Mi primera vez con un maduro
Les contare como descubri el maravilloso mundo de tener sexo con maduros
Primero me presento, soy una joven de 21 años, delgada, morenita, pelo larguito, pechos firmes y algo nalgoncita y carnuda. Solo llegue hasta el 4to semestre de preparatoria por problemitas con mis padres, es mi primer relato y espero les agrade porque lo escribo un poco nerviosa contando las cosas que hice.
Tenía 18 años y entre a trabajar a una peletería, solo ahí me dieron trabajo, tenían un novio un poco sangrón y payaso seguido me dejaba plantada y eso me hacía enojar bastante, cuando empecé a trabajar para don José (ese era el nombre de mi patrón, de 49 años) pues todo empezó normal, me preguntaba como estaba, que si estaba triste, que si tenía broncas con novio cuando me veía decaída, seguido me preguntaba cosas de mí, era un señor algo gordo con su panza algo abultada, con muy poco pelo y algunas canas ya y no muy alto.
Como a las dos semanas de entrar a trabajar con don José, un día llegue algo molesta y triste porque mi novio me dio un plantón en la noche anterior en la que iríamos a ir al cine, don José se acercó y me dijo:
J: que pasa fabi? Porque tan triste?
Yo: no por nada, no tengo nada.
J: como no estás muy distraída y con la mirada desencajada. Que te sucede?
Yo: es que mi novio me dejo plantada ayer e íbamos ir al cine, eso me molesta demasiado.
J: no, no te enojes, porque no buscas otro hombre él no te aprecia, no te quiere y no te respeta. Por ahí podrías encontrar a alguien que si te quiera.
Me dijo eso mientras me pasaba el brazo por mis hombros apretándome así el, yo sacada de onda acepte el abrazo y también lo abrase, me invito una paleta de hielo y me invito a sentarme con la bodega, platicamos de todo un poco, mientras otra empleada atendía la peletería, una señora enojona. Al poco rato salimos de la bodeguita, ya un poco más feliz y un poco sonriente, cuando volteaba a ver a don José que sacaba cuentas y pedía más cosas a proveedores, le sonreía y el a mí. Al siguiente día sin decir nada don José se acercó a mí y me dijo:
J: como estas niña linda?. Mientras me agarraba una mano con las dos de él.
Yo: bien don José, hoy estoy mucho mejor. Gracias por la plática de ayer.
J: no agradezcas, ven mejor vamos a la bodega a acomodar lo que llego hoy, todavía no vamos a abrir, primero hay que recoger, llegaron algunas cosas y ocupamos acomodar.
Yo: si claro vamos a acomodar. – un poco extrañada yo porque era muy temprano para que surtieran el pedido, pensé que eran cosas que habían llegado ayer por la noche-. Cuando entramos a la bodega no había nada de mercancía, solo algunas cosas tiradas en el suelo, que debían ir en un anaquel superior, y para eso había que subirse a una pequeña escalera.
J: mira hay que acomodar estas cajas y esos vasos, te subes a la escalera y te los paso?
Yo: mmm ok si claro don José, pásemelos. – le dije mientras me subía a la escalera, ese día llevaba puesto un pantalón muy ajustado de mezclilla, con una blusa escotada y ajustada también, de ropa interior una tanguita y un top. Mi trasero le quedaba a la altura de su cara o tal vez un poco más arriba.
J: si a ver ten primero estas cajas. – me pasó dos cajas, mientras me voltee a acomodarlas él me puso sus manos sobre mis nalgas, una mano en cada nalga, diciéndome:
J: aquí te cuido no te vayas a caer.
Yo: ya acomode estas páseme las otras.
J: si claro fabi.
Me dejo de agarrar las nalgas se agacho por mas cajas y me las paso. En acomodo de cajas me ponía las manos en mis nalgas para según el cuidarme de que no me cayera. No sé qué pasó en mí que después de un rato sentía rico que me agarrara las nalgas, sentía como algo de morbo, de hecho me tardaba más acomodando las cajas para sentir sus manos en mi trasero. Cuando empezamos a acomodar las bolsas ya sentía que no solo agarraba mis nalgas sino que también las apretaba un poco, cuando acomodaba las ultimas bolsas de reojo voltee a ver a don José y vi cómo me estaba viendo fijamente a las nalgas mientras las apretaba. Eso me lleno de morbo el cuerpo y le deje que siguiera mientras lo seguía viendo de reojo, don José sintió que lo veía y volteo a verme, se sonrojo y las quito enseguida, baje de la escalera y me puse frente a él, le dije:
Yo: que paso? Porque dejo de hacerlo? No le gusto lo que sentía? Porque a mí sí.
J: no juegues Fabiola, no creo que te haya gustado.
Yo: porque no? - le dije eso mientras agarre sus manos y me las puse en mi trasero, una mano en cada nalga, de frente a él viéndolo a los ojos.
J: de verdad te gusto?. - me decía eso mientras empezaba a apretarme las nalgas.
Yo: clarooo, claro que me gusta recibir las caricias de un hombre.
Mientras decía eso, me puse de espaldas a él y me desabrochaba el pantalón. Me lo baje hasta las rodillas dejando mi trasero solo en tanga. Don José empezó a acariciar mis nalgas de arriba abajo de un lado a otro, las abría y las cerraba, las pellizcaba y apretaba, se oía su respiración más y más agitada, puse mis manos sobre un escalón de la escalera quedando algo empinada, don José bajo mi tanga hasta mis rodillas hasta donde ya estaba el pantalón, y empezó a acariciar mi ano y mi concha. Se agacho un poco y empezó a lamer mi culo mientras me metía un dedo en mi concha, empecé a agitarme a excitarme estaba en total cooperación ante ese señor mayor que yo por casi 30 años, se puso de pie y mientras me dedeaba alcance a oír el cierre de su pantalón, se acababa de desabrochar el pantalón. Me puse nerviosa no sabía si quitarme o dejarlo seguir, pero no pude hacer nada cuando me disponía a retirarme sentí la punta de la verga en mi concha, cerré los ojos y me entregue al momento.
Don José me agarro de las caderas y poco a poco me fue penetrando, cuando ya estaba toda la verga dentro de mí, la empezó a mover más y más rápido hasta que empecé a gemir y pujar.
Yo: aahh, aahh, ouchh, aah, aah.
J: que rica estas Fabiola eres un encanto, que hermoso trasero y que linda eres al dejar que un viejo como yo se satisfaga.
Yo: mmm sii, mas, mas siga dándome, mas, mas, mmm siiii, que ricooo.
J: aah sii que rico te entregas, pinche Fabiola está bien buena. Mocosa pendeja te entregas por nada.
Yo: aaaahh siiiii, más don José.
Me saco la verga y me dijo:
J: ponte como perra, ándale a 4 patas pendeja.
Sin decir nada y sin pensar en nada, solo lo obedecí me puse en el suelo como toda una perra, él se arrodillo atrás de mí y abriéndome las nalgas me penetro por la concha nuevamente, se sentía su verga más y más dura como si no tuviera límites de erección, cada envestida era más y más fuerte, más y más rápida, sin cerrarme las nalgas me penetraba con mucha fuerza. Mi concha se cerraba y abría más y más rápido estaba a punto de tener un orgasmo, pujaba y jadeaba muy fuerte y rápido:
Yo: aaaaaahh siiiiiii. Aaaahh siiiii, mmmmm aaaaahh.
J: te gustaaaaa???
Yo: siiii…..siiiii….aaaaahhh.
De repente sentí que mi vientre se mojaba y mi piel se ponía chinita, deje de moverme y solo sentí que ya el orgasmo había llegado, me desvanecí sobre el suelo, el me levanto y me puso a 4 patas, no pude aguantar y deje caer mi cabeza sobre el suelo mientras mi culo estaba empinado hacia su verga.
J: para las nalgas Fabiola, páralas yo también quiero mojarme pendeja.
J: asiiii asiii mocosa así para el culo.
Me saco la verga, me tiro a un lado y me acomodo boca arriba, me quito por completo el pantalón y la tanga, abrió mis piernas las separo lo más que pudo, para que el entrara entre ellas, se acostó sobre mí y me metió la verga en la concha, tenía su panza casi sobre mis pechos podía sentir su sudor goteando sobre cara, voltee mi cara a un lado para que no me cayera su sudor en los ojos, se movía desesperadamente sin control, después de un rato a si se incorporó sin sacarme la verga me agarro las piernas las puso sobre sus hombros, se empezó a mover más y más rápido, yo con la cara hacia un lado solo esperando a que terminara, por mi parte ya no podía más con otro orgasmo.
J: pinche niña estas esperando que me moje verdad pendeja?.
J: orale pues, me encanta que se dejen usar.
Se mojo dentro de mi, termino dentro de mi concha, nos vestimos y ese dia me fui temprano a la casa.