Mi primera vez fue con mi padre.

Gracias a un partido de fútbol terminé mamándole la verga a mi padre y después siendo desvirgada por él.

ludos a todos, soy nueva escribiendo en esta pagina pero llevo ya unos cuantos meses leyendo y la verdad no me había atrevido a escribir hasta ahora

Bueno, primero que nada no me llamo Alondra Siller pero, prefiero que mi nombre quede en el anonimato, por esa misma razón tampoco pasare fotos mi redes sociales mías, solo quiero comunicarme con ustedes mediante los comentarios o también por mi correo que es todorelatos020@gmail.com

Yo soy una chica mexicana de 20 años de edad, mido 1.62, soy de piel clara y cabello negro que me llega a los hombros, liso. Uso lentes siempre, de armazón negro. Mis ojos me dicen mucho que con ellos se ven grandes, son color café un poco oscuro. Tengo pecas en mis mejillas, se me hacen muy lindas aunque comprendo que no a todos les gusten. Mi cuerpo no tiene nada muy destacable, digamos que tengo un poco de todo, mis pechos y mi culo son medianos, mía piernas también son muy normales, como dije, un cuerpo con un poco de todo pero nada que destaque demasiado.

Tengo muchas historias las cuales podría contar pero prefiero iniciar por ahora con la que fue la primera de todas ellas… mi primera vez, tanto en el incesto como de mi vida. También he de decir que tenia en ese entonces 18 años y en casa solo vivíamos mi padre y yo.

Obviamente loa nombres tampoco serán los reales, espero lo comprendan.

Era el 26 de mayo del año 2013… final del clausura 2013 las águilas del América de mi tío contra la maquina celeste de la Cruz Azul de mi papa, clásico joven, con una lluvia que solo hacia ver el encuentro mucho mas épico, la tensión dura todo el partido para los americanistas por no poder conseguir un gol… llega un tanto de los celestes… mi tío estaba que se moría, mi papa casi llora de la alegría… avanzan mas los minutos… tiro de esquina antes del tiempo agregado, la defensa logra sacar el balón del área pero la pelota cae en un rival que manda un centro y Mosquera de cabeza remata… imposible que Jesús Corona lo pare, el balón entro en la esquina inferior. Mi tío estaba que se moría de la emoción, sus águilas del América a un gol de mandar a tiempo extra una final que parecía perdida. Lo siguiente es historia… remate de Moisés de palomita que desvía un jugador de los celestes y se empata el partido… tiempo extra.

Todo en mi casa era locura, de tantos gritos me arte y me fui a mi habitación, cerré mi puerta y solo escuchaba como en el piso de abajo se calmaban las cosas un poco. Ya era muy tarde para una joven yo de 18 años, una chica de secundaria de excelentes calificaciones y sin ninguna falta o retraso. Quería dormir pero el ruido que hicieron cuando se reanudo el partido fue demasiado como para dejarme descansar en paz. Lo intente un par de veces pero no podía. Me senté en la orilla de mi cama. Recordé en ese momento que no me había puesto mi pijama. Comencé a desvestirme viéndome en un espejo que esta en la pared de mi habitación, el reflejo me permitía verme por completo. Comencé a ver mi cuerpo en la oscuridad de mi habitación. Mientras me observaba, de una u otra forma comencé a tocar mis pechos, los masajeaba con mis dos manos e intentaba lamer mis pezones sin éxito alguno.

Una de mis manos dejo uno de mis senos para ir a mis piernas y acariciarlas delicadamente, tenia ya varios días sin masturbarme y aprovechando que había mucho ruido abajo y que nadie podría escucharme comencé a hacerlo. La mano que estaba en mis piernas fue ahora lentamente a mi vagina. Comencé a jugar con ella, la recorría con mis dedos, jugaba con mi clítoris, metía y sacaba la punta de uno de mis dedos en ella, también hace poco había descubierto que me gustaba mucho pellizcarme fuerte los pezones así que lo combine con todos los demás movimientos y el resultado fue que casi se me sale un grito de placer, afortunadamente logre callarme antes de que ocurriera.

No quería desaprovechar la oportunidad que tenia para hacer aun mas ruido masturbándome así que me puse mi pijama rápidamente y tome mi cepillo de encima de cómoda, cepillo el cual en ese momento para mi era el mejor de los consoladores y lo reservaba solo para ocasiones especiales como esta. Me puse en cuatro sobre mi cama, abrí lo mas que pude mis piernas. Antes de meterlo dentro de mi siempre le daba una mamada, lo podía meter ya todo en mi boca y me encantaba además hacerlo. Mientras lo hacia uno de mis brazos pasaba por encima de mi culo y con la mano me dedeaba imaginándome que se la estaba mamando a un chico mientras me dedeaba fuertemente.

Después de darle ese oral al cepillo fue cuando lo comencé a meter dentro de mi vagina. La sensación era increíble, con lo mojada que estaba y lo bien que se sentía se me salían ligeros gemidos, no podía controlarlos. El ruido que había abajo me indicaba que estaba cerca de terminar el partido pero no me importaba. Mi vagina quería verga y mis labios hablaron por ella. “Quiero verga, quiero verga, quiero verga” salía de mi boca, al principio despacio y aumentaba el volumen y velocidad de mis palabras a la vez que la fuerza y la velocidad con la que metía el cepillo incrementaba.

No pude terminar, debajo de mi cuarto las voces se estaban despidiendo y escuche como subían las escaleras. Tuve que poner el cepillo rápidamente en su lugar y me hice rápidamente la dormida. No podía creerlo, tan cerca de terminar y fui interrumpida por mi tío que se iba a su casa y mi padre que le llamaremos Fabio. Me sentía algo molesta pero seguía muy excitada, dispuesta a seguir en cuanto el se fuera a dormir pero eso no ocurrió. Entro en mi habitación, intento ser silencioso pero no servía de nada, yo estaba despierta. Solo entro a comprobar si estaba dormida, el estaba llorando. Se acerco a mi y me dio un beso en la frente como de buenas noches. Yo me sentí un poco mal al verlo así y fingí que me había despertado. Al darme ese beso percibí inmediatamente que estaba borracho.

-¿Papá?- me senté en la orilla de mi cama mientras el intentaba salir igual de forma silenciosa.

-Perdón… te desperté…

-No te preocupes por eso… ¿Por qué estas llorando?

-Ya sabes… el Cruz Azul… que le vamos a hacer…

-Si te sientes muy mal por eso puedes dormir aquí conmigo hoy, para que no te sientas tan solo. -Me arrepentí en cuanto dije eso, o sea no quería que se sintiera mal y menos solo pero yo quería masturbarme salvajemente en cuanto se durmiera en SU habitación.

-Esta bien hija… hazme lugar ahí en tu cama…

Nos logramos acomodar los dos ahí. El estaba boca arriba y me abrazaba con un brazo mientras que yo estaba de lado, con uno de mis brazos encima de su pecho. Se quedo dormido a los pocos minutos. Los perros ladraban fuera de la casa, comenzó a llover y se escucharon un par de truenos, yo estornude una vez pero nada lo despertaba, se había quedado completamente dormido.

Siendo sincera, nunca había sentido atracción por Fabio, un hombre que en ese entonces tenia sus 40 años, antes, cuando yo era mas niña el solía ir al gimnasio pero desde que mama murió el dejo de hacerlo, aunque aun se veía fuerte. No sabia porque estaba viéndolo de esa manera pero mi vagina aun me gritaba su deseo por ser desvirgada y justo frente a mi estaba la mejor oportunidad posible en ese momento.

El llevaba un short de mezclilla y obviamente su playera de Cruz Azul. Primero antes de siquiera desabrochar su short comencé a tocar su miembro por encima de su ropa. Aun siendo la verga de mi padre, al ser una experiencia completamente nueva para mi, no podía evitar sentirme excitada e intrigada. Su miembro sin estar erecto era muy grande, no podía creerlo, mi padre tenia ya grande su verga aun sin estar excitado (Con el tiempo descubriría que de hecho al estar excitado su tamaño básicamente no cambio, creo recordar que se le conoce como pene de exhibicionista o algo así)

Me estaba mojando mucho con la idea de saboreárselo por completo y después tenerlo dentro de mi así que, comencé a desabrochar su short, le baje el cierre también y como pude lo baje lo suficiente como para también poder bajar su bóxer y sacar por completo su verga, la cual era la primera que veía en toda mi vida. Aun estando oscuro mi cuarto podía ver su cabeza y se me antojo muchísimo mas. No aguante demasiado antes de meterla en mi boca. Obviamente no se parecía en nada al mango de mi cepillo ya que además aun no estaba dura. Empecé a mamarla lo mejor que pude, a medida que mi boca la metía y la sacaba sentía como poco a poco se comenzaba a poner dura. Me detuve un momento para voltear a verlo a el pero aun seguía en la misma posición. Se veía igual de dormido. Yo aun con miedo pero muy excitada seguí mamándosela ahora mas lento, aumentando el ritmo poco a poco.

Voy a dejar esta parte aquí. Mañana escribiré y subiré el resto.

Besos y saludos a todos, les recuerdo que pueden hablarme a mi correo o comentar el relato. Nos leemos pronto de nuevo.