Mi primera vez con una mujer madura. Capítulo 2.

Cuando Elena mandó a la mierda a Luis y se me abrió las puertas del cielo

Antes de leer este relato, les recomiendo que lean la primera parte. Gracias por sus comentarios.

Al entrar en la habitación Elena se sentó en la cama y de un tirón me bajó el pantalón del pijama dejando mi polla al aire que aún está en medio reposo, sin pensarlo se la llevó a la boca mirando a Luis.

Este, no lo dudo, y mientras Elena seguía a lo suyo, me puso a quitarla la blusa y desabrochó su sujetador dejando al aire sus tetas. Llevó mis manos, para que supuestamente por primera vez para él, amasase esos preciosos pechos. Me dijo, a que están duros para una madura como Elena, los ojos de Elena echaban fuego por los ojos. Cuando tenía la polla ya en su plena exposición, me llevó al baño, dejando a Luis en la habitación, diciéndole, voy a ducharme con Juan, para hacer realidad todos sus sueños.

Luis, le dijo, quiero ver como se corre, no hagas que pierda fuerza. Cabrón, pensé. Al entrar en el baño, le dije a Elena la conversación que habíamos tenido Luis y yo. Elena no salía de su asombro, cómo, me preguntó, pues eso, que quiere comerme la polla. En la ducha, vi como la cabeza de Elena no paraba de maquinar, pasaba su mano por mi polla para que no fuera perdiendo su tamaño. Hasta que me dijo, está bien, quiere chuparte la polla, pues va a disfrutarla, Juan me tienes que seguir el juego, y prometo que esta noche harás de mi lo que quieras.

Salimos del baño, y Elena me dijo, túmbate en la cama, que voy a hacer realidad todos tus sueños. En ese momento, Elena echó mano de la polla de Luis, que estaba a medio hasta, y empezó a chupársela mientras, mientras Luis pasaba su mano por el coño de Elena, el espectáculo, me tenía embelesado, no sabía como actuar, y en un momento dado, sacando la polla de Luis de la boca, Elena le dijo, no quitas ojo a Juan, que quieres probar el chupar una polla de jovencito. Luis asintió, si quiero probar lo que es llevarse a la boca la polla de un pipiolo.  En esas que poniéndose sobre mi a cuatro patas, empezó a pasarme su mano sobre mi polla, mientras Elena se acercaba a mi boca y empezaba a besarme.

Cerré los ojos, ya que la mamada que me estaba haciendo Luis, no tenía nada que envidiar a la que me hizo por la tarde Elena. Cuando más centrado estaba Luis chupándome la polla, Elena abrió un cajón de la mesilla y saco un consolador, me hizo señas llevándose los dedos a la boca para que no dijera nada. Cuando vi que se ponía a comerle el culo a Luis, su plan estaba ya a pleno rendimiento, Luis aumento la manada, tragándose toda mi polla, llevando sus manos a mis huevos e intentando metérselos en la boca, mi placer era increíble, poco me quedaba para llenarle la boca de mi leche.

Cuando, Luis, sacándose de su boca mi polla, sigue, chúpame el culo, le dijo a Elena, y méteme un dedo por el culo que estoy a reventar. El grito que dio Luis me dejo helado, Elena le había metido el consolador por el culo, Luis arqueo la espalda, y se dejó caer encima de mí, no pares le gritaba a Elena. Miré a Elena le estaba metiendo en consolador con saña a Luis, me hizo señas para que me quitase de la cama y me pusiera a su lado. Sacó el consolador del culo de Luis y me invitó a penetrarle.

No lo dudé, estaba que reventaba y tenía que descargar mi leche, apunté y de un golpe se la metí entera, me estáis matando gritaba Luis. En ese momento, Elena se puso a pajearle y no tardó en derramar su leche por toda la cama, lo que me puso como una moto y termine descargando dentro de él, sigue cabrón, lléname de leche me gritaba, le estaba partiendo el culo a un tío.

En cuanto cayó derrumbado Luis sobre la cama, la risa de Elena se escuchó por todo el complejo, así que no estas con otra tía. Ahora vas a dejar bien limpia la polla de Juan, no quiero que dejes nada. No dudo Luis, y sentándose en la cama se puso a chuparme y a limpiarme bien la polla, cuestión que hizo que se me pusiera otra vez a tono.

Vete a lavar ese puto culo tuyo, le dijo a Luis, que ahora me encargaré de complacer en todo lo que precise a Juan.

Ni rechisto, se puso en pie y se marchó a la ducha.

La cara de Elena no se si era de pena o de enfado, pronto descubrí que era de pena, se echo las manos a la cara y se puso a llorar, me acerqué a ella y la abracé, y yo pensaba que estaba con otra chica y resulta que lo que gusta es estar con tíos, por eso sus escapadas y tanto tiempo sin tocarme. No sabía como consolarla.

Puse mi mano sobre sus piernas, intentando calentarla, pero no sufría efecto, me puse a besarla el cuello, las orejas, pero nada, no había reacción por su parte, hasta que se abrió la puerta del baño y se fue a por Luis, no paraba de golpearle en el pecho, y este intentaba escapar de sus golpes, hasta que Elena le dijo que se marchará y que no quería volver a verlo.

Me lleve al salón a Elena mientras hacía sus maletas Luis, a los 15 minutos salía Luis, con su maleta del apartamento.

Cariño, me dijo, por hoy esta bien, me voy a la cama, descansa, me dijo. Puedo dormir contigo, tiene pinta que este sofá no va a ser muy cómodo. Vale.

Los rayos del sol, ya estaban a pleno rendimiento cuando empecé a desperezarme en la cama, Elena no estaba, solo una nota en la mesilla, voy a desayunar.

Me vestí y me fui a la zona del desayuno, al fondo en una mesa estaba ella, había perdido su luz, estaba triste, no podía dejar que ese tío hundiese a Elena. Me acerqué con una tostada y un café. Hola mi diosa, que planes tenemos para hoy, la pregunté. No lo sé, haz tú los planes. En ese momento, se sonó el teléfono, era mi madre, me levanté y le comenté sin detalles lo que había pasado, que a Luis le molaban los hombres y Elena le había echado.

Ni un minuto tardó en sonar el teléfono de Elena, se levantó y haciéndome señas me dijo que se iba para el apartamento.

Cuando llámame a la puerta, Elena tenía otra cara, supongo que mi madre, la pondría las pilas y buscaría levantarla la moral, o yo que sé, pero la verdad es que a mí me vino muy bien. Me abrió la puerta con un camisón de encaje, donde se podía observar que no llevaba nada debajo. Mi diosa volvía a tener esa luz.

Tu madre, me ha abierto los ojos, me ha dicho que lo que tengo que hacer ahora es aprovechar y follarme a todo tío que se precie, y tú vas a ser el afortunado.

Era toda para mí, no había cerrado la puerta y ya estaba comiéndome la boca, yo pegaba mi cuerpo al suyo, quería que sintiera que mi polla estaba preparada para la guerra, bajo su mano y empezó a sobarla sobre el pantalón. Que rico, te voy a dejar sin leche, vas a saber lo que más le gusta a las mujeres y diciendo esto, se quitó el camisón y dejo todo su cuerpo al aire para mi deleite.

Me tumbó sobre la cama y empezó a besarme, bajando al cuello, llegando a mis pezones y así hasta que llegó a mi polla, empezó a lamerla, de arriba abajo, saco mi capullo y empezó a saborearlo, fue introduciéndoselo poco a poco, no tenía prisa, todo lo contrario a lo que yo quería.

Ella se dio cuenta, y me dijo una frase que nunca olvidaría, hay que disfrutarlo, poco a poco, el placer es mayor cuanto más se hace esperar, no tengas prisas, no lo hagas deprisa con una mujer, hay que ir disfrutando paso a paso.

Fue jugando con mi polla, se metía la mitad, volvía a salir, me chupaba los huevos, me lamía el culo, volvía a subir, se la metía entera, era una experta. Le dije que estaba para estallar, donde te quieres correr me preguntó, quiero ver como mi semen entra en tu boca y te lo tragas todo entero. Me puse de píe y ella de rodillas a los pies de la cama empezó a pajearme, abriendo bien su boca para recibir mis chorros, la quite la mano de mi polla y tomé el control.

Bajé mi capullo, para ver como entraban su boca, el primer chorro se me escapó y le dio en la cara, provocando que cerrase los ojos, los siguientes dieron en la diana, viendo como golpeaban en su campanilla y ella iba tragando.

Cuando acabé de lanzarla chorros, me limpió bien mi polla, y levantándola de suelo la besé en la boca. Voy a lavarme, casi me dejas ciega, dijo con una sonrisa.

Al salir del baño, allí estaba yo, como un marajá, tumbado en la cama, en pelotas, con la polla en estado de reposo, esperándola.

Soy toda tuya, que quieres hacer ahora, me preguntó. Quiero que me enseñes a comer un coño.

Ya sabes como empezar, me dijo. Me levanté de la cama y la tumbé, como me había dicho cogí un cojín y lo puse debajo de su cintura, levantando el culo, y empecé a besarla la boca, el cuello, pasando mis manos por sus pechos, poniendo bien duros los pezones, para con mi lengua jugar con ellos, dándoles pequeños mordiscos, que ella aceptaba de buen gusto, no tenía que tener prisa, eso se me metió en la cabeza.

Seguía jugando con mi lengua, recorriendo su cuerpo, llegando a su ombligo para subir nuevamente a sus pezones que mantenía entre mis dientes, mientras bajaba mi mano para tocar su coñito y ver si estaba ya preparado para comerlo. Así era, la humedad era patente, y deslice mi dedo por toda su raja, un movimiento de su cadera me indicaba que la penetrase, pero no lo hice, deje sus pezones para bajar a sus piernas, con la lengua jugaba alrededor de su vulva, quería que sintiera mi proximidad y hacerla sufrir. Subía más su cadera, quería pasar mi lengua por su culo, ir abriendo camino, pero ya estaba húmedo, su coñito, no hacía más que soltar líquidos que iban resbalando hasta llegar a su culo.

Por Dios, Juan, cómemelo ya me dijo, solté una risita picara, y la dije, hay que tomárselo con tranquilidad para el placer sea mayor. Déjate de gilipolleces y cómemelo me grito. En ese momento, separé sus labios vaginales para que mi lengua tuviera el camino abierto, el movimiento de su cadera me pedía más velocidad, pero yo estaba deleitándome, quería saborear todos sus jugos. Con la punta de la lengua sobre su clítoris, empecé a realizar círculos con apenas presión, mientras que con un dedo lo introducía en su coño, con la otra mano, un dedo iba a su culo, que lo recibió con movimiento de bienvenida.

Su coño no paraba de soltar líquidos y decidí meterle los dedos corazón y anular por su coño, doblándolos para buscar su punto G, según acompañaba con mi lengua los juegos sobre su clítoris. No tardó en pedirme que no parase, sigue, sigue, me voy a correr, no puedo más, que placer, so cabrón, vamos, dame más sigue, sigue, me corro, me corro. Su corrida me sorprendió saliendo chorros de su coñito mientras con los dedos hacía presión en su interior. Los espasmos que la daban me sorprendieron e intenté sacar los dedos de su coño, cuando me los sujetó y me dijo, sigue, sigue, no pares de mover los dedos, hasta que me soltó la mano, saliendo esta lleva de sus jugos.

Bajé mi lengua para terminar de absorber sus jugos y con cada pasada de lengua un alzamiento se cadera se producía. Gracias, me dijo, tú vas a tener a las mujeres a tus pies cuando se enteren lo bueno que vas a ser comiendo coños. Y eso que es la segunda vez, cuando te tomes un poco de tiempo en los juegos las vas a tener comiendo de tu mano.

Nos quedamos los dos en la cama, yo pasaba mis manos por todo su cuerpo, no podía dejar de pensar que bajo mis yemas de los dedos tenía a la mujer que había deseado durante tanto tiempo.

Me levanté para ir al baño, necesitaba una ducha, al abrir el chorro, entró Elena, que pasa no me invitas a ducharme contigo, claro, pero pensaba que lo mismo no te apetecía. No voy a dejarte ni a sol ni a sombra.

Terminamos de la ducha, nos pusimos los bañadores y nos dirigimos a la piscina. Después de un baño y de tomarnos una cerveza, me preguntó. Y ahora qué quieres de mí, recuerda que nos quedan estos días, después no habrá más. ¿Cómo? Ese no era el acuerdo, le dije, ese es y será mi acuerdo contigo. En cuanto salgamos de esta isla lo tuyo y lo mío habrá acabado.

La dejé con la palabra en la boca y me fui para el apartamento. Cuando ella llegó ya estaba preparado para ir a comer. No tenía ganas de nada en esos momentos. Ella se acercó a darme un beso y lo rechacé.

Salimos de comer y nos sentamos en una mesa a tomar un licor, yo no quería abrir el melón que ella había cerrado, esperaba que ella fuese la que sacase el tema, y así fue. No me has dicho que es lo que quieres hacer conmigo. Todo y todo, quiero correrme en tu coño, quiero romperte el culo, y te quiero conmigo en Madrid. Me miro y me dijo, todo eso será tuyo menos tenerme en Madrid.

Pues vamos le dije, quiero romperte el culo, mi enfado era monumental, quería hacerla sufrir, quería que se sintiera como una puta, pero no podía, estaba enamorado de ella. Al llegar a la habitación, me metí en el baño y salí en pelotas, ahora te vas a poner a cuatro patas para recibir mi polla en tu culo, y no quiero ningún pero. Ella obedeció, se quitó la ropa, y puso su culo a mi disposición. No podía, la di una palmada en el culo y me fui para el salón dejándola en esa postura.

Me tumbé en el sofá, esperaba que recapacitase, que me dijera vale, en Madrid seguiremos como pareja, pero yo sabía que ella no podía permitirse tener ninguna relación sería con su hijo, como ella me decía.

Me quedé dormido en el salón cuando unos labios se posaron sobre los míos. Hola dormilón, me has dejado con el culo al aire, y se echó a reír. Quería preguntarte una cosa, le dije. ¿Tienes alguna fantasía sexual que no hayas cumplido? Ella se quedó pensativa, y me dijo, sabes, siempre me ha gustado provocar por la calle, ver a los hombres volverse a mirarme, me da morbo, creo que me pondría muy caliente saber que alguien me observa, tener un voyeur, mientras tengo sexo.

Y has estado con alguna mujer, le pregunte. Si, y la verdad es que me gusto mucho, soy muy morbosa, me gusta probar cosas nuevas, tener experiencias, aunque después algunas de ellas no han sido todo lo satisfactoria que a mí me hubieran gustado.

Y tú, me preguntó, cuales son tus fantasías, supongo que no has tenido mucha experiencia en estos temas. Mira, una de ellas la estoy haciendo realidad aquí contigo, cuanto te había deseado tenerte entre mis piernas, darte por todos los lados, bueno aún eso no se ha cumplido, espero que antes de volver a Madrid se cumpla.

Se echo a reír, claro que voy a darte todo lo que me pidas. Todo, estás segura, le miré picarón. Ya te lo he dicho, y me dio un beso en la boca.

Pues muy bien, te voy a poner un reto, el último día que estemos en la isla quiero hacer un trío, pero con otra chica, y que tu actúes como mi sumisa, quiero verte en acción con otra mujer. Me lo pones muy difícil, pero lo intentaré, alguna predilección mi señor, se rio, lo dejo a tu elección, ya sabes que las mujeres maduras me tienen loco y le di un beso.

Continuará,….. gracias por sus comentarios, acepto sugerencias, para mi fue mi especial, por eso me gusta entrar en detalles que no sólo son sexo.