Mi primera vez
Les cuento cómo fue mi primera vez... Cómo perdí mi virginidad.
El primer amor no se olvida y de eso quiero contarles el día de hoy. Recuerdo que lo conocí cuando estudiaba la universidad. Él era un chico agradable, llevábamos una clase en común, así que lo veía los viernes, me lo presentó una compañera de la universidad con quien él ya tenía una amistad. Pasó un poco de tiempo antes de empezar a salir juntos, nos dimos cuenta de que teníamos muchas cosas en común, de ahí se dieron las cosas y comenzamos una relación amorosa muy sincera y llena de hermosos momentos.
Recuerdo la ocasión en que salí de compras y él me quiso a acompañar, le comenté que iba por unas blusas y otras cosas.
-¿Estás seguro de que no te cansaras andando de compras? -le pregunté con una sonrisa-. No quiero que te la pases mal conmigo. Ya sabes que me gusta ir de compras y luego me demoro haciéndolo.
-Claro que no me la pasaré mal -me respondió-, será todo un placer acompañarte. Sirve que así te conozco más
Salimos y fuimos a una boutique en donde acostumbro a llegar, estuve viendo unas blusas y vestidos. Él me seguía muy de cerca y me contestaba y sonreía cada que le mostraba un nuevo vestido y le preguntaba qué le parecía.
Estábamos cerca del área de lencería y empecé a ver unos bikinis de encajes muy bonitos, lo miré y le mostré unos que me habían gustado mucho, estaban decorados con flores hechas del mismo encaje todo en color rosa que me pareció provocativo.
-Son bonitos, te lucirán muy bien -dijo mientras metía sus manos en los bolsillos.
-Pues no creo mostrárselos a alguien cuando los usé -dije mientras sonreía-, no me imagino caminando en ropa interior y la gente mirándome, a menos que este en mi recamara y con mi pareja. ¿Cuáles te gustan más? ¿Estos de encaje que traen flores o los de malla color blanco?
-Me gustan los dos, los de encaje se ven bonitos y los de malla te harán ver sexy.
Pude ver como su pantalón dejaba ver que comenzaba a excitarse, así que no quise hacerlo pasar por algo incomodo y tomé ambos bikinis y salí de esa área. Fuimos a pagar y salimos de la boutique, compramos un par de helados de chocolate y caminamos un rato antes de regresar, me dejó en el departamento que alquilaba con unas compañeras y nos despedimos.
Ya estando en mi recamara estuve pensando mucho en él y en cómo se excitó cuando estábamos en la boutique, recordaba cómo se había puesto su pantalón, pude imaginarme su miembro poniéndose duro al mirarme mientras le mostraba los bikinis, eso me estremeció y me hizo desearlo, toqué mi bikini y para mi sorpresa me había mojado de solo pensar en ello, en ese momento decidí hacer algo para poder estar con él.
Llegó el viernes y teníamos clases juntos, al salir del salón nos dirigimos al comedor de la universidad, el edificio estaba un poco distante de las aulas y a esa hora no había nadie en el lugar, así que era un buen sitio para platicar y estar con la pareja. Nos sentamos y hablamos de todo, pero no podía dejar de pensar en lo de la boutique. Iniciaron los besos y roces, me senté en sus piernas y me abrazó por la cintura con un brazo mientras que su otra mano descansaba en una de mis piernas, nos seguimos besando, pude sentir como su miembro endurecía debajo de mí y eso me excitaba.
-¿Me dejas besar tus pechos? -dijo mientras me miraba.
Le sonreí, miré para todos lados y ví que estábamos solos, así que comencé a desabrocharme algunos botones de mi blusa y quité el seguro de mi sostén que estaba por el frente. Dejé mi seno derecho al descubierto y comenzó a besarlo y luego se dirigió a mi pezón para chuparlo con delicadeza, eso hizo que comenzará a excitarme y que mi pezón se endureciera, solo dejó de chuparlo para pasarse al otro seno y comenzar a chupar mi otro pezón.
-Mira cómo me lo tienes, me lo has puesto duro -dije tocado mi pezón derecho.
-Vieras cómo me tienes.
-Ya sentí que se te ha puesto dura -le sonreí pícaramente.
Le pedí que fuéramos al departamento, pues vivía cerca del campus de la universidad y sabía que no estaría nadie, pues por lo general mis compañeras de renta se van a casa de sus familias los viernes para pasarla los fines de semana con ellos; me coloqué el sostén de nuevo y abotoné mi blusa, lo tomé de la mano y salimos para allá.
Llegamos al departamento y entramos a mi recamara, estaba nerviosa, no había estado con otro chico antes, era mi primera vez. Me quité la blusa y el pantalón de mezclilla, solo dejé mi sostén y mi bikini, el de color rosa con encaje de flores, él igual se quitó su ropa, podía ver su miembro abultado dentro de su boxer; él sabía que era virgen, así que noté que me trataba con delicadeza y pasión al mismo tiempo, podía ver dibujado en cada expresión de su rostro el deseo acumulado.
-¿Ese es el bikini que compraste el día que estuve contigo?
-Sí amor, lo compré para esta ocasión. Quiero que sea especial este momento.
Se acercó y de nuevo empezaron los besos y caricias al por mayor.
-Sabes, me gustaría que me lo chuparas. ¿Quieres hacerlo?
-No lo he hecho antes, pero sí me dices cómo hacerlo lo intentaré.
Sacó su miembro de su boxer y pude ver que era grande. Me pidió que me arrodillara y me acercara a él y lo tomará entre mis manos y lo metiera en mi boca, hice lo que me pidió y comencé a chupárselo.
-¿Es así amor? -pregunté mientras lo tenía fuera de mi boca- ¿te gusta así?
-Sí amor, lo haces genial, me gusta cómo me lo estas chupando.
Comencé a tocar sus testículos y sentí que estaban calientitos.
-¿Es mío amor? -pregunté mientras besaba todo su miembro con excitación.
-Es todo tuyo amor, solo tuyo.
Intenté meterlo todo en mi boca, pero no pude y me conformé con seguir chupándolo hasta donde podía, pasaba mi lengua sobre la punta y veía cómo le gustaba que hiciera eso. Sentí que mi bikini se humedecía mucho, quería sentirlo ya dentro de mí, pero igual tenía un poco de miedo. Me lo quitó de la boca y me tomó por lo brazos y me ayudó a levantarme, se quitó su boxer y mientras me ayudaba a quitarme el sostén, comenzó a besar mis labios y luego fue a mis pezones que estaba duros, sentía cómo los estaba chupando tan rico que comencé a gemir de tan excitada que estaba, dejó de chuparlos y me acostó en la orilla de la cama, se fue besando todo mi abdomen hasta llegar a mi vulva, hizo a un lado mi bikini y empezó a pasar su lengua en mis labios y en mi clítoris, sentía que iba a estallar de tanto placer.
-¿Te gusta? -dijo mientras seguía comiéndose mi vulva.
-Sí amor, me gusta cómo me lo estás haciendo -dije muy excitada mientras apretaba mis senos.
Me quitó mi bikini y ví como se tocaba su miembro, preparándolo para introducirlo en mi cosita. Acomodé mis piernas para que el estuviera entre ellas, sentí cuando puso la punta de su miembro en mis labios y despacio fue acomodándolo y metiéndolo en mi vagina, sentía como iba entrando y me dolía, pero el deseo era muy grande y quería lo metiera para que me hiciera suya. De repente sentí que algo se rompía en mí y que entraba todo de golpe, había dejado de ser virgen.
Después de un rato ya no sentía dolor, solo placer. Podía sentir como entraba y salía de mí y gemía de placer.
-¿Te gusta amor? ¿Te gusta cómo te estoy cogiendo mi amor? -me preguntó mientras lo metía y sacaba.
-Sí amor, no te detengas, sigue así… no pares, métemelo todo.
Levantó mis piernas un poco y me acomodó para que viera cómo me la metía. Pude ver que tenía un poco de sangre su miembro, seguía gimiendo de placer y pidiéndole no parará de meterla. Se detuvo y me hizo voltearme para quedar con rodillas y con las manos apoyadas en la cama mientras el se quedaba detrás, entonces sentí que me lo metía otra vez mientras me tomaba por las caderas. Me pidió que me inclinará más y le obedecí, me incliné hasta que mis senos quedaron sobre la cama y pude sentir como entraba mejor su miembro, el movimiento de sus caderas me enloquecía, así estuvo un tiempo metiéndomelo y dándome el placer que había deseado.
-¡¡¡Aaah!!!... Sí amor, métemelo… ¡Que rico amor! ¡Sí bebe, no pares! -decía mientras veía su cara de placer al embestir mi vagina.
En ese momento sentí un estremecimiento en mi cuerpo, él se dió cuenta y sacó su miembro, no pude aguantar y salió un chorro de un líquido de mi uretra y le mojé sus piernas, me había venido por primera vez. Salió otro chorro y sentía que mis piernas me temblaban, todo esto mientras gemía de placer.
-¡Que rico amor! Te has venido… -me dijo mientras me tocaba mi vulva y se tocaba su miembro con la otra mano.
-¡Siií amor! Has hecho que me moje toda. Mira cómo me tienes. Mis piernas me tiemblan amor.
Volvió a colocarse detrás de mí y me tomó otra vez por las caderas, acomodo su miembro en mi vulva que aún chorreaba y pedía seguir siendo penetrada. Sentí de nuevo la embestida a mi vagina, el vaivén de sus caderas al meterlo me excitaba tano como tenerlo dentro.
-¡Sí amor, no pares, métemelo todo! ¡Ay que rico! ¡Sí papi, sí papi, mételo! -dije toda excitad al sentirme penetrada por quien yo amaba y deseaba.
-¡Estas bien rica amor!... Me gusta mucho.
¡Ay sí amor! No te detengas. ¡Cógeme papi, soy tuya!
Sentí que empezó a jalarme hacia el con más fuerza, así que decidí balancearme hacia atrás para ayudarlo a que me lo metiera mejor. No podía creer que me entrara todo su miembro, pues al principio lo ví tan grande que creí, que al igual que me pasó al chupárselo, no entraría todo, pero ahí estaba recibiendo todo eso dentro de mi vagina aún estrecha por ser la primera vez, pero dispuesta a seguir siendo penetrada por él.
-Me voy a venir amor -me dijo.
-¿Ya?
-Sí amor, voy a darte mi lechita. Es toda tuya amor. Te la has ganado.
Y en eso sentí que descargó todo su semen dentro de mi vagina, llenándome por completo. Pude sentir su esperma dentro de mí, lo caliente del líquido que se apoderaba de mi interior. No podía creerlo, allí estaba recibiendo su leche caliente.
-¡Aaah! ¡Qué rico mi amor! -me dijo mientras me jalaba hacia el por las caderas para terminar de venirse dentro de mí.
-¡Sí amor! ¡Qué rico papi! ¡Lléname de tu lechita mi amor! -Le dije mientras el terminaba de llenar mi vagina con su leche.
Termino de eyacular en mi vagina y se acostó a mi lado.
-Me voy a limpiar -le dije después de un momento-, se me está saliendo el semen. Voy al baño.
Me levanté y fui al baño, me comenzó a escurrir mucho semen de la vagina por la pierna, pensé en lo que acababa de pasar y sonreí. Me estaba limpiando y en eso entré él.
-Mira cómo me sale… Me llenaste de leche toda la vagina -Sonrió al escuchar lo que le decía.
Nos bañamos juntos y al terminar fuimos a la cama para estar otro rato, nos abrazábamos y besábamos, mientras seguimos disfrutando de ese momento juntos.