Mi Primera Vez con un Hombre Mayor

Continuación directa de mi relato 'Después del Concierto'. En este relato concluyó lo que pasó entre mi amigo y yo.

Había pasado ya una semana desde lo ocurrido con Carlos en su auto. Hablamos eso días por mensajería instantánea, él me coqueteaba en casi todos los mensajes e insistió un par de veces en volver a salir, por mi parte, le respondía cada hora o un poco más, para que notara mi desinterés y entendiera que lo que había pasado esa noche, después del concierto, fue un error. Parecía no entender lo anterior, así que yo misma corte la conversación de tajo, dejándole de responder.

No me sentía cómoda hablada con él por mensajes después de esa noche, no porque fuera más de diez años mayor que yo, sino porque él parecía tener un interés romántico en mí, o cuando menos sexual, y tal vez haberme besado, y todo lo demás que pasó, fue producto de mi embriaguez.

Creo que era un sábado por la noche, porque al día siguiente no tendría clases, cuando un mensaje suyo llegó a mi WhatsApp, justo después de que yo pusiera como foto de perfil una mía en traje de baño. El mensaje contenía una foto suya frente al espejo, desnudo y con el miembro erecto, no había texto que acompañara el mensaje. No supe que responderle, me quedé fría viendo la foto, viendo cada centímetro de su anatomía. Me sentí ligeramente excitada al ver su pene y recordar como fue chupársela en un auto con el peligro de que alguien nos viera. Le respondí con un halago corto, él no era lo que llamaríamos un 'hombre atractivo', pero en lo incorrecto estaba la atracción hacia él.

Casi al instante el leyó mi mensaje y me respondió preguntándome si le gustaba lo que estaba viendo. La conversación fluyó un poco rápido, yo estaba en cama con mi pijama con los dedos helados pero la vagina la tenía húmeda y tibia por sus mensajes.

Esa misma noche, él me invitó a su casa tomar algo, yo no era tonta, sabía que intenciones tenía mi amigo, por eso acepté gustosa, pensé que pasaría lo mismo que la noche del concierto, y que las cosas no llegarían al siguiente nivel, estaba equivocada.

Le dije a mi madre que saldría con una amiga esa tarde, quedé en verme con Carlo a dos calles de mi casa, él pasó a recogerme en su auto. Yo llevaba una falta cortada de mezclilla negra y una blusa negra de Pink Floyd, y el cabello recogido en una trenza, no recuerdo que ropa llevaba él puesta, pero si recuerdo que me saludo con un beso en la mejilla cuando subí a su auto. Me preguntó que era lo que quería hacer, yo le dije que ver unas películas en su casa estaría bien, y tal vez pedir pizza, tenía unos días queriendo cenar eso. Respondió afirmativamente a mi propuesta.

Ambos permanecimos callados en los veinte minutos de trayecto hasta su casa, al llegar, ambos bajamos del auto, y él me invitó a pasar, resulta que vivía solo, sin más compañía que un gato, recuerdo.

Ya dentro del domicilio, me preguntó que era lo que quería cenar para pedirlo por a domicilio, mientras eso, sacó unas cervezas del refrigerador, había comprado dos docenas de mi cerveza favorita.

Pasamos a sentarnos en su sofá, y la noche se fue volando, tanto que solo dejamos de hablar cuando la pizza llegó.

En el sofá, empezamos a comer y a beber, mirándonos a los ojos y sonriendo, como esperando que cualquiera de los dos proposiera eso que ambos sabíamos que queríamos, cogernos.

Una cosa llevo a la otra.

Me acerqué a él tímidamente y me senté en una de sus piernas y empezamos a besarnos de lento a rápido. Una de sus manos sostenía mi espalda y otra estaba dentro de mi falda acariciando y apretando uno de mis muslos. En algún momento, él metió sus dedos a un costado mis calzones, tratando de introducirlos dentro de mí, fuera de resistirme, abrí las piernas y dejé que me tocara. Sentí los dedos más grande y ásperos que jamás había sentido, era más la sensación del tacto de sus dedos que el movimiento de ellos lo que me estaba haciendo soltar gemidos suaves. El alcohol fue, de nuevo, gasolina para mí, porque fue tan rápido que no recuerdo en que momento él se sacó el miembro, pero ahí estaba yo, con la falda totalmente arriba y abierta de pierna sobre él, son su pene húmedo contra mis calzones.

Me quito la blusa y luego el brasier, para besar y chupar mis senos. De nuevo dejó en claro la diferencia de física, cuando me tomó en brazos y me recostó sobre el sofá para quitarme, con besos y mordidas, la falda y luego mis calzones negros.

Empezó a darme sexo oral, nunca había sentido el roce de una barba en mi intimidad depilada unos días antes, hasta ahora no sé si eso me agrede la sensación, pero ese momento me estaba matando, incluso lamió de sobre manera mi ano, cosa que nunca había hecho conmigo, eso hasta el día de hoy me desagrada, ya me me hace sentir incómoda.

Tomó una de mis pantorrilla y indicó ponerme de lado, no había terminado de girarme cuando él ya había introducido su pene dentro de mí, Fue rápido y brusco, un grito virginal se escapó de mí, ya no lo era, pero esa vez parecía que si, pues, todo el rato fueron gemidos y gritos suaves por mi parte, acompañados de mi mano deteniendo las embestidas del abdomen de Carlos.

No se compraba para nada a las experiencias anteriores que había tenido, pero lo estaba disfrutando como loca, el sentir sus huevos peludos chocando contra mí me tenía al cien, el climax se cortó cuando en el frenesí, su miembro de salió de mí y él intentó de nuevo meterla, intencionalmente o no, por mi ano, sentí como dolor cuando introdujo su glande húmedo por ahí, gritándole que no lo hiciera y poniéndome casi de pie por el susto.

Él se disculpó y me dijo que se había equivocado, así que de nuevo de recosté, pero está vez boca arriba, no estaba lista para el sexo anal.

Me tomó por las piernas y las puso en sus hombros para seguir cogiendome bruscamente, pero ahora estaba besándome los pechos y el cuello, y cerré de nuevo los ojos para tratar de llegar de nuevo al climax.

Terminé dos veces antes que él, sentí como nos humedecidos y un chispazo en el vientre en ambas ocasiones. Carlos terminó en mi abdomen con gemidos fuertes entrecortados por la pronunciación de mi nombre. Cuando abrí los ojos, ví que fue bastante lo que eyaculó sobre mí, fue inevitable las comparaciones mentales con mi ex-novio. Ahí estaba él, sudando y agitado, con mis piernas en sus hombros y su pene aún duro sobre mi pelvis. Se puso de pie y sin pronunciar palabra alguna, puso su verga en mi boca, empezó a moverse de adelante hacia atrás, con una mano se secaba el sudor de la frente y con la otra apoyaba contra la pared. De nuevo cerré los ojos y gire un poco mi cuerpo para sostener su miembro y evitar que me lo metiera de lleno a la boca.

Esa noche fui de nuevo feliz al sentir en mi paladar el semen pegajoso de mi amigo, quien me besó sin importar que aún tuviera sus líquido en la boca.

Unos segundos después de recuperar el aliento, me invitó a la cama de su habitación a seguir con la acción de manera más comoda, no me negué pero le dije que primero tenía que ir al baño a limpiarme. Tomé mi ropa del suelo y me tape de frente con ella y me dirigí al baño, él halagó el movimiento de mis nalgas al caminar, sonríe sin decirle nada.

Ya en el baño, decidí darme una ducha aprovechando que había una toalla ahí, que supongo que sería suya.

Salí del baño en interiores con el resto mi ropa en manos y, seguiendo el llamado de su voz, entre a su habitación. Tumbado sobre ella estaba masturbado su miembro, ambos nos miramos y nos sonreímos sin decir nada, me lancé sobre él y nos empezamos a besar, nuestras lenguas se envolvían en largos besos que solo se interrumpian cuando el chupaba la mía.

Me lance con fuera sobre Carlos, tome su pene con un poco de vergüenza y metí su glande dentro de mí. Me de caer sobre su verga y empecé a cabalgarlo rápidamente, mis nalgas rebotaban sobre sobre él, tan fuerte como nuestros gemidos, él ya no se movía, solo disfrutaba de mis movimientos inexpertos que parecían encantarle, a mí me encantaba sentir el roce de sus vellos contra mi vulva.

Tal vez por el cansancio del primer round o por lo alcoholizados que estamos, pero no pudimos terminar, yo me cansé y me recosté sobre sobre su pecho, aún con su verga dirá dentro de mí. Nos seguimos besamos suavemente y en algún momento, nos quedamos dormidos.

Me desperté de golpe, con un fuerte dolor de cabeza y en los brazos de mi amigo. Me había quedado dormida en su casa sin avisarle a mis padres. Cuando tome mi celular, encontré lo que era de esperarse, decenas de llamadas perdidas y mensajes de WhatsApp de ellos.

Desperté a Carlos para decirle que tenía que irme lo más pronto posible a casa porque me esperaba una regañada horrible por parte de mi madre. Me ofreció llevarme a casa, pero le dije que mejor me pidiera un Uber y que ya luego pensaría que decirle a mis papás, ya que él estaba en un estado de resaca peor que el mío.

De camino a casa en el Uber, asustada por lo que me esperaba al llegar a casa, me puse a pensar en que si lo que había la noche anterior estuvo bien o mal, y en si debía tomar una pastilla anticonceptiva dado que no habíamos usado protección. Todo eso y otras cuestiones morales, me hicieron no volver a tener un encuentro sexual con Carlos, por lo menos en lo que quedaba del año.

Es así como termina esta pequeña anécdota, solecitos, espero haya sido de su agrado, y también espero leer sus comentarios.

Les mando un beso.