Mi primera vez con la casera
Siendo profesora interina cada año estaba en un lugar diferente. En este año tuve la suerte de encontrar un alojamiento en el que tuve mi primera relación con una mujer.
Hola mi nombre es Chusa y descubrí este sitio por casualidad, y por le mimetismo que toda mujer tiene a buscar una historia parecida a lo que le esta sucediendo, y esa historia no puede tener un marco más incomparable de búsqueda que internet.
Deciros que soy profesora de instituto, pero dada mi condición de interina cada año estoy en un sitio diferente, lo cual por un lado me da a conocer nuevas amistades, pero, también a alejarme de las que realizo año a años. En la actualidad resido en un pequeño pueblo al sur de Segovia y tengo un novio desde hace tres años, el cual por motivos de trabajo no para de viajar.
A comienzos de este curso y con el nuevo destino ya en la mano, comencé a buscar alojamiento, el resto de mis compañeras ya habían encontrado cuando yo llegué, pues la mayoría repetían destino y las que no vivían en la cercana Segovia. Me puse a buscar y cual fue mi sorpresa que al preguntar en una panadería si había algún piso por alquilar en el pueblo, la mujer que me atendió me dijo que había pocos y que no estaban en buen estado, me aconsejo uno, pero cuando fui ya estaba alquilado, así que me decidí por asesorarme en una inmobiliaria, oficina esta que tampoco me soluciono el problema. Al día siguiente me encontré con la panadera la cual me pregunto si había encontrado algo, y al decirle que no, ella me explico que vivía sóla y que podía alquilarme una habitación de su piso hasta que encontrara algo; sinceramente me emociono el buen corazón de esa persona al verme en esa situación, acepte y así se lo comunique a mi novio, el cual lo vio también con buenos ojos pues estaba también muy preocupado por mi situación.
Los primeros días de convivencia con esta mujer fueron de mucho hablar con ella, me contó que no tenia hijos y que estaba divorciada, en el momento de decir esto senti como se contenía una lagrima y quise animarla, diciéndole que la invitaba esa noche a cenar por ahí, ella aceptó, y quizás desde esa cena ambas nos ganamos la confianza que necesitábamos para convivir hasta ahora.
Un día al cabo de unas semanas de estar en el piso, entre y la escuche llorar, toque en su puerta y le pregunte que si la podía ayudar en algo y ella me dijo que no, que estaba triste por que había llegado la sentencia de separación y que era un mal trago que debía pasar sola. Lo entendí y me fui a mi habitación pues al día siguiente venia a visitarme mi novio y debía ultimar algunos preparativos. Esa noche cenamos juntas y después le dije que no debía llorar que la vida es muy bonita para amargarse con nada. Ella sonrió, y se levanto para ir a dormir. Ella es una mujer de unos 40 años, alta, morena, con el pelo largo y de muy buen tipo.
Al día siguiente llego Manu, mi novio y se lo presente, el muy jovial nos invito a cenar y ella no acepto por que no quería salir, no presionamos mas y nos fuimos a cenar, volviendo a casa a las 2 de la madrugada. Al llegar, los dos veníamos con dos copas de más y nos fuimos directamente a mi habitación: mi habitación limitaba con la de Lola, así se llama ella, pero íbamos tan desfasados que no caímos en la cuenta de no hacer muchos ruido para no molestar. Manu me subió la minifalda mientras yo le quitaba la camisa, al misma vez que me decía entre susurros que me iba a comer el coño ¡eso me pone como una moto que me lo diga!. me quito la blusa y mientras me lamía mis pechos una mano se introducía entre mi panty y mis braguitas, por mi poblado monte de venus hasta mi húmeda -chorreante- vagina. Yo no paraba de moverme en la cama hasta que el me desnudo por completo y empezó a comerme mi vientre y a bajar y subir por cada una de mis piernas sin pararse en mi sexo, hasta que no pude más y le cogí la cabeza y le hice que se parara y me comiera todo el coño, diciéndole: Manu ¡cómemelo y méteme tu lengua en mi raja!, yo no paraba de gemir, veía entre mis piernas la cabeza mi novio; sus labios se fusionaba con mi negro vello púbico. Después el muy hábilmente se quito el pantalón y el slip y se dio la vuelta hasta ponerme un gorda polla en mi boca, tenia ganas de devorarla entera y la necesidad de tenerla dentro de mi boca para acallar un poco mis gemidos pues me estaba haciendo un cunnilunguis de campeonato. Le dije que me follara, arribo su verga a mi coño y de una embestida la sentí toda dentro de mi, yo no paraba de gemir, y cuando llegamos al orgasmo estalle en un grito que temí que despertara a mi casera. Manu se corrió en mi pelambrera, y después con su mano me restregó toda su leche. Quedamos dormidos.
Al día siguiente Manu se fue a Madrid pues debía coger un avión para Milán. Y después de recordar lo sucedido, apenas me atrevía a cruzar palabra con Lola, la cual se mostró muy comprensiva porque creo que sabia lo mal que me sentía. Yo reaccione y le pedí perdón, pero ella me dijo que no comprendía por que me tenía que perdonar. Y le dije por lo sucedido la noche anterior y me dijo que ella no había escuchado nada. Esa media verdad comprensiva me tranquilizo. Ella entonces me dijo que la ayudara a montar un ordenador portátil que había comprado para conectarse a internet, yo, muy hábil en la materia pues trabaje en una tienda de informática se lo deje conectado y le explique el funcionamiento de como buscar en el google etc.
Así fueron pasando los días, y el tiempo pasaba sin pena ni gloria, un día le pedí a Lola si me dejaba mandar un email a Manu, el cual se encontraba en Málaga y me dijo que adelante, que cogiera el ordenador para lo que necesitara. Nada más abrir el navegador y por instinto ir a la barra de direcciones, me di cuenta de que mi casera Lola le gustaba visitar páginas pornográficas y en especial lésbicas. No le di más importancia en ese momento y envié mi correo.
Unos días más tarde, como mujer que soy, la curiosidad me puso, y bajo la pregunta ¿cómo se lo montará Lola sin hombre a la vista? y con la oportunidad de que ella se iba durante un día a Valladolid a ver a su madre, me decidí entrar a su habitación, no se lo que me pasaba pero me encontraba un poco excitada, no se si por la curiosidad, no se si por el morbo. Abrí su armario y en el vio una serie de fotos de Lola, más joven, ahora tiene 40 años, la verdad es que es muy guapa me dije a mi misma, abrí uno de sus cajones y me encontré con su ropa interior, me llamo la atención sobre todo una de encaje negro, muy provocativa y seductora así como un body a juego de ensueño. Seguí abriendo cajones pero nada, sin embargo al mirar arriba ni un pequeño cofre que me llamo la atención, era del tamaño de una caja de zapatos y estaba cerrado con llave, previamente yo había visto una llave en uno de los cajones que había abierto que podía coincidir con la hendidura del cofre, así que armándome de valor quise ver lo que mi amiga escondía en tan preciosa cajita. En ese momento sonó mi móvil y yo creía que a mi se me salía el corazón, era un teléfono con prefijo de Valladolid, y era mi casera para decirme que bajando una máquina de coser le había dado un dolor en el lumbago y que no volvería hasta que no se le pasase el dolor, pues apenas se podía mover, le deseé que se recuperara y que si necesitaba algo que no tenia más que pedirlo. Después de la conversación, más tranquila, volví a su habitación y con ánimo decidido abrí la cajita, en la parte superior de la misma había una especie de diario, y cual fue mi sorpresa que en la parte inferior había un vibrador y un consolador.
Yo nunca había probado uno de esos y la verdad es que estaba muy necesitada de sexo, hacia un mes que no veía a Manu, y los "deditos" no me dejaban satisfecha. Así que me fui a la ducha y después de bañarme, volví a la habitación de Lola liada en una toalla, volvía a abrir el cofre y me lamo la atención el libro que había en el fondo, empecé a ojearlo y me di cuenta que era una especie de diario personal, dudé en leerlo, pero, una vez más la curiosidad, me hizo remitirme a los días primeros que estuve en la casa, Lola entonces escribió: "Hoy creo que he hecho bien con aceptar que una chica llamada Chusa, viniera de alquiler a mi piso, no sólo por ella que no encontraba nada, sino por mi, pues necesito que alguien me hable o me escuche cuando estoy en casa". Seguí leyendo y mi nombre se repetía en el día a día de las hojas de ese diario, contaba anécdotas, conversaciones, pero me llamo la atención el hecho de que se excitara cuando nos escuchó a Manu y a mi hacer el amor, diciendo "Esta noche Chusa se ha puesto muy guapa, ha venido su novio, el cual es muy atractivo y simpático. Chusa me ha pedido si podía usar el baño de mi habitación pues el suyo después de ducharse Manu ha dejado de funcionar, y le he dicho que sí. Yo mientras ella se duchaba me quede en mi habitación y tras cerrar ella la puerta del baño, a través de la cerradura del mismo, la he espiado mientras se desnudaba, su piel blanca, su pelo negro, su delicados senos y su precioso chochete me han encendido muchísimo, no sé, pero esta chica me atrae mucho.
Cuando se fueron a cenar me masturbe con mi vibrador y pensando en su boca y en su sexo me corrí imaginando que eran míos. Más tarde llegaron ellos y los escuche mientras hacían el amor y cuando ella dijo ¡Manú cómeme toda la raja! Me puse tan húmeda que crei haberme orinado, entonces acompasada con sus gemidos, me méti en mi coño mi consolador, a la misma vez que con mis manos masajeaba mis senos. Finalmente saqué mi consolador de mi coño y frote intensamente mi clítoris. Mi mano se puso húmeda con mis jugos, los cuales no dudé en llevármelos a la boca, pensando que eran los jugos de Chusa. Prácticamente los orgasmos de la pareja y los múltiples míos se sucedieron. Tras esos momentos sentí celos de Manú pues quería que Chusa fuera mía, lo cual creo que es imposible, pero me basto con su simpatía día a día".
Leyendo todo esto como podéis imaginar me puse a cien, debajo de la toalla que me envolvía había un auténtico volcán, mezcla de incertidumbre , deseo a lo desconocido y sobre todo apertura a la ternura de una mujer que me admiraba y a la cuál excitaba. En ese momento retire mi toalla y quede desnuda completamente, me mire frente por frente al espejo de su habitación y notaba como un hilo de humedad, bajaba desde mi sexo a través de mi pierna, me sentí muy guapa frente al espejo, desnuda, y quizás me sentí deseada por algo extraño para mi: un ser de mis mismo sexo.
Directamente me precipité hacía el vibrador y pulsando su botón lo acerqué a mis senos primero, los cuales reaccionaron de momento poniendo erectos mis rosados pezones y finalmente mi mano se dirigio a mi sexo totalmente mojado, buscando mi clítoris el cual palpitaba de deseo de sentir el vibrador sobre si, abrí entonces mis piernas lo máximo que pude y lo acerqué, el primer contacto fue bestial, una auténtica descarga eléctrica recorrió mi cuerpo, pero sorprendentemente no estaba cuando me masturbaba con ese aparato pensando en un hombre, pensaba en Lola, en sus palabras, en su sinceridad, pensaba en que ese movimiento vibratorio no lo generaba una "polla de plastico" si no su lengua recorriéndome por todo el cuerpo, a la misma vez que yo inexperta en la materia, tocaba su cuerpo y le correspondía con caricias, besos y lametones en su cada uno de los rincones del mismo, pero con el pudor de sentirme lesbiana. Finalamente a la misma vez que introducía el otro consolador en mi coño, sentí la necesidad de coger el pequeño vibrador y frotarlos por mi clítoris y por el agujerito de mi culo. Llegue a un multiorgasmo tan brutal que al día siguiente amanecí en su cama. Rápidamente reaccioné, recogí y lavé todas sus pertenencias, poniéndolas en el mismo orden y en el mismo lugar donde estaban. Me fui a la ducha y el pensamiento turbador de lo que había hecho me dejo muy pensativa. Instantes después mientras desayunaba sonó el teléfono de la casa, la voz de Lola, sonaba al otro lado del auricular y yo reaccione con sobriedad a lo vivido; le pregunté por su lumbago y me dijo que si hacía el favor de ir a recogerla pues el médico le había dicho que hiciera reposo absoluto durante una semana, y allí se encontraba pero pues tenía que subir u cuanto piso sin ascensor; yo accedí de inmediato y después de escribir la dirección donde debía recogerla , cogí mi coche y emprendí el viaje a Valladolid.
Al llegar al lugar establecido, me encontré a Lola un poco encorvada por el dolor del lumbago, me acerque y le di dos besos y le dije que no se preocupara que eso pasaba pronto. Inmediatamente regresamos y al llegar al piso, yo rezaba porque todo lo que hice n fuera descubierto por algún olvido que hubiera cometido en la colocación de esos elementos que constituían al Capilla Sixtina de su intimidad. Ahora más que nunca aprecié la belleza de Lola, y ese pensamiento era para mi una mezcla de turbación y de excitación. Preparé la comida y le dije que si el médico le había recetado descanso que yo me encargaría de todo, y que todo lo que necesitase que me lo pidiera. Después de comer, le dije si le apetecía dormir una siesta, ella me dijo que prefería estar tumbada en el sofá. Yo me retire a mi habitación con el compromiso de que si necesitaba algo que no dudase en llamarme. Así transcurrieron las horas y a las ocho, su voz sonó con mi nombre, me dijo si la podía acompañar al cuarto de baño, pues se quería duchar, yo la acompañe e instintivamente me salí de ese lugar, pero me mantuve en su habitación por si quería o necesitaba algo. Instantes después me llamó diciéndome que le resultaba imposible quitarse las medias, yo me ofrecí a bañarla y ella me dijó que me lo agradecía en el alma, pues nunca se había sentido tan imposibilitada y tan sóla. Yo la tranquilicé diciéndole que eso del lumbago era algo transitorio y que pronto estaría bien.
Ella se sentó en el water y yo me arrodille y le quite los zapatos. Después le quite el jersey, la camisa, la camiseta de interior, y finalmente su sujetador, saltando delante de mi unas muy bien formadas tetas, más pequeñas que las mías pero con los pezones erectos, no sé si de excitación o del frío de aquel cuarto de baño. Finalmente, le desabroché el pantalón vaquero que llevaba, lo bajé hacia abajo, mientras le hablaba de un ataque de lumbago que había sufrido una tía mia. Después la puse de pie, con cuidado y le bajé los panties quedando con unas braguitas negras, en las que en los bordes sobresalía parte de su vello púbico. Sin más remilgos, para disimular mi excitación, le bajé las braguitas y su coñito quedo delante de mi cara, su abundante vello púbico denotaba su abultado clítoris, y el olor de su sexo más que al olor propio de mujer denotaba el olor a deseo. Inmediatamente la ayude a que se metiera en la bañera y le dije que la iba a dejar muy limpita, ella constantente me lo agradecía, le dije que se diera la vuelta que iba a empezar primero por la espalda, cogía su gel de la toja y su esponja actibel y empece frontado con suavidad la espalda, le dije que no se preocupara y que no sintiera pudor que seguro que ella haría por mi lo mismo.
Eso la tranquilizo y se dejó hacer, después de la espalda le frote las piernas, las cuales le dije abriera un poco más, para llegar a toda su extensión, subía con la esponja por una y luego bajaba por otra, así varias veces, como me hacía Manu a mi, pude descifrar en eso momento que ella lo que quería es que pasara la esponja por su culo, y diciéndole ahora vamos a lavar este culete, ella dentro de sus posibilidades los puso más abierto: llene la esponja de gel y decididamente la pase por su culo, ella dío un repingo y un suspiro el cual justifico por lo frio del gel, después de frotarlo varias veces yo me sentía muy humeda, pero segura de mi misma y de que no me podía saltar ningún escalón. Le dije entonces Lola date la vuelta que te voy a lavar por delante, ella accedió de inmediato, se dio la vuelta, recogí su pelo y empecé a frotarle con la esponja los hombros y las axilas, después sus pechos con sus erectos pezones, los cuales me permitieron bromear con una frase que Manú me dice cuando hago top less en la playa y el frío me los pone erectos dicéndome que se me ponen como una goma de borrar de un lapiz, ella soltó una carcajada para disimular su excitación mientras yo seguia enjabonándolos, después pasé a si vientre y ahí pude percibir el olor de su sexo y un pequeño hilo de liquido blanco que salía de su sexo. Yo seguía hablándole y ella instintivamente subió con cuidado una de sus piernas sobre le filo de la bañera, de igual forma que cuando estaba de espalda jugue con ella bajando y subiendo la esponja por cada una de sus piernas simultaneándolas , entonces note que la humedad de su rajita aumentaba por momentos, enjuague la esponja y le dije bueno ahora vamos con el chochete.
Ella me dijo que podía enjabonarse esa parte ella misma, pero yo le dije que a mi no me importaba y que no quería que hiciera ningún movimientos brusco que la pudiera perjudicar su lumbalgia. Ella estaba temblado cuando llene de nuevo la esponja de gel y enjabone su pelambrera, entonces le dije Lola abre un poco las piernas que te enjabone bien, ella accedió y empecé a pasarle la esponja a la vez que buscaba el contracto de su sexo con uno de mis dedos mientras la enjabonaba, yo me estaba poniendo muy húmeda y temblorosa, sobre todo cuando de su boca se escapó un suspiro, la mire y estaba con los ojos cerrados. En ese momento, yo estaba ardiendo, pero no me atreví a nada más sobre todo porque no estaba segura de lo qué iba a hacer y cómo lo iba a hacer. A acto seguido cogí la regadera y la enjuague. Ella me agradeció nuevamente lo que estaba haciendo, la seque con una toalla y su cuerpo resplandecía de belleza máxime cuando le unté el body milk por todo su cuerpo. Al llegar a los senos me corte un poco pero no pude parar, se lo frote haciendo redondeles sobre su rosada aureola y su erectísimo pezón. Entonces ella, me dijo Chusa, no me sigas tocando así que me estás excitando y una está muy necesitada.
Yo le dije que no comprendía como una mujer tan bella, no había rehecho su vida con otra persona, y me dijo que no es tan fácil y que después de su separación se había vuelto muy suya. Le puse el albornoz y la llevé a su habitación, y le dije dónde tienes las braguitas y el sujetador, ella indicándome el cajón yo lo abri, le quité, el albornoz y me dispuse a meterle la bragas por sus piernas cuando su coño se quedo frente a mi cabeza, mirándola le dije ¿de verás que te he excitado antes? Y ella me dijo, muchisimo, me has puesto muy caliente, entonces mi mano instintivamente se fue para su pubis y le acaricié sus perfumados pelitos negros y rizados, ella abrió un poco sus piernas y ví en su raja el brillo de la humedad de sus jugos.
Me puse de pie, nos miramos y me dijo que si ella me resultaba atractiva y yo le dije que sí, entonces ella acercó su boca a la mía y un escalofrío me recorrió todo su cuerpo máxime cuando me abrazó y senti sus pechos. Ella empezó a acariciarme el cuello, y la cara mientras no parabamos de besarnos, ella me vio más principiante y tomo la iniciativa, me tocó mis tetas por encima de la camiseta que llevaba, y noto de momento la erección de mis pezones en mi sujetador, me dio la vuelta y me quitó la camiseta, para después desabrochar en enganche del mismo, con una ternura casi espasmódica, a la misma vez que deslizaba las palmas de las manos hacia mis senos, jugando con la yema de los dedos con mis erectos pezones.
Yo tenía la respiración entrecortada y me dejaba hacer, percibiendo que una de sus manos se deslizaba por mi vientre, sobrepasaba la goma de mi chándal y sin dejar de besarme en la espalda, se adentraba por la goma de mis braguitas, acariciando mi pelambrera hasta llegar a mi "encharcadisima" rajita, donde cuando llegó me susurro, me encanta sentirte tan húmeda, entonces me bajo el pantalón y las bragas y senti su coñito pegado a mi culo, me dio la vuelta y contitunuamos besandonos y refregandonos nuestros pechos, me cogio mio mano y me la llevo ahacia su humeda raja, después ella con sumo cuidado por su lumbalgia se tumbo en la cama, y me dijo que "me iba a comer todo el coño", que me abriera de piernas y me subiera sobre su boca. Así lo hice y viendo como ella introducia su lengua sobre mi coñito, yo me deshacía sobre todo cuando con ella titilaba mi clítoris, a la misma vez mi mano se iba hacia su entrepierna y le empecé a masajear introduciéndole un dedo en su coño, mientras ella suspiraba de placer, finalmente y por instinto me volvi y en pleno 69, meti mi lengua en sus labios vaginales llenado a mi paladar un sabroso aroma a mujer que me pareció espléndido. Ella me mordia mi sexo sutilmente, y no pude llegar a un orgasmo tan bestial que la llene con mis jugos, ella a la misma vez llegó a otro, y las dos terminamos durmiendo juntas y desnudas esa noche.
A la mañana siguiente, ella rememorando lo acontecido, me dijo que no quería ser un obstáculo en mi relación con Manu, y que eso que ocurrió, volvería a ocurrir siempre que yo quisiera, pero como suplemento no como ruptura de mi relación. Sus palabras me conmovieron y desde aquel día a hoy que estoy haciendo prácticamente las maletas, pues pronto cojo las vacaciones, lo hemos hecho unas 15 veces, pero con un respeto grandisimo.
Espero que mi experiencia os sirva para saber que el amor de una mujer por un hombre queda llenado por completo con otra mujer.