Mi primera vez... con una mujer

Era mi primer beso con una verdadera mujer… pues los anteriores eran de chiquillas, este beso era distinto… diferente pues aun no comprendo cómo sentí escalofríos, me hizo temblar... me hizo disfrutar.

Mi primera vez... con una mujer

Muy buenas a todos, desde este medio os hago saber de mis experiencias algunos los llamara confesiones, yo las hare llamar… hechos autobiográficos. Lo que desde estas líneas os hago llegar es real, quizás para otros se les dé bien imaginar… se le dé bien fantasear… a mí simplemente, no me pone aquello que no es real… por eso motivo disfruto haceros llegar mí verdad, disfruto contaros con detalle lo que me aconteció.

En cada una de estas líneas os quiero saber llegar lo que disfrute de cada una de mis experiencias, quizás algunas me defraudaron… otras me hicieron un hombre y otras, simplemente saboree con gozo y morbo la sensualidad en cada uno de sus extremos.

No siempre he estado con alguien de mi mismo sexo pues he tenido muchos años de abstinencias o si prefiráis castidad, me lleve con el inicio de un nuevo curso… meses de adaptación, meses que necesitaba aislarme y en otras ocasiones, meses en que estaba con mi novia pues “follamigas” o putas también hubieron.

No me considero un semental pero tampoco un gigoló… menos aun cuando aquella vez con apenas diecisiete años, tuve que consolar a una mujer madura… inicialmente iba a ser eso… consolarla. Pues que me diríais si os encontráis a una mujer de unos cuarenta y picos de años llorando, no os extrañaríais… pues yo sí.

Aun recuerdo cuando me acerque y le ofrecí mi pañuelo… inocentemente desde un principio le avise que estaba limpio, levanto la vista y con esos ojos aun llenos de lagrimas me sonrió… eran los ojos más hermosos que he visto en la vida, me agradeció el gesto al tiempo que me hacía saber…

  • “Pocos hombres hoy en día lo hace”, dijo.

Preocupado por ella, le pregunte…

  • “Porque lloras, no debes de llenar esos hermosos ojos de lagrimas”, le dije... palabras que me salieron del corazón.

Ella mirándome nuevamente… me hizo saber que aun era muy joven para comprenderlo, cosa que tuve que interrumpirla e le hice hincapié en mi edad… a modo de hacerla comprender que el cuerpo nunca iba de la mano con los sentimientos o sentidos, palabras muy hermosas y sinceras de una persona que aun no ha roto un plato.

Claro que gracias a mi sinceridad conseguí que esta se desahogara, contándome… problemas familiares… donde las responsabilidades eran cada vez mayores, problemas de pareja… confesándome que había descubierto que su marido se la pega con la secretaria e incluso laborales, donde le cuesta superarse pues sus jefes ven mayor preparadas a las jóvenes, ven que esos cuerpos jóvenes y voluntariosos atraen mejor a los clientes, problemas del día a día.

La consolé y deje que llorara… deje que se consolara sobre mí hombro, mientras acariciaba sus cabellos y aun recuerdo su aroma… esa fragancia que emanaba de ella, desconocida pero que me embriagaba y aun peor hizo que se me pusiera dura. Recuerdo que avergonzado quise ocultarla… pues no deseaba que pensara que soy como cualquier macho en celo, no deseaba que pensaba que esto era una estratagema para que me llevara a la cama, no deseaba sentirme como me estaba sintiendo.

Pero quizás no lo hice bien… pues mis actos más que evitar la más que evidente erección, hizo que ella lo notara. Actué inocentemente y de mi boca apenas pude pronunciar palabra, solo salían frases cortadas por la tartamudez de los nervios, siendo ahora ella quien me consoló.

Claro está… era inocente e honesto, rodeándome mi nuca con uno de sus brazos al tiempo que con la otra me tomaba por mi rostro… me miro con esa mirada que no puedes aun olvidar y entre susurros, me dijo…

  • “Tranquilo no pasa nada, es algo natural y que todos tenemos dentro”, y sin dejar de mirarme… me beso.

Era mi primer beso con una verdadera mujer… pues los anteriores eran de chiquillas, este beso era distinto… diferente pues aun no comprendo cómo sentí escalofríos, me hizo temblar y al mismo me hizo reaccionar.

Devolviéndole el beso con los mismos gestos… torpemente le acariciaba la nuca al tiempo que mi otra mano se deslizaba por su espalda, ella comenzaba a jadear e incluso llegue a pensar que lloraba. Nuevamente le exprese mis sentimientos, soltándole…

  • “No hagas lo que no deseas, no pienses en el daño que te ha hecho tu marido, no te sientas como el… tú vales mucho más”

Y recuerdas como vuelve a mirarme, soltándome…

  • “No lo hago por él… sino por mí, me estás haciendo sentir lo que una vez sentí siendo joven, me estás haciendo sentir que viva y me gusta”, me dijo.

Volví a besarla no dejándole hablar… volví a besarla sin pensar donde nos encontrábamos, sin pensar que estábamos en un banco público y que nos estaban mirando las personas, aquellos transeúntes que pasaban no dejaban de mirar… quizás se extrañaban como una mujer que podría ser mi madre… podría besar a un chico joven.

Siendo ella la primera en reaccionar y tras separarme, me hizo comprender que no deberíamos de hacer esto en público y menos allí, pues deberíamos hacerlo bien y no dejar que nada ni nadie nos cuestiones por lo que deseamos hacer. Tras levantarse… saco del interior de su bolso su monedero, sacando del interior de este una tarjeta que me entrego, tarjeta que ponía su nombre y número de móvil y en cuya parte trasera había escrito el hotel donde se encontraba, el numero de habitación y la hora de la cita, diciéndome al tiempo que se marchaba…

  • “Te espero… mi galán, no tardes… aunque comprenderé sino apareces”, dijo.

Fueron las horas más largas de mi vida e incluso más que cuando esperaba a mi mujer en el altar o cuando nació mi primer hijo, cuando aparecí en ese hotel y subí a esa habitación… esperaba que nadie abriera la puerta, esperaba que todo hubiera sido una sueño o fantasía más, deseaba que no fuera una broma… pues no lo soportaría.

Cuando la puerta se abrió… hay estaba ella, estaba con un hermoso vestido floreado, tomo de mi mano y me hizo entrar… cerrando la puerta tras de mí. Sin dejarme hablar unió sus labios a los míos y sentí esos cálidos labios en los míos, sentí algo especial aunque solo para mis adentro pensara que era sexo.

Ella me tomo de la mano nuevamente y me condujo a su dormitorio, no deje que se desnudara y continúe besándola… siendo yo quien la fui despojando de sus ropas, dejándolas caer lentamente hasta dejarla con solo sus braguitas y una prenda que hasta entonces solo había visto en revistas o videos.

Sentí la sangre hervir… sentí los deseos no solo en mis pensamientos, sino en mi entre pierna… lugar donde ella se encamino una vez que se arrodillo. La vi como no dejaba de mirarme al tiempo que soltaba el botón de mí pantalón, bajo mi cremallera y tiro de mi pantalón hacia abajo… bajando después mis calzoncillos, bajando por primera vez su vista al tiempo que con una de sus manos rodeaba mi tronco, suspire… pues aunque ya me habían cogido el miembro antes, no era como esa vez… su mano cálida no era solo deseo y lujuria, sino deseo y satisfacción.

Alzo nuevamente la vista al tiempo que separaba sus labios, mirándome mientras yo observaba como su lengua daba la bienvenida a mi glande. Halago las dimensiones de mi miembro al tiempo del grosor, haciéndome saber que no todas las mujeres desean un miembro largo… pues el grosor es lo que les da aun mas placer, grosor que según ella yo tengo y que debía de ir con cuidado a la hora de penetrarla. Pues no era por las escasas veces que ha hecho el amor con su marido, sino por el grosor de mi miembro que comparado con el de su marido le saco un dedo al menos.

Recuerdo que mientras ella chupaba mi miembro, yo le halagaba soltándole tonterías que sabía que le gustaba escuchar…

  • “Eres una mujer muy hermosa… cualquier hombre se sentaría orgulloso de tenerte a su lado, eres inteligente sabes lo que quieres en una relación y no dudas a la hora de conseguirla y menos decir lo que piensas”, dije.

Mientras observaba como ella tomaba mi miembro y me lo levantaba… pasándome la lengua desde mi glande hasta mis genitales, haciéndome gozar al tiempo que observaba que ella se masturbaba.

Le hice parar y con ternura la ayude a levantarse… conduciéndola hacia un sofá, tras hacerla sentar me arrodille entre sus piernas al tiempo que separaba sus muslos. Creo recordar que no deje que ella se quitara las braguitas… cuando sintió mis manos en sus muslos, separe la tela de esta de un lado al tiempo que observaba los hinchados que estaban sus labios vaginales. Dirigí mi boca hacia su coñito y comencé a lamer, mientras ella me acariciaba mis cabellos con una de sus manos al tiempo que gemía y suspiraba y me susurraba cosas que la verdad no recuerdo.

Chupaba desde su vulva hasta sus labios vaginales… mmm, lamia su vulva y clítoris haciendo hincapié en este ultimo mientras ella comenzaba a gemir cada vez más fuerte. Alzaba la vista y la veía con los ojos cerrados al tiempo que se acariciaba uno de sus senos… mmm, comenzando yo a masturbarme… sintiendo la dureza de mi polla… ooohhh.

Comencé a ayudarme con uno de mis dedos al tiempo que ella gemía cada vez más rápido y comprendí al ver su cuerpo convulsionarse, como esta estaba logrando su primer orgasmo… orgasmo literalmente trague, pues comenzó a emanar de una forma que hasta ese momento ignoraba que fueran tan “húmedos”, sorprendiéndome y todo… momento en que supe que me titule. Ella avergonzada me dijo…

  • “Perdona por favor, no deseaba tener un orgasmo tan rápido y sin haberte avisado, no deseaba que fuera de esta manera”, soltó.

Tras calmarla y hacerla saber que era lo más maravilloso que he visto y no ha habido tan delicioso como sus fluidos, se calmo y me soltó…

  • “Prepárate que te voy a hacer un hombre, vas a perder la inocencia conmigo… vas a darme tu precioso tesoro”, dijo.

Cosa que le hice saber que no era mío y que estaba esperándola para dárselo, nuevamente se puso de rodillas y tras tomar mi miembro comenzó a introducírselo dentro de su boca, comenzando a moverse de adentro hacia afuera… observando cómo desaparecía dentro una vez tras otra. Tras sacarla comenzó a masturbarme al tiempo que intentaba tragarse mis genitales, volviendo nuevamente a follar literalmente su boca… no llegándosela a tragar por completo.

Fue ella la que se puso a horcaja sobre mí… colocando una pierna a cada lado, mientras tomaba mi tronco y me guiaba como introducírselo. Continuando por dejarse caer muy lentamente hasta sentirla toda dentro… esperando unos segundos, comenzando a moverse sintiendo como mi polla desnuda entraba una vez tras otra dentro suya. No me había puesto nada… no caímos ninguno de los dos en la protección, deseando soltárselo y cuando ella me silencio… si, me silencio al llevar uno de sus pechos a mi boca, mientras me soltaba entre gritos de lujuria…

  • “No hables… no digas nada solo hazme gozar, dejarme ser una mujer para ti… chupa y as de mi lo que desees, no te preocupes por las maneras… solo hazlo y no dudes”, soltó.

Tome sus senos y chupe… cada uno de ellos, succioné sus pezones y luego los mordisquee… mientras ella daba botes y gemía, sabía que ya había alcanzado más orgasmo… pero calle. Tras casi media hora de placer… y aun no entiendo como tarde tanto en correrme, alarmado se lo hice saber… asustado le dije que no tenia protección, intranquilo por razones obvias de embarazo… no deseaba correrme dentro suya. Lógicamente pensé en que se podría quedar embarazada sin llegar a pensar que quizás ya no podría tener más hijos.

Pero fue ella quien me tranquilizo de estar fuera de ese peligro, fue ella quien me pidió que descargara dentro suya, pues deseaba tener esa semilla… deseaba sentir dentro mi virginidad, deseaba sentir esa prueba de mí.

Tras descargar dentro suya y sentir que salía mis fluidos entre mi miembro y sus labios vaginales, fue ella la que se levanto… fue ella quien tomo mi tronco y se lo llevo a la boca para limpiar los restos que aun salían de mi glande. Probando sus propios fluidos y sorprendiéndose como tras un par de chupadas, mi miembro aun pedía guerra… guerra que ella se preparo, tirándose a las “trincheras”… una vez que se puso de espalda a mí y me pidió…

  • “Ahora por detrás… siempre he querido hacerlo de esta manera, mi marido conmigo es muy estrechó para probar cosas nuevas”, me soltó.

Cosa que no la hice esperar y tras ver como arrodillada sobre el asiento del sofá me daba la espalda, pude contemplar ese hermoso culo. Tras colocarme tras de ella y sin tomar mi miembro, deje que mi glande presionara su orificio vaginal… aun con restos de mi anterior penetración, comenzando a presionar hasta tenerla toda dentro de ella… aaahhh.

Ella gemía una y otra vez… ella gozaba y me soltaba “lindezas”, no dejaba de acordarse de su marido y lo bien coronado que le estábamos dejando, agradeciéndome que sea yo quien en verdad le estaba haciendo una mujer… pues según ella, hasta ese momento no sabía lo que realmente era hacer el amor. Poco a poco fue dejando caer sobre el sofá… bien recuerdo, como se recostó sobre el apoyabrazos mientras que sus nalgas continuaban alzada, sintiendo como mi glande golpeaba una vez tras otra su útero… ooohhh, tras sentir mis violentas embestidas.

Violentas embestidas ayudándome por su hermoso cuerpo… sobre todo por sus voluminosas caderas, aquellas que apretaba mientras la embestía… aquellas a las cuales clavaba mis dedos, mientras ella gemía una y otra vez al tiempo que su cuerpo se estremecía una vez más.

Clavándome ella una mirada perversa a modo de hacerme comprender que una vez más había obtenido un orgasmo, mientras para entonces y envalentonado ante sus suplicas a modo de que probara con ella, mis lujuriosas fantasías. Fantasías que comencé a realizarla una vez que comencé por perforar su orificio anal con uno de mis dedos… mmm, sacándolo para ser dos lo que introduje al tiempo que la penetraba e incluso sentía sus dedos, sentía como se masturbaba… mmm.

Recuerdo como aquello me puso aun más… entenderme, no tienes la oportunidad en esta puta vida de ser desvirgado por una cuarentona, oportunidad que disfrute y en amplios sentidos. No deseaba joderla… o sea fastidiarla, no deseaba que se fuera de vacio… en el sentido figurado, deseaba que se fuera satisfecha… que se marchara feliz y eso pensé que era mi cometido. Por lo que con cuidado y delicadeza… saque mi segundo dedo, llevándome la mano a la boca… chupe tres de ellos, dirigiéndolo a su orificio anal e ir presionado poco a poco mientras gemía, sorprendiéndome como conseguí introducirlos un par de centímetros… ooohhh.

Dejando lo mejor para el final… pues tras sacárselos, introduje mi glande… glande que ella deseaba como así me lo hacía saber, no dando más de mí y tras no más de un par de embestidas, cosa que ella noto cuando penetraba su coñito… pues como más tarde me hizo saber…

  • “Sabía que te ibas a volver a correr, note tu polla hincharse al tiempo que tus venas en mis paredes vaginales”, dijo.

Descargue mí segunda descarga dentro de su orificio anal… ooohhh, descargue como si nunca lo hubiera hecho pero no me detuve, pues sentí mi polla aun erecta y continúe penetrando. Momento que ella con rostro de agotamiento me pedía descansar, mientras gemía y disfrutaba… donde sus gritos de dolor se mezclaba con los de placer, me suplicaba…

  • “Por favor… déjame reposar al menos 5 minutos”, me soltaba.

Pero eran momentos históricos… eran momentos pletóricos, donde me sentía como un semental… me sentía su hombre, deseando que nunca acabara… deseando que dejara a su marido por mí. Tras notar la pronta venida de un nuevo orgasmo… orgasmo que iba a tener en apenas cinco minutos del anterior, deseaba algo distinto… deseaba venirme entre sus senos y boca, cosa que le pedí hacer y que ella complaciente me permitió.

Tras sacarla con cuidado… ella se arrodillo, abrió su boca sin dejar de mírame a los ojos y descargue, lanzándole chorros de esperma blanco a su rostro… lanzando chorros de mi orgasmo a sus senos, dejándome exhausto y en esta ocasión de verdad, quedándonos satisfechos en el suelo, sin ganas ni siquiera para llegar hasta la cama.

Me quede dormido y cuando desperté no estaba… me sentí mal, me sentí mal por no haberla despedido como merecía, me sentía mal por haberme dormido, pero una nota donde me explicaba su huida. Una nota que para mí pesar la destruí mas por evitar males mayores, nota que me explicaba lo bien que me porte con ella… nota que me hizo saber que le había demostrado lo que era gozar, sintiéndose mal por haberme dejado de semejante manera pero debía de volver.

Volver con su marido e hijo… volver a esa vida monótona y desengaño, volver con su cornudo marido ahora con la cabeza alta y deseando volver a verme alguna vez, pues me confesó que no era sevillana aunque lo sentía y por el contrario era Zaragozana, donde gracias a Dios tiene todo… menos a mí.

Me confesó que gracias a Dios no por deseos… sino por precaución pues si no dejaría todo y se iría conmigo, regresaría con esa persona que se ha comportado como el mejor de mis amigos y no amante pues me consideraba algo más, me había convertido en esa figura que ha marcado su vida como si hubiera sido su primer hombre, como si hubiera sido su primer amor.

Los años no me han dejado borrarla… pues fue mí primera vez, vez que cuento a algunos amigos o amigas, vez que lo narró con añoranza pues para mí fue algo más, no penséis que no he llegado a verla en estos años. Pues hace hoy día trece años que me la volví a encontrar, casualmente por la Plaza de España donde iba en compañía de dos de sus hijos… una niña de 15 y un niño de 10 años.

Fue ella misma quien llamo mi atención… pues ni la reconocí, me llamo por mi nombre cosa que cayó el suyo por respeto, me soltó…

  • “No has cambiado nada en estos diez años… aun eres ese chico de 17 años que conocí y me hizo mujer, dándome aquello que tanto amo en esta vida”, me dijo.

Comenzamos a hablar hasta que fue llamada, deseaba volver a verme pero ahora estaba con sus hijos… su marido obviamente se quedo en su tierra por trabajo, no ocurriéndome mejor idea que invitarla a mi casa a merendar y quizás hasta cenar.

No perderé mucho tiempo en explicaros como actué… no os daré muchos detalles como conseguí que sus hijos nos dejaran solos, solo deciros que mientras ellos se bañaban en mí piscina… nosotros preparábamos la merienda. No dejaba de mirarla como esa mujer se había convertido en una cincuentona tan hermosa, como ese vestido azul le sentaba tan bien.

Creo recordar que en esta ocasión fui yo quien comenzó, fui yo quien desde atrás pegue mi duro miembro a sus nalgas, siendo ella quién me apartaba… como bien decía “por mí bien”. Fui yo quien tras tomar su mano me la lleve a mi miembro… a modo de que comprobara como estaba, no la retiro y menos puso resistencia cuando comencé a acariciar uno de sus senos.

Menos aun cuando baje las tiras de su vestido y se quedo con medio cuerpo casi desnudo, comenzando ella misma por levantarse el vestido por detrás. No se opuso a que juntáramos nuestros labios al tiempo que mis manos se adentraba en sus bragas, cortándonos el rollo su hijo de 10 años cuando llamaba a su madre y tras recomponer sus ropas, mirarlo desde la ventana mientras lo saludaba… mmm.

Tiempo que aproveche para desnudarme y esperarla a que se diera la vuelta… mientras me masturbaba, cosa cuando se giro y se encontró el panorama… se lanzo hacia mi miembro el cual tras sujetarlo, comenzó a chuparlo mientras se arrodillaba… mmm. Le hice levantar y apoyarse sobre la mesa, pues deseaba que la primera penetración fuera desde atrás y solo puso un impedimento, no siendo otro que le dejara primero despojarse de sus ropas y alianzas.

Luego disfrutamos como enanos… rogándome que en cada una de mis orgasmos, descargara dentro… deseando que la vuelva a convertir en esa mujer que le hice sentir hace diez años, años que más tarde me confesó que tenía mí hijo y que bien ha cuidado el cornudo de su marido.

Bueno aquí dejo esta experiencia más… quizás he puesto más dedicación de la esperada, pues no he dejado de recordar a medida que escribía sobre Laura, una hermosa mujer que me hizo disfrutar como nunca una mujer ha hecho. La conocí cuando tenía cuarenta y picos de años, recordando aquella memorable experiencia diez años después y la he vuelto a disfrutar con 37 años, teniendo ella por aquel entonces sesenta y siete años.

Yo os pregunto por qué no hacer el amor con una mujer de 67 años, cuando nos encontramos le hice saber que estaba casado y era padre… ella me confesó que era viuda desde los sesenta años y que desde entonces, no ha habido momento en que no deseara tenerme en su cama. Tras verme se sorprendió nuevamente al verme pues me soltó… “Coño si pareces que tienes diez años más joven, como lo haces lifting… o hormonas”, mientras me habría el pantalón y sacaba de su interior mi polla.

Se sentó… pues ya no estaba para arrodillarse, comenzando a comérmela como si aun tuviera los cuarenta y pico… mmm, llevaba un hermoso vestido fácil de quitar… cosa que hice y dejar sus senos libres. Se llevo al menos diez minutos comiéndome la polla… minutos que según ella eran los años que llevaba de sequia, tras parar le quite las bragas que en esta ocasión para mi sorpresa era un tanga y se coloco como aquella primera vez… a horcaja sobre mí, colocando una pierna a cada lado y penetrándola.

Chillaba y gozaba como una posesa… se retorcía y blasfemaba mientras se estremecía, no paraba de moverse… no paraba de botar, no dejaba de sentir mi polla dentro de ella mientras me anunciaba el segundo de sus orgasmo, pues me confesó que el primero lo tuvo mientras conducía a nuestro lugar de encuentro, no siendo otro que ese hotel.

Follamos en todas aquellas posiciones  modo de rememorar aquel año, no dejo de obtener orgasmo y los míos fueron descargados como en aquella ocasión, orificio vaginal… orificio anal y boca… pero en esta ocasión todos a pelo. Dejándola dormida y en esta ocasión el que se marcho no fue ella… sino yo, tras despertar encontró una tarjeta que como me hizo saber… le encanto, pues no era de despedida sino una cita para nuestro próximo encuentro,  pues no hay nada como un “Higo maduro”.

Bueno espero que os haya gustado tanto como me gusto a mí, bueno os dejo y espero que no seáis muy crueles conmigo, mi email es Jhosua 1970 @ gmail . com, hasta pronto.