Mi primera vez Lésbica
Donde mi mejor amiga me hace sumisa por primera vez.
Nos conocemos desde que tenemos 3 años y siempre hemos sido unidas. Hasta mis 8 años no la vi con otros ojos que de la inocente amistad que concebíamos. Pero a esa edad ella comenzó a quedarse en mi casa y dormíamos juntas. Varias veces me despertaba mojada, y creía que me había meado, pero ella me explicaba que le pasaba lo mismo cuando su primo le tocaba la vagina.
Entonces mis padres me dieron una charla (sin saber de dónde provenían mis preguntas) y comprendí que me enamoré de ella.
A la edad de 12 años conocí el porno y le dedicaba todas mis pajas. Incluso cuando ella dormía a mi lado me masturbaba indiscretamente, soltando jadeos. Ana se ponía incómoda y varias veces toque su culo mientras estimulaba mi clítoris con mis dedos.
Quiero aclarar que soy gorda, a mis 12 años medía 1.67 y pesaba 79 kilos. Ella, por el contrario, medía 1.55 y pesaba unos aproximados 50 kilos. Es hermosa. Tiene una piel albina y ojos azabaches, junto a rulos que adornan su angelical cara. Sus manos y piel son suaves, tiene uñas medianas y usaba, por ese entonces, protector rosado. Siempre olía a limón o frutilla, incluso su hermosa vagina.
Fue una noche que ella insistió en quedarse a dormir donde comienza este relato. Yo tenía 12 años y ella 13, era mediado de diciembre y habíamos terminado el colegio. A eso de las 11 de la noche, mi madre se durmió plácidamente y mi padre argumentó irse con sus amigos a jugar bolos, aunque ambas sabíamos que se iba con la madre de Ana. Los habíamos descubierto hace unos días teniendo relaciones.
A las 12 de la noche le digo que si quería ver una película. Ella asintió y coloqué una porno lésbica. Ese día me iba a declarar y la iba a follar de cualquier forma. Al ser más gorda, tenía más fuerza para someterla y pensaba aprovecharme de eso.
Cuando la película comenzó a calentarse, desabroché mi pantalón y comencé a masturbarme frente a ella. Para mi sorpresa, Ana repitió mi acción. En cierto momento yo gemí su nombre y ella paró la película. Me sentía avergonzada por mis acciones, quería morirme en ese instante.
-Brenda –me dijo- ¿Yo te gusto?
Yo asentí.
-Entonces desnúdate –Me pidió.
La obedecí, algo temerosa porque vea mi cuerpo. Ella también se desnudó. Para solo tener 13 años, tenía unas pronunciadas curvas y más pecho que yo. Su culo era redondo y duro, sostenido por unas piernas medianas y firmes. No había pelo en todo su cuerpo, en el mío sí yo tenía incluso un pequeño bigote sin depilar. Me moje más y un poco de mis fluidos resbaló por mis piernas, a lo que ella me pidió que me acostara en la cama.
Abrí mis piernas y ella comenzó a chupar mi clítoris como toda una profesional. Pasaba su lengua lentamente recorriendo mis labios vaginales y metió un dedo en mi entrada, obligándome a soltar un prolongado gemido. Se subió encima de mí, mordisqueando y lamiendo mis pezones. Yo la tome del trasero y lo apreté fuertemente, estaba por llegar a un cálido climax.
-Quiero ser tu hombre, gorda –Me dijo.
Francamente eso me sorprendió. Yo siempre esperé ser su hombre. Ambas decidimos ser el hombre de a ratos. Primero empezaría ella desvirgándome. Sacó una cinturonga de su mochila y la colocó de tal manera que me la metió de una, obligándome a soltar un grito. Ella me golpeó y comenzó a penetrarme salvajemente. Me susurraba cosas como “gorda de mierda, bien que te gusta ser tan puta” “gorda trola, mira como te gusta ser mía”
En cada palabra y embestida me sentía más cerca del orgasmo. Me encantaba mi rol de sumisión frente a una chica delgada. Luego de un rato, ella se cansó y me metió un vibrador en mi recién desvirgada vagina. Aunque dolía un poco el placer era mayor.
Ella se abrió de piernas y nalgueándome, me obligó a comerle el coño. Yo chupaba y mordisqueaba su pequeña vagina, acariciando su delicado cuerpo. Fingía ser una de esas chicas del porno, llevándola al borde del éxtasis. Ella duró menos y no me dejó penetrarla, lamí todos sus fluidos, gustosa.
Luego, ella sacó el consolador de mí para practicarme sexo oral. Acabé y tuve el mejor orgasmo de mi vida, a decir verdad. La besé con lengua y ella solo reía de manera peculiar. Al día siguiente me enteré que lo grabó y toda la escuela lo había visto. Aun así yo la amaba y le perdoné todo. Pero por culpa de la madre de Ana, mis padres se separaron y me fui a vivir con mi madre a otra provincia.
Diez años después nos reencontramos y me volvió a ser su gorda puta sumisa, pero ese es otro relato ;)