Mi primera vez con mi tia abuela

Todos las personas recordamos esa primera vez con un cariño y ternura muy especial, o al menos casi todos. Hoy les contaré la primera vez que metí la polla en el coño de alguien muy especial.

MI PRIMERA VEZ CON MI TIA ABUELA

Todos tenemos esa primera vez, algunos la recordamos con un especial cariño.

Mi primera vez fue con una tía abuela, prima de mi abuelo, ya mayor se había quedado soltera al ser la única hija y tener que cuidar de sus padres enfermos hasta que murieron. Tenía una pequeña pensión de jubilación como ayuda y vivía modestamente.

En muchas ocasiones especialmente en Navidad, Semana Santa, puentes, y muchos veranos mis padres iban a por ella, la traían a casa y ellos podían escaparse algún fin de semana o seguramente a hacer travesuras.

Éramos cinco hermanos, tres chicas y dos chicos.

Yo era el mayor y desde el primer día me toco dormir con ella en mi cama, ya que dormía solo en una cama, los otros dormían de dos en dos.

Ya he relatado que siempre he sido muy cariñoso y desde el primer momento me lleve muy bien con mi tía abuela.

Se llamaba Rafaela y murió hace bastantes años, aunque no se fue a disgusto. Le cogió mucho cariño a este que escribe su sobrino nieto Pepito. Así me llamaban.

Mi polla siempre ha sido bastante gorda y grande. Calculo que tendría unos 18 años cuando mi tía abuela me follo por primera vez. Ella tendría entonces unos 65 aproximadamente, a mi tierna edad eso no importaba, solo con descubrir cosas mi mente y mi cuerpo agradecieron aquellos estímulos.

Creo y estoy casi seguro que he sido el único que se la ha follado en la vida. Era de poco hablar, muy hacendosa, muy callada y en cuanto comprendió que yo no diría nada, follamos muy a menudo durante años hasta que me case.

Aún recuerdo su olor, su piel blanca y el aroma de su sexo peludo y blanco.

Aun me sigo excitando al recordarlo.

Seria verano y yo me acostaba con un simple slip. Como dormíamos en la misma habitación que mis hermanos teníamos que hacerlo en silencio al menos al principio, luego ya buscamos nuestros trucos.

No debía de ser virgen, porque no recuerdo ningún problema al metérsela por primera vez, creo que se habría metido cosas seguramente antes, algún pepino, algún plátano o alguna hortaliza o fruta similar. Nunca me dijo nada, ni nunca le pregunte al respecto.

Se daba la vuelta para dormir y yo me arrimaba a ella con mi polla grande y dura todas las noches. Ella poco a poco fue probándome hasta que aquella noche de verano se la acoplo por primera vez y fue meneándose y disfrutando.

Yo era el rey, me sentía el rey.

Era muy lista, me di cuenta de ello con el paso del tiempo, tenía siempre preparada una pequeña toallita que utilizaba para limpiarse y así no dejar restos de fluidos en la cama.

Hoy pensamos en las comodidades de irnos al baño a limpiarnos, pero entonces en aquellas casas antiguas de barrios obreros los retretes como se les llamaban coloquialmente estaban fuera de la casa en corrales y patios.

Mi tía abuela Rafaela y yo pasamos muy buenos ratos follando, aunque ella pasaría mejores ratos cuando empecé a comerle el coño, algo extraordinario que no me enseño ella, sino Fernanda una vecina viuda que sería mi gran maestra cuando yo tenía unos 18 años, pero eso es otra historia que les contare muy pronto.

Queridos lectores y lectoras si les gustan mis relatos, no dejen de decírmelo a través de mi correo electrónico. También me gustaría compartir fantasías con otros lectores, especialmente con lectores y lectoras sin ningún tipo de tabúes.

Hasta la vista.