Mi primera vez siendo una perrita.

Este relato lo he escrito porque me lo ha pedido mi perrita, y a ella está dedicado. Es una mezcla de nuestras fantasías y algún juego que hemos realizado.

No entiendo cómo he podido llegar a este punto. Llevamos ya 15 años casados, y siempre he pensado que teníamos una vida sexual normal, incluso algo atrevida. Pero él me contó su fantasia de tener una esclava y me fue poco a poco convenciendo, hasta que un día que estábamos solos, le dije que sería su esclava durante un día entero. Mi marido me contaba todo lo que haría si yo lo aceptaba; pero solo iba a ser un juego - pensaba yo.

Aquí, sola, desnuda, encima de mi cama, llorando. Algo hice mal, me azotó fuertemente, me dolió, yo me quejé, y me dio varios azotes más. No lloraba por el dolor, lloraba porque pensaba en lo humillada que me sentía, y lo peor de todo, notaba mi coño caliente y húmedo; estaba excitada. Cuando terminó me dijo con su voz grave que me dejaría sola pensando en lo mal que me había portado, y se fue; no sé dónde ha ido.

Empiezo a repasar todo lo que hemos hecho hasta ahora para intentar entender qué hice mal.

Nos despertamos por la mañana bastante tarde, mi marido se bajó a preparar el desayuno, me lo subió y dándome un beso me dice que en cuanto termine de desayunar me duche y me ponga la ropa que iba a dejar preparada en el baño, y que a partir de ese momento ibamos a empezar el juego; estaba nerviosa y emocionada, ya que me encanta hacer cosas nuevas con él.

Mi marido es alto, corpulento, bastante grande; tiene un pene más bien normal, él dice que pequeño, con unos testículos que la verdad son bastante gordos y grandes. Suficiente para mí, la verdad es que me da mucho placer. Yo, una mujer ya madura, de 50 años, con unos pechos ya caídos a causa de los años y los embarazos, pero grandes, soy delgada y tengo un culito pequeño que casi parece de niña.

Me duché y me dispuse a preparme para el que sería mi Amo durante ese día, vi la ropa que me tenía preparada, y me sorprendió, ya que no ví nada fuera de lo normal. Un conjunto de sujetador y tanga negros con puntilla, unas medias y una falda y una camiseta negras. Salí del baño ya vestida y perfumada, y ahí estaba él sentado en nuestra cama mirándome, me voy acercando a él, le beso.

-¿Estás segura de querer jugar?

-Sí - le respondo.

-Muy bien, solo tienes que hacer todo lo que te diga, sin preguntar; todo lo que quieras hacer me tendrás que pedir permiso antes; y te dirigirás a mi como "Amo"¿de acuerdo?

-Sí

En ese momento me pellizca los pezones provocandome dolor.

-¿Cómo dices? - me pregunta sin dejar de pellizcarme.

-Sí... Amo.

-Muy bien perrita - lo dice dándome un beso en la frente - mira, tengo una sorpresa para tí - saca un collar de perro color rosa - desde ahora hasta que yo te diga llevarás puesto este collar, eso quiere decir que serás mi perrita y como tal te voy a tratar. Cuando quieras terminar el juego solo tienes que quitarte el collar.

Me coloca el collar y me da otro beso. " Me parece raro, pero creo que me gustará este juego"; pienso.

En ese momento me agarra del collar y tira de él llevandome hasta el salón, él se sienta, me voy a sentar a su lado; cuando lo intento me agarra fuertemente y hace que me quede de rodillas en el suelo;

-¡Levantate la falda perra!

Me quedo quieta, sin entender lo que ocurre; me vuelve a repetir la orden, pero yo sigo quieta. Derrepente me levanta me pone encima de sus piernas me levanta él la falda y me da dos azotes.

-Esto es por desobedecerme. - me da otros dos azotes más fuertes - ¡Y esto por obligarme a castigarte!

Me escocían las nalgas, en ese momento él me las acaricia con cariño y suavidad;

-Tienes que obedecer a la primera, hazme caso en todo lo que te diga; ya irás aprendiendo putita.

En ese momento noté como se me mojaba el tanga. Me pongo de pie y le pregunto que desea que haga; me pide que traiga una botella de cava que hay en el frigorífico y una copa, se lo traigo. Abre la botella se sirve una copa y se la bebe.

-¿Quieres un poco?

-Sí

Él se levanta y se va, vuelve con dos pinzas de tender la ropa, me levanta la camiseta y me quita el sujetador, yo estoy paralizada, sin saber qué hacer o cómo reaccionar; me empieza a chupar un pezón hasta ponermelo completamente duro, ufffff ¡qué rico!, cierro los ojos disfrutando y derepente noto un dolor punzante casi insoportable, grito y miro hacia mi teta, me ha colocado una pinza; repite la misma acción con el otro pecho, ¡cuánto dolor!

-Te dije que me siempre me contestaras tratandome como Amo.

-Sí Amo. - le contesto esperando que me quite las pinzas, pero no lo hace.

Ahí estaba yo con las tetas fuera y con sendas pinzas colocadas en mis pezones mientras él se sentaba y tomaba cava. Al rato se levanta y me lame mis pezones doloridos y me empieza a acariciar el coño por encima del tanga (¿pero qué me pasa?), estoy excitada y empapada, él se da cuenta y se rie. Me quita la falda y se va a la habitación; vuelve con un consolador gordo que me regaló hace no mucho; era muy gordo, casi no me entraba entero en el coño; se sentó en el sofá y me dijo que me pusiera encima de sus piernas, me puso el tanga a un lado, escupió en mi culo y empezó a embadunarlo con sus babas; mis nalgas, mi agujerito; volvió a escupirme y sus caricias iban en dirección a mi coño que estaba empapado y palpitante, me estaba poniendo muy cachonda, aunque a veces pequeñas punzadas de dolor me hacían recordar que tenía los pezones presos entre dos pinzas, pero me daba igual. Así estuvo un buen rato, casi llevandome al cielo; cuando dejó de acariciarme y sin previo aviso empezó a meterme el consolador por el culo, en pricipio parecía que iba a meterlo, pero mi agujerito empezó a reaccionar ante tal intrusión y se cerraba; pero a mi marido eso solo le sirvió de acicate para empezar a meterlo con más fuerza; empecé a patalear a decir que me dolía, pero él seguía constante intentanto abrir mi culo con ese consolador enorme, hasta que lo consiguió, ¡qué dolor más horroroso!, no paraba de decir que me dolía, que me escocía, pero notaba como seguía entrando ese trozo de plástico en mi culo, dejándomelo completamente abierto. Me dijo que estaba la mitad dentro, y empezó a azotarme y a decirme que tiene que entrar entero, que una buena puta se traga lo que sea por el culo; y lo estaba consiguiendo, seguía notando ese dolor tan horrible, pero a la vez notaba mi coño palpitar; aún hoy no lo entiendo.

-¡Ya lo tienes todo dentro perrita!

Ahí lo dejó metido, no sé cuánto tiempo, para mí fue una eternidad; finalmente lo sacó, rápido y con brusquedad, otra punzada de dolor enorme; pero esta vez fue seguida de un gran alivio y placer, sinceramente, casi me corro. Me ordenó que me levantara;

-¿Quieres una copa de cava putita?

-Sí Amo - le contesté con voz baja y casi sin poder tenerme derecha debido al dolor que notaba en mi pobre culo.

Sirvió una copa y me colocó las manos detrás de la espalda, me dijo que no las moviera de ahí; empezó a darme de beber de la copa, notaba el frio de la bebida que me caía de mi boca a mi garganta, sirviendome de gran alivio. Me hizo beber toda la copa, sirvió otra dio un sorbo y me besó, pasándome la bebida de su boca a la mia;  otro momento de gran placer. Se separó de mi y me volvió a dar de beber, pero no me dejaba tiempo a tragar, iba volcando la copa en mi boca sin esperar a que yo tragara, por lo que empezó a rebosar de mis labio escurriendo por mi cuello llegando a la camiseta; llenó otra copa e hizo la misma operación, se escurría el cava frio por mi cuerpo, cuando llegaba escurriendose por mis pezones me escocia, en la siguiente copa intentaba quitarle con mis manos, pero me las golpeba y decía que las dejara atrás; que tenía que beberme toda la botella; pero me era imposible, estaba tirando casi todo por mi cuerpo, y ante tal impotencia empecé a llorar; y él continuó hasta que vació toda la botella. Estaba empapada en cava, babas y lágrimas; parecía darle igual, entonces cogió una de mis manos y la llevó a su polla; estaba durísima.

-Mira como me estás poniendo y cómo me haces difrutar perrita - me dijo.

Yo seguía llorando pero a la vez emocionada por ver como estaba complaciendo y dando placer a mi Macho, le empecé a masturbar, pero me paró en seco, me dio un azote y me dijo que no le tocara, ya que estaba sucia, me agarró del collar y me llevó al baño, me metió en la bañera me puso de rodillas y sin previo aviso sacó su polla que ya no estaba dura y empezó a mearse encima de mi riendose, yo otra vez empecé a llorar, cuando terminó me dijo que me duchara y fuera a la habitación desnuda y con el collar puesto.

Me empecé a desnudar, estaba fría y empapada, lo que más me costó fue quitarme las pinzas de los pezones; me dolió muchísimo, pero otra vez ese dolor bajo hasta el vientre y mi vagina otra vez palpitando y mojándose. Me duché, me volvi a colocar el collar;  tenía los pezones latiendo, el coño me quemaba, salí a la habitación y estaba él sentado en la cama desnudo masturbándose viendo un video porno, me dijo que me pusiera entre sus pierna y le chupara la polla. Empecé lamiendole los huevos, como a él le gusta, subiendo por el tronco duro y palpitante, y chupandosela; jugando con mi lengua y su polla metida en mi boca. Me abofeteó;

-¡Asi no perra!, comemela como una puta, metetela entera.

Empecé a meterme la polla en mi boca otra vez, poco a poco, pero en cuanto me alcanzó la campanilla tuve una arcada, me quité, volví a intentarlo, y otra arcada;

-No puedo Amo.

-Abre la boca y metetela-me inquirió casi enfadado.

Otra vez lo intenté, y cuando lo estaba haciendo agarró mi cabeza con sus dos grandes manos y empujó mi cabaza hasta que mi nariz tocó su pubis y me gritaba

-Así me la tienes que comer

Tenia mi garganta ocupada por su glande, no podia respirar, me estaban entrando unas ganas enormes de vomitar, yo le golpeba para que me soltara, me agitaba como un pollo sin cabeza. Me soltó. Tosía y babeaba, intentaba tomar aire y de pronto un tortazo.

-Comeme mi polla entera puta

Y volví, otra vez me agarró la cabeza, era horroroso, cuando me soltó me amenazó

-No te saques la polla de la boca perra

Eso hice, pero él sin dejarme tomar aire me la volvió a clavar en la garganta, repitió la operación otro par de veces, no podía casi respirar, babeaba sin control y me sentía muy humillada. En ese momento me soltó y me dijo con cara de asco:

-Tu hermana además de estar más buena, seguro que sabe chuparla mucho mejor que tú.

Eso fue lo que más me humilló, pero no contento con eso se incorporó me tiró boca arriba en la cama, se puso encima de mi y me empezó a follar con violencia; entraba y salia de mi con su polla tan dura como nunca antes; no recuerdo la última vez que tuvo la polla tan dura; practicamente me estaba violando, yo no notaba nada de placer, pero sí notaba como mi coño seguía empapado, notaba las contracciones de mi vagina, y él diciendome una y otra vez lo mojada que estaba y como mi coño apretaba su polla. Se salió de mi interior, noté una mezcla de alivio y desilusión, era muy extraño; no me gustaba lo que hacía, pero quería que siguiera follandome, quería seguir sintiendo que era su hembra, su perrita. Notaba una extraña sensación de humillación y asco mezclada con excitación y el deber de dar placer a mi macho sin importarme lo que yo sintiera. Solo quería darle placer a Él, deseaba seguir sufriendo para que mi Amo me deseara más.

Empecé a tocarme, delante de Él, y no sé cómo, empecé a correrme como nunca, gritaba agitada, notaba el placer por todo mi cuerpo, me quemaban las tetas, me ardía el coño, mi boca estaba seca y abierta sacando todo lo perra que realmente soy. ¡Gran error!

Aún estaba con los estertores del orgasmo más brutal de mi vida cuando noto que me abren las piernas, un gran azote resonó en toda la casa, un azote en mi coño, fuerte y muy doloroso.

-¡PUTA!¿QUIÉN TE HA DADO PERMISO A TOCARTE Y CORRERTE?

Otro azote fuerte; cerraba las piernas gritando de dolor y llorando, peró Él las volvía a abrir y me volvía a azotar el coño. Jamás había sentido un dolor tan fuerte ni tan profundo, estaba perdida, no sabía qué había ocurrido, me azotaba con furia y fuerza.

Y aquí sigo en la cama, con el coño latiendome de los azotes, pero tambien excitada; y cabreada conmigo misma, llorando humillada. Sin quitarme mi collar de perra, para cuando llegue mi Amo.