Mi primera vez con David (II)

Me pidió que me bajará el pantalón, mientras su mano entraba por debajo de mi braguita y tocaba mi conchita, creo que me vine con tan sólo sentir sus manos acariciando mi intimidad y lo mojada que estaba.

Un día comenzó a enviarme mensajes diciéndome que me quería, que quería hacerme su mujer y que si yo quería también, pero la verdad ya me había aburrido que siempre me mandara mensajes, determináramos lugar y hora para vernos, y nunca sucedía, así que ese día me arme de valor, y le dije que dejara de jugar, que si en verdad quisiera verme, estaría afuera de mi casa y no enviándome mensajes desde la suya. No contestó por un rato, hasta que me llegó un mensaje que decía: ¨sal, ya estoy afuera¨.

Me volví loca, no podía creer que estuviera afuera de mi casa¡ Me arreglé rápido y salí a verlo. Y ahí estaba, tan guapo como siempre.

Dejen les cuento cómo es David: no es muy alto, medirá 1.70 a lo mucho, cabello negro, moreno, ojos oscuros con unas pestañas de ensueño, largas y chinas, ceja poblada y unos labios que te vuelven loca. Sin olvidar, claro, unas pompas y unas piernas que quitan la respiración.

Me subí al auto y fuimos primero a tomarnos unas cervezas, hablamos de mil cosas que nunca nos habíamos sentado a hablar, por supuesto, hablamos de su novia (porque él seguía teniendo novia), en fin, de muchas cosas. Salimos del lugar y comenzó a manejar, hasta que se estacionó en un lugar oscuro que definitivamente no era mi casa.

  • Cuándo me vas a pagar los besos que me debes?. Preguntó David

Yo comencé a reír, en parte por nervios, y en parte porque él nunca había ido a cobrarlos. Así que sólo atiné a decirle: cuando tú me pagues los que me debes.

Sólo recuerdo que me dijo ¨pues tal vez debas comenzar a cobrártelos” y comenzó a besarme.

Mientras que yo había creído que nuestro primer beso sería tierno y amoroso, el tiempo y la desesperación por al fin tocarnos lo convirtió en un beso apasionado y demasiado caliente, parecía como si quisiéramos desnudarnos con ese simple beso. Su lengua entraba en mi boca y jugaba con la mía, sus labios mordían los míos. Había demasiada pasión y demasiado deseo contenido en un simple beso que duró más de lo normal, pero que parecía no satisfacer nuestros deseos.

En algún momento yo atraje su cuerpo hacia el mío y él lo interpretó como algo más, porque comenzó a bajar su mano y lo metió por debajo de mi blusa, comenzó a acariciarme.

Yo bajé mi mano y toqué sus partes por encima del pantalón, no podía creer lo excitado que estaba ya con un simple beso, era como si su pene me pidiera a gritos que lo liberara, así que comencé a acariciarlo, mientras él metía su mano por debajo de mi bra y tocaba mis pechos.

Si minutos antes ya sentía cómo la temperatura de mi cuerpo comenzaba a incrementar de maneras inimaginables, en cuanto sus manos tocaron mis pechos y comenzaron a apretarlos, sentí cómo mi braguita se empapaba y comenzaba a latir y pedir que la tocaran también.

Le ayude a sacar mis pechos de mi bra, los vio embobado y me dijo que había esperado mucho tiempo por tocarlos, lo loco que lo volvían, y en seguida tomó uno, lo metió en su boca y comenzó a chuparlo y a morderlo como si en eso se le fuera la vida, yo gemía de placer, qué delicia sentir sus labios alrededor de mi pezón ya excitado, cada movimiento de él provocaba mucho más la humedad de mi conchita que pedía a gritos sentirlo.

Mientras él continuaba saboreando mis pechos, yo comencé a desabotonar su pantalón, metí mi mano por debajo de su boxer y toqué por primera vez su miembro, estaba tan hinchado, tan duro, tan delicioso. Lo sostuve entre mis manos y comencé a pajéarselo, lo recorría con mis manos de arriba abajo, escuchaba cómo lo estaba disfrutando, y él bajó su mano y comenzó a frotar mi conchita por encima de mi pantalón.

Yo me sentía en las nubes, jamás había sentido tanto placer ni tanto deseo, quería desnudarlo en ese momento y sentirlo dentro de mi, que me tocara completa y sentir su cuerpo desnudo sobre el mío.

Nos pasamos a la parte trasera del auto y yo no soporté más las ganas y bajé sus pantalones hasta las rodillas con todo y su ropa interior, metí esa verguita que me estaba volviendo loca en mi boca, saboreé primero la punta, jugué con ella con mi lengua, la recorrí cada centímetro así, con mi lengua, mientras mis manos tocaban por debajo sus huevos. Entonces comencé a meterla poco a poco en mi boca, lo metía y lo sacaba como si estuviera chupando una paleta. Escuchaba los sonidos de mi saliva y su verga jugando en mi boca mientras yo lo metía hasta el fondo de mi garganta.

Él gemía de placer y me decía lo bien que lo estaba haciendo, tomó mi cabeza con su mano y comenzó a marcar el ritmo para que yo mamara su verga, mientras un líquido salado comenzaba a salir. Continúe mamándosela hasta que se vino en mi boca, qué sabor tan más rico tenía su semen, era mi primera vez haciendo cualquiera de las cosas que sucedieron en ese auto, pero definitivamente no lo dudé y me tomé su lechita completa.

Al ver que lo hacía, tomó mi cara entre sus manos y me volvió a besar como al inicio, apasionadamente.

Me pidió que me bajará el pantalón, mientras su mano entraba por debajo de mi braguita y tocaba mi conchita, creo que me vine con tan sólo sentir sus manos acariciando mi intimidad y lo mojada que estaba.

Me dijo que quería metérmela en ese momento, pero le pregunté si traía condones y me dijo que no, así que no lo permití, le dije que no me podía arriesgar a que un accidente ocurriera, además de que era mi primera vez y, para ser honesta, tenía miedo. Él de mala gana comprendió, y continúo con sus dedos en mi conchita, sentía cómo los frotaba y yo cada vez gemía más mientras su boca se comía mis pechos.

Seguimos así hasta que me vine, después nos quedamos abrazados por un rato, besándonos y el seguía jugando con mi pezón, hasta que llegó el momento de volver a mi casa.

Pero no crean que aguantó mucho tiempo, esa misma semana me buscó y ahora sí pude sentirlo dentro de mi.