Mi primera vez feminizado

Primera historia de como mi novia me feminizó y me utilizó como una putita

Llegue a su casa otro viernes más tras salir de la universidad

Por suerte ella ya había llegado de trabajar, no eran más de las 6 de la tarde pero afuera ya era de noche y llovía bastante..

Me recibió con unos besos apasionados, mordiscos suaves en el cuello, sus manos querían bajar por mi pecho hacia mi entrepierna.

Me quito la camiseta, yo me fui desnudando, y fuimos dejando la ropa por el pasillo, tropezando, ciegos, porque solo queríamos comernos el uno al otro.

Como hacia tan mal tiempo, nadie quería salir. Sin ningún compromiso social, nadie nos molestaría con llamadas o mensajes.

Aquel era su día, ella mandaba y yo hice todo lo que quiso y como ella quiso.

Tenía algo en mente pero no me lo quiso decir, de momento solo me arrancaba la ropa para hacerlo.

Nos tumbamos en su cama, una cama grande, cómoda y firme, perfecta para hacer cualquier cosa.

Ese día estaba cachondisima, todo su coñito esta mojado, ni si quiera quiso quitarse la camiseta y el sujetador.

Con una mano me agarro la parte de atrás de la nuca y me besó, mientras que con la otra mano me agarro la polla y la alineo con su chochito para que yo la empujará.

Empezamos el va y viene, cada vez más intenso, nuestros labios apenas se separaban, solo para jadear y respirar. Y entonces la empece a empotrar como a ella ale gustaba. Llegamos  a una velocidad vertiginosa, cada vez que entra entraba tocaba su utero, su clitoris parecía que iba a explotar, y ya se había corrido 3 o 4 veces.

Le di la vuelta y la puse a cuatro patas para seguir.

Ahora sentía aun más el tamaño de mi gran polla, la llenaba toda por dentro y solo podía correrse una y otra vez.

Al rato me pidió que me pusiera debajo.

Bajamos el ritmo, exhaustos, y era ella quien sabia y bajaba, besándome el cuello.

Ya se había corrido como 8 o 10 veces, pero seguía en plan salvaje, cachonda perdida.

Bajando la cabeza y me cubrió con su melena la cara, me mordió un poco mi oreja, y me susurro: -“Esta noche vas a ser mía, putita, ahora me vas a obedecer bien, porque tengo preparado algo genial para tu chochito, ¿quieres?”

-“Si….” -Le respondí en un gemido.

Yo estaba a punto de correrme, pero ella se levanto de repente quedándose a mi lado y susurrándome: “Ahora harás todo lo que yo te diga, y ya veras que bien nos lo pasaremos.”

Se veía en su cara que se estaba resistiendo porque quería más, pero se aguantaba porque sabia que lo bueno llegaría en un rato.

-“Toma, pontelas” -me dijo mientras me tendía unas braguitas negras. -“Ahora te toca llevarlas hasta que yo te diga”

Eran nuevas, de talla más grande para que me sintiera cómodo con ellas.

-“¿Te gustan?”, Me pregunto

“Si, por supuesto”, respondí encantado.

Ya eran más de las 7, así que habia que pensar en la cena, y como no teníamos todo lo que necesitamos, bajamos a comprar.

No me quedo más remedio que ponerme los pantalones encima de mis nuevas braguitas y bajar al super.

Intentaba no pensar en ello mientras paseábamos por los pasillos de la tienda, pero a ella le parece divertido ponerme la mano en el culo y estirarme disimuladamente de las braguitas. “A sí me gusta putita”, me susurraba.

Ya en casa, nos cambiamos en pijama para estar mas cómodos, pero ella no se pudo resistir a estirarme de la parte de detrás y decirme:

-” Que mono se te vería con sujetador…”

-“Ahora hagamos la cena”

Terminamos de cenar y ya llevamos casi dos cervezas cada uno, la risa floja aflora. “Que tienes pensado hacer ¿ehhh?”, le pregunte.

-“ Ya veras nenita, no te preocupes, tu hoy vas a ser mía”

Íbamos ya borrachitos, y me costaba un poco centrarme. Ademas estaba muerto de ganas por saber que quería hacer conmigo, y tambien seguía super cachondo.

Llevar braguitas hacía que estuviera empalmado sin remedio. La idea de vestirme como una nena me pone siempre chachondo.

Y de repente apareció por la puerta....

Llevaba puesto un arnés, unas esposas en una mano, y el bote de lubricante en la otra.

-“Ven aquí mi putita hermosa”

Yo me puse a 100, mi polla se me salía de las braguitas por arriba y ella estaba mas cachonda que nunca.

Se acerco, me hizo ponerme de rodillas y me dijo :

-“Lubricala bien…”.

Yo agarre su culo, y me metí esa enorme polla en la boca.

Empece pasando mi lengua por encima, pero ella me empujo un poco la cabeza y acabe metiendomela en la boca, chupandola, lamiéndola, mordiendo un poco.

Ella se regocijaba de lo bien que lo hago:

-“Así es, muy bien, sigue…”

-“Ahora recuéstate y pon las manos en la cabeza”.

Obedecí y me puso las esposas.

Me quito los pantalones del pijama pero dejándome las braguitas, que ya no conseguían cubrir a mi pene  que se salía por todos los lados.

Se subió a la cama y se puso entre mis piernas, apoyo su polla encima de la mía y vino hacia mí para suturarme: -

-“¿Qué quieres?”

-“Polla”, jadee

-“¿Quieres polla, putita?”

-”Sii, dame polla “

-“ Muy bien, pero primero hay que lubricarte bien”

Me saco las braguitas y empezó a echarme lubricante por el chohito. Como estamos borrachitos, se dilató todo enseguida.

Poco a poco me fue presionando su glande sobre la entrada de mi chochito, agarrando la cadera. Un poquito y luego lo sacaba, un poquito más a dentro y luego fuera.

Mientras iba tocando mi polla arriba y abajo para que me relajará más.

Así al cabo de 5 minutos pudo empezar a meter mas de la puntita, y yo te dije:

-“Folllamé…”

Entonces empezó a deslizarla más a dentro, sentía como ya no me apretaba si no que entraba hasta el fondo.

Subio el ritmo, follandome el culito , cambiando un poco de postura, besándome, preguntándome si me gustaba y recibiendo sus correspondientes: “me encanta”.

Al rato pudo ya empotarme más y mas deprisa, yo estaba en el cielo. Sentia como su polla recorría todo mi culito, cómo salía y volvía a entrar.

-“Dios sí, si, sigue,sigue…” -“Follamé más, quiero mas” gemía sin parar.

Luego me puso a 4, y esta vez, con el chochito dilatado, me empezó a empotrar como una bestia.

Al rato estaba a punto de correrme, pero ella lo notas y paro.

Vino hacia mi y me pidió que se la comiese un poquito, lo cual hice sin pensar

-“Muy bien putita, así se hace maricón ¿quién es mi maricón?”

-“ Yo lo soy, ¡dame más!” Entonces me sonrió.

-“Como te has portado muy bien, ahora te voy a dejar que me lo hagas tu y termines dentro, ¿quieres?”

Así que ahora era yo quien le volvía a poner a 4, ella lo gozaba como nunca, y al final acabe corriéndome en su culito.