalgas a la vez que les daba una buena nalgada. Ya estaba comenzando a recobrar mis fuerzas y comencé a mover mis caderas para hacerlo sentir mejor, él vaya que estaba llevando un muy buen ritmo, me estaba dando cada vez más fuerte, que hasta la cama se oía alto como rechinaba, me dijo que ya no aguantaba que se iba a venir, cosa que al oírlo trate de alzar lo más que pude mis caderas para quedar más empinada y así facilitar sus embestidas, comencé a gemir y a pedirle más, a decirle que me encantaba, que me dieras más fuerte, que me la metiera toda, que mi conchita era suya, para excitarlo y que acabara de la mejor manera, se dejó caer sobre mí, fue ahí cuando supe que estaba terminando.

Fue una muy buena sesión de sexo, quedamos los dos sobre la cama, estábamos satisfechos, yo por lo menos estaba feliz, por fin había vuelto a pecar y a disfrutar de ese pedazo de carne tan delicioso.

Se acomodó al lado mío, nos abrazamos, quedando mi cara sobre su pecho, me dio un beso en la frente y de ahí no pasó nada, nos quedamos uno 5 min en silencio. Ahora era el quien rompía el silencio, diciéndome que le había encantado, que había sido una gran experiencia. Le dije que lo mismo había sido para mí, que me hizo sentir mujer.

Dejo de abrazarme para ir al baño. Ahí quede yo sola en la cama, desnuda y con una cara de satisfacción. Salió del sanitario y se iba acercando a la cama, ahí venia el, desnudo, con su pene ahora flácido, colgando. Le sonreí, le dije tu amiguito se durmió, le dio el mal del puerco, comió y le dio sueño. Ambos nos reímos, él se subió nuevamente a la cama se acercó a mis labios y me comenzó a besar, nuestras lenguas estaban jugando entre sí, se separó y se hinco frente a mi cara, diciéndome que era hora de despertar a su amiguito, el cual ya daba pequeños saltos queriendo recobrar su vigor.

Entendí lo que quería, llevé mis manos a su pene y comencé a pajearlo, este comenzó a cobrar su tamaño. Nuevamente ya estaba duro y listo para lo que yo quisiera hacer con él, le di un beso de piquito en la punta y seguí con mi labor con mis manos, lo agarraba con una y con la otra en veces con la palma de mi mano jugaba con la cabeza, lo agarraba con las dos y lo pajeaba de arriba abajo.

Quito mis manos de su pene y ahora se levantaba para pasar un pie al otro costado de mi cuerpo, quedando un pie en cada lado de mí, para después hincarse y quedar su pene de frente a mi cara, a la altura de mi boca, le sonreí y tomé su pene otra vez, pero ahora para llevarlo a mi boca, su sabor estaba mezclado con el látex del condón que había usado y el olor que no me gusta mucho pero pues apenas lo había usado y quedo ese aroma, así comencé a chuparlo lentamente, pasaba mi lengua alrededor de su cabeza y vaya que le gustaba la sensación que se fue hacia delante, teniéndose que agarrar del respaldo de la cama para no caer y chocar con la pared, continúe chupando para después con mi cabeza hacer movimientos que el acompaño metiendo y sacando su pene, estaba cogiendo mi boca como si fuera mi conchita. De repente si se pasaba y llegaba casi a mi garganta lo que me hacía tener sensación de arcadas.

Saco su pene y se acostó sobre la cama diciéndome que ahora era mi turno, así lo hice pero cuando me iba a hincar para dejar mi conchita sobre sus labios me dijo que lo hiciera de espaldas, cosa que obedecí, puso su mano sobre mi espalda y me indico que me tumbara sobre él, ahí entendí lo que quería el muy cabron, quedamos en un 69 y el comenzó a jugar con mi conchita y yo hice lo mismo con su pene, ambos nos estábamos dando placer, era muy rico sentir como me chupaba o metía sus dedos para darme más placer, mientras yo lamia, besaba y succionaba el pene de mi hermanito.

Me dijo que no aguantaba que quería meterlo de nuevo, me acosté sobre la cama en lo que él iba por otro condón, regreso y se lo coloco, me jalo hasta la orilla de la cama, quedando el de pie, se acercó a mi conchita y le dio un beso para después pasarle su lengua, se incorporó coloco su pene apuntando a entrar en mí, nos regresamos a ver, le dije de forma sensual métela hermanito.

Sonrió y la fue metiendo suave poco a poco, sentí como cada milímetro iba entrando, cuando llego al fondo la saco lentamente, era muy rica la sensación, así estuvo por unos segundo metiendo y sacando lentamente, hasta que coloco mis dos pies sobre uno solo de sus hombros, abrazo con sus manos mis piernas para después comenzar a meter y sacar un poco más rápido su pene de mi húmeda conchita, incrementaba más sus embestidas cosa que me hacía soltar pequeños gritos, o un largo gemido de vez en cuando, le pedía que me diera más que me la metiera hasta el fondo, mi mente estaba en blanco, mi cuerpo se sentía increíble y el interior de mi vagina no solo caliente, estaba sintiendo mucho placer.

Dejo de penetrarme para bajar mis pies de sus hombros, me coloco de lado, quedando casi en posición de cucharita, pero en forma fetal, el aun de pie y sin sacar su rico pene, volvió a moverse para penetrarme de nuevo, cosa que agradecí, con sus manos me todo de mi cintura y comenzó a mover mi cuerpo acompañando sus envestidas jalándome hacia el cada que la metía y empujándome hacia delante cada que la sacaba, así incremento las envestidas, pero en uno de esos movimientos su pene se salió, me dio una nalgada, diciéndome que porque la había sacado que era una hermanita muy mala, la volvió a colocar y otra vez la metió de un solo golpe cosa que me hizo gritar de placer, volviendo a tomarme de la cintura ahora con una mano y con la otra dándome ligeros golpes en la nalga que quedaba arriba, pobre de mí nalguita ya que la otra por la posición quedaba pegada a la cama, ella era la que recibía todas las nalgadas y no las dos como normalmente era. Pero aun así era placentero, estaba en la gloria disfrutando.

Paro de penetrarme cosa que le recrimine diciendo, no pares, sigue dándome, pero no lo hizo la saco y me pidió que le pasara una almohada, cosa que hice, sabía que la colocaría debajo de mis nalgas para quedar mis nalgas más altas, así que yo misma la acomode, se subió a la cama e hizo que me subiera un poco más, me volvió a poner de cucharita y cómodo mejor la almohada, se hinco delante de mis nalgas sobre la cama, apuntando con su duro pene que se veía bien firme, a pesar de la larga sesión de rico sexo que ya llevábamos, coloco su pene lo fue metiendo suavemente y comenzó a bombearme, cosa que me hizo gemir y pedirle más a mi hermano, estábamos disfrutando, sentía como su respiración aumentaba y salía más que por su nariz, por su boca, cerró los ojos, apretó los dientes, me tomo de la cintura y me comenzó a dar bien duro que vaya que sonaban nuestros cuerpos cada que chocaban, estaba yo como loca gimiendo y gritando de tanto placer que está recibiendo, sin duda era uno de los mejores días de mi vida y en cuanto al sexo, creo que era una de las mejores sesiones que habíamos tenido hasta el momento.

La saco de golpe y me acostó boca abajo bruscamente, me tomo de las caderas y me alzo quedando en cuatro, sin avisar la volvió a meter de un solo golpe, me apretó de las dos nalgas con sus manos y me comenzó a dar nuevamente, incremento sus envestidas, mis manos se rindieron, cayendo mi cuerpo sobre la cama, quedando mejor empinada para él, bajo la intensidad para ahora, sacarla un poco más lento, pero clavármela de un solo golpe y más profundo, escuchándose fuerte cuando su cuerpo golpeaba con mis glúteos, así estaba una y otra vez dándome de esa manera, cuando en eso sentí como un húmedo dedo, trataba de abrirse paso en mi ano, cosa que rápidamente le dije que no lo hiciera, que habíamos quedado que no me la metería por ahí.

Él me dijo que así seria, que no la metería, pero que dejara que por lo menos sus dedos me dieran un poco de placer por ahí. No muy a gusto acepte, pues quería que la siguiera metiendo, está muy caliente y no tenía tiempo para discutir, además mientras no metiera su pene, por mí no había problema.

Continúo penetrándome, pero sin descuidar su labor con su dedo en mi ano, no era una mala sensación, me estaba gustando, ahora incrementaba sus embestidas, me estaba taladrando con su pene mi conchita y con su dedo mi hoyito. Saco su pene, y sus dedos, acerco su cara y comenzó a darme un oral y otra vez meter dos dedos sobre mi hoyito, jugaba mi clítoris con su lengua y con sus dedos mi ano, cosa que comenzó a hacer que mis piernas se tambalearan un poco.

Saco sus dedos, coloco su pene y otra vez volvía a su labor de penetrarme. Sus dedos estaban entrando, casi al mismo ritmo frenético que su pene, yo ya le estaba pidiendo más y más, pues era muy rica y excitante la sensación, saco sus dedos de mi hoyito, tomo mis nalgas las apretó y comenzó a bombearme muy rápido y duro, me dijo que ya no aguantaba que se iba a venir, saco sus dedos tomo mis nalgas y al momento de apretarlas, incremento lo más que pudo, yo gemía como loca, estaba en otro planeta de tanto placer, cuando sentí como bajaba el ritmo y su pene se convulsionaba dentro de mí, tirando su lechita sobre ese maldito forro y no en mí.

Caí rendida por completo sobre la cama y el cayó encima mío. Estábamos súper agitados, pero llenos de placer por lo que habíamos pasado, el dándome los últimos empujones con su pene que iba perdiendo firmeza.

Se recostó a mi lado, cuando sentí algo caliente sobre mi espalda, el muy cabron había dejado caer su semen que estaba dentro del condón sobre mi espalda y comenzó a regarlo con su mano, le dije que no lo hiciera, pero no tenía suficiente fuerza para detenerlo así que logro su cometido.

Se levantó y me dio una nalgada cosa que no me gusto, pues me dolió, no es lo mismo que me nalguee cuando estoy excitada que cuando no lo estoy, ahí si me duele jeje. Comenzó a jugar con mis nalgas, llevo su dedo a mi ano y lo comenzó a mover cosa que me causo un cosquilleo agradable, me dijo que, si lo dejaría alguna vez volver a metérmelo por ahí, a lo que yo le dije, más adelante ya veremos, pero hoy no será.

Después de un rato de estar descansando y recuperando fuerzas, nos metimos a bañar con mi hermanito, estuvimos jugando entre besos, re pegones que me daba y mi cuerpo que recorría con sus manos, se le paro y pues no lo deje así, lo estuve pajeando y se lo chupe lo mejor que pude, para que terminara, dándome su lechita (que no fue tanta, como hubiera querido), en mi boca y cerrar con broche de oro, ese día tan magnifico de puro sexo.

Pues después de una semana de abstinencia que rico fue volver a hacerlo y disfrutar una muy excitante sesión de buen sexo con mi hermanito.