Mi primera vez dominando 1.2

Acabo de llegar a su casa y el bulto que hay en mi pantalón está a punto de estallar.

Las 18:30 y ya estoy casi delante de la puerta. Ya me vale joder, tenía que llegar tarde, no media hora antes. Así sólo voy a conseguir cargarme el personaje.

¿Qué tal voy vestido? No sé, creo que es lo más imponente que tenía (que no es mucho). Llevo una chaqueta vaquera encima de una camiseta blanca, con unos vaqueros ajustados y una zapatillas. Desde luego imponente no soy pero hay que ver el buen culo que me hacen estos pantalones. He pensado en maquillarme para parecer más mayor pero qué va, no tengo ni puta idea de maquillarme y habría acabado hecho un payaso.

Bueno, ¿qué hago?¿Me doy un paseo? A lo mejor puedo aprovechar la situación. ¿Qué hora es? Las 18:34.

Abro el móvil y me meto en la aplicación. Había pensado en darle mi número de teléfono porque el chat en esta mierda va fatal pero no lo he hecho nunca y podría haber parecido un colgado. Abro el chat:

  • Esclavo, he decidido que voy a llegar 20 minutos antes.

Dios, suena a excusa que te cagas.

  • En 5 minutos estaré en la puerta de tu casa y hay algo que quiero que hagas.

  • Por supuesto amo, dígame qué quiere.

Sí que ha respondido rápido. Uffff, menos mal que me he hecho varias pajas antes de venir porque si no iba a ser complicado esconder el bulto del pantalón.

  • Quiero que me recibas desnudo.

  • Claro amo, así será.

Bueno, voy a ir yendo a su casa. Espero poder contener las ganas de tirarme a él nada más le vea.

Las 18:38. Mira que le follen, voy a llamar al timbre. Soy el amo ¿no? Pues llego cuando me sale de los cojones.

A los pocos segundos se abre la puerta. Ante mis ojos un chaval joven, de unos 18 años (justo como decía su perfil), de algo más de metro ochenta, totalmente desnudo. Durante unos segundos me falta el aire. No puedo apartar la vista de sus abdominales ni de su precioso cuerpo depilado, sintiendo como su polla, aún flácida, me pide a gritos que me tire a ella.

Mierda, ¿cuánto tiempo he estado mirándole? Le miro a los ojos. Aunque es casi imperceptible, sus bonitos ojos verdosos denotan duda por un instante, pero desaparecen en un destello. Se ha dado cuenta de que soy más joven de lo que había dicho, pero parece que no le importa; por el contrario mira distraídamente hacia mi erección, probablemente una de las más fuertes de mi vida, y observo que su preciosa polla empieza a crecer poco a poco.

  • ¿Te diviertes mirando esclavo?

  • No, mi amo, lo siento mucho. No he podido contenerme al observar su belleza.

¿Pero qué dices? Por favor para, o te cogeré la cabeza y te empotraré aquí mismo, delante de todo el vecindario.

Sus ojos miran algo miedosos alrededor buscando rastro de algún vecino; no hay nadie.

  • ¿No vas a invitarme a pasar esclavo?

  • Por supuesto mi amo, he dispuesto una habitación para cumplir todos sus deseos. Aunque si prefiere ir a alguna otra parte de la casa, es toda suya.

  • Vayamos directamente a la habitación.

  • Por supuesto.

Cierro la puerta detrás de mí. Andamos por un largo pasillo hasta la habitación del fondo. Es una casa grande, ubicada casi a las afueras. Parece tener un piso superior con más habitaciones.

Al llegar al lugar observo una amplia habitación, provista de una cama de matrimonio custodiada por dos mesillas y un gran armario anclado a la pared derecha.

El chico se pone en el suelo sobre una rodilla.

  • Amo, lamento haber dudado hace unos segundos, sí cree que merezco algún castigo estoy dispuesto a recibirlo.

  • Así es esclavo, a partir de ahora no quiero que dudes de mis palabras ni de mis peticiones. ¿Cómo podría castigarte?

Creo que lo estoy haciendo bien ¿no? Aunque ahora no se me ocurre qué decirle, le haría tantas cosas.

  • Si me permite la sugerencia amo, en el armario puede encontrar instrumentos para castigarme si lo desea.

Me acerco al armario y lo abro distraído. Apenas puedo esconder mi cara de asombro. El armario está provisto de diferentes disfraces, así como de múltiples juguetes sexuales; desde dildos de diferentes tamaños, bolas chinas o vibradores, hasta instrumentos de castidad. Me fijo en un pequeño candado para el pene (los he visto en algún vídeo porno pero no tengo ni idea de cómo se llama) al lado de una llavecita.

  • Esclavo acércate.

Recojo el candado del armario y sin mediar palabra agarro su pene, ahora flácido, y le coloco el candado. Un pequeño "clack" me indica que está cerrado. El candado le queda muy ajustado, sólo de imaginarme lo apretada que debe estar su polla cuando se excite he empezado a soltar un poco de líquido preseminal. Espero que no se fije en mi pantalón...

  • A partir de ahora llevarás esto hasta que yo decida que no lo necesitas.

  • Como ordene amo.

  • He sido benevolente con el castigo, deberías agradecérmelo.

Se vuelve a colocar de rodillas, pero está vez se arrastra por el suelo y me besa los pies en señal de agradecimiento. Haciendo como que no le presto atención me siento en la cama y me quito las zapatillas, dejándome los calcetines puestos. Por alguna razón esto me pone demasiado, siento que si me toco la polla,aunque solo sea para quitarme el calzoncillo, podría correrme.

  • Lámelos.- le digo.

Arrastrándose por el suelo comienza a lamerme los pies mientras miro distraídamente hacia el armario. Menuda colección, me parece que lo vamos a pasar muy bien. Me quitó los calcetines apartando su cara y los tiro al suelo.

  • No te he dicho que pares esclavo.

  • Perdón amo.

Vuelve a lamerme los pies. Sin los calcetines le cuesta menos, pasa su lengua por mis dedos haciéndome cosquillas, pero la sensualidad que desprende es increíble. La imagen del chico a mis pies me produce un placer indescriptible.

  • Para. Ahora quiero que me quites la ropa.

Se levanta y pone una mano decidida en mi hombro. Pero eso no es lo que quiero. Me acerco y le susurró al oído.

  • No te he dicho que puedas tocarme, quiero que lo hagas con la boca. Aunque te voy a ayudar, esto no hace falta que me lo quites.

Me quito la camiseta y la chaqueta, dejando mi torso descubierto. Me mira de reojo mientras se pone de rodillas para intentar quitarme el pantalón. Su boca empieza a luchar contra mi cinturón, se las apaña para desabrocharlo torpemente y echarlo a un lado. El botón del pantalón le cuesta un poco más, pero el bulto que roza sus mejillas cada vez que lo intenta parace animarle a esforzarse.

Consigue desabrocharlo y empieza a morder la base del pantalón para sacármelo. Ya sólo me queda el calzoncillo, totalmente mojado de líquido preseminal. Sin pensárselo mucho me lo quita, casi arrancándomelo y queda libre mi polla palpitante, totalmente dura.

Me tumbo boca arriba en la cama; no sé muy bien por dónde empezar, así es que por esta vez le dejaré ser original.

  • Esclavo, tengo muchas ganas de correrme, así que ocúpate de que sea de la forma más placentera posible.

  • Por supuesto amo, ¿prefiere que lo haga de alguna forma?

  • Mientras yo no te diga que pares puedes elegir la que quieras.

Le dedico una sonrisa juguetona, que rompe un poco el ambiente, pero por la reacción en su cara parece que le encanta. Sólo con echar un vistazo a su pene encerrado puedo ver qué está a punto de estallar.

Empieza a tocarme: me acaricia el pecho y me toca los pezones. Juega con ellos, los chupa, me acaricia el cuello y puedo sentir su respiración agitada junto a mis oídos. Lleva su mano derecha a mi pene mientras sigue jugando con mis pezones con la izquierda. Empieza a masturbarme lento, su mano va palpándolo todo, curiosa. Coge más ritmo. No quiero correrme rápido pero me cuesta mucho aguantar.

Deja de jugar con mis pezones y baja su cabeza, hasta llevar su boca a mi glande. Lo chupa, controla su lengua perfectamente moviéndola alrededor lamiéndome todo, llenándome de su saliva. De un bocado se la mete entera. La excitación que me produce ver toda mi polla dentro de su boca me hace estar a punto de estallar. Mientras me la chupa mira hacia arriba con la mirada de un perrito que obedece a su amo.

- Ahhhh, lo estás haciendo genial esclavo, sigue.

Lleva una mano a mis huevos y empieza a acariciarlos, poco a poco, mientras su mano sigue su recorrido palpando mi próstata por encima de la piel. Cuando llega a mi culo se para, se lleva la mano a la boca y empieza a meterme un dedo. Estoy a punto, no puedo más. No me he dado cuenta de lo fuerte que estoy jadeando, probablemente haya gritado sin darme cuenta, no me importa, vamos, hazme acabar.

Sin previo aviso me mete otro dedo, llegando a tener los dos completamente metidos. No puedo aguantarme. Sujeto su cabeza contra mi pubis y empiezo a correrme, como una fuente sin parar, durante casi un minuto. Mi esclavo obediente aguanta con toda mi polla en su garganta mientras traga todo el semen que expulsa mi pene.

Cuando vuelvo en mí, veo que está a punto de asfixiarse, pero no se ha quejado, obediente. Le suelto el pelo y echa hacia atrás la cabeza, cayendo en la cama exhausto casi sin poder respirar.

  • Ah...Ah... ¿Ha estado bien amo?.- Dice susurrando, sin aire.

  • Ha sido perfecto.- contesto. Pero todavía quiero seguir.

Sus ojos brillan y aunque está casi desmayado, voltea todo su cuerpo, quedando tumbado en la cama de espaldas, con la polla  a punto de reventar rozando las sábanas.