Mi primera vez con Juan
Todavía nos quedaban por vivir muchas cosas, pero esa fue nuestra primera vez y la voy a tener siempre en la memoria.
La historia que voy a contarles ocurrió hace algunos años, cuando todavía me encontraba en pareja con mi ex novio. Llevábamos cinco años juntos y nuestra relación era tediosa y aburrida.
En eso conocí a Juan. Juan mide 1,80 mts, tiene un cuerpo atlético y la sonrisa más hermosa que vi en mi vida. Éramos compañeros en la universidad, y poco a poco nos fuimos haciendo amigos. En principio no había ninguna segunda intención, yo estaba hace bastante tiempo en pareja y esa relación me había llevado a pensar que alguien como él nunca miraría a una chica como yo. Aun así disfrutaba mucho mirarlo y ser su amiga, en esa forma inocente, hasta que sentí que él también se estaba fijando en mí. Cada vez que nos abrazábamos o nos sentabamos cerca uno del otro se sentía muchísima tensión y con el tiempo esto solo crecía. Me moría de ganas de besarlo, sacarle la ropa y sentirlo adentro mío. Empecé a tener fantasías constantes y cada vez más difíciles de controlar, tanto que me hizo replantearme toda mi vida y la relación que llevaba. Tuvimos una pequeña distancia por el cierre del cuatrimestre y eso ayudó a enfriar un poco las cosas, pero aun así me separé pocos mese después. Cuando nos volvimos a ver nos pusimos al tanto de nuestras vidas, y después de un par de días estuvimos solos por primera vez estando solteros los dos.
Después de separarme volví a la casa de mi mamá y gracias a esto la universidad me quedaba muy lejos, por lo que él me invitó a pasar la noche del viernes en su casa para ir juntos a cursar al día siguiente. Desde el momento en que llegué mi imaginación desbordaba y se me hacía muy difícil concentrarme en conversaciones pensando en todas las cosas que quería hacerle. La cena transcurrió tranquila y llegó el momento de preparar las camas para dormir. Mientras él buscaba sábanas y mantas para armarme un colchón aparte yo me senté en su cama y empecé a sentir que ya no podía contenerme más. Lo invite a sentarse conmigo y se puso muy cerca de mi. Nos miramos y sonreímos haciéndonos mimos ocasionales, hasta que el impulso pudo más y lo agarré muy fuerte con mis manos, su ropa a la altura del pecho. Eso fue lo único que hizo falta, me besó de forma apasionada, fue el mejor beso que recibí en mi vida, cargado de todos los sentimientos que veníamos conteniendo desde hacía meses. Lo empuje suavemente hasta quedar acostado y me tumbé encima suyo. Empecé a sentir como su miembro se endurecía ante el contacto y los besos y me empecé a frotar en él. Dios, qué sensación exquisita la de tenerlo a él, besándome y tocándome todo el cuerpo, frenando el beso solo para sonreír y volver a besarme aún más intenso. Después de un rato tomó las riendas de la situación y me dio vuelta para quedar sobre mi. Me sacó la blusa negra que llevaba puesta y recorrió todo mi cuerpo, desde mis mejillas, mi cuello, el pecho y mi panza, hasta quedar en el límite de mi pantalón. Yo no podía más de la excitación y el deseo de tenerlo adentro Por favor sacame todo, no puedo más. Quiero sentirte adentro mío.
Me largó una risa pícara, como si estuviera jugando, y empezó a desabrochar mi pantalón muy lentamente, mirándome a los ojos. Me senté y le saqué la remera, mientras besaba y mordisqueaba cada parte de piel que quedaba al descubierto. Que hermoso cuerpo tenía, el balance perfecto entre delgadez y músculo, se notaba que cuidaba su cuerpo pero sin una obsesión por estar completamente marcado. Empecé jugueteando con los botones de su jean mientras lo besaba intensamente, hasta que terminé de sacarlo para dejar al descubierto su miembro completamente erecto. Él empezó a jugar con mi pelo mientras me miraba extasiado. Tomé su miembro por la base y comencé a lamer la punta, de forma juguetona, hasta que lo metí en mi boca por completo. Estuve así un buen rato, jugando y lamiendo, tocando sus bolas y la base de su ano, mientras disfrutaba de sus gemidos y movimientos de placer.
De pronto alejó mi cabeza, volvió a besarme y de la misma forma que la vez anterior recorrió todo mi cuerpo, pero esta vez no se detuvo en la base de mi pantalón. Me sacó de un tirón la poca ropa que quedaba y me empezó a lamer, primero los labios, por dentro y por fuera hasta que llegó finalmente al clítoris y empezó a intercalar lamidas con pequeñas succiones, moviendo su toda su cara, chupándomela como nunca nadie me la había chupado (bueno, no es que mi ex lo haya intentado demasiado tampoco, vamos). Seguí un buen rato disfrutando de esta lamida espectacular, hasta que introdujo su dedo índice y tuve uno de los mejores orgasmos de mi vida. No podía parar de gemir y retorcerme de placer, mientras veía a Juan sonriéndome, todavía apoyado en mi pelvis. Así como estaba subió para darme otro beso enorme, y ahí sí, por fin, empecé a sentir su pene rozando mi concha completamente mojada.
Yo también me moría de ganas, hermosa. Pero con las ganas que te tengo no se cuanto vaya a durar, preferí satisfacerte primero.
Tomó su pene con su mano y empezó a jugar en mí, primero haciendo círculos y dando golpecitos, hasta que por fin empezó a meterlo. Estaba tan excitada que entró sin encontrar resistencia alguna. Se empezó a mover lentamente mientras me besaba la comisura de los labios, el cuello, y mis labios otra vez. Me estaba volviendo loca de placer. Cuando acelero un poco el ritmo tuvo que detenerse un momento.
Perdón, estoy muy excitado y voy a acabar pronto.
Me lo dijo con un poco de culpa, y en respuesta me reí y empecé a besarlo y a moverme yo, de modo frenético, abajo suyo. Supe que estaba cerca de acabar porque empezó a gemir cada vez más fuerte, y me calentó tanto que empecé a tener un segundo orgasmo igual de intenso que el primero. Mientras acababa y me retorcía debajo suyo acabó el también, terminando junto conmigo en nuestra primera vez, uniéndonos en un orgasmo perfecto.
Nos quedamos en esa posición por un ratito, mientras respiramos y recuperamos un poco la energía. Entonces él salió y se acostó a un lado, mientras me daba pequeños besitos en la cara y me sonreía con esos ojos llenos de amor. Todavía nos quedaban por vivir muchas cosas, pero esa fue nuestra primera vez y la voy a tener siempre en la memoria.