Mi primera vez con otro chico

Como me lancé a descubrir el placer que experimento con otros hombres

En este relato me dispongo a contaros como fue mi primera experiencia con otro chico, y aunque soy hetero me pone hacerlo de vez en cuando con algún hombre.

Lo primero decir que usaré unos nombres ficticios para preservar nuestra intimidad, pero la historia es verídica.

Bueno al lío, mi historia comienza cuando yo estaba en 4º de la eso, en esa época había un chico, Álvaro, que había repetido en mi clase y todo el mundo se metía con el porque era bastante afeminado. Él vivía cerca mío y todos los días nos volvíamos juntos en metro, así que comenzamos a ser buenos amigos.

Cuando cogimos un poco más de confianza empezamos a hablar de sexo y de lo que hacíamos en la intimidad, cosa que me ponía realmente cachondo. Él me contó que en realidad no era gay, que era bi y lo hacía tanto con chicos como con chicas. De esas charlas en el metro llegaba súper caliente a casa y no tenía otra opción que cascármela pensando en nuestras charlas.

Un día al llegar por la mañana al colegio el profesor aún no había llegado y yo estaba fuera, en el pasillo, porque la gente de mi clase estaba armando demasiado escándalo dentro del aula; en esto que sale Álvaro y le pregunto que si era verdad eso que me había contado de que era bisexual, a lo que me responde que sí un poco extrañado; me puse a mil en ese momento, con la voz un poco entrecortada por los nervios y el calentón del momento le dije que yo también. En ese momento su cara de póker fue de campeonato y lo único que fue capaz de responder fue que ya hablaríamos eso.

Ese día lo pase cachondísimo en clase, las miradas entre extrañadas y calientes fueron continuas entre Álvaro y yo. Cuadno llegó la hora del recreo solo me dijo que le esperara un poco a la salida para que les diese tiempo a los demás a irse a casa y poder ir nosotros solos en el metro sin nadie conocido que nos pudiera pillar.

Esperaba ansioso el momento de la salida. Cuando acabaron las clases esperé sentado en un banco que había en la puerta del colegio hasta que llegó Álvaro y fuimos juntos hasta el metro. Lo primero que me dijo fue que no se imaginaba que yo pudiera decirle eso, pero que a la vez le encantó porque me confesó que siempre le había gustado, pero me veía inalcanzable porque hasta ese momento yo había sido completamente hetero. Me dijo que en su bloque de pisos había una entreplanta en la que había un hueco que no pasaba nadie y podríamos estar tranquilos, cosa que acepté sin ninguna duda.

Fue el viaje en metro más largo de mi vida, esta nerviosísimo, pero a la vez me excitaba enormemente la situación. Cuando llegamos dejamos todas nuestras cosas en el suelo y yo me quedé parado sin saber que hacer ni como reaccionar. Álvaro se dio cuenta y se lanzó a comerme la boca sin compasión cosa que le respondí con gusto. Comenzó a recorrer todo mi cuerpo sobre mi ropa, bajó sus manos hasta mi culo y allí lo agarró con firmeza; no podía creer que estuviera pasando aquello, pero me encantaba. Le respondí de igual manera, pero el iba ya un paso por delante, comenzó a quitarme la camiseta y yo a él también la suya, no podía más iba a explotar. Él se lanzó directo a mis pantalones, se puso de rodillas y comenzó a sobar mi paquete por fuera de mis pantalones, no aguantaba más así que le ayudé a quitármelos; Y allí estaba yo completamente desnudo delante de otro chico. Comenzó a chupármela, la sensación de la primera mamada de un hombre fue inigualable, quería correrme pero le quité la boca de mi polla y le di un beso en la boca, notando el sabor de mi polla aun en su saliva. Él se pegó más a mi y pude notar su paquete a punto de estallar, no había hecho esto nunca antes, pero desabroché sus pantalones y me encontré con su miembro frente a mi cara, nunca había tenido uno tan cerca de mi cara, pero sí que había visto muchos vídeos porno de todas clases así que le hice la mejor mamada que pude dentro de mi inexperiencia; Primero comencé besando su capullo, estaba suave y la sensación me gustó por lo que continué metiéndome entero su rabo en mi boca y comencé a mover mi boca arriba y abajo, al parecer no lo hacía tan mal porque sus suspiros de placer iban en aumento. Me dijo que ni se me ocurriera parar, por lo que continué chupando con más ganas aún hasta que agarró mi cabeza y chorros de semen empezaron a inundar mi boca. La sensación de los jugos calientes de otro chico en mi boca no podía ponerme más cachondo, cuando terminó de correrse me trague toda aquella leche que inundaba mi boca, y qué decir que me encantó.

Pero yo aún seguía con mi polla a punto de reventar porque no me había corrido, así que se metió mi polla entera en su boca y comenzó a chupar como un poseso, no podía aguantar ni un minuto más y me corrí al poco rato de empezar a mamarme. Le miré y le vi arrodillado ante mi, con unas gotas de mi semen bajándole por la comisura de los labios. En ese momento le planté un morreo, pudiendo probar el sabor de mi propia corrida.

Nos vestimos y el se metió en su casa y yo me fui a la mía. Todo aquello fue lo más extraño que me había ocurrido jamás pero me encantó.

El resto del curso estuvo lleno de visitas a la entreplanta de morbo y lujuria, pero no terminó en el colegio la historia y aún hoy en día seguimos viéndonos y pasando tardes de auténtica lujuria carnal, aunque con menos frecuencia.

Espero que os haya gustado mi relato, dejad vuestras opiniones y perdonad si no está bien estructurado o faltan algunos detalles, pero fue hace 3 años y entre el tiempo y la calentura del momento hay cosas que se entremezclan.