Mi primera vez con Luis,el novio de mi mejor amiga
Mi primera aventura con Luis en el trabajo durante la ausencia de mi amiga Estefanny
Mi nombre es Fiorella, soy una chica de estatura baja mido 1.48, soy de piel blanca, cabello ondulado a media espalda, uso lentes, y considero que mi atributo son mis caderas y trasero, puesto que soy de pechos pequeños.
Esta historia se remonta hace muchos años atrás cuando trabaja de secretaria para cierta empresa, la cual estaba a punto de fusionarse con otra, para lo cual a mí y a mi amiga Milagros nos asignaron reorganizar la información histórica de la empresa en el sótano del edificio, adicionalmente a nosotras llegó Luis de otra área, él sería el encargo de llevar el orden de las cajas y los documentos a ser archivados. Luis en realidad no era la gran cosa, media cerca de 1.70, era simpático y nos gustaba su espalda ancha, teníamos mucho interés por él, era el tipo de persona que siempre te hacía sentir bien, amable, atento, algo caballeroso y especialmente siempre nos hacía reír, por el lado laboral era muy responsable y organizado, muy minucioso. Es así que Milagros y yo teníamos una guerra no declarada por conquistarlo. Sin embargo, mientras pasaba el tiempo, Milagros y Luis empezaron a tener más química, y quien no, Milagros tenía un hermoso cuerpo con unos pechos de copa D y un poco más alta que yo, por mi parte siempre buscaba la oportunidad de mostrarle a Luis mi disponibilidad.
Los días fueron pasando, hasta que un día me di cuenta que ambos habían empezado de novios, fue una gran decepción para mí, mis esperanzas de estar con Luis habían terminado, sin embargo, el trato de Luis hacia mí no cambió seguía tratándome bien y haciéndome reír, eso me hacía creer que aun tenia oportunidad, creo que me había obsesionado con él.
Cierto día Milagros se ausentó al trabajo porque su madre estaba delicada de salud y tuvo que realizar un viaje fuera de la ciudad, como buena amiga la llamé para preguntarle cómo estaba todo y cuantos días se tomaría libre, me respondió que serían tres días pero que se reincorporaría el lunes todavía, antes de terminar la llamada le desee una pronta recuperación para su madre y buenas vibras.
Hasta el día de hoy no puedo creer como pudo mi mente empezar a maquinar la forma de conquistar a Luis durante la ausencia de Milagros, pero ya lo tenía decidido. El resto del día Luis y yo trabajamos mejor que nunca, jugando con algunos documentos, riéndonos y yo encantada de tenerlo solo para mi siendo muy atenta con él e incluso le invité a tomar un café al salir del trabajo.
Hablamos de muchas cosas, pero lo que más recuerdo fue que me dijo que recién tenían una semana de novio con Milagros y que aún no habían tenido relaciones, al escuchar eso solo hacía que mis deseos aumentaran. Conversamos alrededor de una hora, y luego nos despedimos para que cada uno volviera a su hogar, esa noche al llegar a mi casa escogí un conjunto que me ayudara a resaltar más mis caderas y trasero, y obviamente una lencería apropiada acompañados de unos tacos altos para mejorar mi estatura y estilizar mis curvas.
Cuando desperté no podía creer que mi primer pensamiento fuera Luis, me fui a duchar con agua fría para despejar mis pensamientos, pero no pude aguantar mi calentura y terminé tocándome en la ducha haciéndome un poco tare, me vestí rápidamente con la ropa que había separado la noche anterior y salí lo más pronto que pude.
Al llegar al trabajo me di cuenta que Luis ya había llegado, estaba él sentado en su escritorio revisando algunos documentos, tomé un poco de aire y caminé hacia mi escritorio pasando por su lado para saludarlo con un simple “Buenos días”, continué mi camino meneando sutilmente las caderas para llamar su atención, me senté en mi silla y cuando me dispuse a acomodar los documentos de mi escritorio Luis se acercó y se sentó sobre mi escritorio al lado derecho donde yo estaba sentada.
Buenos días Fiorellla, hoy no me has saludado correctamente – me decía con una sonrisa mientras me miraba fijamente.
Tienes razón Luis, discúlpame – le respondía con un tono ligero, parándome de mi asiento y apoyando mi mano derecha en su muslo, me estiré para darle un beso en la mejilla, pero no podía alcanzar su rostro – lo siento soy muy pequeña – reía tontamente
No te preocupes – me decía mientras apoyaba su mano en mi brazo izquierdo y me daba un beso en la mejilla.
Luego del beso me soltó, pero yo permanecí unos segundos más con mi mano en su muslo, no parecía molestarle, el timbre de su celular empezó a sonar y tuvo que contestar haciéndome un gesto de que guardara silencio, escuche que al otro lado era mi amiga Milagros que le hablaba, quite mi mano de su muslo y me dejé caer en el asiento, aunque al levantar la mirada mis ojos se fijaron en su bulto, en su entrepierna, no me importaba que estuviera hablando con su novia me entraron unas ganas de tomar su miembro y chupárselo, mi mente se perdía en mis pensamientos hasta que sentí su mano en mi cabeza.
- Es hora de volver al trabajo – bajaba del escritorio y con una sonrisa me decía – no te distraigas, que ya nos queda poco trabajo
Muy avergonzada solo afirmé con la cabeza, cuando por fin pude volver en todos mis sentidos me fui al baño rápidamente, al ocupar el baño me di cuenta que tenía la tanga completamente mojada y viscosa, tomé unas toallas para limpiarlas y no podía creer que me haya puesto así en solo un par de minutos a lado de Luis.
Volví al sótano con un par de cafés que había comprado en la cafetería luego de salir del baño, uno de ellos era para Luis y es que quería aprovechar cada momento, me acerqué a su escritorio
Te traje un café, creo que perdí la cabeza hace un momento – era incapaz de mirarlo a los ojos, sonreía como una boba
No te preocupes, no hay nada que un café lo solucione – decía recibiéndome el café y dándole un breve sorbo – En la mesa grande he dejado una serie de fólderes, revísalos para archivarlos según corresponda – me decía con toda la normalidad.
Más aliviada me dirigí a la mesa a revisar los documentos, los clasifiqué sobre la mesa y me puse a leer el contenido de uno de ellos de pie, con los codos apoyados en la mesa y con el trasero levantado meneándolo ligeramente.
Luis está bien si los ordenó por área – le preguntaba sin razón solo para que el me mirará en esa posición.
Si Fiorella … - se quedaba en silencio – ya sabes cuál es el orden
Giraba la cabeza para ver que me estuviera viendo y guiñándole un ojo le respondía – solo quería saber si estabas atento – me percataba que me veía el trasero.
Volví mi cabeza a los fólderes para revisar uno que me había llamado la atención, mientras leía el contenido del folder sentí una mano que se posaba en el lado derecho mi cintura, la piel se me erizo completamente, sabía que era la mano de Luis porque nadie más podía ingresar al sótano sin avisar.
No deberías estar leyendo el contenido de ese folder – me decía Luis sin quitar su mano de mi cintura, parado detrás y a la izquierda de mí.
Me dio un poco de curiosidad – le respondí girando la cabeza hacia mi hombro derecho y moviendo ligeramente las caderas.
La curiosidad mató al gato, en este caso a la gata – sonreía mirándome sin quitar su mano que me ponía caliente.
Esta gata sabe cuidarse – le respondía, inclinándome más hacia la mesa para tomar todos los fólderes con los brazos abiertos y hacerlos una pila, al mismo tiempo que retrocedía un poco para terminar golpeando el bulto de Luis con mi trasero, sentía que sus manos sujetaban mi cintura por el impacto. Giraba la cabeza para mirarlo sonriendo – ¿Disculpa te golpee?
Sí, pero no es nada – me respondía mientras sentía que me sujetaba de la cintura con firmeza.
Si no me sueltas no podré llevar estos fólderes al archivo – le decía con una pícara sonrisa, sintiendo como se ponía duro detrás de mí.
Nuevamente el timbre de su celular sonó desde su escritorio me dejó allí para ir a contestar mientras le escuché un “maldita sea” como un susurro. Me incorporé y acomodé un poco las ropas, fui hasta la parte donde almacenábamos los documentos para poner los fólderes en sus lugares correspondientes, luego de unos minutos volví a mi escritorio, pero encontré a Luis sentado en mi asiento usando el pc.
Ese es mi escritorio y ese es mi asiento – le dije bromeando
Estoy consultando algunos datos, solo tardaré un par de minutos – me decía sonriendo, pero con la mirada en el monitor.
¿Qué estás buscando? Puedo buscarlos por ti, aunque me sería más cómodo estar sentada
Claro, puedes sentarte aquí – giraba el asiento hacia mi lado y daba unas palmadas a su muslo derecho mirándome de forma picara.
No me retes – le respondí, y dándole la espalda me senté sobre él – te lo advertí – le dije sonriendo sin mirarlo
Está bien te creo – me respondió, girando la silla hacia su posición inicial, me tomó por la cintura para acomodarme mejor sobre él
Ahora dime, que tengo que buscar – le dije, moviéndome un poco sobre él para quedar muy cómoda.
Ponía frente a mí su agenda con los datos que necesitaba buscar – está es la información que necesito consultar - luego bajaba sus manos para posarlas en mi cintura.
¿Eso es todo? Es muy fácil – decía mientras sentía como sus manos pasaban de mi cintura a mis mulos, posándolas exactamente donde terminaba mi falda, para empezar a dar caricias recogiendo poco a poco mi falda – tienes unas manos muy inquietas – le decía sin oponerme.
¿Te gustaría saber que tan inquietas son? – me preguntaba mientras bajaba sus manos a mis rodillas y sujetándolas levantaba un poco mis piernas para poner mis piernas sobre las suyas, notaba como él al separar sus piernas las mías automáticamente también lo hacían.
Si mucho, pero me desconcentras - decía mientras sentía como sus manos me iban sacando la blusa de dentro de la falda y posar sus manos sobre la piel de mi cintura, me daba besos cortos en el cuello y yo hacía mi cabeza hacia un lado – no hagas eso – le decía mientras se me estremecía todo el cuerpo por sus besos.
Dijiste que es muy fácil – me respondía sin dejar de besarme el cuello y empezando a desabotonar mi chaleco hasta terminar quitándolo
Me movía ligeramente como podía sobre él, ya sabía que estaba muy caliente y quería tenerlo entre mis piernas, el calor entre mis piernas era intenso – mmmm por este trabajito tendrás que darme algo a cambio – le decía con voz seria y una sonrisa
Que desea a cambio la pequeña – me respondía mientras desabotonaba mi blusa
Por qué no pides comida china y que la traigan aquí, ¿lo harás verdad? – le decía con una voz de engreída y moviéndome sobre él, quedando con en brasier de la cintura para arriba.
Está bien, pero primero lo primero, tienes que terminar el trabajo – metía sus manos dentro de mi brasier y jugaba con mis pequeños pechos y pellizcaba mis pezones sin dejar de besar mi cuello – no deberías usar brasier, sería más cómodo para ambos
Ya terminé, está todo en orden – apenas pude terminar por culpa de sus toqueteos y besos – posaba mis manos sobre las suyas y apegaba mi cuerpo contra el de él y mi cabeza en su hombro con los ojos cerrados disfrutando de sus caricias
Será mejor ir a la mesa grande – me decía al oído sin quitar sus manos de mi cuerpo
Estoy cómoda aquí con tus masajes, pero haré lo que quieras – me bajaba de sus muslos y caminaba delante de él hacia la mesa, quitándome el brasier y entregándoselo, me causó gracia cuando al recibirlo lo puso alrededor de su cuello.
Al llegar a la mesa, apoyé mis manos y aparte las cosas que estaban sobre la mesa cerca de mí, luego giré para verlo, me tomó por la cintura y me sentó al borde de la mesa, poso sus manos sobre mis muslos y subiendo sus manos, recogió mi falda mientras empezábamos a besarnos, sus manos recorrían mis muslos descubiertos y luego separaban mis piernas para ponerse entre ellas. Sus manos se posaban sobre mi trasero y me apegaba contra él mientras no dejábamos de besarnos, sentía que mi corazón iba a estallar y mi entrepierna iba a arder, bajé mis manos y desabroché su cinturón para luego desajustar sus pantalones y dejarlos caer, luego sujeté los bordes de su bóxer, todo guiado por mi tacto, y empecé a bajárselos hasta sentir que su miembro ya estaba afuera, llevé mis manos a su cuello y lo rodeé, como si nos leyéramos la mente él bajo sus manos una para levantar un poco mi pierna y la otra para hacer a un lado mi tanga, a los segundos sentía como su miembro empezaba a rosarme y luego iba adentrándose dentro de mí, no podría verlo pero sentía que lo tenía más grande que el promedió, mi cabeza estaba en blanco y mi entrepierna completamente empapada, sentía como centímetro a centímetro iba ocupando mi interior, el placer que sentía era intenso, lo abrazaba por el cuello con fuerza y de pronto mi cuerpo empezó a temblar mi menté se nubló por completó, cuando recobré el sentido estaba jadeando acostada sobre la mesa boca arriba mientras Luis no dejaba de penetrarme rítmicamente de pie sujetando mis piernas para evitar que me alejara mucho, mis manos frotaban mis pequeñas tetas con fuerza estaba tan excitada que no me importaba nada, Luis parecía no cansarse o eran las ganas que tenía guardadas para Milagros, no me importaba en esos momentos él era solo mío y yo iba a dejar que desfogará sus ganas conmigo y yo con él, nuevamente mis piernas empezaron a temblar, mi segundo orgasmo había llegado, abracé con fuerza la cintura de Luis con mis piernas mientras le notaba una sonrisa de orgullo al percatarse de mi orgasmo.
Cuando mi orgasmo terminó, me relajé un poco soltando la cintura de Luis, él se detuvo unos segundos y se separó, me sorprendió y me preocupé pensando que todo había terminado, apoye una de mis manos en la mesa para levantarme un poco y pude ver a Luis con su cabeza colocándose entre mis piernas, estiré mi otra mano para detenerlo pero al sentir su lengua recorriendo mi intimidad, una corriente recorrió mi cuerpo que me hizo caer sobre la mesa, estirando las manos para estrujar cualquier cosa que mis manos pudiera alcanzar, esa sensación me llevó a mi tercer orgasmo. Mientras me recuperaba sobre la mesa, Luis se había quitado el bóxer y el pantalón, aún conservaba su camisa y corbata y yo solo la falda, se subía sobre la mesa y colocándose a mi lado me levantaba ligeramente para poner de lado y luego tomando mi cuerpo como si fuera un muñeco me hacía poner en cuatro sobre la mesa, para colocarse detrás de mi separando mis piernas, volvía a sentir su miembro penetrándome y moverse fuertemente sin darme tiempo a nada, mis ojos lagrimearon al sentir su miembro tan profundo y empecé a jadear involuntariamente apegaba mi frente sobre la mesa mientras mordía mi labio inferior, sus manos sujetaban con firmeza mi cintura sin dejar que mi cuerpo escape de sus embestidas, disfrutaba de ese increíble placer que Luis me daba cuando de pronto sentía como me llenaba con su semen, mis ojos se abrieron como plato, no nos estamos cuidando, se me cruzó por la mente, pero inmediatamente mi cuerpo empezó a temblar, cerraba los puños con fuerza y me mordía con más ganas el labio, ya no me importaba, si quería podía hacerlo de nuevo cuantas veces quisiera.
Luis se separó de mí, y se acostó a mi lado sobre la mesa, yo solo me dejé caer sobre la mesa y estirándome hacia él le di un beso en la boca.
Esto fue increíble Luis – apoyaba mi cabeza sobre su pecho
Si, nunca imaginé que tuvieras tantos orgasmos – me decía con un aire de orgullo
Eres un idiota – le respondía con un tono de satisfacción – te corriste dentro de mí – le decía con un tono sin rastro de preocupación.
Si, iré a comprar la pastilla del día siguiente y unos condones – me respondía.
¿Condones? ¿Acaso quieres volver a hacerlo? – le decía con sorpresa.
Claro, ¿Tú no?
Déjame descansar – le respondía con una sonrisa que él no podía ver