Mi primera vez con David
A él lo conozco casi de toda la vida, crecimos juntos y compartimos familia, aunque no la misma sangre. Con él tuve mi primera vez a los 23 años.
Hola a todos, este es mi primer relato y espero que les guste. Voy a comenzar con algo de paja para darles una idea del contexto de la historia, pero en el siguiente relato prometo que ya habrá algo de sexo J
Mi nombre es Alejandra, y a pesar de que de pequeña era de complexión normal, en la adolescencia gané peso, lo que formó una persona avergonzada por su figura, que nunca ha tenido novio, y siempre se ha enamorado de la persona incorrecta.
Físicamente, soy chaparrita, 1.58 cm, tez morena clara, cabello largo muy negro, ojos medianos, oscuros, ceja poblada, labios gruesos, gordita, pero con muy buena pompa y unos pechos que, en lo personal, me encantan, son redonditos, grandes y muy bonitos, además de mi parte más erógena. Es lo que le llama más la atención a los hombres, al igual que mi boca, ya que dicen que es muy sensual y que mis labios son muy ricos.
Pero bueno, la historia que les voy a contar, es de mi primera vez. Si les gusta, les contaré de nuestros siguientes encuentros.
A él lo conozco desde pequeños, crecimos prácticamente juntos, como el resto de los niños de la cuadra, ya que todos somos de la misma edad. Además de que es el primo paterno de mi prima materna. Es decir, que no compartimos la misma sangre, pero sí tenemos familia en común.
Desde muy pequeños, cinco o seis años de edad, David insistía en que yo le gustaba, pero yo no le tomaba importancia.
Una vez concluida mi educación primaria, mi familia decidió que era momento de mudarnos más cerca de la ciudad para que yo ingresara a una mejor escuela. Y así fue, y hasta ahora, hemos vivido en la capital, mientras que el resto de mi familia, y David, continúan viviendo en el mismo lugar de siempre. Que por cierto, no está lejos de la capital, una hora, aproximadamente.
Después de que me mudara, recuerdo que mi prima siempre me pasaba mensajes que él enviaba para mi, diciendo que me quería, que ya le hiciera caso y todas esas cosas. Yo, como buena adolescente, volaba de la emoción cuando mi prima me lo decía, pero como ya no pertenecíamos al mismo círculo, pues no le daba mayor importancia.
Una vez que terminé la preparatoria, le pedí a mis padres que me enviaran al extranjero para aprender inglés, y como ellos sabían que siempre me había costado mucho el idioma, aceptaron. Ya estando yo allá, él comenzó a enviar mensajes insistiendo en que regresara, lo mucho que me extrañaba y demás. Yo, honestamente, sólo usaba sus mensajes para aumentar mi ego.
Una vez que regresé, parece ser que se armó de valor, y comenzó a buscarme, primero sólo preguntaba cómo estaba y me invitaba a salir. La verdad a mi me emocionaba mucho la idea porque nunca nadie se había interesado en mi, al menos no chavos de mi edad.
Al inicio los mensajes eran muy lindos y me daba a entender que quería algo serio conmigo; sin embargo, con el tiempo las cosas no se dieron porque mi familia no estaba muy de acuerdo con nuestra relación, y a pesar de que yo le decía que no importaba, que yo sí quería estar con él, a él le dio miedo y simplemente no quiso enfrentarse a mi familia.
Poco tiempo después me enteré de que ya tenía novia, y así pasó un año, durante este tiempo, él mandaba mensajes de vez en cuando diciéndome que me quería y cosas así, pero pues seguía teniendo novia.
Un día comenzó a enviarme mensajes diciéndome que me quería, que quería hacerme su mujer y que si yo quería también, pero la verdad ya me había aburrido que siempre me mandara mensajes, determináramos lugar y hora para vernos, y nunca sucedía, así que ese día me arme de valor, y le dije que dejara de jugar, que si en verdad quisiera verme, estaría afuera de mi casa y no enviándome mensajes desde la suya. No contestó por un rato, hasta que me llegó un mensaje que decía: ¨sal, ya estoy afuera¨.