Mi primera vez duro...

La primera vez que tuve sexo fuerte, en el baño de un bar...

Hola, me llamo linda, les dejo una foto algo borrosa pero ahí está:

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Este es mi relato:

Me encontraba sola un viernes por la noche, de vacaciones, sin mucho que hacer, y fue cuando decidí salir a divertirme. Me puse mallas negras, un corset y mi gabardina negra de piel. Llegaba tarde a aquel bar en la zona, donde siempre encuentro "amigos" con quien divertirme, y esa noche no fue la excepción.

Apenas llegué me dí cuenta de que una chica alta y robusta me miraba detenidamente, alta como de 1.75 ya que yo mido 1.54. En fín, me dirigí a la barra y pedí un trago. Al poco rato se me acercó y platicamos, su voz era gruesa y creo haber exagerado cuando dije que era chica, si ustedes me siguen. Me senté en sus piernas y ya nos encontrábamos besándonos y acariciándonos por todas partes, me decía pequeña en lo que recorría, de un solo impulso, de mis piernas hasta mi estómago. Yo por mi parte jugueteaba con sus pechos y su cabello. De ronto me tomó del cabello y me levantó, me dijo -acompañame al baño chiquita- y aunque fue algo nuevo para mí debo admitir que me exitó un poco.

Al llegar me cedió el paso, solo para tomarme de las nalgas en un apretón que me hizo saltar, por suerte el baño estaba vacío en ese momento, o por lo menos a la vista. Me jaló dentro de un escusado y cerró la puerta. Me tomó por el rostro sujetándo mis cachetes con las palmas de sus manos, haciéndome piquito la boca y me arrebató un beso, para después arrojarme y caer sentada en la tapa del retrete. Miré consternada el pequeño espacio y trataba de escuchar nerviosa si alguien nos había visto, me calentaba poco a poco mientras sus manos levantaban esa falda que en realidad no era muy larga.

Dejó al descubierto sus pantaletas oscuras donde figuraba un bulto que iba creciendo, colocó mis manos en sus nalgas y me dejó acariciándolas en círculos. Me sostuvo del cabello nuevamente y me besó. Se levantó y me dijo:

  • Hora de comer chiquita -

Estaba aterrorizada porque no sabía si nos encontrarían y no sabía lo que nos harían si pasaba, pero a ella parecía no importarle, solo se dedicaba a sacar un trozo de carne que debió haber sido como de 16 cm y algo ancha, que cuando ví me quitó algo de la preocupación que tenía, a fin de cuentas ya estaba ahí. Sentí su olor penetrante y saqué la lengua, comencé a lamer la cabeza mientras la examinaba de lado a lado, de vez en cuándo la miraba hacia arriba y me encontraba su rostro sonriendo, regresando mi mirada. Su mano no dejó mi cabello ni un segundo y me susurró que abriera mi boca. No podía moverme bien y ella acercaba su pene a mi boca, deslizando su glande entre mis labios y, cuando di la primera succión para probar ese sabor amargo y salado, ella se impulsó al frente y me obligó a tragarlo todo. Comenzó con pequeñas arcadas ya que nunca me habían cogido por la boca, su vientre chocaba con mi rostro y no podía detenerla, mis manos apretaban sus grandes glúteos mientras ella jugaba a entrar y salir de mi garganta, entre susurros sucios pero cachondos, entre palabras que yo no podía decir y se perdían en sonidos de dominación. Por momentos dejaba de arremeterme para que pudiera recorrerla y masturbarla, me cacheteaba y me pasaba su miembro por el rostro, como dejando marca de que había dominado a esta pequeña niña. Me tomaba de la barbilla y me juntaba los labios para besarme y luego darme golpecitos con su verga, y me poseía de nuevo, hasta el fondo. Al límite del vómito yo seguía, con la baba cayendo de mi boca y sus huevos agitándose en mi barbilla. Intenté alejarla en varias ocasiones pero se repegaba y me mantenía con la boca llena, mi rimel se corrió en lágrimas por el esfuerzo, cuando sin previo aviso me dejó toda la sorpresa dentro, tembló y comencé a sentir algo caliente que no paraba de llegar.

  • Traga puta. Y después límpiame la verga -

Fue la arcada más grande que tuve, cuando su semen se vaciaba en mis adentros, apenas pude aguantar y me lo tragué, espeso pero rico, y le limpié el sable mientras se iba achicando.

-Te gustó mi verga verdad cariño? está grande no? -

No respondí porque aún recuperaba mi aliento, pero sonreí junto con ella. Se acomodó sus ropas y dió media vuelta para salir del retrete. Yo seguía muy caliente y para este momento ya no tenía preocupaciones, además que auque me gustara mamar siempre es cuestión de dos, las dos terminábamos o nada. la cogí de las caderas y la acerqué con todas mis fuerzas, mi rostro se clavó en sus nalgas y deslizé mi lengua por en medio de ese olor intenso que había entre ellas. me levanté y me subí al escusado.

  • Quieres que te chupe tu peque...- No terminó la frase cuando ya estaba abofeteándola.

  • Pequeño?

La tomé del cabello al igual que ella había hecho conmigo y sonreí, más por la sorpresa que se llevaría cuando viera lo que tengo bajo la tanga. Me bajó mis mallas y la tanga, abrió bien los ojos mientras jugaba con mi dote en una mano y la puse a mi disposición. estaba demasiado excitada para hablar, nunca había usado mi pene para someter a alguien, pero en ese momento lo probé y me encantó. Sentirtodo el control, poseyendola y mirándola hacia abajo, sabiendo que se lo comería entero y que era mía para hacer lo que quisiera. le recorrí el rostro y le dí cachetadas con el miembro, que no dejaba de estar duro, lo puse en su boca y ahogué un no que intentó decirme. Sus labios frotaban tan bien el ancho de mi verga que no podía detenerme. Los sonidos que producía el atragantarse me ponían a tope, sus ojos suplicantes mientras sus señas decían que no podían más me llenaron de lujuria. No me importó que llorara, ella había comenzado y yo lo iba a terminar. Ni siquiera dejé que lamiera mis testículos y eso que me encanta, no, ahora solo pensaba en que tenía que cogermela y ella tenía que mamar hasta que me viniera. Le tapé la naríz y la cacheteé, le dije que me hablara y no la dejé hasta que lo intentó. Aaaahh que rico era aquello, que intentara hablar con la boca llena, viendo mi verga que considero de buen tamaño destrozando su garganta. Se la dejé adentro y golpeé su nuca hacia mi vientre, para que entrara toda y justo después sentí que me venía. Se la saqué y terminé en toda su cara, jamás me había corrido así, pero lo atribuyo a lo fuerte de la experiencia. No tuve que decirle que abriera la boca, estaba domesticada. Me limpié en su rostro y dejé que la mamara un rato. La giré y jugueteé un poco en sus nalgas, pero no la penetré, ya había terminado con aquel asunto y ella estaba como asustada. La besé y salí rápido, me miraron unas chicas que estaban en el baño y solo sonreí. Fuí directa por mi trago y lo terminé de un jalón. Salí por la puerta y me dirigí a casa, todo había salido perfecto.

Este es mi relato, espero que les haya fascinado como a mí, el como me adentré a este mundo de la dominación, aunque no siempre debe de ser así. Besos, cambio y fuera...