Mi primera vez como MILF con Luisito mi vecino I
Un amigo de mi hijo cumplía años y estaba a punto de recibir el mejor regalo de su vida.
Mi hijo durante su adolescencia se hizo de muchos amigos. Varios de ellos eran muy cordiales y educados conmigo, pero había uno en particular, un vecino con el que se había criado. Prácticamente habían crecido juntos y eran los mejores amigos su nombre era Luis. Iba a visitarlo a nuestra casa desde que tenían ocho años ambos. No comencé a notar su cambio conmigo hasta que empezó a entrar en la pubertad. Cuando tenía alrededor de trece años, sus miradas y trato conmigo cambiaron. Ya casi no me dirigía la palabra y siempre me miraba de reojo viendo hacia mis escotes y tratando que yo no me diera cuenta, pero una mujer siempre sabe cuándo alguien la desea. Salía siempre con muchachas diferentes cada mes y parecía ser todo un don Juan, pero había algo extraño en su actuar, sentía como si algo le preocupara siempre.
Cuando Luis cumplió la mayoría de edad mi hijo le organizó una fiesta sorpresa en nuestra casa para celebrarlo. Irían prácticamente todos los chicos de la universidad, ya que ellos estudian juntos y solían divertirse a lo grande. La fiesta la harían en la parte baja de la casa y yo no quería ser inoportuna con mi hijo, por lo que decidí no entrometerme y que ellos disfrutaran de su fiesta sin mi presencia. Estaba aliviada porque ninguno de los dos tendría que conducir esa noche, lo que me dejaba mucho más tranquila. Le dije a mi hijo que podían tomar lo que quisieran y que no se preocuparan por nada más que por divertirse esa noche.
Los invitados comenzaron a llegar desde las siete de la tarde. Había muchas chicas y bastantes hombres entre los invitados. Mi hijo desde temprano había ido a comprar todas las cosas para la fiesta con sus compañeros de universidad. Yo temprano ese día cuando los lleve a la universidad, tuve la oportunidad de felicitar a “Luisito” (como yo lo llamaba de cariño desde pequeño) abrazándolo fuertemente. Mi pecho se unió al suyo y el me apretó fuertemente cuando lo sintió sobre el suyo, como si quisiera sentir por siempre la calidez de mi pecho sobre el tuyo. Mi hijo se adelantó y Luis me dijo –gracias por recordar mi cumpleaños, señora July–. Yo me acerqué y lo bese en la mejilla rosando un poco sus labios y él se quedó inmóvil por unos segundos. Que te vaya bien hoy en la escuela Luisito –dije mientras contoneaba mi trasero de regreso al auto–. Aunque no podía verlo, sentía y sabía que miraba en sensual contoneo de mis caderas mientras me alejaba de él. Él fue el primer chico que provoqué, fue el primero con el que me convertí en una MILF.
Mas tardé ya en la fiesta pude escuchar el gritó de todos los chicos cuando Luisito abrió la puerta. ¡Sorpresa! –Gritaron todos los asistentes–. Después rieron y la música se escuchó a todo volumen. Parecía que la estaban pasando de lo lindo, pero yo le prometí a mi hijo que no lo avergonzaría estando ahí, en medio de tantos chavos. Yo me puse mi babydoll para dormir con encaje negro y mi tanga del mismo color y me acosté para ver mi telenovela. La fiesta siguió por horas y cuando la música dejo de escucharse, supe que la fiesta había terminado. Bajé en bata cubriendo mi babydoll para ver si todos los asistentes ya se habían ido. Los únicos que quedaban en la casa eran mi hijo y Luisito. Ellos me vieron y dijeron –Ahorita limpiamos todos–. Nombre, no se preocupen por eso, déjenlo ahí, mañana lo limpiamos juntos. Luisito no dejaba de ver mi busto y piernas que se notaban por encima de mi bata. Estaba muy borracho, pude notarlo por su incapacidad para poder hablar con claridad. Mi hijo también estaba algo mareado por lo que les sugerí a ambos que se fueran a dormir. Fui a preparar la habitación que teníamos extra para los invitados, para que Luisito se pudiera quedar a dormir. La habitación estaba en la segunda planta junto a la de mi hijo. Mi hijo se metió a bañar como era su costumbre antes de dormir y yo ayudé a Luisito a subir las escaleras, porque con la borrachera que traían dudo que hubiera podido llegar lejos. Le puse uno de sus brazos encima de mi espalda y lo ayudé a subir muy lentamente, escalón por escalón. Su mano que estaba por encima de mi espalda se deslizo a mi pecho. No sabía si había sido solo un accidente, o si Luisito lo había hecho deliberadamente. Segundos después apretó ligeramente mi seno, me reí un poco y no hice mucho drama al respecto, después de todo era un chico borracho. Al fin pudimos subir a su cuarto y lo deje en la cama. Él se recostó en la cama mientras respiraba cansado. Déjame busco unas colchas en este closet –dije mientras me inclinaba a buscarlas–. El seguía recostado pero en un segundo comenzó a llorar. ¿Qué pasa Luisito? –pregunté–. El seguía llorando sin ponerme nada de atención. Me senté a su lado en la cama y le pregunté de nuevo – ¿Qué es lo que te esta pasando, porque estas llorando de esa manera, Luisito? –. Es que nunca duro con mis novias –dijo–. Bueno, aun eres joven, ya tendrás mas experiencias y sabrás lo que ellas quieren –dije–. Es que ellas nunca quedan satisfechas cuando me acuesto con ellas en la cama –dijo con palabras entre cortadas ya que su hipo no le permitía hablar muy bien–. Su confesión me sonrojó mucho. Me dio lastima por la situación por la que Luisito estaba atravesando y me sentí muy mal por él. Puse su mano sobre la suya y le dije –cariño, tu eres muy guapo, y cada vez que estés con más mujeres, iras tomando experiencia sexual–. El me miro y me dijo –un amigo me dijo que puede tomarse mucha experiencia si se hace el amor con una mujer mayor, con una MILF–. He escuchado el termino cougar cuando estuve en estados unidos, pero no sé qué es una MILF hijo –dije–. Son siglas para abreviar Mother id like to fuck (Madre que me gustaría coger) –dijo–. Oh, ya veo, bueno si es posible que una mujer mayor pueda enseñarte muchas cosas en la cama –dije–. Si una mujer como usted –dijo mientras ponía su mano sobre mi pecho–. Yo le retire la mano rápidamente y le dije –no te equivoques Luisito, yo no soy ese tipo de mujer–. Por favor, enséñeme como hacer el amor, estoy desesperado, además siempre he estado enamorado de usted señora July –dijo–.
Me enterneció la confesión de amor de aquel chico y decidí que trataría de ayudarlo. Me acerqué a él muy despacio y lo besé tiernamente. Su aliento apestaba mucho a cerveza y whisky. El besaba muy bien. Su lengua se movía de manera muy sensual encima de la mía, trataba de llegar a cada parte de mi lengua antes de ir directo a mi campanilla. Sus manos estaban enfocadas en masajear mis senos. Sin perder el tiempo las llevo por dentro de mi bata y mi babydoll. Yo solté un gemido muy leve mientras él me seguís besando. Sus manos eran muy hábiles y hacían que mis pezones se pusieran duros. Yo fui pasando mi meno por su pecho mientras lo besaba. Bajaba despacio hacia su vientre, llegue hasta s pelvis y enseguida a su pene. Pude entender entonces cuál era su problema. Su miembro era muy pequeño. Lo sentía erecto pero su tamaño era muy chico. Comencé a bajarle la cremallera del pantalón y desabroche el botón sin dejar de besarlo. Deje un momento de besarlo y le ayude para que bajara su pantalón. Ponte de pie en la cama amor. Él se levantó y quedo su miembro a la altura de mi boca. Yo me quite la bata y solo mi babydoll quedo a la vista. A través de él, Luisito podía ver mis senos casi desbordándose de mi escote y su pequeño pene se ponía aún más duro. Haciendo un cálculo aproximado no podía medir más de trece centímetros de largo y era muy delgado. Yo me acerque a él y comencé a chupárselo lentamente. El me tomo de la cabeza y empezó a cogérmela como si fuera mi vagina. Yo trate de detenerlo de manera inmediata pero solo después de diez segundos gimió intensamente y dejo salir su eyaculación en mi boca. La descarga era muy grande, no podía creer que todo eso había salido de un pene tan chico. ¿Qué fue eso Luisito? –pregunté–. Perdón, es que no pude resistirme, su boca se sentía muy rico –dijo–. Por esa razón, las chicas se molestan contigo, solo piensas en ti –dije–. NO quise decirle que su pene era muy pequeño para no desanimarlo aún más y que se pusiera de nuevo a llorar. No te preocupes, solo debes retenerla dentro un poco más y darle también placer a tu pareja –dije–. El asintió con la cabeza y yo lo empuje hacia la cama para que se recostara. Me voltee y puse mi trasero encima de su rostro. El olor que despedía mi vagina en ese momento debió de ser muy erógeno porque en cuestión de un par de segundos su pene se puse duro como si hubiera sido un pequeño truco de magia. Eso me saco una sonrisa y le dije –haz la tanga hacia un lado y prueba mi vagina lamiéndola suavemente, y esta vez trata de no eyacular tan rápido–. El hizo hacia un lado suavemente mi tanga negra y antes de lamerla olfateo a fondo su exótico olor. Parecía hacerlo como cuando hueles un buen filete antes de comerlo, yo me excitaba aún más por como lo hacía y le dije –por favor ya cómetela–. El empezó a lamerla despacio, muy rico como si fuera una paleta. Pasaba su lengua por mis labios mayores y menores. Hacia salir mi fluido vaginal poco a poco y el apasionadamente bebía cada gota de él. Yo chupaba su pene metiéndolo entero en mi boca. No hacia un esfuerzo muy grande, pero lo disfrutaba porque tenía un sabor peculiar. Era un sabor muy delicioso y placentero para mi paladar por lo que seguí haciéndolo- Esta vez él pudo soportar más tiempo su eyaculación. Lo lamia y succionaba intensamente y el soportaba pero cuando parecía que iba a eyacular apretaba mis nalgas mientras me lamia la vagina y apretaba los dedos de sus pies retrayéndolos para tratar de soportar. Yo me porte algo traviesa y empecé a hacerlo muy rudo. Iba profundamente haciendo ruidos con mi garganta y dejándolo ensalivado descuidadamente. El dijo emocionado – ¡ay, mamita! –. Su semen fluyo de nuevo desde su pene hacia el interior de mi garganta. Yo lo bebí todo de nuevo y los grumos los mastique un poco. Su semen tenía un sabor muy rico y dulce. Él se quedó respirando agitado y yo me senté en su boca. Es tiempo de que tú me hagas disfrutar a mí. Con fuerza comencé a montar su boca sin dejarlo respirar. EL solo tomaba mis nalgas apretándolas y metía su lengua profundamente. Yo apretaba mis senos y brincaba apasionadamente en su cara montándola como si fuera un potro salvaje y yo una vaquera decidida a domarlo. Mis pechos estaban muy sensibles y yo pellizcaba mis pezones haciéndome gozar de una manera fuera de este mundo. Gemía como una prostituta y el chico solo seguía mamando mi vagina. En un par de minutos pude llegar a la línea que marcaba el límite entre el placer y el orgasmo. Gemí fuerte y me sujete del vientre de Luisito mientras me orgasmeaba ahogándolo con mi abundante eyaculación. El no mencionaba palabra alguna solo bebía mi eyaculación como si fuera agua después de todo un día de estar en el desierto. Grite – ¡dios, si! –. Mi cuerpo temblaba sin parar y mi eyaculación había cesado por fin. Me deje caer encima de su vientre al lado de su pene y sin estimularlo el pequeñín eyaculo de nuevo. Me reí un poco y le dije –oye ya estuvo bien para el previo, ahora vamos con la mejor parte, te voy a enseñar como realmente complacer a una hembra. Me quite el babydoll y mi cuerpo lo dejo sin habla. Nuestra noche apenas empezaba y su regalo de cumpleaños estaba frente a él. Continuara…
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