Mi primera vez de cruising
Un chico que conozco en el bus me termina follando en el parque de al lado de mi casa a mis 19 años. Una follada pare recordar; mi primera vez de cruising.
Les voy a contar la primera vez que hice cruising en mi ciudad, Barcelona. Tenía 19 años entonces, alto y pelo castaño con un buen cuerpo pero sin trabajarlo mucho. Era una tarde de Septiembre y había ido a comer con unos amigos al centro de la ciudad. Por la tarde, casi noche, decidí irme para casa pero como estaba lejos pillé el bus. Siempre que podía me sentaba al fondo del autobús, para poder observar sin problemas a los demás viajeros. Me gustaba imaginar sus vidas, donde iban y de donde venían, y en qué parada se bajarían. Un juego solitario para matar los 45min de trayecto.
No había mucha gente cuando me subí, pero al cabo de unas pocas paradas ya estaba bastante lleno. Ya había detectado algunos chicos bastante guapos, sobre todo un rubio de ojos azules que se estaba comiendo un chicle que era un espectáculo. Se fueron bajando todos los chicos guapos cuando subió un moreno con el pelo castaño y ropa de deporte. Fue directo al fondo del bus y se sentó a mi lado. Yo seguí con mi juego de análisis hasta que el chaval me suelta flojito:
P: La mujer de rosa se baja en la siguiente.
Yo: Perdona, qué dices?
P: Que la mujer de rosa se bajará en la próxima parada, y el hombre de su lado no es su marido, por lo que no se bajarán juntos. También me gusta jugar a esto. Hahahaha
Yo: Lo de la parada no sé, pero el hombre es su marido.
P: En seguida lo veremos. Por cierto, me llamo Pablo.
Yo: Yo, Lucas. Vamos a ver quién gana.
Pablo tenía razón o al menos ella se bajó en la siguiente sin despedirse ni nada del señor de su lado. Después de eso, estuvimos jugando un rato más y hablando un poco de nuestras vidas. Pablo tenía 23 años y había terminado la universidad. La verdad es que era muy amable y muy guapo. No podía dejar de mirar sus ojos verdes y su boca. No quedaba mucho rato para llegar a mi barrio y él justo se bajaba un par de paradas después, así que le pregunté:
Y: Ya que eres tan bueno. Qué te dice tu olfato de detective sobre mi?
P: Mmmm… complicado. Creo que eres un chico humilde por el barrio donde vives, hijo único por tu forma de hablar de los demás y bastante ligón por lo guapo que eres. He acertado?
Y: Todo aciertos, menos lo último. Hahahaha.
P: Pues tienes mucho potencial para ligarte a quién quieras.
Y: Tú crees? Los guapos siempre opináis esto supongo.
P: La verdad es que sí. Hahaha.
Y: Bueno, ha sido un placer conocerte, ya nos veremos, espero. Esta es mi parada.
P: Creo que me bajo y así ando un poco.
Nos bajamos juntos y empezamos a andar en dirección a mi casa. Ya estaba oscureciendo bastante cuando nos acercábamos a un parque. Después de hablar un poco más de temas íntimos y que me confesara que era bisexual, follaba bastante y que en la universidad un chico como yo ligaría mucho, me preguntó.
P: Aun tengo una deducción más; creo que eres muy de cruising.
Y: Pues la verdad es que no he hecho nunca.
P: Pues vives al lado de un parque de cruising eh.
Y: No tenía ni idea.
P: Quieres que nos demos una vuelta.
Acepté entrar en el parque para ver si había gente. La verdad es que tenía mucho morbo la idea que hubiera gente follando entre los arbustos. La decepción fue no encontrar a nadie. Ya al final del parque, me hizo mirar detrás unos arbustos y una valla, pero tampoco vimos a nadie. Aprovechando la ocasión se me acercó y me puso la mano en el paquete para comprobar si estaba cachondo. Le respondí con la misma acción y noté que la tenía un poco morcillona. Me puso bastante y me lancé a sus labios.
Besaba muy bien y tenía una lengua muy habilidosa. Estuvimos un buen rato liándonos hasta que lo tiré al suelo para ponerme encima. Estaba ya muy a tope pero quería besar esos labios mucho rato más. Mientras nos besábamos me iba tocando todo el cuerpo depilado hasta que me puso la mano en el paquete. La tenía muy dura ya y empezó a masturbarme. Al final me la sacó y se la llevo a sus labios. Podéis imaginar lo bien que la comía con unos labios gordos y esa lengua. Me lamía los huevos y la base del pene para después chuparme solo la punta. Me tenía a tope con sus movimientos. Ver como se la metía entera, unos 16cm, era muy excitante. No le daba arcadas así que le cogía la cabeza para follarme su boca a mi merced. Me hubiera quedado así toda la noche pero quería comérsela también, así que le bajé los pantalones para ver ese bulto en los bóxers. Los tenía manchados de precum y tenía un buen paquete. Al bajarle los bóxers salió un pollón directo a mi cara. La tenía más o menos como yo de largo, pero era muy gruesa.
Sus pelos le deban un toque muy bonito así que empecé a comérsela sin pensármelo. Si me la metía toda entera me atragantaba por lo gruesa que era, pero la situación tenía mucho morbo. Él intentaba no gemir muy alto para que no nos oyeran, pero sus caras de placer eran muy morbosas. Tenía a ese chico tumbado en la hierba del parque, con los pantalones bajados y un pollón bien duro para ir comiéndomelo a mi antojo. Mientras se la chupaba empecé a meterme los dedos en mi culo para ir abriéndolo un poco y lubricándolo con saliva.
Quería sentir esa polla en mi culo y que él me follara duro. Con tanta mamada lo tenía a tope y lleno de saliva, así que sin decir nada me senté encima. Fue fácil meterla al principio pero con ese grosor, meterla hasta al fondo costó lo suyo. Al tercer intento ya la tenía clavada entera. Empecé a cabalgarlo lentamente, viendo su cara de placer y besando a esos labios perfectos. Él solo tenía que disfrutar y estarse quieto, era yo quién se movía arriba y abajo, saliendo y entrando. Me cogió mi polla para masturbarme mientras lo iba cabalgando cada vez más rápido hasta que me paró. Me dijo que le tocaba a él, así que puso sus manos en mi culo depilado para agarrarme bien y empezó a meterla frenéticamente. Era una máquina sexual, capaz de meterla hasta el fondo y sacarla rápidamente sin descanso. Yo solo tenía que disfrutar y más aun poniendo mis manos en su pecho para notar esos pelos que tenía tan suaves. Cuando vi que bajaba un poco el ritmo me bajé de su polla y me puse a 4 patas para decirle: “fóllame sin parar hasta correrte”. Sonrió y se me puso detrás, clavando su polla hasta el fondo de un solo golpe. Grité un poquito y él de inmediato me puso la mano en la boca. “No puedes gritar eh” me decía mientras me embestía como un animal. Me estaba abriendo el culo como pocos lo habían hecho antes con esa polla tan gruesa metida entera. Me follaba a un ritmo muy alto y el sonido de sus huevos chocando con mi culo nos acompañó un buen rato. No quería que se acabara pero era inevitable. Él aumentó un poco más el ritmo mientras me decía que se iba a correr. Yo, que me estaba masturbando frenéticamente para aguantar esas embestidas, empecé a correrme en la hierba mientras notaba sus espasmos. Me llenó el culo de lefa porque me lo notaba muy caliente mientras él iba diciendo “me corro, me corro, me corro…”. Cuando acabó parecía exhausto y me abrazó un buen rato. Al final sacó su polla ya flácida de mi interior, lo que hizo que se cayera un poco de semen en la hierba.
Nos pusimos de pie y antes de subirme los pantalones pasé mis dedos por mi culo para limpiar la entrada. El poco de semen que se había salido me lo llevé a la boca para probarlo. Estaba muy caliente y bastante bueno, así que era una pena que me hubiera preñado en vez de acabar en mi boca. Al final nos terminamos de vestir y nos fuimos dejando mi semen en la hierba de un rincón del parque.