Mi primera vez sub
Kuutana y Sebastián.
Soy Kuutama, en finlandés significa luz de luna, soy mitad finesa mitad noruega, por lo que podrán imaginar un poco de mi aspecto: soy rubia natural, aunque por lo claro de mi cabello suelo pintarlo de colores, actualmente está rosa chicle; soy de mido 1,76 metros y mi cuerpo es atlético, pues hago gimnasia desde pequeña, mis ojos son turquesa y mis facciones finas y frías.
Vivo en lationamerica hace algunos años, nos vinimos por trabajo de papá. Hoy tengo 18 años, entré a mi último año de escuela secundaria, llevamos unos meses de clases y tengo un par de amigas, Katherine y Paula, suelo frecuentar sus casas para hacer trabajos de la escuela. Hace unas semanas en casa de Paula, llegó su primo que viene de llegando de un largo viaje de estudios en California, es un tipo guapo, un poco más alto que yo y su cuerpo parece tallado por los dioses, sus músculos del pecho y brazos se marcan en su camiseta apretada, su pantalón se ciñe a sus caderas dejando ver un trasero y piernas bien trabajados y su rostro dominado por una espesa barba corta en forma de candado le dan el aspecto de chico rudo, Sebastian es un adonis para lo que he visto en este país.
Al llegar, nota inmediatamente mi presencia y mira directo a mis ojos, saludandome desde lejos en inglés, me acerco y le ofrezco mi mano para saludar, a lo que el la toma y la besa en un gesto de galantería. La familia toma sus maletas y las acomoda en una pequeña habitación, mientras él sale a fumar un cigarrillo al jardín trasero de la casa, cuando lo noto lo sigo, mi faldita escolar tableada se movía junto conmigo, dejando entrever mis largas piernas níveas y desnudas.
- tienes un cigarrillo para mí? - le pregunté abriendo los ojos para que pudiera apreciar su hermoso color. Con una siniestra sonrisa me ofrece uno y me pregunta sobre banalidades de mi país, a lo que me limito a responder con monosílabos y frases cortas. De pronto toma mi muñeca apretándola, a lo que me sale un suspiro pequeño y me acerca un poco a él,- sabes, he estado mucho tiempo lejos de casa, he probado muchas mujeres, pero nunca una muñeca como tu -, me dice susurrante cerca de mi oido mientras recorre el borde de mi mandíbula con el dedo llegando hasta el borde de mi blusa levemente abierta por el cuello, siento mis bragas empapadas y le quiero besar los labios, pero el me toma del pelo y me dice - aquí no preciosa-. Transcurre la tarde sin otras muestras de cercanía entre Sebastián y yo, por lo que decido irme a casa, a lo que él me ofrece llevarme en el auto familiar. Acepto su oferta.
En el auto, voy sentada de copiloto, subo voluntariamente mi falda hasta que casi muestra mi ropa interior y abierto mi blusa hasta mostrar mi escote firme y redondeado. Él conduce sin vacilar, siento verguenza porque él no ha girado su cabeza a mirarme. Luego de unos minutos que me parecieron eternos, llegamos a mi casa, las luces apagadas indican que mis padres no han llegado, probablemente tampoco llegarían hoy, por lo que luego de que me abriera la puerta del auto lo invito a entrar. Una vez dentro me quito los zapatos y dejo mi mochila en su lugar, le ofrezco algo para beber y me dirijo a la cocina para traerlo, cuando estoy calentando la cafetera el se acerca sin que me diera cuenta y se apega a mí por detrás, primera vez que siento su pene duro contra mi trasero, con una mano me afirma de la cintura y con la otra el cuello, - eres una puta sucia, ya ví lo que hiciste en el auto para seducirme y no sabes lo incómodo que es manejar con una erección, por eso te voy a castigar -. Otra vez empapé mis bragas, pero no entendía mucho de lo que hablaba, traté de girarme para besarlo y hacer el amor, pero él me detuvo con firmeza aprisionandome contra la encimera con su cuerpo, en lo que me toma por el cabello, tirándo con fuerza - no bombon, si quieres esto tienes que hacer lo que yo diga, si quieres estar conmigo tienes que ser mi sumisa -. Mi cuerpo temblaba de exitación, pero no sabía nada de sumisión por lo que le dije - si acepto ser tu sumisa, tu me enseñarás a ser una buena? -, siento su lengua en mi nuca aún tensa por su mano aprisionando mis cabellos, me suelta y el café está listo, pero lo ignoramos, me gira sobre mi eje y me planta un beso en los labios, siento su lengua bailando en mi boca, sus manos abren mi blusa y buscan el botón de mi falda, soltándola y dejandola caer. Estoy frente a él en ropa interior.
Todo lo que te haré, es porque yo quiero, sólo cesaré mis actos si dices la palabra de seguridad: LUNA, como tu nombre -, decía mientras introducía sus dedos en mi boca para mojarlos y que entraran más fácil en mi vagina, corrió mi calzón, exponiendo mi vulva depilada a la cera, - eres bien puta para andar tan depilada a tu edad -, trato de responder y me calla, sólo puedo hablar cuando él lo indique, comienza a tocar mi clítoris con sus dedos mojados por mi saliva, estoy a full por lo que cuando me penetra con los dedos empiezo a gemir despacio, él mueve sus hábiles dedos con más intensidad y rápidamente llego al orgasmo, gimiendo en su oído. Me llega la primera cachetada, que deja enrojecida mi mejilla derecha.
¿Te di permiso para correrte, sucia perra?
Nnno, Seba - Le respondí llevándome una mano a la mejilla adolorida. Vuelve a azotarme la cara y lo noto enojado.
Tú me llamarás amo, cada vez que estemos solos, eres propiedad mía. Ahora arrodillate frente a mí -
No respondí y sólo obedecí rápido a sus órdenes, cuando veo que se abre el pantalón y veo semejante monumento, sólo seguí mi impulso y me metí su glande a la boca, sentí su mano sobre mi nuca, empujando mi cabeza para penetrar mi boca hasta la garganta, no podía respirar pero lo estaba disfrutando como nunca, aliviaba la profundidad para darme unos segundos para respirar y volvía a llenar mi garganta con su pene enorme, lo hizo a su antojo hasta que se corrió, llenando mi boca con su semen caliente. - Límpiame con la lengua, puta -, sonreí y limpie todo su pene con mi lengua, tragando cada rastro de semen que encontraba. Una vez lo dejé limpio, me toma desde la barbilla y me alza, dejandome de pie frente a él. - Dónde está tu habitación? - me pregunta a lo que le hago un gesto para que me siga, subimos las escaleras de cristal y llegamos a mi alcoba, pero le indico que mejor vamos a la de mis padres, mi pequeña cama individual no era lo mejor para el sexo. La habitación de mis padres es enorme y yo se donde guardan condones y algunos juguetes, llegamos ahí, prendo las luces y cierro las persianas, me quito toda la ropa y me siento en el borde de la gran cama matrimonial. Él se queda frente a mí, se quita la ropa, quedando al desnudo frente a mi con su cinturón en la mano.
- Ponte a gatas, ahora - fue la señal para ponerme en cuatro patas, esperaba sentir una embestida que rellenara mi vagina, pero recibí un azote de cinturón que hizo saltar un par de lágrimas de mis ojos. - ¿Dolió?, contesta puta - dijo alzando la voz, yo asentí con la cabeza y él me tomó de la coleta recién hecha, tirándo mi cabeza hacia atrás arqueando mi espalda y dejando mis pezones erectos de la excitación expuestos al aire - te dije que me contestaras - gritó muy cerca de mi oído. - Sí, amo, me dolió - dije con un hilo de voz, él liberó mi coleta y caí sobre la cama con sábanas tan blancas como mi piel, quedándo mis nalgas y vagina expuestas para su deleite, acaricia suavemente mis nalgas y luego con la mano abierta empieza a palmotear, dejando sus palmas impresas en ellas. Luego de unas cuantas otras cachetadas en mi trasero, siento que se aleja, por lo que giro mi cabeza para ver que hacía, estaba excitada y quería que me follara duro, hasta llenarme de semen.
Lo veo tomando una de las bufandas de seda de mi madre, entonces me giro para evitar hacer algo que le molestase, siento su mano recorrer mi espalda hasta mi cuello, el cual amarra con la bufanda firmemente, da un tirón que me ahorca suave, - párate, de pie ahora - dice con voz de mando, de un salto cumplo con su orden. Él, desnudo frente a mí con una mano me acerca de la cintura y con la otra jala la correa, comienza a besarme con pasión, recorre mis labios, cuello, pecho y muerde mis pezones con furia, yo me encuentro a punto de caramelo, siento como corre el jugo vaginal por mi entrepierna y sus manos recorrer mi cuerpo como si quisiera recordarlo para siempre. En eso se sienta en el borde de la cama y jala la correa, haciéndome caer sobre mis rodillas, vuelvo a comerme esa polla como si fuera mi única comida en siglos.
Cuando siento que se está por correr, tira de nuevo del pañuelo anudado en mi cuello, haciéndome subir a la cama, me acerco gateando a su boca, recorriendo con mi lengua cada centímetro de piel en mi camino y me ubico a horcajadas sobre él para sentarme sobre su pene. - No, putita linda, sigue subiendo -, dejo una estela de jugo sobre su pecho y el toma mi cadera poniendo mi vulva sobre su boca. Lame mi clítoris, la entrada de mi vagina y mete su lengua en mi vagina, dirigiendo el ritmo con sus manos sobre mis caderas, estoy en extasis y me corro escandalosamente sobre su boca mientras su lengua juega con mi sensible piel. Da un mordisco en mi clítoris y un tirón de correa, me bajo de su cara y veo como le chorrea mi líquido vaginal mezclado con baba por la barbilla, - te dije que te podías correr? - pregunta con los ojos inyectados de furia, niego con la cabeza y digo - perdón, amo -, avergonzada por lo fácil que vienen mis orgasmos, - te podría perdonar esta, pero quiero probar algo -. Se incorpora en la cama y vuelve a tomar el cinturón, me preparo mentalmente para sentir un azote en mis nalgas, pero él recorre mis nalgas con la punta del cinturón, dándo de vez en cuando pequeños azotes que se sienten como caricias.
Ponte de espaldas y abre bien las piernas -, es su siguiente instrucción, que sigo sin dudar. De espaldas con las piernas bien abiertas, él recorre mi vientre con su cinturón, dando un azote más fuerte que los de mis nalgas directo sobre mi vulva, haciéndome gemir de placer. - Te gusta? Ahora cuenta, en el idioma que quieras -. Mi cabeza da vueltas y empiezo a contar en noruego - en... to... tre... - siento cada azote un poco más que el anterior, entre cada número se escapa un suave gemido, cuento hasta quince. - Suficiente castigo, lo estas disfrutando mucho - dice mirándome con malicia el agujero del culo.
¿Te han enculado antes, preciosa? -, me pregunta tocándose la polla sin dejar de mirar mi ano.
No, amo. Nunca me han penetrado por el ano. - digo con verguenza, mirando hacia abajo.
No te preocupes, no te va a doler, ahora súbete arriba -, dijo acostándose a mi lado.
Me subo a su increíble mástil, que está duro como piedra, siento como abre las estrechas paredes de mi vagina y empiezo a gemir de gusto, él me toma de la cadera y acelera el pulso, en lo que se acerca a mi ano y mete un dedo, gimo más fuerte y él comienza a jugar con su dedo en mi culo, dilatándolo hasta que le entra el segundo dedo, pero aún cuando sus manos son fuertes y sus dedos gruesos, va a necesitar un poco más de dos dedos de dilatación para meter su pollón en mi ano virginal. Sigue el juego, lográndo meter tres dedos en mi interior. - Ahora, te lo vas a meter tu solita, sigues siendo mi sumisa, pero ahora ve a tu ritmo -, sin pensar demasiado, saco su pene de mi vagina y ubico su glande en la entrada de mi culo. - ¿No te vas a poner condón? - le pregunto, a lo que él niega con la cabeza.
Intento meterme su pene en el ano, despacio muevo mis caderas de adelante atrás como había visto en una porno hace un tiempo, siento como su glande comienza a ingresar despacio en mi cavidad, me duele pero es tolerable, por lo que me sigo moviendo haciendo entrar ese pedazo de herramienta en mi hoyito, cuando siento más presión de su parte él me toma de la cadera y se entierra completo en mi culo, siento mucho dolor, pero me callo y una lágrima sale por mi mejilla. Sube sus manos a mi cintura y me apega hacia su pecho, quedándo en una posición más cómoda para él continuar el ritmo. Me folla sin contemplación el culo, hasta que ambos terminamos en un orgasmo inolvidable, siento como su leche caliente se derrama completamente en mi recto y caigo en su pecho exhausta.
Me acaricia el pelo por unos minutos, cuando siento su perfume envolverme completamente, se hace de noche y lo invito a quedarse, mis padres no llegaran hoy, él acepta dormir conmigo. Nos damos una larga ducha y luego nos metemos en el jacuzzi caliente de la habitación de mis padres.
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NOTA DE LA AUTORA:
Esta historia es real, de como llegué a ser la novia y la sumisa de un Dom. Comenten si quieren que les siga contando como me fue sometiendo.