Mi primera vez en un club

Mi exnovio me convenció para ir a un club swinger y no termino nada bien

Hola a todos, después de contaros la primera experiencia con mi madre he de deciros que estoy muy agradecida por los comentarios, aunque hay otros que dejan mucho que decir, que me guste follar no significa que por mandarme guarradas en un mail vaya a ir con las bragas en la mano. Pero bueno hay de todo.

Quería contar lo que paso después del día de playa. Después de haber tenido el encuentro en la playa, lo cierto es que la relación con mi madre mejoro, nos sentábamos le contaba lo que hacía con los chicos, quien me gustaba etc. Eso si yo jamás le dije nada de lo que me parecía que le hubiese sido infiel a mi padre y ella tampoco dijo nada de eso, es más llegaba a pensar (y confirmé con el tiempo) que mi padre lo sabía y el hacia lo mismo. Pero esa es otra historia. El caso es que en una de nuestras conversaciones le conté que Jorge (el novio que tenía por aquel entonces) me había propuesto ir a un club de intercambio y que me atraía la idea pero que me daba miedo como era, pues había oído de todo.

Mama me dijo que un buen amigo de mi padre tenía uno y que si quería nos acercábamos a verlo y si me gustaba podía decirle a Jorge que sí. Al día siguiente mi madre llamo al dueño y quedamos con él por la tarde, simplemente para que me lo enseñase y que el me conociese.

Llegamos al club y en la puerta nos explicó cómo funcionaba y nos lo enseño. Así que decidida esa noche fui con mi novio, me puse muy sexy, zapatos de tacón alto, vestido de tirantes que me hacia unas tetas impresionantes. Jorge alucino cuando me vio, nos fuimos al club y pasamos a la zona de barra-discoteca. En el local había gente, estaba bastante animado, había parejas que se besaban y otras bailaban, tocándose. A media luz distinguimos gente de todas las edades, pero francamente, aunque había gente joven, creo que éramos la carne más fresca del lugar y en cuanto entramos, fuimos el foco de muchas miradas.

Se nos acercó una pareja de unos 60 años, él ya calvo y ella muy rubia, algo más joven que él, pero madura.

–    No os habíamos visto nunca por aquí, ¿es vuestra primera vez? – nos dijo el hombre.

–    Sí, teníamos curiosidad.

–    ¿Queréis bailar?  – preguntó.

–    Íbamos a pedir una copa- les contestó mi novio, Jorge.

–    Ah, bien, entonces nos vemos después – y se alejaron, sonriéndonos.

Al menos, captaban pronto las indirectas.

–    ¿Estás seguro, Jorge? ¿No nos habremos equivocado de sitio, ¿verdad?

–    Tranquila Tere, es sólo el principio y como ves la gente no insiste. Relájate – Y me abrazó, bajando sus dos manos a mi trasero

–     mm qué culito, sabes que me encantaría partírtelo no? ademas no se te notan las braguitas ¿es que no llevas?

–    No hoy mi coñito esta rasurado y mojadito para ti, mi culito no se toca cariño, ese es solo para que me lo azotes (le dije, mientras ponía mi mano en su bragueta y notaba toda su poya dura en el pantalón)

Desde la barra veíamos como entre algunas parejas iba subiendo el tono y se marchaban de la habitación, la verdad que la atmósfera era muy erótica y aunque estaba tensa, estaba muy cachonda, yo era un poco reticente pero Jorge tenía esta fantasía desde hacía  mucho tiempo y poco a poco me la había ido metiendo en la cabeza. En estas estábamos cuando entró una pareja que llamó nuestra atención. Él era alto y moreno y ella era castaña clara y muy esbelta, destilaban elegancia y estarían en la cincuentena. Ambos les miramos y ellos lo notaron y nos sonrieron, acercándose a nosotros. La falda de vuelo que ella llevaba parecía flotar.

–        Hola, sois nuevos por aquí, ¿verdad? – nos preguntó ella, con una sonrisa.

–        Sí, es la primera vez que venimos…

–        ¿Estáis casados? – preguntó él, tenía una voz muy profunda.

–        No, todavía no –contesté yo – ¿vosotros sí?

–        Sí, desde hace 36 años, venimos aquí de vez en cuando, para avivar la llama – me respondió ella, guiñándome un ojo. – Soy Raquel y él es Pedro – Y ambos nos dieron dos besos, largos, reteniéndonos un poco más de lo acostumbrado.

–        Vaya, me encanta tu vestido, estás increíble – dijo Raquel y me agarró un brazo – da la vuelta.

Di una vuelta y los tres me miraron.

–        Eres un hombre afortunado – le dijo Pedro a Jorge – tiene un culo perfecto y menudas tetas

–        Pues no digamos tu mujer, debajo de esa falda tan vaporosa se intuye una maravilla… ¡y qué escote!

Raquel llevaba un escote al que no podía dejar de mirar, se me iban los ojos. No tenía los pechos tan grandes como los míos pero los tenía turgentes, redondos y la camiseta estaba estratégicamente colocada para insinuarlos.

–        ¿Te gusta? – le respondió Raquel – Puedes tocar…

Jorge me miró, como pidiendo permiso y un poco asustada se lo di. Le puso la mano en el pecho izquierdo, por encima del top y la movió muy despacio, cerrando ella los ojos. Pedro se había acercado a mí y había puesto su mano en mi cintura, poco a poco la iba bajando. Raquel ya estaba abrazando a mi novio y nos miraba de reojo, mientras Jorge empezaba a explorar su falda con la mano libre. Se besaron y Pedro seguía tocando mi trasero, la pareja nos miraba, pero yo seguía un poco tensa no por Pedro, sino porque empezaba a pensar que a Jorge le gustaba mas ella que yo, siempre he sido que sere muy zorra pero cuando estoy con alguien es solo con esa persona.  Raquel se separó por un instante.

–                 Voy al baño, ¿vienes conmigo?

–                 Vale

Me agarró de la mano y me guió por la pista hasta el aseo.

–        ¿No has notado cómo te miraban todos?

–        Sí, bueno, nos miraban.

–        Te miran a ti, Tere, ¿sabes por qué?

–        No – contesté, se había acercado a mí.

–        Porque pareces todavía una niña y todos quieren quitarte la inocencia. Tan delgadita, con tu pelo, tus rasgos dulces, y esas tetas y ese culo…

Y me besó. Era la primera vez que me besaba con una chica. Mientras movía su lengua despacio dentro de mi boca, metió su mano por el escote y agarró mi pezón. Lo acariciaba y lo estrujaba, volviéndome loca. Busqué el pecho que hacía poco había estado tocando Jorge, sintiendo su pezón erizado. Se separó de mí.

–                 ¿Te sientes mejor?

–                 Me siento increíble, me has tocado exactamente como me gusta, me has puesto..

Me interrumpió poniéndome un beso en los labios.

–                 Imagínate qué más puedo hacer… pero, vamos con los chicos, estarán esperándonos.

Al volver Raquel agarró a Jorge.

–                 ¡Vamos a bailar!

Pedro me llevó también a la pista. Volvió a poner una mano en mi culo, con la diferencia de que ahora yo la deseaba ahí. La otra la subió hasta mis tetas.

–        Me encantan tus tetas- me susurró mientras me acariciaba – Deja que te las toque mejor. Y mientras me besaba abrió el escote de mi camiseta  dejando un pecho al descubierto, a la vista de todos.

Lo manoseaba y bajó a chuparlo. Algunos curiosos nos miraban y por supuesto Raquel y Jorge no nos quitaban ojo.

La erección de Jorge se veía perfectamente a través del pantalón mientras bailaba con Raquel. Pedro me dio la vuelta, para frotar su paquete contra mi culo, quedando mi pecho expuesto a todos. Entonces Raquel se acercó y se inclinó para chuparlo, después me volvió a besar y metió su mano bajo mi bestido hasta mi coñito. Jorge no quería quedarse atrás así que su mano desapareció debajo de la vaporosa falda de Raquel, buscando su rajita, lo mismo que Raquel hacía conmigo. Se había apoderado de mi coño y movía su dedo frenéticamente, frotando mi clítoris. Pedro me sacó el otro pecho y tocaba los dos, yo jadeaba, entrecerrando los ojos, casi sin ver a los curiosos que nos miraban. Mi coño chorreaba y yo empezaba a contraerme. Raquel también empezó a gemir, el dedo de Jorge parecía estar haciendo efecto y yo no pude aguantar más y entre jadeos me corrí, de pie, delante de todos, con los pechos fuera en medio de la pista. El orgasmo fue tan fuerte que casi me doblé 90 grados, apretando mi culo contra el paquete de Pedro. Jorge estaba alucinado y dejando un momento a Raquel, me besó y me dio las gracias al oído.

–             Chicos, ¿qué os parece si pasamos a un reservado? – propuso Raquel.

Los dos aceptamos y nos fuimos de la pista. Cuando caminaba el hombre que nos había hablado al principio me paró y me tocó un pecho, diciéndome que había sido una escena estupenda. Estaba tan en otro mundo, tan cachonda, que no me había dado cuenta de que seguía llevándolos fuera. Le dije que quizás hablaríamos luego y me fui, siguiendo a los otros tres.

Ya en la habitación, Raquel nos dijo que necesitaba que alguien la calmase, que no se había corrido aún y no podía más. Se desnudó entera y después se tumbó en la cama. Pedro me quitó el vestido y me metí entre las piernas de Raquel, empezando a lamer su coñito, poniendo mi culo en pompa. Raquel le pidió Jorge que pusiera la polla en su boca y Pedro, tras comprobar que mi coño estaba empapado, me envistió con su miembro, dejándome casi sin respiración. La tenía muy gorda y me estaba llenando entera, el me follaba mientras metía su dedo en mi culito. Yo gemia mientras me comia el coño de Raquel. El coño de Raquel era el primero que me comía y su sabor me encantó.

Le metí la lengua en la vagina y con el dedo le frotaba el clítoris. Con la polla de Jorge en la boca no podía gritar pero gemía como una loca y finalmente se retorció, corriéndose entre espasmos. Ahora que su coño estaba preparado, Jorge quería probarlo así que me pidió que le cediera el sitio y la penetró, envistiéndola como si no hubiera mañana mientras Raquel se agarraba las tetas.

Pedro había acelerado la marcha en mi coño y de repente me introdujo otro dedo en el culo. Jorge todavía no me lo había estrenado y tener dos dedos me puso a cien. Con las manos me separé las nalgas, pidiendo más, quería que mi culo fuera de Pedro. A mi lado Jorge no podía más y se corrió, rociando las tetas de Raquel de leche, soltando un gemido animal. Pero Pedro tenía cuerda para rato.

–                 ¿Quieres que te folle el culo? – me preguntó Pedro.

–                 Sí, por favor, métemela en el culo.

–                 Espera, tenemos que ir despacio para que no te duela. Raquel, ¿puedes ensalivarlo y dilatarlo?

Raquel se levantó y con las tetas llenas de la leche de Jorge se puso manos a la obra con mi culo. Lo lamió, metió un dedo, luego dos, luego tres. Pedro me estaba haciendo un dedo y yo estaba a punto de correrme otra vez.

–        No te corras aún, quiero que te corras con mi polla dentro.

–        Se colocó detrás de mí y puso su glande en la entrada de mi ano. Empujó y entró la punta.

–        ¿puedes devolverme el favor, Tere? Quiero que Jorge me folle a mí también el culo.

A penas podía chupar su ano, Pedro me empujaba con fuerza, me dolía y me encantaba notaba su pya dentro de mi, me partia en dos y me encantaba. Jorge me estaba tocando las tetas y finalmente me tocó el clítoris.

–        ¡Qué estrechito! , como le voy a dejar el cullito a tu novia (dijo mirando a Jorge)

No pude más, me sentía muy puta, estaba siendo partida en dos por un tío al que no conocía pero que follaba como los ángeles y me encantaba y me corrí, con la polla de Pedro en el culo. Al verme derrumbar, Pedro aceleró las envestidas, me empujaba como un toro. Me preguntó si quería su leche en mi boca y dije que sí, abriéndola de par en par cuando la sacó de mi culo y me apoyó la punta de la poya en la lengua.

–        Cómela zorrita– me dijo, mientras me llenaba la boca con su semen

Entonces yo le liempie aquel miembro tan increíble con mi lengua:

-          Que bien te han enseñado a tratar a los adultos zorra (yo solo sonreí)

Caímos exhaustos sobre el colchón mientras Jorge penetraba el culo de Raquel: el suyo estaba acostumbrado y había acogido la poya de Jorge rápidamente. Raquel me pidió que fuera hacia ella y mientras estaba a cuatro patas bajó la cabeza para besarme y comer los restos de la leche de Pedro que quedaban por mi cara. Yo mientras le acariciaba el clítoris hasta que se corrió, apretando la polla de Jorge, que no pudo más y descargó todo en la entrada de su ano, metiéndole algunas gotas dentro.

Después de un rato tumbados, Raquel y Pedro se levantaron nos dieron un beso y se fueron. Jorge estaba medio muerto y yo necesitaba ir al servicio. Me levanté y desnuda me dirigí al servicio, estaba aún extasiada y cachonda perdida por la situación, cuando el hombre al que había visto antes, se me quedo mirando y entro al servicio detrás de mí.  Me senté a mear, las puertas de los servicios no se cerraban así que el hombre la abrió y delante de mí empezó a masturbarse, su poya era pequeña y lo cierto es que lejos de darme risa me puso muy guarra y yo también me empecé a masturbar, él se corrió y su semen me salpico las tetas y al notar ese calor yo me corrí. Él se acercó a mí y me dijo:

-          Gracias niña (mientras me besaba en los labios)

-          Gracias a usted caballero.

Me limpié el semen de mis tetas, volví a la habitación, Jorge se había vestido, yo también lo hice y nos fuimos. Camino a casa lo notaba raro y al preguntarle que le pasaba solo me dijo:

-          Mira Tere me he dado cuenta esta noche de que eres una guarra, no quieres que yo te parta el culo y resulta que al primer tío que viene se lo regalas…

Yo no sabía que decir, tenía razón, pero solo tenía ganas de llorar porque me estaba dejando, salí del coche y subi corriendo a casa, al tiempo me entere que Jorge iba diciendo por ahí de todo de mí.

Así que Jorge si me lees, espero que te haya quedado claro que SÍ soy una guarra y me encanta.