Mi primera vez con Cupido Motorizado
Las peripecias por las que pasa una a veces con tal de que nos metan la verga
Después de haberme casado, deje mi travestismo un tiempo olvidado. Cuando se da la separación, comienzo a vivir solo. El hecho de vivir solito me daba la oportunidad de continuar con mi vicio de vestirme de nena. Un día en Cuernavaca me compré mi primer vestido. Era largo y negro pero abierto de atrás hasta muy arriba, casi al comienzo de las nalgas. Lo usaba muy seguido en mi cuarto, pasaba horas y hasta dormía con él puesto. Me compré también unas pantaletitas y comencé a jugar con mi anito. Comencé usando cosas no muy gruesas pero que me gustaba sentir entrando y saliendo de mi hoyito. Eso hizo que comenzara a ver la posibilidad de experimentar ya una penetración con una verga real. Comencé haciéndome una cuenta en Facebook, María Luisa Ordúñez y comencé a entrar a grupos de tvs y allí conocí a varios que decían que querían estrenar mi culito pero la mayoría no los veía como prospectos porque soy muy miedosa y no quiero correr el riesgo de que pierda mi anonimato. Estuve algunos meses tratando de encontrar a alguien con quien estuviera más segura de no correr riesgos y entre todos ellos encontré a uno que me parecía muy buen prospecto. Su propuesta era ir a casa de un amigo que estaría sola, yo le puse algunas condiciones porque tenía mucho miedo de ser descubierta. Incluso le propuse verlo con un cubre bocas para que no me conociera. Él estaba preocupado porque decía que con el cubrebocas no le iba a poder mamar la verga. Estuve con mucho miedo decidiéndome a ir pero creo que las ansias de que me metiera la verga fueron mayores y un día quedamos que iría a la casa de su amigo por la mañana. Yo vivo un poco lejos de Cuernavaca y recuerdo que me levanté temprano para bañarme y lavarme bien mi colita por dentro y por fuera. Llevaba unas pantimedias de red negras, una tanguita y el vestido negro. Me puse mi ropa de nene encima y salí de mi casa con el corazón latiendo fuertemente. Ya en Cuernavaca pagué un taxi para que me llevara al fraccionamiento en donde mi amante me estaba esperando. Me dejó cerquita y pronto localicé la casa y como me había dicho, el portón estaba abierto. Entré y saludé y me respondió. Le había dicho que de preferencia no quería que me viera vestido de nene y él respeto eso porque oyéndome se metió a un cuarto y me dijo que me podía cambiar en el baño. Entré al baño y rápidamente me quité la ropa de nene y recuerdo que me di otra lavadita del culito por si las dudas. Dejé mi ropa de nene allí y me dirigí a la otra habitación en donde nos íbamos a ver. Me puse en la orilla de la cama a gatas, con el culito bien paradito y le grité “estoy lista”, en eso llegó y me dijo palabras lindas, que qué bonito culo y que se le antojaba mucho y comenzó a darme un beso negro. La verdad no esperaba que me lo diera porque pensé que sólo iba a dedearme para prepararme y lo que hizo fue una comida de culo muy rica, me estaba enamorando de su trato, gemíamos los dos y le dije que se acostara para yo mamarle la verga también. Se puso un condón y se acostó con su cabeza hacia mí y yo me subí a mamarle la verga. Comencé a darle unas lamiditas muy ligeras en la cabeza de su verga, luego comencé a darle besitos y chupadas, terminando metiéndome toda en la boca. No era una verga grande pero sí mucho más grande que mi clítoris cuando se pone duro, que es muy pequeñito. He leído que muchas chicas tv cuando tienen encuentros con alguien tienen erecciones, yo al contrario, mi cosita parece entender que en ese momento debe hacerse pequeñito, más pequeño de lo que de por sí es. Estábamos en un 69 muy rico pero yo ya quería sentir esa verga que tenía en mi boca entrando y saliendo de mi hoyito y se lo dije. Se levantó y yo me quedé en la cama. Entonces vino lo más rico: me puso la cabeza de su verga en la entrada de mi agujero y comenzó a meterla poco a poco, yo gemía mucho y creo que le gustaba. De pronto le digo que él me había dicho que me iba a nalguear y comenzó a darme nalgadas y me decía que era muy puta, eso me excitaba más todavía. Nos movíamos de manera sincronizada él me embestía y yo iba a su encuentro y cuando se retiraba yo me hacía hacia adelante. Llegó un momento en el que se me salió su verga y le dije que me gustaba así, que la sacara por completo y la volviera a meter. Así lo hizo muchas veces. Le pasé la cámara porque quería tener recuerdos de esa cojida. Me tomó pocas fotos. Después hubo un momento que la sacó y no sabía por qué, volteé a ver y tenía su verga cerquita de mi culito y me hice hacia atrás ensartándome solita y me dijo “¡Golosa!”. Ya me había estado cojiendo en esa posición unos 15 minutos y dice vamos a cambiar se acuesta en la cama y yo me subo en él y me ensarto su verga. Después volvía ponerme a gatas. Me daba muy buenas cojidas pero ya mi culito estaba cansado y me comenzaba a doler. Le dije vente pronto porque ya no aguanto. Comenzó a darme muy rápido y después de eso me dejó la verga adentro y gritó, se recargó en mí y nos acostamos un rato. Me acurruqué en su pecho y estuvimos hablando de cómo lo habíamos pasado. Yo comencé a pasar su mano cerca de su pubis y le toqué suavemente la verga, estaba un poco flácida y se la moví un poquito, de pronto comenzó a parársele de nuevo. Yo me quedé sorprendida de que se hubiera recuperado tan pronto y como mi culito ya se sentía recuperado me volví a poner a gatas porque era como más me gustaba y siguió dándome más metidas. Calculo que ya llevaba cojiéndome más de 45 minutos si le quitamos los 5 minutos que descansamos, la verdad es que tiene mucho aguante. Después les contaré otra experiencia que tuve muy diferente. Bueno, volviendo a lo que estábamos viviendo, me cojía riquísimo cuando de pronto oímos ruido en el patio de la casa y me pregunta “¿Cerraste el portón?”, le dije que no y entonces salgo corriendo hacia el baño que es donde está mi ropa de nene y él se viste rápidamente para ver si es que alguien entró, mientras yo estaba en el baño poniéndome el pantalón, la playera y el suéter y pensando qué decir en caso de que alguien entrara. No me llegaba ni siquiera una idea de qué decir para explicar el motivo de mi presencia allí. Terminé de vestirme y me quedé encerrada en el baño escuchando quién había llegado. Después de unos segundos que me parecieron eternos, mi amante llegó y me dijo que no era nadie, que había sido en la casa del vecino. Yo estaba asustadísima y le dije “¿Sabes qué? Ya me voy”. Me dice “, Si quieres cojemos otro ratito”, y le dije que ya no podría porque iba a estar muy nerviosa y salí.
Después de eso nos mandamos algunos correos para volver a vernos. La verdad, a mí me había dejado con muchas ganas de volver a sentir su verga entrando y saliendo y él me decía que también se había quedado con ganas de volver a meterme la verga, pero por cuestiones de trabajo se nos estaba dificultando, hasta que un día, él cometió la tontería de dejar nuestras fotos en su computadora y su mujer se las encontró. Para colmo en una de ellas se veía claramente mi clítoris cuando estoy sentada en su verga porque así la quería él, me dijo que me hicera a un ladito la tanga para que se viera. Después de eso me parece que se separaron y dejó de comunicarse conmigo. Me gustaría volver a encontrarlo. Si alguien sabe de Cupido Motorizado, díganle que nos hacen falta muchos encuentros como ese y que lo haremos en donde no haya interrupciones